Capitulo 1 - El comienzo de los Sacred Hearts

.
.


Gritos, hablares, risas....todo eso se podia escuchar a la perfeccion en la taberna "El riso fuerte". No era una taberna muy limpia, mas que nada por que estaba repleta de piratas no conocidos y de supuestos marines. Ambas bandas se respetaban en esta taberna, mas que nada por que solo venian con un proposito, beber. Insultos empezaban a recurrir el lugar, pero nadie movia ni un solo dedo. Sentado en una mesa cercana a la unica ventana que no estaba rota, se encontraba un joven hombre, pelo marron y ojos azules, que estaba tomando con tranquilidad una jarra de cerveza. Vestido con una capa negra oscura, sentado con una postura de 90º. No parecia darle mucho interes a lo que pasaba por la taberna, ya que se quedaba mirando por la ventana, como si estuviera esperando a algo.

-¿Escuchastes eso de que los del cielo han sido derrotados?- decia un hombre de aspecto tarugo al que tenia justo en frente. Ambos estaban sentados a la derecha del joven hombre, quien ahora si parecia estar prestando atencion. -Si, por fin diria yo. Estaban volviendose pesados.- El joven dejo colocada su jarra en la mesa, y agarro su espada. La cual se encontraba a su derecha, apoyada en la silla. Lentamente la subia a su hombro, para que se coloque sobre el soporte que tenia en su espalda. No detuvo ni una vez la mirada en aquellos dos, ya que su camino le llevaba hacia la barra, donde estaba el tabernero.

-¿Mmh?- decia a primera vista aquel tabernero. Tenia un ligero mostacho frances, pero esa era la unica marca la cual daba por notar. -¿Que es lo que quieres chico?- preguntaba mientras limpiaba uno de los vasos colocados en la barra.

El joven simplemente colocaba ambos brazos encima de la barra, y miraba directamente a los ojos del tabernero. -No mucho. Solo queria saber si conoces algun rumor de como conseguir dinero rapidamente.- el tabernero simplemente pego una leve sonrisa, mientras seguia limpiando sus vasos.

-Trabajo, es lo que te digo.- el joven suspiraba y volvia a hablarle. -No tengo tiempo como para trabajar. Necesito dinero, para comprarme un barco.- añadia a su suspiro, llamando un poco la atencion del tabernero. -Un barco, ¿es que pretendes viajar el mundo como todos estos?- El joven levantaba su mirada, y con su mano derecha, comenzaba a arrascarse el cuello. -No se si compararme con estos. Ya que a diferencia de ellos, yo pienso hacerlo- Esta frase hizo que el tabernero comenzara a reirse. Pero no solo el se habia percatado de la frase del joven.

Muchos que se encontraban alrededor del joven comenzaban a levantarse de sus sillas, y acercarse al peli marron. -¿Que te hace pensar que eres tan especial, chico?- decia un tarugo, mosqueado. El joven lentamente se daba la vuelta, y apoyando sus cosos en la barra, miraba a los hombres. -Pues facil, a diferencia de ustedes, que estais todo el dia bebiendo y buscando pelea, yo pienso buscar un barco y largarme de aqui. Lo que me lleva al resumen de que sois una panda de mierdas- Esto hizo que el tarugo con el cual habia hablado ahora mismo, se lanzase a por el chico con su botella.

El chico no parecia estar impresionado, ya que simplemente daba un par de pasos hacia delante, sacaba su espada un poco de su funda y pegaba con el mango de su espada en todo el rostro de aquel hombre. Este hombre caia al suelo, incosciente, mientras los demas hombres parecian estar preparandose para atacar al joven chico. -No quiero pelearme aqui....pero si no me queda otra alternativa....- decia el chico, comenzando a sacar su espada de la funda en su espalda. -Dadme lo mejor que teneis- añadia despues, con una ligera sonrisa.

Hoy sería un día más, una normal comida, un paseo normal, las mismas caras de siempre, los mismos locales, todo parecía mantener su orden cotidiano, el cielo no corrompía aquella armonía tampoco, debido a la calma que representaba, vistiendo de una tonalidad azul acompañada de pequeños manchones níveos que flotaban despreocupadamente, a su vez que el astro solar se encargaba de demostrar su presencia, más no azotaba con altas temperaturas. Era un día estupendo, y eso se encargaba de mantener los ánimos del chico pelirrojo en alza.

Tras haber finalizado su almuerzo se había enterado de una nueva labor para la cual había sido solicitado, debía reparar uno de los refrigeradores de una cantina, uno de los sitios menos favoritos del muchacho en todo Loguetown, sino del mundo entero. Pero era trabajo, así podría mantener sus escasos ahorros, para poder dar inicio a sus planes, a demás, a medida que realizaba su trabajo, era recomendado en una mayor cantidad de sitios, rindiendo fruto a su esfuerzo, por lo que una fina sonrisa se demostraba en aquel rostro cuyo mirar se recubría tras un visor de cristal anaranjado.

Unos escasos pasos guiaron al joven a lo que parecía una pocilga, no era un sitio muy cuidado, pero el tipo de trabajo que representaba tampoco daba mucho espacio a lucirse en presentaciones, sobre todo por la clase de clientes que allí recibían. Cuando finalmente logró llegar a las puertas del mismo, arregló su abrigo, procurando ocultar sus alas para evitar posibles comentarios, dio un suspiro e ingresó lentamente hacia aquel sector, divisando la inmensidad de gente allí bebiendo, riendo, olvidando sus problemas. Comentarios iban y venían, muecas eran realizadas por algunos, otros simplemente parecían reír sin motivo aparente, y otros se dedicaban a escuchar mediante su bebida era ingerida.

-Aquí estamos - murmuró el muchacho, descendiendo su cabeza y dirigiéndose junto con sus herramientas hasta el sector en donde el cantinero se hallaba, para así enunciar su llegada y de paso informarse del paradero de tal aparato que debía recomponer. El hombre le miró con desconfianza, y tras unos incómodos segundos señaló con su mano hacia lo que parecía ser un despacho trasero. El pelirrojo asintió y se dirigió rápidamente junto al hombre, aproximándose a aquel sistema de refrigeración, para recostar su cuerpo y comenzar a inspeccionar el mismo, la mugre acumulada por el mismo podría ser el posible motivo de su mal funcionar, y de aquella peste a quemado que emanaba, de todas formas el muchacho se dedicó a hacer lo suyo, desmontando la parte inferior para inspeccionar más a fondo.

La labor no era complicada, al parecer solo debía hacer mantenimiento, y por fortuna nada había sido roto, lo cual resultaba sorpresivo a comparar con los al rededores, sin embargo, cuando el chico se dispuso a compartir el estado del aparato con el cantinero, percibió otra voz, la cual parecía conversar con este, otro ebrio soñador más, pensó el muchacho, compartiendo razonamiento con aquel que atendía la cantina, más la boca del joven pareció llevarle a un problema, los lo siguiente que el muchacho pudo notar era un tono poco amistoso proveniente de algún otro consumidor de la taberna.

-Lo que faltaba... – ”Pelea de ebrios” mencionó el muchacho, culminando su comentario para sus adentros, a la vez que elevaba un poco su cabeza por sobre la barra solo para divisar como aquel altercado parecía dar inicio, si bien no era vasta la multitud conformada por el embrollo, si era la cantidad de gente suficiente como para que el chico ocultara su cabeza cuan tortuga, no estaba dentro de sus intereses formar parte de un pleito tabernero, y mucho menos si eso no incumbía con su labor, por tanto se dispuso a finalizar su trabajo con el refrigerador, intentando ignorar lo que ocurría a solo pasos de distancia, y por dentro aguardando que cesara aquel altercado para cuando él hubiera dado fin al trabajo.

La pelea estaba por empezar, todos los hombres que tenia el joven enfrente empezaban a agarrar sus respectivas armas, mismo que lo que estaba haciendo el joven. Quien agarraba su espada a una mano, mientras que con la otra agarraba la funda de esta. El tabernero entonces empezaba a hablar. -Muy bien, hemos tenido nuestra diversion. Pero termina aqui, entendido.- Dijo y miro friamente hacia los hombres. El joven no podia ver esto, ya que se encontraba de espaldas al tabernero. Los hombres a esto respondian nerviosamente, volviendo a sus sitios.

Guardando su espada, el chico volvia junto al tabernero, preguntandose el por que han dejado sus ansias de pelea tan rapidamente. -Todos los dias igual. Chico....- dijo mirando a los ojos del joven, que se sentaba en la silla frente la barra. -¿Cual es tu nombre?- preguntaba, y el joven revelaba por primera vez su nombre.

-Layfon- Dijo a secas, sin decir ningun apellido.

El tabernero miraba a los ojos de Layfon, y dejaba de limpiar el vaso que tenia en su mano. -Conozco esa espada, Layfon. Conoci al hombre que la usaba hace años, 20 años para ser exacto.- dijo, y los ojos de Layfon se abrian un poco mas de lo normal. Estaba completamente atento a lo que decia. -Pero eso es otra cosa. Escuche lo que ha sucedido con el, y me siento algo mal ya que no podre saldar la deuda que tengo con el. Dime...¿que relacion tienes con el?- preguntaba despues, y Layfon parecia no querer hablar sobre ello.

Su mirada bajaba a la barra, mientras que pegaba un suspiro.

-Forme parte de Las Armas del Cielo, si es eso lo que estas tratando de saber- dijo a secas Layfon, subiendo la mirada al tabernero. Este miraba primero a su derecha y luego a la izquierda, bajando un poco su tono de voz ahora.

-Te ayudare.- dijo - Si tratas de buscar dinero en Loguetown, lo tienes dificil. Marines han empezado a circular por la ciudad, y cada vez hay mas bandas piratas y asesinas en la ciudad. Te aconsejo que vayas a Fushia, tengo un amigo alli que puede ayudarte- añadio despues.

Fue entonces cuando Layfon sintio que por detras suya se le avalanzaba alguien. Era el tipo al cual habia noqueado antes, se habia olvidado completamente de el. El hombre trato de darle un puñetazo, pero Layfon reaccion.o, agarro el brazo del hombre y lo lanzo hacia una especie de despacho que se encontraba tras la barra, usando una llave. Fue como si todo pasara en camara lenta, la cara del tio era como la de alguien que se preguntaba, ¿como demonios he llegado aqui?.

Destrozos, metales chocando el uno contra el otro, silbidos. Todo eso se podia escuchar cuando el hombre chocaba con algo en el despacho......el tabernero se quedo mirando la escena, para luego girarse a Layfon. Este se percataba ahora de su reaccion, levantando un poco sus manos en aquel momento. -¿Defensa propia?- trataba de decir para salvarse....Los demas hombres de la taberna se quedaban mirando la escena, pero inactivos ya que no parecian querer moverse de su sitio.

Las cosas parecían tornarse bravas en cuanto a lo que los presentes respectaba, sin duda alguna acabaría involucrado él también, ya que todo el sector pasaría a convertirse en un campo de batalla, sin embargo eso no era algo que flotara en la mente del pelirrojo, ya que se encontraba enfocado en finalizar su labor, quizás si recordaba lo que estaba ocurriendo en segundo plano, pero era algo tan vano que no otorgaba importancia alguna, por tanto no interrumpía la actividad del muchacho, lo que sí logró realizar tal proeza fueron las palabras del encargado del local, al detener el altercado meramente con sus palabras.

Curiosamente la gente de por allí resultaba mansa ante las palabras de aquel sujeto, quien parecía iniciar una conversación con el joven quien parecía haber sobrevivido a lo que sería una horda de borrachos. La única palabra con la cual el joven calificó la situación fue “suertudo” aunque era difícil percibir si lo decía ante el joven que había sido “rescatado” o ante él mismo, pues así podría salir del lugar sin involucrarse.

Como relajo o premio a su fortuna el muchacho tomó del bolsillo de su abrigo un cigarro, encendiéndolo con el encendedor que cargaba consigo, para luego proseguir su trabajo mientras el humo del tabaco comenzaba a elevarse. Con cuidado se mantenía desmontando aquel aparato tomando las piezas una a una para realizar una limpieza a fondo con cada una, algo que realmente precisaba todo el establecimiento.

Unos minutos transcurrieron, el chico continuaba desmantelando el objeto con el fin de hacer mantenimiento a todas las piezas, su entusiasmo se denotaba en su rostro, y en aquellos labios que formulaban una pequeña sonrisa, mientras aun sostenían el cigarro entre ellos, sentía cierto orgullo de poder dar vida nuevamente a una máquina, pero algo ocurrió, para cuando creyó que el trabajo llegaría a su fin, un repentino objeto contundente surgió de la nada, volando cuan gaviota para terminar impactando contra el refrigerador mismo, cargándose así toda la labor realizada por el muchacho, en conjunto a los pocos refrescos que allí dentro yacían depositados.

El altercado en el fondo no solo había sacudido los aparatos allí dispuestos, sino que había provocado un despilfarro de bebidas, al agitarse las mismas y generar una mini ducha la cual bañaría al muchacho, apagando el cigarro y sus ánimos. Sin duda alguna en aquel estado no podría culminar su trabajo, pues la maquina estaría arruinada por completo, sobre todo por el golpe, ya que aquella persona no era lo que se consideraba como alguien “liviano”.

Con un resoplido, el muchacho se levantó como pudo del desastre ocasionado, ignorando el hecho de haber salido “ileso”. Sin mencionar palabra alguna, se dirigió fuera del pequeño despacho, aproximándose hacia el cantinero, hasta mantenerse a su lado, si bien iba a consultar lo ocurrido, pues no había oído advertencia previa, solamente dejó que la mirada del mismo le guiara hacia quien había ocasionado aquel problema, un joven de cabello café quien permanecía sentado allí.

Si bien le fulminó con la mirada, no realizó acción alguna, más solo mencionó al hombre que le había contratado. -Es imposible repararlo así, tendrás que esperar a que se seque, y luego ir a buscar las piezas de repuesto. – sin añadir nada más el chico marchó del sitio, manteniendo un aire tosco, especialmente al pasar junto al sujeto allí sentado, golpeándole con el hombro como si no le hubiera visto.

Antes de haber lanzado al tipo ese, el tabernero le decia la persona que tenia que buscar. Rogerle, tabernero de la Rosa Fushia. Momentos despues del lanzamiento del tipo, Layfon se via mirando al despacho, al igual que el tabernero. Dentro del despacho se podian escuchar los quejidos del hombre, y el movimiento de alguien saliendo del despacho. Era un chico, de pelo rojizo, que salia del cuarto completamente mojado. Al principio no parecia darle mucha importancia a lo sucedido, pero despues se acercaba a donde estaba Layfon y el tabernero.

La mirada del chico llegaba a Layfon, penetrandolo con un cierto "odio", pero no hizo nada, simplemente giraba su mirada al tabernero y hablaba. -Es imposible repararlo así, tendrás que esperar a que se seque, y luego ir a buscar las piezas de repuesto. – dijo, marchandose despues de su lugar, en direccion puerta. -Siento est- Layfon queria disculparse, pero fue interrumpido por un choque de hombros con el chico, que lo habia hecho a proposito. Sintiendose algo culpable, Layfon se levantaba de su sitio y seguia al chico.

-Pues supongo que me vas a tener que pagar esto Layf- decia el tabernero, que estaba mirando al despacho, girandose luego hacia donde estaba el chico. Solo para darse cuenta de que ya no estaba. -LAYFOOOOOOOOOOOOOONNN- gritaba, pero ambos chicos ya no estaban en la taberna. Si no por las calles de loguetown. El chico empapado iba por delante de Layfon, este le seguia a una distancia comoda, mas o menos 3 metros por detras del chico. Mientras caminaba, trataba de buscar las palabras para disculparse, pero dado a que no es muy social, se le daba mal.

-Oe, espera- decia Layfon, cansado de buscar palabras. Aumentando ligeramente su velocidad para acercarse al chico, agarrando levemente su hombro para que se de la vuelta y le mire la cara. -Tranquilo, no quiero hacer nada, solo vengo a hablar.- empezaba a decir Layfon, bajando su brazo nuevamente. -Me disculpo por lo ocurrido en la taberna. Supongo que estabas alli por trabajar y ahora no conseguiras dinero.- añadia despues, señalando con su pulgar a la taberna. -Me siento bastante mal por ello......- se callaba un momento, recordando las palabras del tabernero.

-Tengo una oferta para ti. Se que no me conoces, pero podria necesitar ayuda. Cuando hable con el tabernero me dio el nombre de una persona en Fushia, la cual podria ayudarme a encontrar dinero facil. Que te parece si me ayudas a llegar alli, y compartimos ese dinero 50/50- le propuso Layfon al chico pelirrojo, el cual seguia completamente empapado por su culpa. -Aunque supongo que tendras familia aqui....por lo que se hara dificil- murmuraba despues. Esperando la respuesta del chico.

Tras aquel impacto el muchacho aprovechó para marchar de la taberna, ya que no poseía motivo alguno para quedarse, a demás debería ir a cambiarse lo más pronto posible, pues el encontrarse empapado no era una de las cosas que más le gustaran. Conjunto a eso, el problema ocasionado con el refrigerador de seguro finalizaría el interrumpido altercado, algo en lo que no planeaba meterse, motivo para permanecer lo más apartado de ese sitio posible.

Un grito se escuchó provenir del sitio, dando inicio a lo que el chico había augurado como un pandemonio, más al girarse pudo percibir que el muchacho, aquel que creía terminaría metido en el centro del pleito, se hallaba tras de él, caminando en la misma dirección, siguiéndole. Ignorando aquel factor el chico volvió su vista hacia el frente procurando alejarse de aquel joven lo más pronto posible, al alternar un poco el camino que le dirigiría de nuevo al sitio en el cual se hospedaba.

Pero, lamentablemente para el muchacho, no podía deshacer esa voz de su mente, pues le escucharía nuevamente intentando detenerle, seguramente al hacerle caso terminaría siendo él quien peleara con el joven, y eso era algo que poco le llamaba la atención, no obstante, el joven pelirrojo se encontró obligado a escuchar a su perseguidor, pues este le había tomado por el hombro, enunciando lo más que se sentía al respecto, y un conjunto de palabras que al muchacho no parecieron importarle, pues este desvió su mirada y se volteó para continuar su recorrido.

Aunque sus pasos se detuvieron unos instantes al oír algo relacionado a una oferta, seguramente podría sacar dinero de allí, pero por cierta razón no lograba confiar del todo en aquel sujeto, de todas formas lo que terminó de llamar la atención del joven fue una de las últimas palabras que su compañero dijo, al mencionar “familia”, lo cual hizo que el chico se girara producto a la insistencia de este. -No estoy interesado, a demás tienes otros problemas de los cuales ocuparte – levantando su mirada por sobre el hombro del pelimarrón, el chico pudo notar una persona familiar, aquel cantinero que le había contratado, y ahora parecía querer vengar la muerte del electrodoméstico.

-Como sea, no es mi problema – una vez más el chico dio la espalda a lo que resultaría una situación peligrosa, y tomó del bolsillo de su pantalón una pequeña tuerca, para reanudar su andar de manera tranquila pues sabía que quien le estaba siguiendo ahora tendría motivo para permanecer detrás. A su vez que empujaba aquel objeto de metal que yacía entre sus dedos al aire con su dedo pulgar, como si de una moneda se tratase.

El chico que tenia enfrete Layfon no parecia tener muchas ganas de hablar, aun cuando ha escuchado la propuesta del peli marron se quedaba callado durante un momento. Hasta cierto punto, cuando su "actitud" cambiaba un poco. -No estoy interesado, a demás tienes otros problemas de los cuales ocuparte – decia, mirando por encima del hombro de Layfon. Era el tabernero, que con cara de pocos amigos habia salido de la taberna, buscando a Layfon. -Como sea, no es mi problema – añadia despues, comenzando a andar.

-Un momento....ese es el chico.....- decia el tabernero, lentamente andando hacia la posicion de los dos chicos. -Ahora lo entiendo....era vuestro plan desde el principio. Sacarme informacion.....- se para un momento de hablar, mientras se acercaba mas y mas. Layfon seguia quieto, mientras miraba hacia el tabernero. -Y luego romper mis cosas......ha sido vuestro plan desde el principio!!!!- gritaba despues, sosteniendo en su mano una especie de cuchara gigante. -Dices que no es tu problema, pero creo que se ha vuelto en tu problema- dijo Layfon con un tono sarcastico.

El tabernero se lanzaba a la posicion de Layfon, tratando de aplastarle con su cuchara, pero Layfon esquivaba saltando hacia detras, justamente al lado del chico pelo rojizo. -Se que es mal momento pero- añadio despues, mirando hacia el chico. El problema era de que no solo el tabernero les estaba atacando, si no que los demas hombres de la taberna tambien se veian corriendo tras el tabernero, quien parecia tener poder sobre ellos. -Acabad con ellos!!!- gritaba, y los hombres gritaban de afirmacion.

-Mi oferta sigue en pie- decia Layfon, girandose levemente hacia el chico. De repente se daba cuenta de la tuerca con la cual estaba "jugando" el chico. -¿Que te parece unirte a mi tripulacion pirata?- le preguntaba de repente, sorprendiendose hasta a si mismo. De hecho tenia pensado hacerse una banda, pero empezar ahora....-Estoy planeando viajar por todo el mundo, saber de todos los secretos, encontrar tesoros. Sin reglas, ni nadie que nos diga que hacer, piratas. Como puedo ver tienes cierta tendencia a que te gusta la mecanica- dijo señalando a la tuerca. -Me vendria bien alguien que sepa de lo que tu sabes. Piensalo, podrias hacer lo que quieras, cuando quieras, ¿no suena tan mal verdad?- añadio segundos despues, mirando a los ojos del chico.

Todo iba como en camara lenta, los hombres corriendo a lo loco hacia los chicos, mientras que estos estaban el uno el frente del otro.

A pesar del intento del muchacho por desligarse del inconveniente a punto de transcurrir, la falta de visión del hombre, y su carente conocimiento de la situación le llevó a realizar un mal juicio, emparejando al muchacho con aquel sujeto de cabello marrón. Si bien la expresión de pocos amigos en el rostro del chico no mostraba del todo aquel desacuerdo, no había forma de probar lo contrario, por lo que simplemente enunció. -Qué apreciación más burda, incluso para un cantinero. Es más que obvio que no trabajo con este sujeto. – Pero a pesar de lo que él dijera, no habría manera de hacer entrar en razón al hombre, por lo que tomó otro cigarro de su bolsillo, y lo llevó a la boca, notando como estos habían quedado también empapados por el desparrame de bebidas.

En ese momento, pudo notar al hombre iniciando pelea con su obligado “socio” algo que no inmutó al muchacho, quien trataba sin éxito de encender el pitillo. No podría calmar sus nervios si no lograba consumir su dosis diaria, por lo que dio un resoplido, sin soltar aquel objeto, para guardar el mechero y volver a jugar con la tuerca, dando una escasa cantidad de pasos retirándose del sitio.

La voz de aquel hombre resonó una vez más, esta vez no se encargaría él solo de aquel par, pues había llamado refuerzos, a la vez que el muchacho continuaba insistiendo en cuanto a formular una alianza, esta vez en nombre de ser piratas. -No tengo intensión alguna en pertenecer a una banda pirata. – pese a la cabezonería del joven, no había mucho más que le quedara, pues tanto el tabernero como los consumidores se paseaban por Loguetown, y debido a aquel malentendido el joven pasaría a ser un sujeto buscado. De todas formas de eso se encargaría luego, pues de momento su prioridad era apartarse de los perseguidores.

-He escuchado tu conversación, no tienes dinero, y esa tripulación que mencionas es inexistente, no puedo fiarme de alguien que me ha metido en este problema. – los pasos del joven daban inicio a una carrera, para así incrementar sus chances de escapar de la situación en la que se había visto envuelto, sujetando la tuerca con su mano diestra, pues al aumentar la velocidad ya no podría proseguir con su juego, de todas formas el malestar se mantenía en él, ya que tampoco era del todo cómodo estar corriendo con sus prendas empapadas.

La cosa se estaba picando, el chico nuevamente rechazaba la oferta de Layfon. Parecia decidido a no unirse, aunque pareciese por un momentito interesado. Los hombres cada vez se acercaban mas a ellos, y el chico ya habia comenzado a correr en la direccion contraria a los hombres. ¿Por que se empeñaba Layfon tanto con este chico? Ni el mismo lo sabia, pero entonces empezaba a correr, gracias a su gran velocidad se coloco al lado del chico nuevamente.

-Antes de que me digas nada, dejame decirte una ultima cosa. Se perfectamente que no tengo casi nada, pero trato de conseguirlo. No dire que sera un camino facil, eso seria mentir. Te hice esta oferta para que tuvieras aunque sea la posibilidad de conseguir esas cosas mencionadas antes. Dinero, tecnologia, lo que sea. No pienso obligarte, pero, si al final decides acompañarme, ven al puerto Este. Estare esperando alli hasta el anochecer- Layfon se callaba un momento.

-Mi nombre es Layfon. Siento no haberlo dicho por ahora. Y como muestra de mi sinceridad, dejame ofrecerte esto. - dijo Layfon, parandose bruscamente y dandose la vuelta, mirando hacia los hombres. Momentos despues Layfon empezaba a correr lo mas rapido que podia, usando toda su velocidad para darle con el mango de su espada en la cara de uno de los hombres. Aprovechando el cuerpo de este hombre de taburete y saltandose a todos ellos.

-¿Esto es todo lo que sabeis hacer?- decia Layfon, quien parecia estar metiendo pelea con los hombres y el tabernero. Todos ellos, con unas venas de odio gigantescas, cogian sus armas al mas no poder y salian a correr tras Layfon, quien ya se encontraba a una buena distancia. Mientras corria, seguia pensando en que si el chico de antes aceptaba la oferta, o no.

De todos modos lo unico que podia hacer ahora mismo era esperar. Y claro esta, escapar de los hombres. Pero esto era tarea facil, ya que Layfon iba metiendose en callejon tras callejon, a gran velocidad. Haciendo que los hombres y el mismo tabernero le pierdan de vista. Aun quedaba tiempo para la "hora" en la que habia quedado la oferta de Layfon, asi que simplemente se limitó a esconderse en el puerto, esperando a que se haga mediodia.

Layfon se mantenia escondido detras de unos barriles, que estaban amontonados cerca de unos botes. Le parecia un sitio perfecto, para poder estar atento a todo lo que ocurre en el puerto, ya llegue o no el chico de antes.

Parece que finalmente el plan del muchacho por quedar libre daría resultado, pues tras tanta insistencia el muchacho comentó un último intento, enunciando un punto de reunión en ese mismo día, sentenciando como fecha límite el anochecer. A su vez el joven hizo una breve presentación debido a que la situación no era la más propicia para ese tipo de cosas, informando su nombre tal como Layfon. Tras aquello, el muchacho se giró, encaminándose hacia los sujetos que les estaban persiguiendo. Por unos instantes, el muchacho creyó que se trataba de un suicidio, más giró su rostro para ver lo que ocurriría, en un aire de preocupación / morbo, algo que él no podía catalogar, pues todo había ocurrido en un instante.

La curiosidad del muchacho se vio infundada, pues el joven pareció saber cómo reaccionar ante la inmensidad de adversarios, escapando de ellos en otra dirección, pero otorgando así la distracción perfecta para que el pelirrojo se escabullera fuera de aquel panorama. -Pff.. menudo payaso – susurró el chico, escupiendo el cigarrillo húmedo para luego continuar su camino hasta la tienda para la cual él trabajaba.

Una vez allí, el muchacho aprovechó para darse una ducha, para quitar el pegote de aquellas bebidas, y también cambiarse sus prendas por algo más cómodo, no precisamente formal, debido a la naturaleza de su trabajo, pero si algo un poco más confortable para finalizar su turno de trabajo, el cual sorpresivamente resultaba mucho más laborioso de lo normal, ya que a cada rato venía a la mente del joven aquella propuesta que el chico que había hallado en la taberna le había ofrecido. Sin embargo aquellas ideas se esfumaban con un rápido negar de su cabeza.

El turno del muchacho duró mucho más de lo normal, a pesar de que su trabajo en aquel día se dedicase a “pequeñeces” una vez tras otra se veía acosado, y hasta se preguntaba ¿qué había sido de aquel joven? Algo que irritaba al muchacho, pues hasta hacía horas atrás solo le veía como una gran causa de problemas, de todas formas antes de partir de aquella tienda, armó un pequeño bolso, allí dentro cargó herramientas básicas, aquellas a las cuales ya se había acostumbrado a usar para su trabajo, junto con un par de armas que había logrado costear de camino al muelle.

El astro solar ya había descendido a su descanso, y la noche se teñía de una tonalidad anaranjada, dando paso al venidero anochecer, para cuando el muchacho mantenía aquel andar tranquilo, llevando por sobre su hombro zurdo un bolsito que no lograba alcanzar la zona lumbar de su espalda. Su única compañía era el humo de un cigarro totalmente seco, junto a la intriga por saber que ocurriría esa misma noche, pues habían infinidad de posibilidades, más era difícil percibir el verdadero motivo por el cual el muchacho estaba acudiendo al lugar, inclusive para él.

Las horas pasaban, y Layfon se encontraba super aburrido tras los barriles. De vez en cuando veia como personas pasaban por el muelle, pero no eran las personas que el estaba esperando. Hasta el juraria que algunas de estas personas son las personas que le estaban siguiendo antes, las de la taberna. Suspirando, Layfon miraba al cielo, que se ponia cada vez mas oscuro y anaranjado, debido a que el sol empezaba a "bajar". -Ya casi es la hora- decia Layfon, cerrando sus ojos por un momento.

-Isla Fushia eh......sinceramente tengo pocas ganas de ir solo- decia despues Layfon, mientras respiraba tranquilamente y escuchaba las olas de mar. Todo era bastante tranquilo....

Fue entonces cuando empezaba a escuchar pasos, pasos lentos que se acercaban al muelle. Layfon al principio se creia que seria otra persona, ya que tenia pocas esperanzas de que el chico apareciese. Abriendo sus ojos, sin embargo, se sorprendio al ver a una persona de pie, mirando hacia el agua. No podia ver con claridad quien era, pero se parece al chico pelirojo. Lentamente, Layfon empezaba a subir por encima de los barriles.

Tratando de no hacer ruido, se sentaba en el de mas arriba y miraba hacia la posicion de la persona. Para su alegria momentanea, era el chico pelirrojo, que se encontraba alli con una bolsa mientras fumaba. Esto ultimo era nuevo, pero de poca importancia. -Veo que has aparecido- decia Layfon, llamando la atencion del joven. Pegando un salto despues, para bajar del barril. Al caer, Layfon levantaba su mirada al chico, sonriendo un poco. Pero andaba algo dudoso, ya que tambien podria haber venido por educacion y decir que no esta interesado.

Layfon se acercaba al chico, para preguntarle. -¿Decidistes unirte a mi entonces?- dijo con un tono de voz tranquilo y sereno. Seguia con la ligera sonrisa, pero esta iba desapareciendo poco a poco, por la simple duda de que si aceptara o no. La mirada de Layfon, a veces se iba hacia la izquierda de donde estaban, ya que el mismo juraria haber visto algo moverse entre la oscuridad de los edificios. Pero el pensaba que seguramente era un gato o perro que se habia perdido. -Perdona por esto, pense haber visto algo. ¿Bueno, tu respuesta?- preguntaba de nuevo, tras la breve interrupcion.

A pesar de llegar al sitio acordado, el joven no percibía la presencia del muchacho que había conocido previamente, a lo mejor ya no aparecería, dentro de su mente planteaba diferentes panoramas, como que posiblemente le había atrapado los sujetos de la taberna, o tal vez había logrado escapar ya del sitio, abandonando Loguetown, o hasta se había hartado de esperar y se había dirigido él mismo al objetivo que había mencionado.

Pero, con una frase el joven hizo acto de presencia, aproximándose con un salto para permanecer junto al muchacho, quien respondió meramente con un suave movimiento de su cabeza, asintiendo. Su compañero tampoco extendió la charla mucho más, ya que pasó directamente a preguntar si el joven se uniría a él, algo que el muchacho había aclarado ya desde antes de haber arribado, aunque no pudo responder en ese momento, pues la atención de aquel que había formulado la pregunta parecía disiparse ante un nuevo acontecimiento, el cual acotaría a continuación.

A pesar de no haber visto nada, el chico no se inmutó, y relajó los hombros para finalmente dar su respuesta. -No pienso unirme a ninguna banda pirata, si estoy aquí es porque me debes dinero, y hasta obtenerlo me encargaré de que no se te olvide. – seguidamente dejó salir una leve humareda producto del cigarro, para acotar con tranquilidad. -Y bien, señor pirata ¿en donde se encuentra su navío? – si iban a partir de aquel lugar, al cual el joven ya dejaba de considerar “seguro” necesitarían un medio de transporte, por lo que esperaba que su compañero contara con uno.

El chico pelirrojo miraba indiferentemente hacia Layfon, el cual esperaba una respuesta. Relajado como es, el chico respondia, diciendo que no se unira a ninguna banda, pero ira con el ya que le debe dinero. Suspirando y sonriendo levemente, decia Layfon -Me vale- ya se estaba esperando una respuesta asi, lo conocia poco tiempo pero, ya sabia el tipo de caracter que tenia el chico. Le que le recordaba que aun no sabia su nombre. -A prop- pero no finalizó su frase ya que el chico volvia a hablar, preguntando por el medio de transporte, es decir el barco que tenia Layfon.

Layfon miraba a su alrededor, y se abria de brazos. -Pues el que quieras de aqui- mostrando una sonrisa de tranquilidad y pasividad mientras que volvia a bajar sus brazos de nuevo. -Como ya te dije, carezco de muchas cosas, por eso quiero ir a Fushia para poder conseguir un barco y muchas mas cosas. De eso fue lo que hable con el tabernero- añadio despues, mirando a los ojos del pelirrojo. Nuevamente se estaba esperando una respuesta pasota, pero vamos, es acostumbrarse a la compañia nueva.

-Pero vamos, ya nos las apañaremos.- Dijo dandose la vuelta, mirando hacia la playa. Fue entonces cuando algo captó la mirada de Layfon, el cual cerraba un poco sus ojos para afijar su mirada. Parecia como si alguien o algo estuviera tirado en la playa....a primera vista no parecia nada....pero....mientras mas lo miraba, mas se daba cuenta de que....era el cuerpo de una persona. -Mmh...un cuerpo- decia Layfon, quien no podia dejar la cosa pasar simplemente. -Vamos a hechar un vistazo- dijo despues, empezando a andar hacia el "cuerpo".

Layfon se pensaba que seria un cuerpo muerto, y de ser asi, quizas tendria algo de valor consigo. Dinero era lo mas importante para el ahora mismo, y queria obtenerlo de cualquier forma, y mientras menos trabajo....mejor. Olvidandose completamente de que aun no sabia el nombre de su nuevo acompañante, cosa que podria causar problemas mas adelante.

El joven pelirrojo interrogó a su compañero con respecto al navío que ambos abordarían para el inicio de su viaje, dando como resultado la completa sorpresa demostrada por el mismo en cuanto a la respuesta del chico de cabellos café, quien simplemente mencionó que podrían tomar cualquiera de los que allí yacían. Rememorando su objetivo al querer dirigirse a Fuchsia, aunque claro, estaba tratando con un pirata, una acción de tal grado no debía ser ilógico para el muchacho, lo que llevó a que el joven de gafas diera un suspiro. -Así que, tienes una tripulación que no existe y un barco que ni siquiera es tuyo. – ya debía de saber a que enfrentarse, pues a medida que pasaba más tiempo junto a aquel joven comenzaba a lamentar su decisión.

De todas formas había algo curioso en su acompañante pues este reflejaba un aura calmado, a pesar de la carencia de todo aquello que podría ser básico para un pirata cualquiera, incluso su forma de hablar no mostraba preocupación, elevando un poco el nivel de irritación por parte del chico de cabello cobrizo, pues no era alguien que saliera sin plan alguno. Lo que empeoraba el panorama no era la carencia de plan, sino la falta de importancia que el joven daba a la situación que estaban pasando, al desprenderse de la misma para dirigirse hacia donde había una especie de bulto, mencionando al chico que fueran a ver de qué se trataba.

Al aproximarse hacia aquel terreno, el muchacho pudo percibir una silueta allí dispuesta, era difícil creer que se tratara de maderas de algún navío roto, o de alguna planta o simplemente desperdicios dejados por la gente. -¿Ahora jugarás con los restos que deja el mar? He de recordarte que tenemos un viaje que realizar, no planeo permanecer pegado a ti por mucho tiempo – mencionaba el muchacho persiguiendo con un lento caminar a su compañero, demostrando cierta pesadez ante la actitud del mismo, más lo que visualizaría allí dispuesto en la arena, cambiaría aquella expresión tan fría en el rostro del muchacho.