El fin de un comienzo

No habían pasado muchas horas después de que Scott se embarcara sin querer con Jean. El cazarrecompensas no paraba de hacerle preguntas de porqué le habían estado persiguiendo en el Reino de Lvneel y Anderson ya se estaba hartando, tenía ganas de tirarlo por la borda, pero el cazapiratas era más musculoso y encima tenía una gran katana a su lado.

-No me callaré hasta que me des una respuesta de por qué te estaban persiguiendo...- Dijo Jean.

-Ya te lo he dicho mil veces, me confundieron con un pirata sanguinario y querían entregarme a la marina, tuve que huir de esos cacho bestias con espada.-

-Pero, si realmente no eres ese pirata, la marina se habría dado cuenta y te habría dejado libre al instante. Ellos no condenan a gente inocente.-

-Si, pero ¿quién me garantizaba que esos caballeros en vez de entregarme a la marina me llevasen a la horca?, si ellos arrestasen a la gente diciendo que los van a ejecutar nadie se entregaría, huirían.-

-Tienes razón, supongo que no eres pirata, ¿Cómo te llamas?- Dijo un engañado Jean.

-Me llamo Mike Anderson.- Mintió Scott.

-Entonces eres un rico, ¿cierto?- Jean estaba otra vez alerta al oír el apellido de El Asesino Médico.

-No, no soy rico, mi familia y yo no somos los únicos que poseemos ese apellido. Y para empezar, si fuese millonario habría estado viajando en un gigantesco barco en vez de en un pequeño y viejo bote.-

-Es cierto. Por un momento creí que eras Scott Anderson "El asesino Médico" y que me estabas mintiéndome para ocultar tu verdadera identidad.- Jean había vuelto a picar el anzuelo. Se veía a la legua que no había visto nunca su cartel Wanted colgado en un tablón de anuncios.

En ese instante, vislumbraron una gran isla de inmensa vegetación. Jean dijo que esa ínsula no era otra que la famosa Guillimo.

Cuando ya se estaban aproximando, la típica nube gris del North Blue se cernió sobre ellos y descargó su abundante lluvia sobre las dos tristes figuras que se encontraban a bordo del Medical Boat. Scott y Jean decidieron remar lo más rápido posible antes de que cogiesen un catarro.

El muelle donde desembarcaron era muy pequeño, pues tan solo cabían dos barcos en él. El cazarrecompensas se adentró en la isla como si fuera su propio hogar e invitó al pirata a seguirlo.

-Oye Jean, ¿Como es que te orientas tan bien en esta especie de isla-jungla?.-

-Ja, ja. Tío, aunque nos acabamos de conocer, te contaré que yo nací y vivo aquí. Y aunque esto tiene pinta de jungla, pronto descubrirás que no lo es. Ahora mismo estamos en la zona sur de la isla, esa zona está dividida por seis ríos que hacen de ella una especie de península de Guillimo. Es como si esta zona estuviese "fragmentada" en pedazos de tierra ¿comprendes?.-

-Sí, creo que sí.- Dijo Scott al ver un enorme río a su derecha.

-Ya estamos muy cerca... Mira, ¡Ese es mi pueblo!- Dijo con alegría el cazador de piratas señalando el poblado que había aparecido frente sus ojos. -Vamos corriendo a mi casa. Ahí nos protegeremos de la lluvia.-

El poblado se llamaba Long Rope, y era demasiado peculiar a decir verdad, pues se encontraba suspendido por encima del segundo río más grande de Guillimo sujetado por millones (¿Qué millones? Trillones) de cuerdas de gran tamaño y grosor. El suelo flotante del pueblo estaba fabricado de madera de buena calidad, y no estaba totalmente unido, es decir, que por el pueblo (flotante) lo formaban como mucho cuarenta plataformas de madera sujetas por cuerdas, y esas plataformas se comunicaban mediante puentes (de cuerdas también). Las casas eran pequeñas cabañas de madera y de paja y tenían la apariencia de ser muy acogedoras.

Lo que veía Scott es casi imposible de describir con palabras, pero lo primero que pensó fue: "Yo no me subo ahí ni loco, haber si ese pueblo se cae al río y adiós mundo cruel".

-No te preocupes, nunca en la historia de Guillimo se ha caído una ciudad o un poblado.- Dijo Jean.

Scott hizo acoplo de fuerzas y se introdujo en el pueblo colgante con su nuevo amigo cazapiratas. No había nadie fuera por culpa de la lluvia. Parecía que iba a haber tormenta aquella noche. En ese instante, Scott vislumbró un edificio que no se parecía en nada a las cabañas pues estaba hecho de ladrillos y además tenía escrito la palabra MARINE en sus paredes. Dos hombres vestidos de blanquiazul montaban guardia bien firmes. Era una pequeña base de la marina y por ello Anderson trató de no llamar la atención.

-¡Esa es mi casa!- Bramó Jean señalando una cabaña muy distinta a las demás, porque destacaba por su gran tamaño y por su piscina en la parte trasera del "chalet" de madera. -Mi hogar es tu hogar.-

La casa estaba bien decorada con tapices, cuadros con paisajes increíbles, sofás, mesas, sillas... Todo bien amueblado y en su sitio. El cazarrecompensas le indicó a Scott donde iba a dormir esa noche y se fue a preparar la cena rechazando la proposición del pirata de hacerla juntos.

Jean estaba aquella noche tan servicial que incluso lavó la sucia ropa del médico y le regaló otro traje pero esta vez de color blanco. La cena estaba deliciosa y la cama, cómoda. Scott Anderson no tardó en dormirse.

A la mañana siguiente, Jean despertó a Scott rápidamente mientras la explicaba que aquel día hacía curiosamente un sol abrasador y que todos los habitantes de Long Rope estaban en la playa. En el North Blue era muy raro que hiciese buen tiempo. Casi siempre estaba el cielo nublado o lloviendo.

El cazarrecompensas estaba vestido con un bañador rojo y no tardó en regalarle otro al adormilado pirata.

-Lo compré hace unos días en Lvneel- Dijo refiriéndose al bañador regalado a Scott. -Todavía no lo había estrenado pero parece que te queda bien, te lo regalaré. Jo, tío, la verdad es que eres más pobre que el hambre.-

La solitaria playa donde habían desembarcado Jean y Anderson el día anterior, estaba ahora repleta de gente bañándose, tomando el sol y riendo. El cazapiratas saludó a muchas personas que allí se hallaban. "Pues es verdad que en los pueblos todo el mundo se conoce".

-Ey, Jean, chaval, ¿Qué tal te ha ido en Lvneel?¿Has cogido a algún pirata?¿eh?- Preguntó un hombre ataviado con un bañador celeste y una gorra de marine en su cabeza. Scott se puso tenso.

-Hola, Benito. Pues no, no he cazado a nadie por ahora. Esos pijos vestidos con armadura se suelen llevar todos a la horco los muy sádicos cafres.-

-Aquí, en la marina no los tratamos muy bien, pero tampoco vamos cortando cabezas como unos posesos.-

-Ya lo sé Benito. Oye, ¡permíteme presentarte a Mike Anderson! Esos estúpidos caballeros le estaban persiguiendo sin ningún motivo en Lvneel.- Dijo Jean señalando a Scott con su dedo índice.

-Ah, ¿Y por qué si puede saberse?- El marine fijó sus fríos ojos en el médico. Había algo que le resultaba familiar en aquel joven. Benito juraría que lo había visto en alguna parte.

-Me confundieron con un pirata.- Dijo Scott con firmeza. -Y no tenía yo muchas ganas de que me colgasen en la horca por la cara.-

-Ya veo. Bueno, yo me tengo que ir pitando al cuartel de la marina de Long Rope. Hasta pronto, Jean. Ah, y bienvenido a Guillimo, Mike.- Dijo el marine poniendo un poco de desprecio en el "Mike" del fnal.

-Tío, no te preocupes. Benito suele tratar con desprecio a los forasteros.- Dijo Jean cuando el marine se alejó. -Yo me tengo que ir a un bar cerca de aquí. Tú disfruta mientras del ambiente.-

Cuando el cazapiratas se fue, el médico observó el paisaje que se hallaba ante él. El día anterior no había sabido apreciar las vistas de aquella playa. El mar azul se extendía hasta el horizonte, las altas palmeras movían sus hojas al son de la música que unos habitantes tocaban. Aquello era en efecto, un paraíso.

A Anderson le entraron de repente ganas de bañarse. La tentación era tan fuerte que se apoderó por completo del pirata y éste se lanzó al mar. No estaba mal, el agua estaba fresca. Pero algo no estaba yendo como debía, pues a Scott le flaquearon las fuerzas al instante. No podía mover ni un sólo miembro de su cuerpo. Si no salía pronto del mar, se ahogaría sin remedio. "Maldita sea, y justo ahora me acuerdo de la Akuma no mi que me comí en Firedars."

Pero por suerte, el destino no quería que "El Asesino Médico" muriese aquel día, pues Jean había regresado demasiado temprano y al darse cuenta de que su colega estaba en peligro, acudió en su ayuda salvándole la vida.

-¿Tú eres tonto o que te pasa?- Preguntó el cazapiratas tras haber llevado a Scott de vuelta a al cabaña. -Si no sabes nadar ¿Pa' qué te metes en el agua? La gente comenzará a pensar que somos pareja o algo así si tengo que estar siempre a tu lado.- Estaba muy cabreado.

-Sí se nadar.- Contestó el médico. -Pero me había olvidado de que hacía ya unos días probé una Akuma no mi.-

-¿Qué?¿Una de las legendarias frutas del diablo?Mi mayor sueño es encontrarme con una de esas. Y dime ¿Es Paramecia, Zoan o Logia?¿Qué puedes hacer?- El enfado se había convertido milagrosamente en curiosidad.

-Eh, pues... No tengo ni idea. Es que realmente no sé cual me comí y no he conseguido hacer nada del otro mundo.-

-A veces pienso que eres estúpido ¿Para qué existe una enciclopedia de las Akuma no mi?- Dijo Jean cogiéndo un libro grueso de una estantería casi vacía. -A ver, ¿cómo era?-

-Pues tenía forma esférica, era de color gris y... Oye, que la tengo guardada en un cofre de mi bote, la muy condenada no parece poder podrirse a pesar de haber estado ahí metida durante días.-

Jean al oír eso salió corriendo como alma que lleva el diablo a buscar el cofre, y en poco tiempo estaba ya de vuelta triunfante con la nuez de Belcebú en una mano y con la enciclopedia en la otra.

-A ver, a ver... ¡Sí! Aquí está, según este libro la fruta que te tomaste era una Zoan. ¿Pero qué digo? Perdona, me he confundido de fruta. La que te comiste era una Paramecia.-

-¿Y que habilidad me ha otorgado?- La curiosidad había invadido a Scott.

-No están muy seguros, pero al parecer, ahora puedes convertir tus manos y brazos en verdaderas armas de fuego. Es decir, que ahora eres un arma humana que si se cae al agua pierde toda se fuerza. ¡Enhorabuena!-

-Pues no sé por qué me felicitas, si ni siquiera se activar mis supuestas nuevas habilidades.-

-Pues intenta activarlas. Pero por favor, fuera de mi casa que no quiero que nada y nadie salga herido. Y con el alguien me refiero a mí, claro está.-

En ese instante, alguien tocó la puerta. Era Benito.

-Scott Anderson "El Asesino Médico", quedas arrestado por la marina- Dijo Benito con un tono cortante.

-¿De qué hablas, Benito? Él se llama Mike Anderson, no Scott Anderson. Y además no ha hecho nada.- Dijo Jean.

-Oh, ya veo que esa escoria te ha engañado, entonces hecha una ojeada a esto.- Dijo Benito entregándole un cartel Wanted donde salía el médico con su recompensa.

-No me lo puedo creer. Mik... Digo... Scott. Me has engañado. ¿Te crees a caso que soy tonto? ¡¡¡Pues ahora vas a pagar el haberme mentido!!!- Dijo el cazapiratas sacando y empuñando de su funda su larga katana.

-No lo mates. Tengo que arrestarlo.-

Pero Jean estaba furioso y pegándole un fuerte puñetazo a Scott que lo dejó en el suelo, saltó unos metros por encima de él espada en mano. Tenía el propósito de clavarle su arma en el pecho. Pero el pirata no era tan tonto y le pegó una buena patada en sus "bolas" aprovechando el desconcierto para huir pitando.

Tenía a Jean persiguiéndole detrás con dos espadas cortas, así que tenía que moverse, y rápido. En Long Rope costaba correr con tanto puente de cuerdas. Pero por fin consiguió salir a la pequeña jungla, donde ya no habían cuerdas. Anderson notó que ya no había nadie detrás suyo y se volvió. En efecto, no había ni rastro del marine.

En ese momento, algo se cayó encima del médico. Era Benito, y había estado siguiendo a Scott mediante unas cuerdas que se encontraban atadas a los altos árboles. Vamos, que había estado haciendo el Tarzán.

-Es el último aviso que te doy, ríndete o haré que te rindas.-

-Inténtalo.- Dijo un desafiante Scott.

Para ser la primera vez en la que el pirata desafiase con tono chulito a alguien, le salió de pena, pues Benito dijo algo así como Soru, y desapareció en el acto. El médico estaba asombrado. "Dónde se ha metido el tipo este". No tardó en averiguarlo porque volvió a aparecer justo por su espalda y le hizo una llave de Karate que le dejó tumbado en el suelo.

Ese día la pierna de Anderson estaba con ganas de pelea, pues no dudó en pegar a Benito permitiendo que su dueño escapase y sacase sus bisturíes personalizados. Pero las hojas no estaban. "¡¡¡No!!! justo ahora me acuerdo que las hojas se me rompieron en Lvneel." Por suerte, tenía a mano un par de sus Dokusos. Una de ellas contenía Conotoxina y la otra Estomostoxina. Esta última era la había inventado durante el viaje a Guillimo, se suponía que debía ocasionar un dolor intenso en la víctima. Ojalá funcionase.

Mientras tanto, Benito volvió a decir Soru.

Esta vez el resultado fue totalmente nefasto, pues Scott recibió un gran puñétazo en la cara combinado con la velocidad del Soru que le rompió la nariz al instante. Y todavía viene lo mejor, el pirata salió impulsado con tal potencia que recorrió varios metros antes de empotrarse contra un árbol.

Pero no todo eran malas noticias, porque sin querer, Anderson había dejado caer la Conotoxina a los pies de Benito al recibir el puñetazo. El marine volvió a hacer el maldito Soru y desapareció en el aire. Sin embargo, tres segundos después, cuando se incorporó Scott, apareció de la nada. Tenía una de sus espadas puestas en el cuello del pirata, a punto de cortarle la cabeza. Pero lo que era realmente gracioso es que ya no se podía mover por los efectos de la Dokuso. Ahora "El Asesino Médico" tenía más ventaja, y lo primero que hizo fue robarle dos pequeñas dagas que tenía guardadas Benito en su cintura, además de coger prestado las espadas que empuñaba. Scott robó las dagas porque eran las armas que más se asemejaban a sus bisturíes. Ahora podía atacar de verdad.

El efecto de la Conotoxina se disipó y el marine, aunque estaba extrañado, sacó dos pistolas y disparó a su enemigo como un loco. La mayoría ni siquiera rozaron al médico, excepto una de ellas que le dio de lleno en el abdomen. Por suerte, la herida no era demasiado profunda y Anderson usó su nueva técnica: Bistoury Boomerang, que desgraciadamente falló. Pues no estaba acostumbrado a atacar con aquellas armas. Benito aprovechó el ataque fallido para recoger la daga y volver a arremeter contra su contrincante mientras volvía a ejecutar su Soru.

Apareció justo al lado derecho del pirata y a punto de cortarle con fiereza, Scott se dio cuenta de que ya no podía hacer nada, no tenía tiempo de bloquear a Benito con la daga que le quedaba. Involuntariamente puso su mano derecha en la dirección donde la hoja afilada se acercaba. ¡¡¡Clack!!!. Eso fue lo que se oyó de repente. Anderson se dio cuenta de que estaba vivo, miró su mano y se asombró al ver que su dedo índice había parado la daga del marine. Pero su dedo índice ya no era un dedo, si no un cañón de pistola de acero puro y duro de la mejor calidad de la historia. Esa era la verdadera habilidad que otorgaba la Shotto-Shotto no mi a su usuario.

El pirata aprovechó el desconcierto de su contrincante para desarmarlo con rapidez. Jaque Mate. Ahora las dos dagas de Benito estaban siendo empuñadas por Scott y éste las había colocado a ambos lados del cuello del marine.
"¡¿Qué demonios estoy haciendo?!" pensó Anderson antes de dejar caer todas sus armas al suelo y poniendo sus manos en alto. Se iba a entregar a la marina voluntariamente.

-¿Qué haces? ¿Por qué no me has matado ahora que tenías la oportunidad?- Dijo el marine desconcertado otra vez.

-Yo.. Yo no soy un asesino. Prefiero morir antes que ser un asesino.-

Benito se había quedado sin habla. Desde que había entrado en la marina, ningún pirata se había entregado ante él de aquella manera. Durante la pelea había notado cierto talento y sentido de supervivencia en su contrincante. Tal vez...

-Oye tú. He leído tu biografía. He pensado que... ¿Te gustaría volver a ser marine? Tengo el suficiente poder como para hacer que te den una segunda oportunidad. Aún no es demasiado tarde.-

-¿Qué?¿Esto es una broma? Pues claro que quiero. Es uno de mis sueños.-

En ese instante, cuarenta marines uniformados y armados surgieron de la vegetación apuntando todos al pirata.

-Señor Benito, hemos escuchado disparos y hemos acudido aquí lo antes posible.- Dijo un sargento.

-No pasa nada, Sargento Kyle. Al parecer, estamos a punto de hacer un buen fichaje para la marina. Tendremos que informar a nuestros superiores de esto, habrán uno o dos juicios pero al final, tendremos a un nuevo camarada.-

Benito le dio la mano a Scott para ayudarle a levantarse. Aquel fue el fin del comienzo de su vida de piratería.