Nuevo comienzo

Un nuevo día comenzaba, aires conocidos comenzaban a empujar aquel navío que se disponía solo en la inmensidad y espesura oceánica, alrededor de el, los tumultos de peces se movían de aquí para allá y algún que otro delfín disfrutaba allí de las frescas aguas cristalinas que tocaban sus brillantes pieles. Hacía ya unos días que habían salido de aquella isla llamada Ohara, destruida casi completamente había aumentado en gran medida el valor de las cabezas de los jóvenes quienes ya superaban a aquella pirata llamada Ninet Reina´s a pesar de que ella había comenzado su aventura tiempo antes, incluso el mas “débil” de Vongola Famiglia, ya valía 42.000.000 de Berries. Un bostezo fue soltado por el lider de la tripulación, y capitán del navío llamado Varia, el cual remontaba las olas fervientemente a la vez que apuntaba con su proa con forma de ave encendida, hacia aquella isla que anteriormente había presenciado Loguetown “La isla del comienzo y del final”.

La seriedad estaba presente en aquel barco, además de la desconfianza hacia el mundo, tenían que estar cien por ciento alertas, después de todo, seguramente en el Cuartel General ya les tomaban en cuenta, los Contra Almirantes y Comodoros, ya temían a aquellos tres jovenes que complementaban sus habilidades para salir victoriosos en cada combates y se las habían arreglado hasta ahora para sobrevivir a las enardecidas aguas que el mundo había puesto contra ellos.

-Si... lo es-

Dijo Kiricco presenciado aquella hermosura de paisaje ya habiendo terminado de escuchar las melancólicas y graciosas palabras que Yamamoto brindaba para su deleite. Todos estaban decididos a ir con todo, el Grand Line, les esperaba, y tampoco se rendirían allí ¡No pararían hasta conquistar el mundo y convertirse en Yonkou! Pero... ¿De verdad podrían? Solo unos pocos elegidos, usualmente cuatro se podían llamar Emperadores Piratas, incluso ser Señor de la Guerra ya era una hazaña que claro Kiricco no quería cumplir, pero si se daba la oportunidad y había factores convenientes, seguramente aceptaría el titulo de Shichibukai, si se lo ofrecieran claro ¿Que harán si cumplen la primera parte del Grand Line? Pues... ¡Shin Sekai! El peor mar de todos... allí librarían sus mas entretenidas batallas.

-Yamamoto... Jacobo... la cosa será así... Seguramente hay muchos potenciales piratas aquí... nuestro deber es encontrarles ¿Como lo haremos? Frecuentaremos los lugares mas concurridos... Pero lo haremos juntos. Como ya se habrán dado cuenta somos muy conocidos, y corremos el riesgo de que una flota venga a por nosotros. Yamamoto y yo... anteriormente hemos despertado el Busôshoku Haki, pero claro aún tu no puedes Jacobo, por lo que tendremos que estar contigo por si algún usuario de akuma no mi intangible aparece, ademas de Yamamoto ser un logia, nos podría ayudar si hay algún material que se puede quemar-

Dijo con porte firme y magnánimo, parecía no querer que alguno de sus tripulantes saliera herido, incluso planeaba no salir el mismo herido, y seguramente si armaban algún revuelo... las peleas serían inevitables.

Ambientación: no mams:

Aquel silbido de Nicolao lo distraía de tener que mirar las aburridas y poco científicas caras de sus “compañeros” de viaje, o como él mejor gustaba decir “sus colaboradores experimentales temporales” (CET). Puliendo unos tornillos, ajustando unos grados las brújulas en los cañones y puliendo un poco el riel de espiral que tenía cada cañón dentro, le daba los últimos toques a su invento para aventurarse en algo nuevo y mucho más excitante.

En su mente se trazaban cientos de planes, miles de ideas y millones de parámetros a considerar con sus nuevos experimentos a trabajar. Por un momento pensó en dedicarle algo de tiempo a la astrología, como simple afición de tiempo libre. Le hubiera gustado observar las estrellas, la luna, el cielo de noche y de día, sus infinitos fenómenos y sus aun inexplorados mares estrellados. Pero… ¿Para qué molestarse? Después de todo, ya había quien no paraba de observar “astros reyes”, con tanta imaginación, con tanto talento en sus cuerpos mortales, ¿Para qué Jacobo iba a entrometerse en un universo de tal magnitud? Era un suicidio… Y, hasta la fecha, Nicolao no había considerado los suicidios como ideas aceptables de investigación, con sus irremediables inconvenientes no era normal realizar experimentos… Experimento.


Seguía silbando, y soltando en parte y parte alguna letra de la canción que estaba componiendo. Hasta que, finalizado su trabajo, se levantó con tranquilidad, sin prestarle atención a las palabras del capitán. Miro hacia los lados, observando que nada lo podía rescatar de ese mundo, así que solo le quedaba continuar y transformarlo hasta que se viera lo más cercano a sus deseos.

Se giró, miro de frente a Kiricco, levantando una ceja y entrecruzando los brazos, muy típico de él cuando está analizando una compleja formula química o matemática. Inclino apenas sus hombros hacia delante, otro gesto personal. Con la mirada ligeramente inclinada, giro su rostro hasta encontrar a sus ojos con el cielo, ignorando de nuevo a aquellas personas; además, el capitán ya había acabado de hablar.

— Como sea. En cualquier caso— Comenzó a decir Jacobo, aproximándose un paso hacia los dos chicos—. Debemos de ir a un bar, es la mejor opción— Continuo, después volteando pensativo al cielo—. Tengo interés de diseccionar algunas porquerias en masa— Concluyo, y sin espera ni respuesta, se dio media vuelta y comenzó a caminar tranquilamente, pensando en las herramientas, en los utensilios y sustancias que requeriría para su trabajo, posiblemente las camillas que ocuparía, los frascos para guardar higiénicamente los miembros arrancados a sus experimentos y su aparato favorito: “La mola de aguja”, su aparato y técnica de tortura personal, entre sus diez favoritas personales.

OFF:Si quieren:

Bajaba con tranquilidad, mientras que uno de esos chicos se abalanzaba y preparaba su propia bienvenida hacia el extraño lugar. Un sitio que para Nicolao no tenía más interés que geográfico, pues era todo lo que podía decir de ese sitio, al recordar hace unos años cuando tuvo un repentino interés por las formas de la tierra, las técnicas que se usaban en su clasificación e incluso los más interesantes métodos para poder observarlas. Esto sí, en su momento, se pudo haber considerado a sí mismo como un aficionado de topología avanzado, si es que la media docena de volúmenes y problemas que resolvió no habían sido pan de un día (pero casi), le tomaría al menos sus tardes libres al atardecer poder trabajar con casos como el problema de los cuatro colores y otros tantos enigmas que venían surgiendo en la investigación. Claro, Jacobo le perdería el interés una vez que los retos para él desaparecieran, y no duraron más de unas semanas en dejar de representar algo interesante en sus arcas de conocimientos, pero eso sí, Cabelleiro no olvidaba ni la última palabra de cada tomo con su engorrosa pasta de tres centímetros.

Observando la tierra y el bosque, notaba la lejanía del pueblo, que por decisión de los de arriba, habían tenido que llegar a parar en un lugar apartado. Esto, le sería apenas útil a Jacobo, así que si quería hacer algo enriquecedor de su caminata hasta las primeras casas y comercios donde el ruido de la gente en el mercado y las voces de sus futuros especímenes de experimentación se distraían en trivialidades. Queriendo distraer su mente, empezó a dibujar en su mente su última modificación al barco Varia.

Oh… Aquel momento fue un poco más interesante que la modificación tan de “principiante”, como decía él mismo, a los cañones. Sentía que no había hecho gran cosa más que maximizar sus posibilidades con las técnicas base de toda ingeniería. Claro, ahora tenía un mejor trabajo, debía hacerle un revestimiento y una ampliación de algunos metros cúbicos totales. Quizá no tenía deseos de pensar mucho en eso, tenía su mente ya satisfecha, y no le era muy importante recordar su gran trabajo, que pecaba de modesto decir que era solamente “excelente”. Pero claro, “Se podía mejorar, lo único que no, era la muerte” era una de las frases recurrente del científico. La ampliación fue importante, teniendo recubrimientos a nivel de máxima ingeniería sobre un barco expandido a dieciséis metros, además de que se le instalaron dos mástiles nuevos de gran calibre para su mejora. Eran muchos los detalles, y Nicolao quisiera poder presumir de ellos en ese momento, ¿Pero, para qué? Lo mejor, sin duda alguna, era esperar hasta su próximo viaje sobre sus recuerdos.

Solemnes sentimientos volaban por los alrededores de una ciudad que parecia ser opresa por el temor y la ambicion, aquellos cielos que cubrian todo bajo su manto perturbados se cubrian por varias nubes grises llenas de malas vibras, las calles parecian albergar a delincuentes y seres con mayores objetivos, cuyas acciones eran las de quitar a los ciudadanos sus pertenencias mas valiosas.
Un humano como todos los demas parecia no importarle mucho todo lo que pasa por los alrededores, viajando por las calles y callejones de aquella inmunda ciudad que se dejo llevar por las acciones de un imperio ambicioso y obscuro, el andar parecia ser algo despreocupado lleno de sonidos que alertaban a todos de su presencia, cubierto por una gran gabardina roja, que parecia ocultar algo por debajo de ella, su cabello plateado cubria parte de su cara que por los callejones no se le podia ver quien era.

En una de las calles del lugar sin temerle un sujeto de aspecto singular, portador de una navaja y varios tatuajes en sus brazos le pedia que le diera todo su dinero, con una leve sonrisa que se le marco al instante en el rostro el joven de cabellos plateados con un leve y rapido movimiento le toma el brazo donde llevaba aquella arma con la que lo amenazaba, doblandole la mano lo hace girar dejandolo a espaldas de el, lanzandolo con una fuerte patada lo estrella en las paredes de un edificio cercano, su mirada que se veia algo seria la posicionaba en aquel pobre humano que se habia puesto en su camino, lanzandole la gabardina a la cabeza para asi cubrirle la vision, al instante toma con su mano derecha la espada que estaba sostenida en su espalda y la apunta hacia el individuo.

Al parecer no nos toco tanta suerte este dia...

Aquellas palabras venian acompañadas de una sonrisa burlona que dejaba escuchar sus carcajadas por lo que estaba sucediendo en el momento, acercandose rapidamente hacia aquel pobre humano, con un movimiento desesperado se quita la gabardina tan solo para encontrarse con la mirada sadica de su contrincante, teniendole tan cerca como para escuchar su respiracion, sin poder observar que la espada que aquel poseia estaba encajada en su pecho, moviendola a los lados y retorciendola dentro de aquel pobre sujeto que se encontraba en el suelo, el joven de cabellos color plata simplemente se burlaba de la suerte que le habia tocado vivir en ese momento.