Capitulo 1- ¿Hay algo en la orilla? El comienzo de los Shadows of phoenix.

Un barco atracó en el puerto de Loguetown. De el salió una hermosa joven de ojos marrones y pelo naranja. La chica comenzó a caminar por la isla en busca de algún restaurante donde comer pero no encontraba ninguno.

Tras haber caminado una media hora llegó a una playa. Se quedó varios minutos contemplándola, le parecía el paisaje más hermoso que había visto nunca. Ya iba a seguir su camino cuando, de repente, diviso un cuerpo tirado en la orilla. Se acerco hasta allí y vio a un chico de pelo azul inconsciente. ¿Qué debía hacer? No podía dejarle allí solo. Zarandeo varias veces al chico con el fin de hacerlo despertar. Seguía sin despertar. Lo mejor sería esperar. Se tumbo en la arena y cerró los ojos. El mar estaba en calma, no se oía nada. El viento soplaba acariciando su rostro. Miro al chico durante varios segundos y vio como sus párpados iban abriéndose poco a poco.

Me encontraba en aquel mundo extraño donde a veces veía mi otro yo mi espíritu maligno en mi interior donde podía ver como el mal me querida dominar, así era una vez mas había pasado cuando perdí a mis capitana que había sido capturada por la marina, decidí a pedido de ella mismo no seguirla pero termine perdiendo el control y ahora no sé donde me encuentro un destello de luz empezó a despertarme de aquel mundo de tinieblas y oscuridad que me encontraba cuando sentí un calor, atine a poner mi mano sobre mi frente y taparme mis ojos estaba recibiendo luz parece que había sobrevivido al combate, no había caído al mar si fuera así debería estar muerto, cerré de nuevo los ojos y intente inclinarme con un poco de molestia lo logre para volverá abrir los ojos y ver arena estaba sentado o más bien tirado sobre arena sacudí mi cabeza mi cuerpo no se encontraba casi mojado abre planeado hasta aquí cuando perdí la conciencia, intente mirar a mi alrededor pero se me hacía casi imposible cuando pasaron unos minutos mis ojos se normalizaron y pude ver una sombra mire a la misma y note una joven de cabello naranja atine a levantarme súbditamente pero me fue imposible aun las fuerzas no habían regresado a mi cuerpo, lo más probable que si me haya mojado observe como el agua llegaba a mis pies y me sentía sin fuerza, intente retroceder con lo poco que me quedaba y sacudí mis cabellos para mirar a la joven con mis ojos negros medios rojizos tapándome la marca del destino mientras la observaba sus cabellos y cuerpo rechiste molesto e intente pararme de nuevo lográndolo esta vez, sacudí la arena de mi chaleco

-tsk…. Donde estoy

Dije mirando el horizonte y no mirando a la joven solo observando mi guante humedecido por el agua del mar, para luego llevar la misma mano a mi cabeza donde estaba la marca del destino cerrando los ojos momentáneamente y recordando el combate en el barco
Un leve gruñido se escucho de mi boca pero nada más solo el ruido del mar luego

Spoiler:

Miré al chico de cabello azul, parecía algo desorientado y no podía moverse.Observé un tatuaje ubicado en su rostro. No sabía si confiar en él. Recuerdo lo que mi madre siempre me decía << No confíes en los desconocidos.>> Pero ese chico no parecía ser mala persona, al contrario, me transmitía confianza. Ademas, yo siempre digo que hay ayudar a la gente que está en apuros.Pero, ¿debía arriesgarme? Me levanté y sacudí mi ropa cubierta de arena. Le regalé al chico una amplia sonrisa y le tendí mi mano.

-¿Te encuentras bien?

Escuche finalmente la voz de mi acompañante lo que me hizo abrir los ojos y miraran seriamente el horizonte nuevamente baje mi mano que se encontraba en mi rostro y desvié la mirada hacia ella la pude ver sonreír, algo tan extraño en mi sonreír que era eso desde la masacre nunca lo había vuelto hacer y este no sería el caso la mirare seriamente, con mis ojos rojizos casi negros observe su mano pero no respondí simplemente volví a pronunciar mi pregunta

-¿Donde me encuentro?

Mi mirada estaba clavada en ella, mientras a veces por segundos desviaba la mirada hacia mi entorno para intentar adivinar donde estaba donde podía a ver terminado, observe a la joven acomodando mi mano en los bolsillos y suspire caminando hacia ella, lentamente esperando mi respuesta

Volví a mirarle durante varíos segundo y finalmente respondí:

-Estás en Loguetown, en el East Blue.

Clave mi vista en sus ojos rojizos casi negros. Su mirada era desafiante, no tenía pinta de ser un civíl. Más bien tenía pinta de ser un cazarrecompensas o un pirata. Ahora que me fijaba, su cara me sonaba de algo. Lo habría visto en algún otro sitio pero, ¿dónde? En mi isla era imposible ya que allí no recordaba haber visto nunca ha un chico con ese aspecto físico. Podría ser algún pirata conocido. Ultimamente veía muchos carteles con precio por sus cabezas.

Suspire al escuchar a la joven y me detuve delante de ella para luego mirar el cielo suspirando nuevamente así que había venido a parar a la isla del inicio y el fin, baje los ojos volviendo a levantarlos para marcharme empecé a caminar hacia la salida, que bien había venido a parar al peor lugar donde podía, estar y encima que no llevaba nada para cubrirme no demoraría en ser descubierto por la marina y los cazas locales, suspire y me detuve a unos pasos de la joven
Desvié la mirada hacia ella y cierro los ojos a un serio

-Gracias, por la información

Me volví a dar la vuelta para marcharme era una joven algo peculiar, no entendí muy bien porque estuvo allí a mi lado todo este tiempo pero aun sentía una pequeña molesta, atine que me caería de rodillas pero pude levantarme aun el agua me molestaba grandemente, me había sacado mucha fuerza a decir verdad, me sacudí el cabello y Salí en dirección a la ciudad aun sujetándome el pecho por la debilidad causada. No podía lucha en este estado no demore en ver un árbol y recostarme en él para recibir un poco de aire y recuperar aliento, la ciudad quedaba a una distancia prudente aun de la ciudad.

Mientras veía como el chico se alejaba débil y andando a duras penas sentí el impulso de seguirle. ¿Estaría preocupada por él? Eso no tendría sentido, lo acababa de conocer. Decidí ignorar ese pensamiento y volví a seguir mi camino. Mis tripas rugian, no comía desde ayer por la noche. Debía encontrar un restaurante cuanto antes. Tendría que ir al centro de la ciudad, seguro que allí encontraría algún sitio donde comer algo. Iba a entrar en la ciudad de nuevo pero, de repente, divise otra vez a aquel chico. El chico del cabello azul. Estaba recostado en un árbol. Decidí acercarme a él para proponerle que viniera conmigo y comiera ya que el chico no parecía tener fuerzas para continuar andando.

-Hola - le dije sonriendo - ¿Te acuerdas de mi? Soy la chica de hace un momento...- guardé unos minutos de silencio y continué- Me preguntaba si querrías venir conmigo, te veo bastante débil y yo ahora mismo me dirigía a un restaurante. Si quieres podría invitarte a un almuerzo.

Me encontraba en silencio pensando lo que había pasado decidí dejar la tripulación de la bruja, era pérdida de tiempo ella había sido capturado suspire aun con los ojos cerrados la imagen de del combate venia a mi mente una y otra vez el combate en alta mar donde perdería la conciencia lo peor no era eso sino cuando recordaba lo de mi juventud la masacre moví la cabeza algo molesto hasta que escuche la voz de la joven y me recosté en el árbol apenas abriendo los ojos la observe y escuche en silencio ayudándome era raro encontrar personas que estén dispuesta a ayudar, aceptar una comida de una extraña andaba bien debilitado así que no tenía más remedio que aceptar hasta calentar mi cuerpo y recuperar la fuerza.
Me levante apoyándome en el árbol

- Está bien, te acompañare pero te puedo meter en problemas

Dije sin más una recompensa de 5 millones no demoraría en hacerse notar y no estaba en condiciones de protegerla así que si ella aceptaba ir con ese riesgo no me importaba en absoluto suspire y empecé a caminar hacia la joven pasando a su lado y deteniéndome ya recuperaría mis fuerzas dentro de poco suspire algo molesto a su lado esperando su respuesta y mirando a la ciudad

Le escuché atentamente pero, no me importó en absoluto ya que podía defenderme. Era una buena espadachina después de todo.

- Eso no es problema para mi. -dije sonriendo.


Dicho esto penetré en la ciudad junto al chico a paso ligero. Guarde silencio durante un buen rato. No quería molestarle soltando cualquier estupidez para romper el hielo. Pero, al menos debía preguntar por su nombre. Lo miré de reojo. Seguía igual de serio que siempre no parecía ser la clase de chico simpático y sonriente.

- No nos hemos presentado, mi nombre es Nami, encantada. - le dije volviendome hacia el.

Al escucharla seguimos avanzando, abriéndonos paso por la gente algunos me miraban y susurraban algo molestos y preocupados aquellos me estaba dejando incomodo y me preocupaba la seguridad de la joven suspire al oírla finalmente hablar porque todas las personas están obsesionadas por saber el nombre de los demás, escuche el de ella Nami, parecido a la de una de mis anteriores nakamas suspire nuevamente entrando a uno de los restaurantes, enseguida mi entrada llamo la atención de muchos allí presentes todos volvieron a sus cosas y algunos murmuraban en voz baja, suspire y sin mirarla respondí a su pregunta

-Kenner, puedes decirme Ken

Me detuve sentándome en una de las mesas y la observe a ella mientras me cruzaba de brazos mirando algunas mesas que cubrían su rostro

- Puedes pedir tú.

Dije sin más llevando mi mano a mi rostro cubriendo la marca del destino y cerrando los ojos para verme sumergido nuevamente en mi infancia, en aquella masacre en la que murieron todos mis seres queridos, suspire nuevamente para abrir mis ojos.

Al fin, encontramos un restaurante en el centro de la cuidad, fue bastante difícil pues no había muchos restaurantes en la isla. Penetramos en el y me senté en una de las mesas. Me sentía algo incómoda pues, la gente no paraba de mirarnos y no entendía porque. ¿Podría ser por Kenner? No sabía nada de él podría ser alguien conocido en esa isla. De repente le escuché ofrecerme pedir primero y sonreí.

- ¡Camarero!.

Mientras esperaba a que el camarero nos atendiera me sumergí en mi pasado, los años tan duros que pasé entrenando un día tras otro y los días enteros que pasaba haciendo mapas. Recuerdo el apoyo que me ofrecía mi madre y lo mucho que la quería. Pero, ahora quería olvidar el pasado para poder vivir el presente. Espero que me vaya mejor a partir de ahora.

Levanté mi vista y miré a mi alrededor, la gente nos seguía observando.

Ella llamo al camarero que no parecía tener coraje para aparecer, rechiste molesto este lugar no demoraría en llenarse de gente entrometida mi recompensa no era muy alta pero hacia que algunos debiluchos pensaran que era fácil capturarme pobre ingenuos solo que eso no evitaría que la joven pasara por un mal momento suspire apoyando mis manos en la mesa cubriendo una vez más mi rostro escuche como ella lo llamo y se hablaban entre ellos para ver quien vendría a atendernos. Apreté uno de los puños y suspire algo molesto veía la imagen de mi madre muriendo para protegerme a mí y mi hermano de los malditos marines, hice que mi puño aumentara la fuerza si no me controlaba terminaría destruyendo el lugar intente abrir los ojos pero la imagen de la bestia maldita aparecía delante mío y mis ojos parecían volverse rojizos, unos minutos estuve así hasta que logre concentrarme y mantener el control descubrí mi rostro y me recosté en la silla para mirar a la joven acompañante y volver a ver que la gente nos miraba, ahora ella quedaría marcada como una de mis nakamas mierda pensé, vi algunos sujetos preparando sus armas para el combate esto no duraría mucho, o comíamos o salíamos de aquí escuche unos pasos viniendo hacia mí, desde la cocina.

Traté de ignorar a la gente que nos andaba mirando. Suspiré y me crucé de brazos y enterré mi cara entre ellos. ¿Es que no nos va a atender nadie? Tengo demasiada hambre, llevó un día sin comer y no puedo más, pensé. Mire a Kenner y lo noté bastante preocupado. Como si estando allí corrieramos peligro. Ya me había planteado eso pues no era normal que nos miraran tanto y con esa cara como de desprecio o terror. Me sentía tan incómoda. Llevé mi mano derecha a mi tatuaje ubicado en mi brazo izquierdo y lo acaricié. Me sobresalté al escuchar unos pasos que se dirigían hacia nosotros provenientes de la cocina y giré mi vista hacia allí para contemplar quien se dirigía a nosotros.

El sujeto algo temeroso se acerco a nosotros y se inclino en señal de respeto

- Qu..e les puedo servir señorita

Dijo debido a que ella lo había llamado evitaba mirarme, en todo momento algo nervioso mi marca en el rostro ponía a mucha gente nerviosa ya que un falso boato del purgatorio de mi isla había caído sobre mí, así que desvié la mirada hacia el joven que se asusto un poco yo seguía tapando mi marca

- Lo mismo que ella

Dije para volver a baja mi mirada y luego voltearme a ver donde estaban aquellos tipos que parecían más agresivos que antes decidiéndose a ver si esta comida no se atrasaba mucho sino terminaríamos rompiendo el lugar ellos parecían intentar tomar coraje para arremeter contra nosotros, yo volví a mirar a la joven que parecía más nerviosa que antes tocándose una marca que tenía en el hombro

El camarero se retiró temeroso y se dirigió a la cocina tras comunicarle lo que queriamos. Aún con mi mano en mi tatuaje y comencé a recordar aquellas escena tan mustia, el día de la muerte de mi madre, el día en el que partí de mi aldea y decidí surcar los mares.

Miré en dirección donde miraba Kenner y vi a unos individuos desenfundando sus espadas. Parecían estar dispuesto a atacarnos, debía estar en guardia.

- Ken, deberíamos salir de aqui - le susurre.

Lleve mi mano a una de mis espadas dispuesta a luchar contra esos desconocidos pues se veía a simple vista que no venían con buenas intenciones.

Escuche lo que la joven decía y al mismo tiempo mire a los tipos que se paraban dos se dirigieron a la puerta para bloquearnos la salida yo suspire negando

- No creo que nos dejen salir por las buenas

Hice como que nada pasara volviéndome a la normalidad ese no era yo tan preocupado por su pasado quías aquella joven me lo había despertado suspire cerrando los ojos y abriéndolos de nuevo mis ojos brillaron color rojizo mientras yo me acomodaba para hacer como si esperaba mi comida, ya había regresado el kenner de siempre por qué dejarme atormentar por el estúpido pasado eso ya paso me dije a mi mismo todos nos miraban y los dos sujetos se pararon uno a mi lado y el otro al lado del a joven suspire y ellos se pronunciaron

-Eres Kenner Dragneel

Yo ignore su pregunta y mira la joven nami levantando una ceja

- Al final que pedimos para comer mismo, ando con hambre

Los sujetos me miraron y se irritaron de cómo los ignoraba yo no pude hacer más que seguir con mi charla hacia mi nueva conocida como si nada de aquello me importara cuando el intento desvainar su katana yo si lo mire con aquella mirada asesina que tenía cuando me disponía a matar

- Yo no haría eso si fuera tu, hay una dama y no quiero que vea correr sangre

Agregue después de todo había sido criado como un caballero uno de las familias más ricas de mi isla, además que era personal muchas mujeres habían muerto ya por mi culpa y habían visto derrame de sangre no quería que aquella joven de cabellos naranjas fuera una de ellas

- Si tienes algún problema conmigo lo resolvemos luego afuera, ahora estoy en un almuerzo.

Le dije sin más sin importarme su respuesta lo que hizo que el hombre desviara la mirada a su jefe que sonrió y les señalo para que se retiraran pero no muy lejos por si intentábamos escapar la gente quedo algo sorprendida por mis respuestas, yo rechiste si mi paciencia se acababa estos muchachos terminarían sin cabeza como aquellos idiotas de hace unos meses, en el puerto

Concentre mi mirada en la joven a ver su reacción al ver esta resolución.

Tras presenciar aquella escena quedé bastante sorprendida. Aquel chico serio y poco hablador había pasado a ser todo un caballero y un chico con carisma. Miré a aquellos desconocidos salir del restaurante. Volví mi vista a Kenner y le miré perpleja.

Al cabo de unos segundos el cocinero llegó con nuestros pedidos:

- Aqui tienen sus onigiris, disfruten de la comida.

Cogí uno y comencé a comerlo con muchas ganas ya que llevaba un día sin comer nada. Aquel onigiri me pareció lo más delicioso del mundo.

Aún no sabía mucho sobre Kenner a si que decidí que ya era el momento de saber un poco más.

- Ken-kun, ¿Por qué querían pelear contra ti esos tipos?

No dije nada simplemente me mantuve cayado mientras comía mi plato no le respondí, era mejor que ella no lo supiera o sino su vida correría bastante peligro suspire y termine de comer al ver que los sujetos no se movían tendría que luchar contra todos ellos al mismo tiempo pero eso no era lo peor otro grupo de mercenarios parecían reunirse preparados para intentarlo también, estos debieron llamar refuerzo maldita sea yo podría cargármelos pero no sin cargarme el lugar y lastimar a la chica maldita sea seguía comiendo tranquilo mientras levante la vista para hablar con la joven

- Cuando pagues la cuenta quiero que te quedes aquí, esto no es tu problema

Pronuncie con mi mirada seria y fría de siempre mientras empezaba a terminar la comida finalmente algunos de ellos empezaron a salir afuera para prepararse tenían en mente que me capturarían en poco tiempo

Tras terminar de servir unos cafés cerca de la mesa donde se encontraban aquel tipo con el rostro marcado y la chica de cabellos anaranjados , no pude evitar oír la conversación, llevaba apenas una semana en aquel lugar pero me fatigaba el continuó abuso de autoridad por parte de la marina y también el de la prepotencia de algunos caza recompensas que pasaban por el local en busca de bronca o intimidación por diversion.
Me acerque hasta ellos y mirando a los tipejos que hablan con aquel tranquilo joven les hable.

-No quiero que se rompa la tranquilidad de este local, si vais armar bronca salid fuera y como el caballero os ha dicho, dejadlo comer en paz, un restaurante es un santuario para recuperar fuerzas en un entorno de paz- Expliqué con mi tono relajado mientras mis ojos se clavaban en uno de aquellos tipos.

Si algo odiaba era que en un comedor o una cocina se llegara a las manos,aquello sería como profanar una iglesia o romper el silencio de un museo.
Dediqué un vistazo al tipo que estaba comiendo, no parecía una persona de naturaleza malvada, pero por otro lado ya estaba cansado de tener que soportar a gallitos como aquellos tipos, los cuales había alterado mi paz en aquel lugar.

La gente parecía nerviosa y asustada pero en cuanto vieron salir a aquellos sujetos del restaurante cambiaron de expresión.Le escuché y asentí. Pero, mire hacia la puerta de salida. Eran demasiados. Debía quedarme cerca por si acaso. No quería que le hirieran.

-Observaré desde lejos la pelea- pensé.

Fuera se escuchaban varias carcajadas provenientes de aquellos sujetos. ¿Qué querían de Kenner? Terminé de comer y me crucé de brazos.

Suspire había llegado el momento, me levante caminando despacio hacia la salida me detuve al lado de aquel sujeto que había intercedido por mi no era que me gustara la piedad pero, la comida había estado muy buena así que cerré los ojos y pronuncie

-Gracias, por la comida y perdona este ruido ya me sacaron hasta a mí la paciencia.

Dije decidiéndome a salir la gente se tranquilizo pero balbuceaba que ojala perdiera o cosas así mientras estos sujetos se reían y decían que al fin serian millonarios la peleíta de calle comenzaría dentro de poco me detuve y recordé algo antes de salir

- Oye chica, perdona que no page mi comida luego te lo devuelvo vale

Rechiste un poco molesto ya no podía esperar mas

Le vi levantarse de su silla. Estaba demasiado tranquilo como para tener que pelear ahora mismo. Toda la gente lo miraba con desprecio. Creo que la única que lo miraba de forna normal era yo. Aún fuera seguían escuchándose por todo el restaurante aquellas carcajadas irritantes.


-Van a acabar con él- dijo una mujer que se encontraba sentada en una mesa a mi lado junto a su marido.

-Bueno, ese chico no es un enclenque ni mucho menos. Por algo tiene recompensa por su cabeza.- dijo el marido de la mujer.


Los miré de reojo escuchándoles hablar.

-¿Recompensa por su cabeza? - me pregunté a mi misma.