Son para comerte mejor.

Y el sombrio y negro barco llevado por los otros Cp me dejó en aquel restaurante, para recogerme cuando tuviera al pirata y se lo comunicara por el den-den... por suerte y de incógnito podía llevar mis rojas ropas, en vez de aquel estiloso y llamativo traje negro.

El olor estaba lleno de aromas exquisitos, carne, patatas, salsa, caliente grasa, arandanos, pescado , y tarta, y sopa.... he de relajarme, tardaré varios minutos en acostumbrarme... y no sucumbir ante el hambre.

Procedo a entrar en el restaurante, estaban allí, cómo minimo quince hombres y el capitán... Moru Beri, de tres millones de recompensa, un hombre enorme, barbudo y con picos de pelo en la cabeza que recordaban a extraños y macabros payasos, además, estaba gordo pa" su puta madre.

Además de ellos, una hermosa dama y una pareja incomodada por los piratas, poco más; a excepción de los camareros que traían sin cesar esa... olorosa, exquisita comida..., no podía llamar la atención, y me senté en una mesa alejada.

Por desgracia, vinieron a tomarme nota... y ahí la resistencia de la carta fue irresistible...
-...quiero esto... y esto... y esto... y esto... y dos de esto...- iba señalando casi toda la carta, mientras impávido se quedaba mirando para ir anotando durante doce hojas de aquel bloc de notas... luego me iban a echar las broncas los del presuspuesto, pero ahora no me importaba... tanta... comida...

Suspiro mientras terminan de tomar mi pedido. Hace mucho que no comía a gusto. Acababa de comprarme un fantástico tessen que pasaba, perfectamente, por un simple abanico. Sonrío mientras me traen lo que he pedido. En todo el tiempo que he estado ahí no he dejado de escuchar un tremendo barullo y está comenzando a molestarme.

Hago fuerza con la mano que sujeto el tenedor y siento como la plata fría contrasta contra mi caliente mano. Tras unos minutos las puertas del Baratie son abiertas y entra alguien, parece un chico. Porta una chaqueta roja con una capucha que tapa su rostro, solo unos cuantos mechones de un cabello rubio cenizo aparecen. Veo como comienza a deshacerse de su capucha. “Es guapo” pienso mientras me concentro en lo que tengo delante. Un grito hace que me sobresalte, viene de la mesa de los piratas.

—Estos idiotas comienzan a cansarme —suspiro en voz baja mientras comienzo a comer mi pedido. Me fijo en que él se sienta en una mesa alejada y ojea la carta, paso mi atención a una pareja que ha entrado a la vez que yo. Parecen tan incómodos como yo con respecto a esos idiotas que no dejan de molestar—. Como no se callen pronto voy a tener que intervenir.

No tenía ganas de pelear, había decidido pasar un día tranquilo, pero parecía que esos tipos lo estaban pidiendo a la fuerza. Pronto comenzaron a decir palabras obscenas en dirección a la joven pareja que había a un lado de mi mesa, y parece que se dieron cuenta de mi presencia puesto que comenzaron a molestarme con palabras también a mí.

—Tres... —suspiro entre dientes con el ceño fruncido. Ya se están pasando un poco.

No parece que trabajen aquí, es más solo parecen que sean unos clientes tan ricos que los del baratie no miran por sus otros 3 ahora 4 clientes...

La muchacha parece incómoda, apretando sus puños incoscientemente, al igual que yo incoscientemente me cambio de sitio. Yo no puedo llamar la atención , pero ella puede.

-¿...son repugnantes... no te parece?- la miro, a la vez que robo un mendrugo de pan.- Deberías... - pico el pan para comerme un trozo de gargantuescas proporciones de un largo bocado- Enseñarles una lección de modales.

—¿Qué te hace pensar que puedo hacer algo contra esos gorilas? —pregunto mientras miro fijamente a mi nuevo acompañante. Los gritos obscenos de los piratas hacen que mi paciencia termine repentinamente.

Me levanto del asiento, disculpándome con el chico, y me acerco a la mesa de los alborotadores y me apoyo en la silla de uno de ellos. Pronto tengo la atención de todos sobre mi persona y eso hace que sonría con arrogancia. Saco mi abanico de su estuche y señalo uno por uno a todos los que están frente a mí.

—Cómo no dejéis de molestar, voy a arrancaros la cabeza uno a uno —comento con desdén mientras fijo mi fría mirada en ellos, una máscara.

Todos comienzan a reírse y eso solo hace que me enfurezca más. Suspiro para intentar relajarme y no cometer una locura. No funciona ya que continúo totalmente furiosa. Y las risas de todos no hacen más que acrecentar mi furia.

—¿Qué nos vas a hacer con esa cosa? —comenta el de la silla en la que estoy apoyada, todavía riéndose—. ¿Un poco de aire?

Una sonrisa macabra escapa de mis labios mientras abro el abanico y suspiro de placer.

—¿En verdad quieres jugarte tu cuello para adivinarlo? —pregunto, rozando mis labios con su mejilla, mientras hago que el tessen esté a unos centímetros de su cuello.

Miro cómo se va, al parecer va a plantarles algo de cara... eso es bueno... puedo irme comiendo los restos de su comida.

Delicioso, una salsa espesa, unos huesos crujientes, y una cerámica fina... todo cae bajo el crujir de poderosas mandíbulas y el implacable e infinito hambre... incluso los cubiertos ven su fin en mi estómago.

No logro a oír sus comentarios, y mucho menos cuando traen más platos que son arrebatados de las manos del camarero con un soru, al parecer, iban para la mesa de los piratas... me importa un pimiento. Corrijo, los pimientos son una importante fuente de vitamina C, los pimientos me importan más.

Pero claro, en el barullo de comida engullida y tragada no se le ocurre a otro que acercarse reclamando sus platos, porsupuesto es ignorado...

Río entre dientes mientras hago un poco de presión en el cuello con el tessen. La sangre comienza a caer en gotitas, una detrás de otra, cada vez más rápido. El pirata gime asustado y yo mantengo mi faceta sádica. Escucho algo detrás, en mi mesa, y me alzo completamente. Me sorprende encontrarme con el tipo que se había sentado conmigo antes. Mis platos han desaparecido, literalmente, de la mesa.

El camarero pasa junto a su mesa y él le arrebata los platos que porta. Él se queda un poco parado mientras el rubio se come los platos que, al parecer no iban dirigidos a él. Uno de los piratas que hay a mi lado se levanta con la cara furiosa y se acerca a él. Lo ignoro totalmente mientras me vuelvo a centrar en el idiota que ha osado retarme.

—¿Alguien más quiere saber que es capaz de hacer este juguetito? —pregunto mientras la máscara va cayendo. No soy capaz de mentir durante mucho tiempo sin que los demás se den cuenta, pero sí que soy capaz de matar. Uno de ellos, que me mira de frente, abre los ojos y a la vez escucho un grito que me hiela la sangre.

Quieren arrebatarme MI COMIDA...
Un sabor salado y amargo a la vez recorre durante un instante mi boca, para secarse para deaparecer, y los gritos de un nuevo manco llenan la sala... eso me hace salir un poco de mi trance...

-...Tio, tienes que ir con más cuidado...-comento,limpiandome la mezcla de sangre y salsa de la boca, mientras su muñón se ensangrienta y sigue gritando, los demás se levantan.

Los camareros se paralizan, volviendo adentro, no parecen.... querer pelea, pero tampoco parece que vayan a salir en su ayuda... quizás quieran desacerse de ellos... anda, pues mucho mejor. La pareja se queda en la esquina, temblando.

—Largaos —ordeno a la pareja que se halla justo al lado de mi mesa tras ver la escena. Maldigo al recordar que ambos Kama están debajo de mi mesa, no creo poder hacer mucho con un simple tessen. Tras unos segundos de silencio roto por los gritos sollozo dramáticamente—. ¿Por qué diablos todo me tiene que pasar a mí?

Miro fijamente al rubio que se limpia con una servilleta los restos de esa grotesca mezcla. Mi rostro toma un rictus de asco mientras frunzo el ceño. Los piratas se levantan y se dirigen en dirección a él. Me fijo en que los cocineros están entrando en la cocina, no van a ayudar a los piratas. Aunque lo menos que puedo hacer por ellos es sacar de aquí a todos estos inútiles.

—Hoy me había tomado el día libre, y vosotros me lo habéis jodido —comento mientras cierro, con un gracioso toque, el abanico. Miro a mi alrededor, la pareja de jóvenes sigue todavía aquí. Los señalo con el tessen mientras les dirijo una orden—. ¡He dicho que os larguéis!

Antes de que pueda gritar otra vez ellos se levantan y salen corriendo por la puerta, todavía asustados. Miro al manco sin sentimientos, otra máscara, dándole a entender que él se lo ha buscado.

Dos me rodean, creen que es suficiente para parame, ingenuos. Me subestiman y lo odio. Mi sangre comienza a fluir con rapidez en mis venas producto de la furia que me recorre. Nada me importa más que librarme de estos idiotas, no morirán, no es mi estilo, solo quedarán en coma. Me relamo los labios y decido confiar en el rubio que ha dejado manco al pirata.

—¡Oye, Rubito! —lo llamo para que me preste atención—. ¿Te importaría pasarme las dos armas que están debajo de la mesa? Te pido, por favor, que no sufran ningún daño.

Tomo con rapidez las espadas, un soru de ida y otro de vuelta, mientras su pelo ondea... y sus kusari-gamas aparecen delante suya. Son unas armas muy peculiares, me encantará observar como se contornean al rededor de la figura de la dama, como degollan y cortan la sabrosa carne.

- Listo calixto...-respiro rapidamente, puff, no puedo correr , menos con el estómago lleno... bueno ,aún lleno lleno , no está. Pero jamás estará lleno, siempre hambriento, despierto, buscando las presas que hacen de mi apetito su deleite.

Me alejo momentaneamente con la silla y los restos de cmidas en el mantel, para ver la pelea que se avecina... ahora esoty ocupado comiendo, luego intervendré. Siempre y cuando mi intervención sea necesaria, pues parece que puede apañarselas bastante bien sola.

Tomo las kusarigama y abrocho los brazaletes a mis muñecas. Tomo las kama de sus mangos y me coloco en una pose relajada, esperando el primer movimiento del contrario. Todo lo que tengo que hacer es atraerlos hacia afuera y podré ganar una buena recompensa.

Intento que mi mente trabaje lo más rápido que pueda. Suspiro sonoramente al encontrar una idea que puede hacer que tenga la atención de todos los piratas. Me alejo un poco, mirando fijamente a todos y cada uno de ellos, acercándome cada vez más a la puerta.

—Puede que hoy gane una buena recompensa por ti —comento en dirección al capitán—. Es una maldita pena que los cazarrecompensas nunca tengamos vacaciones. ¡Con lo que nos las merecemos!

A los hombres les cuesta un poco entender mis palabras, pero cuando lo hacen se lanzan en tropel contra mí. Miro sorprendida como todos se acercan rápidamente y sonrío con un poco de alarma.

—Rubito, perdona que te interrumpa... —comento mientras me libero, lanzándolo a un lado con un golpe del mango de la kama, de uno que se me había tirado encima—... ¿Pero te importaría ayudarme un poquito? Presiento que no eres un inútil bueno para nada. ¿O me equivoco?

- Sólo si puedo llevarme a ese...-señalo al de la recompensa, mi voz es casi inentendible mientras una patata se desliza por la garganta.-...es lo unico que quiero... pero claro, si no siempre puedes estar combatiendo contra ese grupo hasta la muerte... tu verás...

Ya no quedan más platos, no tengo nada más que hacer que ver como se precipitan varios contra ella para encontrar el filo de sus guadañas.

Maldigo internamente mientras me despido de una buena recompensa. Suspiro mientras afirmo su posesión sobre el pirata, espero que con esto me ayude de una maldita vez.

Suelto las cadenas de los Kama, que mantenía agarradas con mis manos, para tomar el tessen y defenderme de una espada que me venía. Gimo mientras veo que, por muy poco, he podido desviarla y hacer que se hincase en la pared de detrás de mí.

—Maldición, necesito tu ayuda —grito mientras me libro de otra espada que venía directo a mi corazón, gracias al tessen—. El pirata es todo tuyo, solo quiero que dejen de molestarme.

Giro y me coloco en la espalda de uno. Rápidamente paso la cadena por su cuello y lo rodeo, no pretendo estrangularlo solo inmovilizarlo. Tiro un poco de la cadena para tirarlo al suelo, de rodillas y coloco el tessen en su nuca esperando que así no se mueva. Tiro de la otra cadena para acercar el otro kama y lo dejo a mis pies, para poder agarrarlo, soltando la cadena con la que aprieto su cuello, si alguien se acerca.

Una patada a un cráneo con la velocidad del soru resulta... mortal, o al menos casi mortal, duelen bastante.

-...señores, no creo necesaria esta pelea, tan solo queremos llevarnos a uno, luego.. podrán seguir con su comida y sus quehaceres...- me ponía recto, solemne, tras que uno de mis adversarios cayera a unos cuantos de metros, con la cabeza abierta cuando toco el suelo.

Me enfundé mis garras.
-...porsupuesto, si no, podemos hacer de esto algo mucho más... divertido...

Los piratas no le hacen ni caso al joven de rojo y se vuelven a abalanzar sobre ambos, estaban dispuestos a vengar a sus compañeros, cuando una de las puertas de la cocina sale disparada hacia ellos y algunos son arrastrados por la misma hasta el otro lado de la habitacion.

-¡¿Quien mierdas hace tanto escándalo en mi honorable establecimiento?!- Un enorme tipo sale por la puerta y se ve claramente enfadado, debe agachar la cabeza para pasar y arranca la otra puerta con sus manos mientras también se las lanza a los piratas.
Todos retroceden espantados, mas que nadie el que parecía el líder y quien ustedes debían capturar, el gigante avanza desprendiendo un aura asesina que deja pesado el aire que los rodea, se pone frente al miedoso líder y lo levanta por la cabeza para gritar de nuevo.

-Malditos haraganes siempre causando problemas y molestando a los clientes en su hora de almuerzo, vuelvan a cocinar antes de que los descuartice... YA!!- Los acojonados cocineros corren en tropel tropezándose unos con otros por la ex-puerta de la cocina y se los ve preparándose rápidamente para volver al trabajo - En cuanto a ti que los incitas...- Lo golpea contra el suelo y lo deja inconsciente.

-Lo siento, la cuenta hoy va por la casa- Les dice antes de retirarse, llevandose consigo al pirata.

(Off: Aparece el dueño de Baratie)

Spoiler:

Veo como se vuelven a lanzar sobre nosotros. Maldigo en voz baja mientras miro hacia el suelo. Gimo con frustración al soltar la cadena con la que sujeto el cuello del pirata y tomo el mango de la kama. Utilizo el tessen para desviar una espada que se dirigía a mi rostro mientras hago que la cadena deje de estar atada en el cuello de él.

De pronto una puerta es lanzada contra un grupo de piratas, pasa a un lado mío por lo que me cabello vuela debido al viento generado. Suspiro mientras le lanzo una sonrisa al jefe del restaurante, una sonrisa de disculpa.

—No dejaban de molestar, por lo que me he visto en la obligación de intentar apaciguarlos —musito mientras bajo la cabeza en señal de disculpa—. Aunque no me han hecho mucho caso y me han atacado, por lo tanto he tenido que defenderme.

Off, no me apetece ir cambiando de cuenta.

- ¡Espeeere¡- digo alzando la voz comicamente, encorvado hacia delante y andando hacia el con las piernas separadas.- Tengo que llevarme a ese hombre, y además, no me parece que el que sea solo la cuenta de la casa lo que nos dé en vez de darmelo, sobretodo cuando su comida...- la puedo cagar y que me mate- no es suficientemente buena como para quitarme el hambre.

No creo que un prestigioso cocinero como él pueda aceptar que su comida no es capaz de apaciguar mi hambre... pero nada puede. Nunca he comido por gula... siempre por hambre... ese atroz... y desquiciante hambre.

(Si no surge efecto)
- Además, no querrá que informemos a la marina de que oculta piratas en su establecimiento.

El gigante se detiene a penas entrar en la cocina al escuchar las tonterias del chico rubio... Pero lo que lo molesto fueron las amenazas.

-Maldito crio, ¿Quien te crees?- Dice dandose la vuelta, todavia con el tipo en la mano y lo utiliza para golpearlo, lanzando al otro lado de la habitacion. Se gira hacia la chica. -Se que son ellos los que comenzaron por eso los golpee con esas puertas, porque si resultara que fue algun cliente lo estaba tirando al mar- Mira de reojo con odio al rubio -No importa quien sea y te reto a que traigas a la marina, repito la cuenta va por la casa hoy o pueden retirase si gustan-

Esta vez se da vuelta y termina de entrar en la cocina yendo hacia una habitación del fondo y dejando al pirata tirado en la cocina. Se escucha un fuerte grito -UNA SOLA MOLESTIA MAS Y MASACRARE A TODO EL PUTO BARCO!!-

Tras entrar a la cocina con el pirata lanza un grito a los demás cocineros, supongo. El chico que me acompaña pide la cabeza de uno de los piratas que el jefe ha metido adentro.

—Parece que no te lo va a entregar —comento en voz baja hacia el rubio. Lo miro, detallando cada parte de él. “Guapo”, pienso. Niego con la cabeza y me concentro en el lugar donde antes había un par de puertas—. Tú me has ayudado, ¿Te echo una mano?

Mientras espero su respuesta lanzo una mirada alrededor del local. Suspiro mientras devuelvo la mirada a la cocina. Parece que todo se ha calmado un poco.

-...si tienes alguna idea...- comento, exasperado.

- Veamos, señor... cocinero jefe cheef... del Baratie... no creo que a la Marina le gustara saber que acepta a piratas en su barco, menos cuando uno de ellos tiene una recompensa de tres millones bajo su cabeza.- me cruzo de brazos- ¿O no?

Suspiro mientras lo miro alzando una ceja. Es él el que tiene que capturar al pirata y luego el que se llevará la recompensa, lo menos que puede hacer es pensar él un plan y decirme que hacer.

—Mi mente no está en estos momentos como para pensar mucho —comento con burla mientras dejo caer la kama al suelo y tomo el tessen. Me abanico intentando que el calor de la batalla se aleje de mi cuerpo. Me hallo un poco sudada y no me gusta sentirme así—. Ordena y obedezco.

Ahora mismo la pondría a dieta de pan y agua. Agua para que beba algo y pan... PAN PAN PAN¡

-...estas de trabajo Al... recuerda...- me centro, mirando hacia la puerta.- Quédate aquí un segundo - salgo, pidiendo ayuda por den den e informando de la situación,- El pirata está bajo la dirección del Baratie.Espero refuerzos.

Lo miro expectante, sonrío al escuchar su respuesta. Acepto esperar mientras él sale del restaurante. Tomo una silla y me siento cruzando las piernas mientras espero verlo atravesando la puerta. Me miro las uñas y tras ver que las tengo en perfectas condiciones admiro el filo plateado de mi kama.

Me sonrojo al pensar en el chico rubio. Por culpa de la pelea, y del cabreo, no me he fijado demasiado en él, más que para determinar que es un joven apuesto. Niego con la cabeza intentando alejar estos pensamientos de mi mente y suspiro con pesar. Miro el tessen que ha sido guardado minutos atrás y lo saco. Tenía la impresión, cuando lo vi en esa vitrina, de que me serviría para algo más que para golpear y defenderme.

Sonrío mientras me abanico con delicada elegancia. Todavía sigo esperando que el “rubito lindo” entre por la puerta para saber que hacer.

El den den mushi tarde varios minutos en responder y luego de eso se escucha una vos poco amigable:

-Solicitud denegada, se lo envió en esta misión porque el gobierno no quiere tener nada que ver con el asunto de forma publica. Complete su misión o retorne para recibir el castigo correspondiente. Cambio y fuera.-
No fueron la noticias mas alentadoras para el joven rubio que ahora debe decidir que es lo que hacer con su misión.

Mientras tanto en el interior del restaurante un gran numero de mozos, incluidos algunos contra los que pelearon entre ellos, limpian el desorden de mesas, sillas y retiran a los muertos. Uno de ellos se acerca a la pareja que se encontraba fuera para avisarles que ya es seguro entrar y luego se acerca al joven, resulta ser el manco de antes que ahora tiene el muñón vendado y se lo ve pálido por la perdida de sangre:

-Disculpe caballero, el restaurante vuelve a estar en condiciones y puede retornar cuando le plazca, disculpe las molestias ocasionadas antes por mi y mis compañeros, la cocina esta a su disposición.- Habla en un tono neutro y con toda profesionalidad antes de volver a entrar.