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 Quiero forjarme mi propio camino... sensei.

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Kotetsu Tendo
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Kotetsu Tendo


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MensajeTema: Quiero forjarme mi propio camino... sensei.   Quiero forjarme mi propio camino... sensei. EmptyLun Jul 23, 2012 8:09 am

[La intención del presente evento, sucedido en pasado, es la de explicar la actual posesión de Tendo de la nodachi "Tenken" así como la explicación de la divergencia de estilos entre Kotetsu Tendo y su maestro, el vicealmirante Yamamoto, se utilizará a este último como npc.]

PARTE 1: "¡ESTÁ INTENTADO MATARME!"

"¡Está intentando matarme!" las espadas resonaban violentamente al tiempo que colisionaban, era como si estuvieran discutiendo la una con la otra, la katana del maestro Yamamoto y la propia espada de prácticas del gyojin, Kotetsu Tendo, una Nodachi, una katana japonesa de grandes dimensiones con un peso aproximado de 15 kilos, demasiado pesada para un humano normal y corriente, pero eso no obviara el hecho de que el miedo invadía en aquellos momentos la mente del gyojin, "¡realmente está intentando matarme!"

- Tsché... - el gyojin blandía aquella pesada katana de prácticas como si le fuera la vida en ello, el anciano le obligaba a utilizarla para sus prácticas a sabiendas de que pesaba aproximádamente siete veces lo que pesaba una katana normal, ello se debía a que estaba confeccionada específicamente para ser utilizada por el propio gyojin, a orden de su maestro.

El estar en un acorazado de la marina no evitaba que las condiciones climatológicas adversas del exterior influyeran en absolutamente todos los movimientos que llevaba a cabo el gyojin, sin embargo ni siquiera la peor de las tormentas podía compararse a la tormenta de golpes que el anciano maestro desataba en aquellos instantes sobre su discípulo, el gyojin retrocedía agarrando la Nodachi con ambas manos, sin embargo por cada golpe del anciano los antebrazos le temblaban y los pies retrocedían ¿cómo era posible que existiera un humano tan endemoniadamente fuerte?

Los gyojin eran naturalmente más fuertes que los humanos, aquello significaba que en igualdad de condiciones físicas normalmente un gyojin podía tener entre cinco y diez veces la fuerza de un humano convencional, había escepciones a dicha medida, existían gyojin extremadamente poderosos, los gigantescos wotan eran mucho más fuertes que un gyojin normal y corriente, sin embargo entre los humanos existían ciertos "especímenes" cuyas habilidades físicas no sólo rivalizaban con las de los propios gyojin sino que las sobrepasaban.

Y aquel anciano en concreto sobrepasaba con creces las aptitudes físicas de Tendo.

- Todavía no... - el anciano blandía su katana con una sola mano, pero cada golpe sobre la Nodachi del propio Tendo se sentía como la embestida de un toro, era como si un dios iracundo guiara la mano de aquel hombre con fuerza sobrehumana y precisión milimétrica, - no bajes la guardia, - otro golpe, certero, preciso, veloz y potente, un simple giro de la muñeca de aquel anciano era capaz de desatar una potencia indescriptible, la Nodachi pasa a no pesar absolutamente nada al verse desplazada por el ataque como una hoja de papel en medio de un vendaval, - te lo advertí.

La katana del anciano describió un arco dirigido hacia la cara del gyojin, éste, por acto reflejo, se lanzó hacia atrás con un salto, sin embargo el anciano pareció haber predecido aquella reacción y al tiempo al que aterrizaba el enorme gyojin el anciano giraba sobre si mismo para descargar una sencilla pero potente patada a la altura del estómago del marine.

- Guhhh... - fue como si le hubieran golpeado con un martillo pilón, los pies se le elevaron del suelo al tiempo que, sacudido por una descarga de dolor y adrenalina atravesó varios metros de la sala para aterrizar violentamente contra el suelo, al levantar de nuevo la cabeza se encontró con el filo de la katana de su anciano maestro que apuntaba directamente entre los ojos del hombre pez, - joder...

- Y con ésta van noventaiocho... - el anciano levantó la cabeza mirando al reloj colgado en la pared, - has muerto noventaiocho veces en cuarenta minutos, para llevar casi dos años de entrenamiento intensivo no está tan mal... - el anciano bajó la cabeza mirando al gyojin que en aquellos momentos comenzaba a levantarse.

- ¿Estás de coña anciano? eso sig... - el "anciano" no le dejó terminar, un sonoro capón hundió la cabeza del gyojin en el suelo.

- ¡Idiota! ¡dirígete a tu maestro con más respeto!

"Dios... ¡está intentando matarme!" el gyojin alzó la cabeza de nuevo y comenzó a levantarse, notaba el incipiente chichón que le iba a salir a raiz del golpe del sensei.

- Quiero decir que eso significa que he muerto más de dos veces por minuto... sensei, en una batalla real estaría más que muerto, - el gyojin terminó de levantarse y tomó la enorme katana de prácticas, - de todas formas... ¿por qué tengo que utilizar una katana tan pesada?

- Porque eres un gyojin... has de aprovechar tu propia fuerza para utilizar armas tan pesadas, eso te dará una ventaja frente a otros enemigos, nadie espera en su sano juicio que le ataquen con una espada que pesa quince kilos, además... - repentinamente el anciano se quedó en silencio.

- ¿Además qué? - el gyojin se puso tenso de pronto, no sabía si estaba esperando ciertas palabras de su maestro o si, sencillamente, quería saber qué era lo que callaba aquel hombre.

- Da lo mismo, de todas formas todavía te queda mucho por aprender, vamos... ¡otra vez! quiero que veas algo, - repentinamente el anciano envainó su katana, - creo que ya estás preparado fisicamente para esto.

De pronto la atmósfera en la sala de entrenamiento pareció cambiar, como si se volviera más densa, la mirada del anciano cambió para volverse ¿hostil? era como si pretendiera atravesar al gyojin con la propia mirada, éste respondió a la mirada de su maestro poniéndose en guardia.

- Esto es sólo una muestra de lo que yo llamo... un "ligero tueste", - sin previo aviso el anciano desenvainó la katana a una velocidad frenética al tiempo que de la hoja emergía una llamarada de vivos colores y de enorme virulencia, era como si aquella llamarada poseyera vida propia y una voracidad temible, el gyojin levantó la espada tratando de cubrirse del ataque pero antes de que éste llegara a alcanzarle pudo sentir la presión y el calor que aquel ataque producían.

- Uwahhhhhhhhhhhchachachachachacha!!!! - repentinamente el gyojin se vio envuelto en una llamarada al tiempo de que el golpe, comenzó a rodar por el suelo tratando inutilmente de apagar las llamas que lo envolvían, de pronto le llegó la voz de su maestro entre oleadas de dolor.

- Deja que te ayude...

- ¿Eh...? - al observar la mirada socarrona del anciano al tiempo que levantaba la pierna el gyojin comprendió que aquella no era la ayuda que pretendía recibir... ¡y el maldito anciano comenzó a pisotearle! el método parecía funcionar pero desde luego era extremadamente doloroso, con aquella hacía la vez noventainueve que "moría", no había llegado a las cien veces, pero sin duda alguna en aquella ocasión tendría que ir a la enfermería especialmente "hecho".

"Maldito anciano psicópata ¡está intentado matarme!"
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Kotetsu Tendo
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MensajeTema: Re: Quiero forjarme mi propio camino... sensei.   Quiero forjarme mi propio camino... sensei. EmptyMar Jul 24, 2012 1:54 am

PARTE 2: LA ENFERMERÍA.

Por fin lo había conseguido... de nuevo el anciano le había mandado de cabeza a la enfermería tras sus prácticas habituales, sin embargo aquella vez tendría que permanecer más tiempo en la misma debido a las quemaduras sufridas, las enfermeras estaban ya haituadas a las visitas de Tendo a la enfermería, sin embargo en aquella ocasión ni siquiera las enfermeras experimentadas que trabajaban en la enfermería pudieron evitar poner cara de preocupación (y asco, y a alguna de ellas incluso le salivaba la boca... mmmm... pescado fritooooo...)

La jefa del grupo de enfermeras de la primera división acorazada de la marina llegó en aquellos momentos, se trataba de una señora regordeta y alta (y con regordeta uno se refiere a pesar más de 100 kilos y medía en torno a metro ochenta, de ahí su apodo, Gretta "La Grande") de pelo rojo, con el característico, y para desgracia de Tendo y de toda la tripulación, ceñido traje de enfermera con cofia y todo, llevaba además unas gafas de montura gruesa que la daban todavía más aspecto de enfermera de telenovela.

- Jesús, María y José... ¿qué ha pasado aquí? - la enfermera observaba en aquellos momentos a Tendo, el cual estaba completamente cubierto por las gasas dispuestas a lo largo de todo su cuerpo para que su piel recuperara el agua perdida por las quemaduras, cabe decir que el cuerpo de un gyojin posee un porcentaje de agua mayor que el de los propios humanos, los ataques con fuego les resultaban especialmente peligrosos, - vaya, parece que el vicealmirante ha vuelto a pasarse de la raya...

- En un combate real el enemigo no va a tener consideración alguna por nuestros hombres, - la voz autoritaria del anciano sensei sonó en el marco de la puerta haciendo que la enfermera se girara, de entre toda la tripulación de aquel acorazado sólo había una persona a la cual el propio vicealmirante temía por sus reacciones, - de todas formas...

- ¡Ngh! - repentinamente la vena superior derecha de la frente de Gretta se infló, los ojos del vicealmirante se abrieron como platos... el espectáculo estaba servido, - ¡VIEJO PSICÓPATA!

Blandiendo el block de anotaciones que portaba siempre consigo como si de un mazo se tratara atizó al anciano vicealmirante un auténtico porrazo en la cabeza.

--- Típica escena en blanco ---

- Ni una palabra de esto a la tripulación, - el anciano se encontraba en una cama contigua a la del propio Tendo con una bolsa de hielos en la cabeza, la bolsa le cubría tanto la frente como los ojos, sin embargo el abultamiento a la altura de la frente era intuible por debajo de la misma.

- Sensei... - el gyojin se incorporó para mirar al anciano, éste al tiempo se retiró la bolsa de hielos de la cabeza para hablar con su subordinado y la reacción no se hizo esperar, - pffffffffffff... ¡jaaaaaaaaaaaaajajajajajajajajaja! un unicornio ¡jaaaaaaaaaaa...!

- ¡¡Idiota!! - el puño del anciano se estrelló en la enorme cabeza del gyojin hundiédole la barbilla en el pecho y provocando el inmediato desmayo del mismo, desgraciadamente (para el anciano) Gretta se encontraba en el marco de la puerta dispuesta a entrar para realizar su ronda diaria, - tsché...

- ¡¡VIEJO PSICÓPATA!! - otro viaje...

--- Volando por ahí... ---

Finalmente el gyojin recuperó la consciencia, al abrir los ojos se encontró a su maestro tumbado en la camilla en la que se encontraba previamente no con una sino con dos bolsas de hielos en la cabeza, el gyojin se incorporó tratando de hacerse una imagen mental del estado de su maestro, no debía reirse, tantos golpes en la cabeza le estaban dejando tonto... ¿tendría dos chichones uno a cada lado? ¿tendría un chichón encima del otro? ¿un ojo morado?

- Sensei... - el anciano no tardó en reaccionar quitándose las bolsas de hielo, para sorpresa de Tendo estaba prácticamente recuperado, ¡maldito monstruo...! - ¿cómo ha conseguido atacarme de semejante manera?

- ¿Eh...? ah... el fuego... existen múltiples formas de combate con la espada, kendo, esgrima, estilo a una espada, a dos espadas... sin embargo para aquellos de nosotros que hemos conseguido dominar una forma de combate particular hasta el extremo de utilizarla de manera natural existe un escalón más que se puede subir, claro que por el nombre del mismo puede parecer que se desciende a las profundidades del averno, es el Jigoku - do, - el anciano llevó su mano izquierda al mismo lado de su cama para levantar su katana, - el Jigoku - do es una forma de combate completamente ofensiva, aunque existen técnicas que se pueden utilizar para defenderse, se basa en la fricción del arma con la vaina a la hora de desenfundar para aumentar la temperatura de la hoja hasta tal punto que el aire alrededor de la misma se inflama produciendo una llamarada, - el anciano separó ligeramente la hoja de la katana de la vaina con un sonido característico, - sólo existen un número limitado de katanas capaces de soportar dicho modo de empleo, si utilizara una katana de manufactura pobre para llevar a cabo dichas técnicas la hoja estallaría debido al calor y a la dilatación.

- ¿Tan peligroso es... el Jigoku - do? - el gyojin observaba la parte desenvainada de la hoja de la katana de su maestro completamente absorto, casi hipnotizado, repentinamente el anciano envainó la hoja con un chasquido metálico depositando la katana dónde se encontraba previamente.

- No recuerdo haberte enseñado nada extraordinario... - repentinamente el anciano entreabrió los ojos ligeramente, fue como aquella vez, hacía casi dos años... el gyojin sentía la presión en el pecho, como si se adentrara en una profunda fosa, oscura y avisal, - pero no te preocupes, aprenderás, - de pronto toda la presión que se había formado desapareció, como una borrasca que deja paso a un día despejado.

"El Jigoku - do es una forma de combate completamente ofensiva... pero lo que yo quiero, lo que de verdad quiero... ¿qué es lo que quiero?" la indecisión atacaba en aquellos momentos la mente del gyojin que, con un suspiro, volvió a recostarse en la cama, las palabras de su padre acudieron a su mente como un bálsamo "Tus puños no son grandes para herir, tu cuerpo no es fuerte para asustar... tus puños son grandes para proteger y tu cuerpo es fuerte para soportar aquello que los demás no pueden soportar."

El gyojin se quedó dormido bajo la atenta mirada de su maestro.

- Baka Tendo... - el anciano sonrió para su al tiempo que se acomodaba, rara era la vez que podía disfrutar de unos momentos de paz y tranquilidad.
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Kotetsu Tendo
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MensajeTema: Re: Quiero forjarme mi propio camino... sensei.   Quiero forjarme mi propio camino... sensei. EmptyMiér Jul 25, 2012 3:35 am

PARTE 3: MONSTRUO.

Los entrenamientos se sucedían con menor frecuencia de lo habitual, ello se debía a que el anciano Yamamoto cada vez "ponía más de su parte" en los enfrentamientos, poco a poco Tendo iba cogiendo la dinámica de los ataques del anciano sensei aunque no le quedaba la menor duda de que era única y exclusivamente porque el vicealmirante así lo quería.

Normalmente seguía un patrón de movimientos, un patrón de ataques, sin embargo el propio Tendo se había dado cuenta de que, a pesar de lo terriblemente ofensivo que resultaba el Jugoku - do el anciano procuraba utilizarlo en "su justa medida" lo cual venía a ser para dejar fuera de combate al gyojin de un solo golpe.

Sin embargo poco a poco, tal vez muy poco a poco, el gyojin se había acostumbrado a los gestos de su maestro, a las pautas que seguía para realizar sus movimientos, realmente había momentos en los que se quedaba absorto contemplando "el arte de la espada", en aquellos momentos no le era difícil imaginar a su maestro de joven, atabiado con una armadura samurai realizando aquella complicada danza de cortes y destrucción.

- ¡Espabila atontado! - repentinamente el gyojin aterrizó de su ensimismamiento para sentir el tremendo golpe del contrafilo de la katana de su maestro a la altura del estómago, un ataque de aquellas características reflejaba que la defensa del gyojin estaba completamente obviada y que el llegar a él había resultado realmente fácil, pero... ¿por qué?

- Ugh... - el impacto fue violento, si se hubiera producido con el filo de la katana posiblemente tendrían que celebrar un funeral en honor al joven marine, una cosa si había comprendido Tendo, su maestro cada vez utilizaba más su propia fuerza física para atacarlo, obviando al mismo tiempo las habilidades que, según le habían comentado, se le presuponían.

El cuerpo del gyojin fue empujado hacia atrás violentamente, pero había desarrollado un método para frenar dicho empuje, simplemente clavaba la katana en el suelo evitando ser arrastrado, claro que aquella estrategia tenía una debilidad mortal.

- Si haces eso... - la katana de su maestro estaba apoyada con su filo en la nuca del gyojin, - estás dándole la oportunidad a tu enemigo para cercenarte la cabeza, - el anciano miró al reloj, muerte número noventaiocho, cincuenta minutos de práctica, el gyojin estaba mejorando, sonrió para sus adentros, - si te atacan con un golpe físico que te desplaza déjate desplazar y aprovecha el impulso para recuperarte, si el ataque hubiera sido un corte el combate habría terminado ya.

- Lo sé... - repentinamente el puño de su maestro se estrelló en la cabeza del gyojin con extraordinaria violencia, un humillo apareció en la cabeza del gyojin al tiempo que un enorme chichón se creaba en la misma, el enorme cabezón del gyojin se estrelló en el suelo con fuerza.

- ¡Idiota! ¡no me digas qué es lo que sabes o no sabes! ¡actúa! - el anciano envainó la katana, por lo normal aquello significaba que iba a utilizar un movimiento iai, y que, por lo tanto, iba a utilizar el Jigoku - do, - otra vez... pero esta vez procura prestar más atención, - el anciano comenzó a caminar separándose de Tendo, éste comenzó a incorporarse para ponerse en guardia, - ¿estás listo?

- ¿Para el Jigoku - do? - repentinamente el anciano se paró en seco... al girarse para mirar a Tendo en sus cejas se reflejaba una expresión pensativa, era como si estuviera inquiriendo a Tendo respecto a la aseveración que acababa de realizar, - siempre que utiliza el Jigoku - do envaina la katana para realizar un movimiento iai... sensei.

- Oooooooohhhhhh... - el anciano cruzó los brazos al tiempo que levantaba y bajaba la cabeza en señal de aprobación, - muy bien... sólo te ha costado morir más de mil veces para darte cuenta de ello... jejejejeje... pero... - repentinamente la mirada del anciano se fijó en el gyojin, de nuevo aquella extraña sensación, de nuevo aquella presión invisible que lo aferraba desde todos lados, como la inmensa mano de un gigante que amenazaba con aplastarlo, - el Jigoku - do no se utiliza sólo con movimientos iai.

De pronto el anciano desenvainó su katana, pero aquella vez era diferente, sólo el desenvaine de la misma hizo que los ojos del gyojin se abrieran como platos al tiempo que se sentía golpeado por una onda invisible ¿presión? no... violencia... instinto sangriento... repentinamente al observar al anciano el rostro del gyojin se contrajo en una mueca de estremecimiento, de miedo... ¡de pavor!

- ¿Estás asustado?

"Qu... qué demonios es esto..." la imagen del anciano había adquirido una altura desproporcionada, era como si midiera seis, diez metros, la mera hoja de la katana del anciano ridiculizaba el propio tamaño del gyojin, era como si pudiera partir en dos toda la sala de un simple movimiento de su muñeca, las manos del sensei eran... ¡eran enormes! sería capaz de agarrar al propio gyojin por la cintura como si de un muñeco se tratara y arrancarle las extremidades como quien arranca un pedazo de pan de una barra, "¡¡qué demonios eres!!"

El gyojin trató de sobreponerse a aquella sensación, pero era imposible... cayó al suelo de rodillas apoyando las manos en el mismo al tiempo que el sudor perlaba completamente su frente, trató de incorporarse pero su cuerpo sólo le permitía mirar hacia arriba en dirección al terrorífico instructor.

- Ugh... - la cabeza le daba vueltas, poco a poco iba perdiendo la consciencia, finalmente... la oscuridad.

--- Un rato después. ---

- ¿Has vuelto ya? - el anciano estaba sentado a su lado, con las piernas cruzadas y la katana colocada sobre el regazo, había oido hablar de aquella posición... "Jinzen" o "meditación transcendental con la katana", - aterrador ¿no es cierto?

- Q... - el gyojin tenía la boca seca, su anciano le acercó un recipienta con agua, bebió con avidez - qué ha pasado...

- Pues que te has desmayado, - el anciano levantó los hombros en señal de indiferencia, - nada más.

- ¿Nada más? - el gyojin miró a su maestro, un sentimiento se había abierto paso a través del profundo respeto que sentía por aquel hombre... el miedo... había comprendido en un solo instante que por mucho que mejorara no sería JAMÁS adversario para un hombre como aquel, - sensei... eres...

- ¿Si? - su maestro lo miraba... con los ojos cerrados, su expresión era completamente tranquila, pacífica, incluso conciliadora.

- Eres un monstruo... - el gyojin bajó la cabeza al decir aquellas palabras, - me refiero a que...

- Está bien... - el rostro de su maestro no cambió de expresión, sencillamente se limitó a mirar (con los ojos cerrados) al fondo de la sala, - no te culpo por pensar que lo soy, a fin de cuentas es la primera... o tal vez la segunda vez... que me ves en ese estado, - el anciano giró la cabeza observando entonces al gyojin con los ojos abiertos, - cuando has dicho que cuando utilizo el Jigoku - do sólo lo hago con movimientos iai tenías razón, a medias, la iniciación del Jigoku - do la efectuo siempre desde un movimiento iai para garantizar la ignición del aire, pero después de dicha ignición sólo tengo que garantizar que la velocidad de mi hoja es lo suficientemente elevada como para manterla, al desenvainar de la manera en la que lo he hecho sólo quería asegurarme de que comprendieras que el Jigoku - do no es más que un arma, otra forma más de dominar la espada.

- Pero lo que he sentido... - el gyojin miraba al suelo, absorto en la sensación que había experimentado momentos antes.

- Olvida desde este preciso instante todo lo que has sentido, - al girar la cabeza para mirar a su maestro se encontró con la mirada penetrante del mismo, inconscientemente el gyojin tragó saliva, - has de experimentar para conocer, pero todavía es demasiado pronto para que conozcas eso... creo... creo que me he excedido...

La mirada de su maestro llamó poderosamente la atención del gyojin, era como si, por primera vez, sintiera que se había excedido realmente en el entrenamiento de su discípulo, la reacción del gyojin no pudo ser más obvia, para regocijo de su instructor.

- ¡No! ¡no sensei usted no se ha...! ¡no! yo... yo quiero volverme más fuerte... ¡necesito volverme más fuerte! quiero conocer, saber qué era eso... - el gyojin se levantó agarrando en el proceso la katana, sin embargo el anciano maestro no hizo un movimiento al respecto, - sensei yo...

- ¡No estás preparado!

- ¡Si que lo estoy!

- ¡Te digo que no lo estás cabezota! - el anciano se levantó agarrando su propia katana en el proceso, - ¡todavía estás demasiado verde!

- ¿Para qué? - los ojos del gyojin se abrieron como platos al tiempo que se aproximaba hacia su instructor, anhelante de una respuesta.

- Haki...

Al pronunciar aquella palabra un silencio sepulcral se instaló en la sala, como una densa manta callendo desde el cielo para llevarse consigo las palabras pronunciadas, absorbiéndolas como si de un sumidero se tratara.
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MensajeTema: Re: Quiero forjarme mi propio camino... sensei.   Quiero forjarme mi propio camino... sensei. EmptyVie Jul 27, 2012 4:28 am

PARTE 4: DESCUBRIMIENTO.

Ya habían pasado casi dos años desde que Tendo comenzó a formarse como marine bajo la atenta instrucción de su maestro, el vicealmirante Yamamoto, las prácticas cuando se podía eran diarias y cuando no se podía sencillamente esperaban a que el gyojin se recuperara, eran cada vez más duras, el sensei estaba empeñado en que su discípulo acabara por apreciar el poder del Jigoku - do pero, aparentemente, el gyojin era demasiado inexperto en el uso de la katana como para poder desarrollar aquellas técnicas, y, por otra parte, parecía asustado o parecía querer renegar de aquella posibilidad.

- ¿Qué sucede? - el gyojin estaba tumbado bocaarriba, tras uno de los múltiples ataques de su maestro, en el reloj marcaban 50 minutos de práctica, en aquella ocasión sólo había muerto noventa veces, no lo estaba haciendo del todo mal aquel día, pero curiosamente parecía más abstraido que nunca, - parece que tienes la cabeza en otro lado...

- Sensei yo... - el gyojin se incorporó, repentinamente un nudo en el estómago le impidió hablar por completo, - yo...

- Vamos, suéltalo de una vez.

- Yo...

- ¡Baaakaaa! * - el puño de su maestro describió un arco descendente golpeando violentamente la cabeza del gyojin produciendo el ya tan característico chichón en la misma.

- ¡Aaaaauuuuuuuuuuhhhh...! - el gyojin aulló de dolor al tiempo que se llevaba las manos a la cabeza, - ¿por qué has hecho eso maldito loco?

- ¡Para que despejes de una maldita vez tus dudas! - repentinamente el dolor de la cabeza del gyojin desapareció dando paso a la sorpresa reflejada en su rostro, el sensei envainó la katana y se sentó delante del gyojin en actitud conciliadora, - llevas dándole vueltas a algo dentro de tu cabeza demasiado tiempo, estás demasiado distraido, estás demasiado abstraido, preocupado y sobre todo... tienes miedo de hablar.

- Lo sé, sensei... pero... - el gyojin se arrodillo entonces y posando las manos sobre el suelo inclinó la cabeza hacia adelante en señal de petición, - le ruego que me perdone, es que yo no quiero... yo... - el anciano permanecía en silencio escuchando las palabras del gyojin, la voz trémula del mismo revelaba el gran conflicto interno que sentía, - no quiero defraudarle, ¡después de todo lo que ha hecho por mi!

- Ya veo... - el gyojin levantó la cabeza para ver que su maestro había adoptado la postura del "Jinzen" y permanecía, en aquellos momentos, con los ojos cerrados, - sin embargo ya sabes cual es la característica del ser humano que más admiro, Tendo.

- Lo sé... el valor, por eso tengo que decirle que... - el gyojin se colocó de rodillas, de nuevo el nudo del estómago le impedía hablar, - que...

- Hummmmm... - el anciano abrió un ojo y comenzó a levantarse, - levanta, continuemos con la práctica, tal vez de esa manera se despeje esa cabeza tuya.

El gyojin asintió con la cabeza y se levantó, en cierto modo se sentía con suerte por tener a un maestro tan comprensivo, pero al mismo tiempo sentía que estaba traicionando a su maestro al querer tomar la determinación que quería tomar, pero si no lo hiciera estaría traicionando a su propio padre, pero si lo hacía traicionaría a su maestro, si no lo hacía a su padre, a su maestro... a su padre... maestro... padre... maes...

- ¡Guh...! - un puñetazo, directo a la altura del estómago hizo que durante unos segundos la respiración del gyojin se cortara, que se mareara y sobre todo que saliera disparado como un proyectil hacia atrás arrastrando los pies por el suelo, sin embargo había algo debajo de aquel puñetazo, había algo...

Los ojos del gyojin se abrieron como platos... cayó de rodillas al suelo y repentinamente comenzó a sudar, como si se estuviera colapsando, oía los pasos del anciano dirigirse hacia él pero era incapaz de levantar la vista, sabía que estaba cerca, más cerca, sabía que estaba...

- Noventaiuno... - la katana del maestro estaba apoyada de nuevo sobre el cuello del gyojin, - cincuentaidos minutos, poco a poco vas mejorando, a pesar de tu absoluta distracción.

- ¿Por... qué...? - el gyojin levantó la cabeza, en sus ojos se dibujaba la clara pátina vidriosa de las lágrimas luchando por brotar al tiempo que el propio Tendo luchaba por contenerlas, - ¿por qué no me lo ha dicho?

- ¿Huuuu...? - el anciano envainó de nuevo la katana, cruzó los brazos y se quedó mirando a su discípulo, - ¿a qué te refieres?

- En todo este tiempo... sensei... - el gyojin comenzó a incorporarse, le era difícil pero poco a poco consiguió ponerse de pie, - tanto tiempo... debe de ser aterradoramente difícil tratar de proteger con una técnica que sólo puede destruir.

El anciano sensei cerró los ojos, asintió levemente con la cabeza y con un movimiento de su mano izquierda invitó a Tendo a sentarse a su lado al tiempo que él hacía lo propio.

- El Jigoku - do... un estilo de combate meramente ofensivo, nací prácticamente habiendo dominado este estilo de combate, no se trata de una herencia ni de nada parecido, simplemente vino de manera natural a mi, - el anciano miró al gyojin, - yo no tuve elección Tendo, pero tú la tienes.

- Sensei yo... - dudas, dudas y más dudas asaltaban la mente del gyojin, fue entonces cuando las sabias palabras de su maestro llegaron a su mente como un bálsamo, tranquilizándolo, guiándolo, ubicándolo en la senda que hacía ya tiempo había determinado tomar y dándole el empujón que necesitaba para hacerlo.

- Una katana que corta todo lo que toca no es útil para nada... la verdadera fuerza de una katana reside en cortar aquello que quiere cortar y proteger aquello que quiere proteger, - el desenvaine de su maestro fue más veloz que el propio pestañeo del gyojin, sin embargo la hoja colisionó con el cuerpo del gyojin con un sonido sordo y seco, pudo sentirse partido en dos en un instante fugaz, pero estaba íntegro, entero, sin siquiera una contusión, - el Jigoku - do no deja lugar a la protección, dime... ¿quien te mostró tu camino?

- Mi padre... - al hablar del señor Kotetsu la voz del gyojin se enterneció durante unos instantes al tiempo que se vio obligado a tragar saliva para no emocionarse, - él me enseño que mis puños no son grandes para herir, que mi cuerpo no es fuerte para asustar... - el gyojin desvió la mirada al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas, - me dijo que... que mis puños son grandes para proteger y que mi cuerpo es fuerte para soportar aquello que los demás no pueden soportar... y yo...

- Yare, yare... - al tiempo que las combulsiones por el llanto sacudían el cuerpo del gyojin la palma del anciano sensei se posaba en su espalda, repentinamente una corriente sacudió el cuerpo del enorme hombre pez ¿qué era aquella sensación? - tú padre era un hombre sabio Tendo, y deberías honrar su memoria de la mejor manera posible...

- Uffff... gracias, sensei, - sin saber por qué el gyojin sentía que se había quitado un peso de encima, era como si la palma de la mano del anciano hubiera barrido todas sus dudas con un simple movimiento pero ¿cómo lo había hecho? - sin embargo, no sé qué camino seguir, no entiendo como...

- Todo a su debido tiempo, - el anciano retiró la mano de la espalda del gyojin, - por el momento tenemos que evitar que mueras tantas veces ¿no crees? - el gyojin, ligeramente azorado y con media sonrisa en el rostro sonrió, al levantar la cabeza sonriente llevándose la mano tras la coronilla y completamente sonriente, con los ojos cerrados y feliz se encontró con la respuesta de su maestro, - ¡baka! - el caponazo lo despertó de su ensimismamiento, - ¡lo digo en serio, eres un maldito desastre!

- ¡Y tú un anciano psicópata! - el gyojin se levantó blandiendo la enorme espada de prácticas, repentinamente en el rostro de su maestro observó un cambio transcendental, el anciano levantó una ceja y agarró firmemente el mango de su katana.

El choque de las dos armas fue una experiencia que el gyojin jamás olvidaría, gentileza contra impulsividad, miedo contra determinación, certeza frente a las dudas, entendimiento frente al desconocimiento, aquel sencillo choqué de espadas borró las dudas de la mente del gyojin.

Y una sonrisa se dibujó en el rostro de su maestro al comprender que su discípulo había encontrado definitivamente el inicio del camino que debía seguir.

*Baka: idiota XD
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Kotetsu Tendo
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Kotetsu Tendo


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MensajeTema: Re: Quiero forjarme mi propio camino... sensei.   Quiero forjarme mi propio camino... sensei. EmptySáb Jul 28, 2012 6:07 am

PARTE 5: REGALO.

Aquel era un día muy especial, se cumplían exáctamente dos años desde la entrada de Tendo al servicio de la marina y tanto a los marines de su promoción como de las promociones anteriores y la inmediata posterior estaban invitados al acto de graduación que se celebraba en el propio acorazado cuya cubierta había sido modificada y preparada para albergar a todos los marines presentes, aproximádamente unos trescientos marines además de unos cincuenta hombres y mujeres encargados del mantenimiento de la embarcación, de la comida y de un largo etcétera de tareas.

Tendo se estaba preparando para la ceremonia de graduación de la última batería de marines que habían entrado al servicio del acorazado, todavía recordaba su propia ceremonia, las palabras del vicealmirante Yamamoto así como lo orgulloso que se sintió cuando le impusieron la medalla que lo acreditaba como marine raso.

Seguía siendo un marine raso, pero aquel era su segundo año, ya no era un novato, claro que el anciano seguía tratándolo como a uno, había superado la hora de las cien muertes, la última vez el anciano instructor sólo había podido matarlo noventaiocho veces, y una clara señal de reconocimiento se leía en los ojos del anciano, reconocimiento y aprobación al trabajo realizado por su discípulo.

Se preparó a conciencia pues ya había llegado la hora del almuerzo que era el momento en el que el vicealmirante Yamamoto realizaba su discurso, habían anclado el acorazado y dispuesto un montón de mesas en la propia cubierta dónde sería servida la comida, al llegar a las mesas observó que había diferentes papeles sobre las mismas con nombres inscritos, así que directamente buscó el suyo y se sentó.

La gente comenzó a llegar en tropel y comenzaron a servir la comida, decenas de platos diferentes dispuestos a lo largo de las mesas, sin embargo nadie podía empezar a comer hasta que no llegara el propio vicealmirante y realizara su discurso, impusiera las medallas a los nuevos reclutas (un total de veintiseis) y diera permiso para comenzar.

El vicealmirante junto con el jefe de cocineros y el jefe de turnos de limpieza al igual que otro par de altos mandos presentes en el acorazado tenían dispuesta una mesa rectangular a la cabeza de todas las mesas de tal forma que fueran visibles desde cualquier punto de la cubierta, cuando entraron todo el mundo se puso de pie, los nuevos reclutas cuchicheaban nerviosos, y no era para menos, él mismo recordaba haber estado así de nervioso.

El anciano Yamamoto entró precedido del jefe de cocineros y del jefe de turnos de limpieza, seguidos a su vez por un comodoro y un capitán a los que Tendo no conocía de nada, con un den den mushi instalado en la mesa y conectado a la megafonía del barco el vicealmirante se dispuso a comenzar con su discurso.

- Hoy es un día muy especial, - de pie, apoyado en su katana el anciano tenía un aspecto venerable y serio, su voz ronca llenaba todos los rincones de la cubierta, - veintiseis nuevos marines pasan a formar parte de nuestras filas honrando con su presencia este acorazado, - al escuchar aquellas palabras los nuevos reclutas se hincharon de orgullo, que un vicealmirante les reconociera era para ellos algo más que un sueño, - todos y cada uno de ellos han soportado una dura instrucción, y todos ellos han pasado la misma con remarcables resultados, así que, en saludo a los nuevos reclutas la banda tocará el himno de la marina, pueden comenzar a pasar para recoger su diploma y su insignia, ¡saluden a los nuevos reclutas!

Con aquella orden un auténtico griterío tuvo lugar en la cubierta al tiempo que la banda comenzaba la interpretación del himno de la marina, los nuevos reclutas se acercaban a la mesa para recibir del mismísimo vicealmirante el diploma y la insignia, el anciano Yamamoto tenía unas breves palabras con cada uno de ellos, fue un momento mágico.

Terminada la entrega de los diplomasel vicealmirante dio la orden de comenzar con la comida, y así lo hicieron dando buena cuenta de la comida, aquella pacífica velada de comida y bebida dio paso a un atardecer de sobremesa, contando batallitas para asustar a los nuevos reclutas y un largo etcétera, finalmente dio por concluida la ceremonia y todos los marines se fueron a sus respectivas habitaciones para cambiarse y para dirigirse al comedor principal dónde sería servida la cena.

Al llegar a su habitación Tendo encontró sobre la mesa un sobrecito con una carta.

"Ve a la sala de entrenamiento."

Claro y conciso, casi podía oir la voz de su maestro al decírselo, sin perder un instante se dirigió a la sala de entrenamiento y al llegar a la puerta se paró en seco.

Calor... mucho calor... allí hacía más calor del habitual, acercó la palma de la mano sobre el poco de la puerta para comprobar que ésta estaba ardiendo ¿y si le había pasado algo al anciano? sin dudar un instante Tendo agarró el pomo de la puerta tratando de hacerlo girar pero fue imposible, era como si el calor hubiera dilatado la cerradura y le impidiera abrirla, así que optó por la segunda opción, se echó hacia atrás y tomando carrerilla golpeó violentamente con el hombro la puerta, tras el severo impacto la misma puerta cedió cayéndose hacia adentro y dando paso al infierno desatado en la sala de entrenamiento.

Al sentir la ola de calor Tendo tuvo que protegerse el rostro pero, instantes después, aquella ola de calor pareció desaparecer dando paso a la imagen del vicealmirante portando una hoja de bastas proporciones, el ver el tamaño de aquella katana el corazón de Tendo se detuvo.

"¿¿No pensará atacarme con eso??"

El anciano comenzó a caminar hacia Tendo y al llegar a su altura envainó la hoja de la enorme espada.

- Kotetsu Tendo... - al oir su propio nombre pronunciado por el anciano el gyojin sintió un escalofrío, - tras haber pasado el periodo de instrucción de dos años con unos resultados más que remarcables y tras haber superado la prueba de las cien muertes... - el gyojin recordó los entrenamientos diarios llevados a cabo con su maestro asintiendo, - yo, el vicealmirante Yamamoto, te hago entrega de este arma.

Con las dos manos extendidas sujetando el arma el vicealmirante tendía a Kotetsu aquella katana de aspecto amenazador, se trataba de una katana extraordinariamente larga, la hoja debía de medir más de un metro veinte y el mango superaba al mango de cualquier katana que el gyojin había visto, al tomarla entre sus manos comprendió a su vez que no se trataba de una hoja común, pesaba, y realmente pesaba mucho.

- Yo... yo no sé qué decir, sensei... - el gyojin separó la hoja de la vaina mostrando el filo del arma que despedía unos brillos de color azul aguamarina, tan parecidos al agua de mar golpeada por la luz solar que el gyojin se quedó medio hipnotizado.

- No hace falta que digas nada, sólo que comprendas lo que portar ese arma implica, - el anciano vicealmirante se separó de Tendo y en un movimiento fugaz desenvainó su katana golpeando con inusitada violencia la hoja de la katana que Tendo tenía entre sus brazos, el impacto fue tal que puso al gyojin de rodillas, sin embargo la hoja estaba completamente intacta, - te hago entrega de la Nodachi "Tenken", "La primera en descender", "La que se abre camino", no importa quien sea tu enemigo, no importa qué sea tu enemigo, con esta hoja conseguiras herirlo, pero primero tendrás que comprender el poder que alberga en su interior pues de lo contrario no comprenderás cuan valiosa es esta hoja, ¿está claro?

- ¡Señor, si señor! - el gyojin se levantó con una clara muestra de agradecimiento en el rostro, aquella hoja significaba que había conseguido el reconocimiento del propio vicealmirante y aquello le alegraba, pero las palabras que su instructor pronunció a continuación fueron determinantes.

- Que esa hoja sea el bastón sobre el que te apoyes para encontrar tu camino, Tendo... - al recibir aquella hoja había comenzado su camino como espadachín, aquel era el punto de partida, el gyojin se colocó de rodillas alzando la katana con ambas manos en posición paralela al suelo, - ahora vete, has de descansar porque mañana... mañana comenzará tu entrenamiento.

Con una mirada de asombro en el rostro el gyojin abandonó la sala de entrenamiento y un sencillo pensamiento se le pasó por la cabeza.

"Realmente... realmente... ¡realmente quiere matarme!"

CON ESTE ÚLTIMO POST QUEDA CONCLUIDO EL EVENTO EN PASADO EN EL QUE OBTENGO LA NODACHI TENKEN Y EN EL QUE ELIJO MI PROPIO Y FUTURO CAMINO COMO ESPADACHÍN.
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