Se alzan los Demonsfire, un nuevo integrante...

Habíamos llegado hace un par de horas allí donde la era había nacido, en manos de un hombre que fue ajusticiado, y por ese ajusticiamento y sus ultimas palabras se lanzaron los miles de jóvenes al mar, algunos perdiendo la vida, otros triunfando... esto nos enseña el verdadero poder de las palabras, un poder del que pretendo adueñarme.

Tras realizar un par de compras, exactamente un par, una lanza para mí persona y una nueva katana para Namida partimos hacia un merecido descanso, al fin y al cabo llegabamos a una gran ciudad a la que habíamos llegado sin ningún conocimiento marítimo... he de mejorar mis poderes para aislarnos del mar y poder surcar los cielos.

Caminábamos por una concurrida calle, los ciudadanos permanecian tranquilos, aunque alguno que otro se extrañaba de la presencia de una encapuchada acompañada por... qué demonios, la culpa era mía, Namida no llamaba la atención. Y menos cuando me había dedicado a quitar sus carteles de las paredes, casi cuatro millones, muy bien por ella... ahora solo los que quieran 3,8 millones de berries querrán entregarnos.. casi nada..

- Entremos...-dije sin avisar, introduciendome en un tugurio bar de un sótano, extrañamente abierto para la hora que era.

Suspiré mientras admiraba mi nueva adquisición, era una katana hermosa. Su vaina era de un color negro brillante y en la parte inferior estaba pintado el dibujo de unas flores de sakura. La sujeción al cinto era de un color morado y se hallaba justo bajo la empuñadura, al comienzo de la vaina. La guarda de la katana poseía hermosos dibujos, tallados, de árboles de cerezo. La empuñadura se encontraba cubierta por un trenzado de color negro.

Suspiré, la habíamos comprado nada más llegar a Loguetown ya que las dagas se me quedaban demasiado cortas. La daga de mi padre la llevaba guardada en la mochila y la otra también la había dejado en el mismo lugar. La nueva katana estaba sujeta, en la cintura, por un cinturón que traía el arma.

Miré a mi capitana mientras ella entraba en el bar. Ella se había comprado una lanza de dos puntas, había podido ver.

La seguí y nos internamos en el bar. Me había dado cuenta de que, por el camino, había ido quitando los carteles de ‘Se busca’ con mi rostro. Lancé una risa ahogada al ver el tugurio en el que me había metido mi capitana. Nos dirigimos a la barra y esperamos a que el camarero nos atendiera.
–¿Qué te vas a pedir? –pregunté a mi capitana mientras le sonreía.

Tras el encuentro con el lunático de Dick, C-003 había llegado por fin a una isla: Loguetown. Se suponía que ahí tendría que haber vigilancia absoluta por las numerosas bandas de piratas malolientes que llegaban a la zona, mas no había ningún marine montando guardia en el muelle donde el cyborg desembarcó del barco de Gordon.

"Mejor para mí"

Vestía con las mismas ropas de siempre: Gafas de sol negras, guantes negros, botas negras, pantalones negros, chaleco negro y gabardina negra. Ese conjunto de prendas aguantaba impresionantemente un montón. Ahora, C-003 llevaba además la vara Bo en su mano, pues no tenía otro lugar donde llevarla más cómodamente.
Al parecer, en el momento en el cual ese bastón metálico tocaba el agua del mar, se reseteaba y abría su compartimento de registro dactilar para registrar las huellas dactilares del nuevo dueño. (Lo divertido es que el cyborg no tenía huellas dactilares...) Entonces, si alguien que no fuese el verdadero dueño de esa arma la tocaba, aunque tan solo fuese por un instante, recibiría un chufazo de electricidad impidiéndole usar la vara.

C-003 comenzó a caminar por una calle muy transitada cuando vió colgado un gran cartel de madera que decía simplemente: BAR.

Era mediodía... más o menos. Así que no sería mala idea preguntar al dependiente si había alguna posada por la ciudad donde pasar una noche por si las moscas...

Entró en el bar... era un sótano.

-Mierda.- Murmuró el pirata, pues su debilidad era la oscuridad absoluta, pues sus sistemas cibernéticos funcionaban ecológicamente con luz solar. Por suerte, habían varias lámparitas que iluminaban pobremente la estancia. Pero luz es luz.


-Disculpe, señor.- Dijo el cyborg agarrando el brazo a un camarero para llamar su atención. -¿Sabe donde puede haber una posada donde pasar la noche en esta ciudad?-

-Sí, caballero. No obstante le daré una respuesta más concreta si compra algo.-

"Mira que este hombre no es tonto ni nada"

Así que malhumorado se dirigió a la barra a comprar una taza de té, no más. Habían dos personas a esperando la atención del camarero a su lado...

Un vaso con un culetín de cerveza estaba en la barra, pero no por el suficiente tiempo, fue lanzado de un preciso movimiento de brazo ( apoyado por la fruta) rompiendose al lado de la cabeza del camarero.
- ¿¡Atendiendo a los que han llegado despues?¡- mi voz se convirtió en un gruñido gutural propio de alguien mucho más grande que yo, para algo me sirve mi profesión; el camarero se giró rapidamente- Traeme dos vasos de ron.- se apresuró rapidamente con miedo a cumplir mis demandas, rellenando los vasos con nerviosismo- Deja la botella y vete, no me agradas.- le agarré por el cuello de la camisa, acercándolo un poco a mi capucha, no lo suficiente para que viera mi rostro pero sí para que recibiera el claro mensaje.
Lo solté alejandose de nuestro lado para atender otros pedidos, y limpiarse lo marrón que había rozado su pantalón.

- Que no se espere una propina... - agarré el vaso bebiendo un trago, pero no de un. Había llamado la atención de la población del bar, que no era demasiada, pero bueno, así voy imponiendo un poco de respeto.

El sabor del ron quedó en mi garganta, otra mierda de garrafón destilado como les venía en gana... pero algo es algo.
Descansé mis pertenencias a mi lado, apoyadas en la madera que había absorbido más licor que todos los presentes juntos.

Miré a la que se hacía llamar mi capitana con una mirada de advertencia.

–¿Qué te pasa? –pregunté mientras me acercaba un poco más a ella. Miré hacia los lados para ver que nadie me escuchara– no queremos meternos en movidas, podría ser peligroso. Recuerda que mi cara está por toda la ciudad.

Suspiré y me tomé un largo trago del vaso de ron que tenía frente a mí. Negué con la cabeza y me enfoqué en ver lo que hacían otros. Una de las mesas miraban fijamente hacia nuestro lugar mientras cuchicheaban algo. Ví como uno de ellos me miraba y lanzaba una sonrisa ladina. No eran muy mayores, y puede que alguno de ellos fuera guapo, pero eran unos estúpidos cretinos.

El que me había sonreído se levantó, me dio mala espina y tiré, disimuladamente, de la capa.

–¿Eres Usagi...? –no lo dejé terminar, ya que antes de que lo hiciera le di un puñetazo en la mandíbula y lo lancé al suelo. Todos en la mesa se levantaron y me miraron con cara de pocos amigos.

–Cobraremos esa recompensa –dijo uno de ellos.

Esa voz... Esa figura...

C-003 creía conocer a la bruta o el bruto que había asustado al pobre, pícaro y avaricioso camarero. Menudos modales.

-Oiga, ¿no cree que se ha pasado con ese hombre? Si me disculpa este comentario: Todo el mundo no gira alrededor de usted. Es cierto que ustedes estaban antes que yo y eso... pero no hacía falta amenzar de ese modo ¿no?.- Dijo el cyborg tras acercarse a la barra que hacía unos segundos se había convertido en el centro de atención.

De repente, una joven aporreó a un muchacho en la mandíbula con muy mala leche... Una pelea daba comienzo...

"Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda."

C-003 salió escopeteado del bar, pues no quería problemas con la marina ni con nadie. Aún recordaba que Dick le había comentado que le estaban observando en silencio. Meterse en un lucha tan solo propiciaría problemas.

Nada más salir del local, un marine altísimo y encorvado que pasaba por allí le preguntó:

-¿Ha visto a esta persona?- Mientras le mostraba un cartel Wanted de una chica de aspecto saludable y de cabellos negros. -Se llama Usagi no Namida y se le acusa de haber cometido crímenes graves. Su recompensa es de 3.800.000 berris.-

Me encontraba en una ciudad mediocre, con habitantes mediocres, osease, que ninguno era apto para el clan Staked. Cuando iba a irme ya del pueblo vi a un hombre todo vestido de negro salir corriendo de un bareto, para ser inmediatamente detenido por un marine que le enseñaba un papel.

" umm...ya...eso no me incumbe "

Me dirigí a la entrada del bar, donde una chica y alguien que estaba a su lado del cual me era imposible determinar genero o edad, ya que estaba tapado, se encontraban rodeados de un grupito de gente que les observaba con un brillo avaricioso en los ojos. Uno de ellos se estaba frotando la mandíbula y la chica tenia un brillo decidido en la mirada, por lo que supuse que el tipo le había hecho algo a la chica y esta se había defendido.

Aparte, por el brillo avaricioso de todos ellos, supuse también que tenían algo de especial, seguramente una recompensa sobre sus cabezas.

" Debería ayudar - pensé cauteloso - Sin embargo, la chica posee una espada, veamos si la usa bien... "

Decidido a observar la técnica de aquella chica permanecí inmóvil en la puerta, de forma que si alguien quería entrar o salir se encontraría con el filo de Belfast en su cuello y mis de repente no tan fríos ojos mirando a los suyos.

Los golpes se arremolinaban en una sucesión ritmica... el aislamiento sacaba una bella composición de chasquidos y filos entrechocando. Namida tenía un talento innato para el combate, pero su arma era nueva, no había practicado... por suerte hubo un muchacho que se unió al combate... entrelazando golpes de su preciosa katana... dios tenía que valer una pasta.

Los pocos que quedaban habían huido por la parte trasera del bar, dejando sus bebidas sin vigilante... mi mano se movía rapida.

Saqueo

Me giré mientras descargaba el contenido de los mejores licores en una barrica cerrada y vacía que tenía tras la barra.
- Vaya, que bonita pareja formáis.- seguía con la voz gutural, se me había olvidado cambiar el registro

–Maldición –musité mientras respiraba agitadamente. Le lancé una mirada de odio a Norcissa y respiré hondamente para recuperar el pulso normal. Los segundos pasaban y nosotros estábamos en la misma posición. Suspiré al, al fin, recuperarme por completo. Me fijé en el chico y le lancé una sonrisa alegre– gracias por ayudarme, la verdad es que lo necesitaba. Y mi capitana, la que se supone que me tendría que ayudar, estaba haciendo otras cosas.

Suspiré y volví a agradecerle mientras agrandaba mi sonrisa. Me di la vuelta y dirigí una mirada al camarero mientras le hacía una seña para que me trajera más de lo que había pedido anteriormente, más ron. Suspiré al tener el vaso frente a mis ojos y me di la vuelta.

–Era la primera vez que luchaba con katana, la verdad –suspiré mientras mis labios reflejaban una pequeña sonrisa. Tras unos segundos de silencio le di un trago– tú lo haces muy bien. Pide lo que quieras, te invito a algo.

-No señor, yo no la he visto- Respondió C-003 al marine secamente.

-De acuerdo señor.- El marine hizo un saludo oficial de la armada. -Si la ve, comuníquese de inmediato con nuestra base.-


El recluta se dió la media vuelta y siguió patrullando. Abajo, en el sótano las cosas parecían haberse calmado un poquito, pero el cyborg no tenía ninguna gana de volver a aquel lugar de locos. En lugar de eso, se metió dentro de un callejón sin gente deambulando cercano al bar y se dedicó a examinar su arma robada.

Los siguientes minutos los dedicó a manosetear la vara Bo hasta habituarse a ella, tras eso, comenzó a hacerla girar sobre sus manos realizando combos y golpes contundentes contra el mismísimo aire. A C-003 le encantaban las artes marciales, pues eran tan eficaces, tan impredecibles, tan estéticas, tan contundentes, tan letales...

De hecho, las artes marciales no solo fueron diseñadas durante siglos para machacar al contrincante, si no también para convertirse en un método de superación moral del practicante...

De pronto, la vara emitió un pequeño destello azulado en uno de sus extremos. ¿Qué demonios era eso? ¿Se habría estropeado?


OFF: Siento la tardanza, pero anoche se me hizo muy tarde.

La chica no peleaba muy bien que se dijese, aunque se le notaba un talento innato para el combate, no parecía saber manejarse con una katana.

"Me va a tocar ayudarla..."

Procedimiento de la batalla:

Tras terminar la batalla mire a la chica a los ojos.

" Es buena, con un poco de practica seria perfecta. "

Gracias por el ofrecimiento - Dije ignorando el comentario de su acompañante, que al parecer era una capitana, y tras eso me dirigí hacia el camarero - Una cerveza.

Me encogí de hombros ante la mirada de Namida.
- Namida, si te hubiera ayudado significaría que no confiaba en tus habilidades como guerrera...- asentí- y yo confiaba en tus habilidades, como debe hacer un buen capitán.- me abrí de brazos arqueando levemente la espalda hacia detrás, "venga ya"- y ahora vas y me decepcionas perdiendo, la que debería estar enfadada soy yo, deberías pedirme disculpas.- señaló el aire que tenía delante con un leve gesto recogiendo su mano hacia ella, como si escogiera las palabras del aire.( Mi voz volvía a ser normal, es más, incluso un tono un tanto cómico ... me recuerdo a Jack Sparrow )

Ignoré la mirada de ¿perdona? de Namida, acercandome de nuevo a la barra mientras un temeroso por su vida camarero deslizaba la cerveza sobre la mesa y volvía a ocultarse.

- Vaya con el muchacho, si que manejas bien la espada eh...- parecía una pregunta pero era una afirmación- Y un tanto psicópata matando a la gente. Me gusta.¿ Que tal si te unes bajo mi estandarte ? - Miré hacia Namida rapidamente- Namida...-parecía que le pedía permiso para que este chaval se uniera... pero no- ¿no tenemos estandarte aún? Hay que diseñarlo eh.

–Pues se lo pides a alguien, capitana –musité mientras le enseñaba mi vaso de ron– o lo puedes hacer tú.

Le lancé una sonrisa a Norcissa y tomé de mi vaso de ron. Un par de chicos entraron por la puerta y se colocaron detrás de nosotros. Sentí como rápidamente me agarraban del pelo y me lanzaban contra la vieja barra de madera del bar. Caí al otro lado, rompiendo la madera de la barra a mi paso debido al fuerte golpe. El dolor fue increíble, pero fue más potente la furia y el odio que sentí contra él.

–Maldición –escupí mientras un hilo de sangre escapaba de entre mis labios, me había partido el labio. Escupí a un lado dejando que la sangre saliera. Odiaba ese maldito sabor metálico en mi boca, pero adoraba ese color que poseía y esa fluidez. “Mátalos a todos. No sirven para nada” dijo una voz en mi interior. “No otra vez, no de nuevo” pensé para mis adentros.

–Nor... Norcissa –musité mientras notaba como mis sentidos se agudizaban. Todo era más claro y podía escuchar los asustados susurros de aquellos que miraban lo que había pasado. Segundos después de susurrar el nombre de mi capitana me lancé al cuello de aquel que me había atacado. Parecía ser uno de los que antes habían salido corriendo despavoridos. Ahora llevaba un arma consigo.

De un fuerte golpe lo lancé lejos, tan lejos que había atravesado la puerta de madera de la entrada. Debido al mismo golpe se le cayó el arma. Yo corrí tras él para poder continuar golpeándolo. Mi mente se lo había imaginado totalmente descuartizado y fue eso lo que me propuse hacer con él. Saqué mis garras, mi cuerpo ya poseía la forma de un híbrido, y me dispuse a descuartizar el cuerpo de mi asustado atacante.

C-003 no sabía adonde ir, pero optó por dirigirse al muelle donde atracó anteriormente con el barco que robó a Dick. Sin embargo, cuando pasó de nuevo al lado del bar, aún se escuchaba jaleo dentro... tal vez demasiado.

Cincuenta o más marines aparecieron de repente y cercaron toda el área en torno al local de locos, mientras otros veinte ponían a cubierto a los civiles que por ahí rondaban. Al parecer, los vecinos habían informado a la marina que cierto grupo de personas estaban causando un gran alboroto... y asesinatos.

Como C-003 se encontraba en ese preciso instante al lado de la puerta del bar, los reclutas lo tomaron como posible sospechoso del probable disturbio que estaba siendo provocado en el sótano de la taberna. Todo por la cara... literalmente, pues la figura alta,negra y misteriosa del cyborg no es que fuese muy tranquilizadora que digamos.

Un trío de marines armado hasta los dientes bajó las escaleras del mesón para combrobar lo que ocurría allí abajo. Lo que no sabían es que estaban a punto de encontrarse de frente... con el peligro... y con la muerte.

La capitana, a la que le había cambiado totalmente la voz, estaba discutiendo sobre quien tenia la culpa de que la capitana no hubiese participado en la pelea. Al fin, el camarero, bastante asustado, me paso la cerveza y volvió a esconderse rápidamente.

"A saber que le han hecho al pobre..."

La capitana parece ser que a dado por terminada la discusión, ya que se dirige a mi para alagar mi manejo de la espada y llamándome psicópata.

Gracias - Le respondo ausente - Llevo entrenándome desde hace bastante.

En eso me sugiere alistarme a su grupo o algo parecido.

De acuerdo, pero con unas condiciones - Digo tras pensarlo un rato - La chica ha de venir también y no debéis tocar ninguna a Belfast.

Mientras hablaba con ella, unos tipejos entran a la estancia y lanzan sin previo aviso a la chica contra la barra. Esta, resoplando y sangrando, tras murmurar un nombre se lanza hacia el que la ha lanzado transformada en una especie de pantera extraña.

" Norcissa...debe ser la capitana... - Pienso mirando como la chica persigue al imbécil - Y cada vez me convenzo mas de que esta chica es a quien he estado buscando "

Miro al otro imbécil que se ha salvado de la furia de la chica y le sonrió para un segundo después cortarle la cabeza de un ágil desenfunde de Belfast. Antes siquiera de que la cabeza caiga al suelo tres marines entran a la estancia bastante agitados, y se ponen aun mas nerviosos cuando ven la cabeza rodando por el suelo.

Hola agentes - Digo tranquilo, pero consciente de que va a empezar una pelea - No es lo que parece...

La situación era... bueno, simplemente una putada.
Its showtime.

- Buenas tardes rasos, aquí identificandose la cazarrecompensas Razzya...- porsupuesto seguían asustados, comenzando a apuntarnos.- La situación está controlada... van a entregarse, pero ha ejecutado un movimiento en defensa propia...-señalé momentaneamente la cabeza rodante.

Acerquéme a Namida, disponiendo la cadena alrededor de su cuello, se veía que iba a perder el control...
-...Sólo cumplen su cometido... tienen familia, hermanos, mujeres, padres, madres... hijos... el dolor que les causarás...¿de verdad vale tanto la pena como para perder el control...? No eres así Namida... nunca lo has sido.... - The Dark Whisper.

- Y porsupuesto el señor... espadachín proseguía a entregarme su espada y a no hacer movimientos bruscos...- ladeé la cabeza, sonriendo tras mi capucha, tendiendo la mano abierta- ¿Cierto?

Si no me controlaba un poco iba a matar a todos, incluyendo al nuevo, o por lo menos lo atacaría “U... Un momento ¿Ha dicho que su condición es que yo también vaya?” paré, extrañada, y fue en ese preciso instante cuando sentí la cadena de Norcissa y sus palabras taladraron mi mente una y otra vez.

“Familia, hermanos, mujeres, padres, madres... hijos...” no podía hacerles daño. Con todo el dolor que me provocaba intentar controlar mi mente me detuve, el pobre desgraciado todavía continuaba con vida delante de mí. Le lancé una mirada fría y sentí como mi cuerpo volvía a ser el de siempre, el de una humana común. Suspiré mientras caía al suelo de rodillas, totalmente exhausta.

Escuché como Norcissa le pedía su espada al nuevo. “No creo que se la entregue” pensé mientras en mi rostro se formaba una leve mueca de dolor. Yo seguía en la misma posición, tirada en el suelo respirando agitadamente por culpa de la transformación. “Como suponía...”

–Cada vez es más fácil controlarlo –suspiré de alegría mientras intentaba ponerme en pie. Me pesaba todo el cuerpo y casi no podía mantenerme de pie, pero no iba a dejarme vencer así por nada ni nadie. Les sonreí a mis... compañeros para que supieran que estaba bien.

La chica, Namida creo, se tranquiliza al fin, al parecer sosegada por las palabras de Norcissa. Esta, al ver a los marines, se presenta de repente como una cazarrecompensas llamada Razzya, que tiene todo controlado y nos iba a entregar.

Tras tranquilizar a Namida, se dirige a mi, diciendo que "el señor espadachin" iba a entregarle su espada para no liarla mas.

"Mierda - Pienso cabreado - No se si todo es una trampa, pero no me queda otra"

Me pongo delante de Norcissa / Razzya de forma que quedo de espaldas a los marines.

Pierdela, véndela, modíficala o quedatela - Susurro con una voz cavernosa mientras le entrego la espada y mis ojos chisporrotean energía mientras en mi piel aparecen unas extrañas runas - Y te juro por lo mas sagrado que te encontrare estés donde estés y te arrancare las cuerdas vocales para desollarte con ellas y hacerte tragar tu propia piel.

Tras darle la espada me doy media vuelta, ya normal, y me dirijo hacia los marines.

Caballeros - Les llamo tranquilo - ¿A que esperan?

Un tacto frío, nivelada... y aún así arde de furia y anhela abalanzarse sobre el enemigo... interesante.

Los marines acercanse con grilletes, temerosos aún, Namida tambien sigue la misma suerte que el espadachín.
Las amenazas me confirmaban que era un tesoro, una reliquia... un punto ventajoso para la extorsión... pero por supuesto debía de quedar bien ante mi nuevo compañero de banda.... queda mejor súbdito, subalterno, pero seguro que si lo digo, siquiera lo pienso se enfadaría.

Pronto nos llevan hacia la base marine, separandome de mis compañeros hacia los calabozos, reclamo como premio las pertenencias, ya que al parecer al haber sido ayudada por esos blanquiazules las recompensas por la cabeza de Namida no sería entregada... son unos ratas.

Se enorgullecen, ahora serán levemente más respetados por la captura del pirata... y me pierden de vista.

( En el siguiente post parto hacia vuestro rescate, os dejo un momento a solas en las celdas )

Suspiré sentada en una esquina de la celda en la que nos habían metido los marines. Continuaba agotada por culpa de la transformación. Unos cuantos marines rasos estaban rodeando la celda con un montón de armas sobre nuestras cabezas. Parecían aterrados y muy nerviosos “Joder, como a alguno se le ocurra poner el dedo en el gatillo y se le dispare el arma sin querer aquí se va a montar un baño de sangre”

–Todavía no sé tu nombre –suspiro mientras me dirijo al nuevo integrante. “Si es que queda banda luego de esto”, pienso mientras sonrío.

Paseo mi mirada por entre todos los marines y veo que todos tienen sus ojos fijos en mí. Están tan tensos que como se me ocurra hacer algún movimiento, por ligero que sea, me van a coser a balazos. Y no solo a mí, a mi acompañante también.

–Ten cuidado con tus movimientos, están muy nerviosos –comentó mientras levanto la cabeza y lo miro fijamente– en cualquier momento se les puede escapar alguna bala.

Al final nos habían llevado a un cuartel de la marina, donde nos habían encerrado en una celda compartida. Desde allí podía ver como Norcissa se llevaba nuestras pertenencias.

Belfast... - Susurro cabreado - Esa maldita loca se ha llevado a Belfast...

La chica, Namida, estaba sentada en una esquina de la celda, agotada desde que se transformo. Yo, sin embargo, me encontraba de pie delante de los marines, separado de ellos solo por los barrotes. Los marines, colocados en fila, nos apuntaban temblorosos con sus fusiles.

¿Que os pasa? - Pregunto mirándoles a los ojos - ¿Nos tenéis miedo?

Me quedo mirando a uno fijamente a los ojos y este se ve obligado a apartar la mirada, ya que no soporta mis ojos sin emoción. Es eso la chica me pregunta mi nombre.

Staked D. Jack - Le contesto sin dejar de mirar a los marines - Puedes llamarme Jack

La chica me avisa que tenga cuidado con lo que hago, para que los marines no se pongan nerviosos.

¡Ja! - Río al oírla - ¿Mas nerviosos aun de lo que están estos cobardicas? Imposible...

Al terminar mis palabras escupo a uno, dándole en el torso y manchandole el traje. El marine al que le he dado me mira furioso mientras su dedo tiembla sobre el gatillo. Como respuesta, solo recibe una sonrisa sarcástica por mi parte.

Habían cogido a C-003 y lo habían llevado a la base de la marina, donde lo encerraron en una habitación a solas con un viejo marine barbudo de alto rango.

-¿Por qué me detienen? No he hecho nada.- Dijo el cyborg. -No he infringido ninguna ley. ¡No tienen ningún derecho a detenerme!-

-Claro que no tenemos derecho... Pero eso da lo mismo...- Contestó el marine. -Llevamos mucho tiempo buscándote desde que te escapaste... Al parecer eres muy escurridizo...-

-¿Cómo dice?-

-No es nada que te incumba-

-Si no me hace el favor de decirme por qué me ha detenido, me iré ahora mismo de esta casa de locos. Tengo cosas importantes que hacer...-

- No... Tú te quedarás aquí...-

Pero ya era tarde, unos tipejos abrieron la puerta y dejaron a C-003 inconsciente en el suelo... pero el cyborg no tuvo tiempo de ver cómo...

Así que un tercer acompañante es tirado a la celda contigua, intentaron arrastrarlo por los pasillos con la máxima discrección, pero no para un ojo ocultado en el techo.

Me encontraba levitada por el contacto con mis armas, vigilante, viendo como los empujaban a una sala que tenía la pinta de ser el calabozo... una cuerda se desengancha para robar las llaves de un guardia no muy atento. Se desliza con un silbido, pero cree que ha sido su imaginación.

Es el mismo tipo cuya muerte no vino dada por la ausencia de cuello, largo tiempo atrás nos encontramos y ahora nuestros destinos se entrecruzan de nuevo, un inmortal vendría bien en mi banda.

Vuelvo a mi esencia terrenal, descolocando mi capucha, inspiro...
Its showtime.

Entro rápidamente, alguno se gira asustado, más mi cara tiene una mueca de desesperación y mis ojos un brillo de miedo.
- Por favor, están atacando la base¡ Necesitamos ayuda¡- la máscara es perfecta, consiguiendo la salida de tres de los cinco guardianes. Me acerco a uno de ellos, mostrando debilidad... lo justo para agarrar mi daga y con mi poder lanzarla a su cráneo, clavándose y provocandole una muerte rápida, lo mismo sucede con la lanza y el que queda, más, los movimientos son precisamente ejecutados para que parezca un lanzamiento, aún no es tiempo de que los dos nuevos integrantes vean mi poder... aunque si para que crean que tengo una potente lanzada.

Posteriormente recojo mis armas y procedo a abrir las celdas, parece que el robot está recuperando la cosciencia... así que dejemosle encerrado para meditar sus... condiciones de ingresión.

- Listo calixto...- tiendo la espada tesoril de nuestro nuevo acompañante.- Toma anda, que no tardarías nada en pedírmela.

Seguía en la misma posición, sentada en una esquina de la celda, pero ya estaba recuperada del todo del cansancio. Sonreí al ver como Jack escupía a uno de los marines. Me levanté de mi lugar y me acerqué a él a paso lento.

–Tranquilo –le dije mientras le daba una leve palmada en la espalda. De pronto el sonido de rápidas pisadas se hizo presente entre todos. Tras unos minutos de silencio el ruido que hace un peso muerto al caer al piso– ¿Qué habrá pasado?

–Por favor, están atacando la base ¡Necesitamos ayuda! –puedo escuchar claramente una voz conozco. Lanzo una risa ahogada al ver como los marines salen corriendo, como corderitos hacia una muerte segura. Norcissa utiliza la nueva lanza que se ha comprado y hace que los marines mueran.

Alguien abre la puerta y se queda mirándonos de frente.

–Listo calixto... –escucho como mi capitana habla. Tiende su mano con la espada de Jack y agrega– toma anda, que no tardarías nada en pedírmela.

Namida, que parece haberse recuperado del cansancio se levanta y se acerca a mi lentamente, al llegar a mi lado me palmea la espalda y me dice que me tranquilice.

Ya estoy tranquilo - Le sonrío - Son aquí los colegas los que están nerviosos.

Tras decir esto, un golpe sordo se oye y una voz grita que están atacando la base. Me pongo alerta un momento, hasta que veo que Namida sonríe, por lo que supongo que es alguien conocido. No me equivoco, Norcissa aparece acabando con los marines a base de lanzarles cosas. Una lanza, para ser mas concretos.

" Tiene buena lanzada " - Pienso asombrado - " Demasiado buena "

Al acabar con ellos nos abre la puerta y me ofrece la espada, diciendo que no tardaría nada en pedírsela.

" Tiene honor, al menos " - Pienso, equivocándome en seguida, pues Norcissa me retira la espada en el ultimo momento sonriéndome - " Aunque sigue siendo una maldita loca "

A la segunda no retira la espada, por lo que puedo cogerla y comprobar que sigue igual que antes. Tras sonreír a Norcissa, me soporto la espada a la cintura y salgo de la celda.

¿Que hacemos ahora...capitana? - Digo sonriendole gratamente tanto a Norcissa como a Namida.