Capítulo 5 - Un navío y un náufrago

El cansancio del joven se hacía notar, de hecho ya casi asimilaba una etapa de sueño, al mantener sus ojos cerrados mientras se encargaba de escuchar todo lo que a su alrededor se llevaba a cabo. Escuchaba gente caminando, más bien corriendo, iban a paso acelerado elaborando labores que al muchacho poco le interesaban, este se encontraba totalmente enfadado, y de hecho ya dudaba de permanecer en la aldea de Fuschia, lo cual le llevaba a tener que fiarse de sí mismo, al desarrollar su plan, provocando que los pequeños remaches que sujetaban las placas metálicas en el navío comenzaran a caer uno por uno al océano.

Si bien no podía darse el lujo de malgastar un barco, a estas alturas desconocía que sucedería con él, por lo que no le quedaba otra más que comenzar a desmantelarlo poco a poco. Lamentablemente no podía hundir el barco meramente con las ganas, por lo que tendría que realizar aquella ardua y constante labor, remache por remache, clavo por clavo, con tal de poder realizar un escape antes de terminar en océano abierto, si es que no se hallaba ya en este. Tampoco le había mucha gracia el tener que estar por su cuenta en el océano, pues no había mucho que él pudiera hacer en aquella situación, pero peor sería el tener que aguardar a que le mataran.

Los ojos del pelirrojo finalmente se abrieron, notando a su alrededor aquel manto umbrío que se había cernido por sobre él y aquellos indeseables acompañantes, ¿cuánto tiempo había pasado ya? Era difícil para él saberlo, más lo que si sabía era que a estas alturas estaba por su cuenta, con lo cual buscó apresurar aquel desajuste en el navío, intentando al menos detener la marcha del mismo, al continuar soltando cuanto clavo y remache podía con el uso de su magnetismo.

Pero algo ocurrió, un golpe llegó hacia el muchacho, pero no por parte de sus captores, sino de un aliado, al sentir como aquella sirena caía por sobre él, ocasionando una reacción adolorida por parte del joven que bufaba y divisaba con sorpresa a su acompañante, claro que en su rostro no se veía alivio, sino todo lo contrario al haber sido futón que amortiguara la caída de la muchacha.

No podía decir que no se sintiera contento de la aparición de aquella joven, pero como podía ver juzgando la situación, era difícil pensar en algo que le fuera de ayuda, si bien estaba acompañado esta vez, había un ligero problema, si aquellos sujetos eran comerciantes, una sirena resultaría demasiado valiosa como para dejarla huir, lo que trajo como interrogante al muchacho lo mismo que pensaba al verle. -¡¿qué haces aquí?! – La joven seguidamente se apresuró a deshacer sus ataduras, librando al pelirrojo, quien lentamente se posaba en pie preparándose para lo que sería una ardua batalla contra aquellos quienes ya le habían derrotado una vez, claro que esta vez había una gran diferencia.

Pues fue cuando el muchacho se disponía a combatir contra aquellas personas que notó la intervención de un par de guerreros, quienes emergían con sus espadas dispuestos a dar apoyo en el combate, resultando extrañamente a favor del pelirrojo, pues sin tiempo a reaccionar comenzaban a toda prisa a devastar aquella pequeña armada de “piratas” mientras el joven observaba sorprendido, reconociendo a uno de ellos, aquel pelimarrón quien le había metido en aquel rollo, más había una figura desconocida para él, una joven de cabello rubio quien parecía pelear a la par del joven.

Conjunto a aquellos dos, también hacía su aparición aquel joven cyborg que con anterioridad había reparado, al parecer ya había cargado sus energías, pues estaba allí asistiendo en la pelea también, era increíble como finalmente se habían reunido, aunque el muchacho no mostró sonrisa alguna, en realidad solo volteó su mirada hacia la sirena, cuestionando no solo el porqué de su presencia, sino también el de todas aquellas personas, conjunto a la identidad de la nueva muchacha. -¿Cómo es que llegaron a este sitio? Creo que será mejor marcharnos cuanto antes – fue la frase que puso punto culminante, mientras intentaba eludir con dificultad los ataques del resto de aquellos rufianes, intentando golpearles a puño limpio, aunque el resultado mostraba mayor dolor en sus puños que en el cuerpo de sus oponentes, si bien aún estaba cabreado por todo lo acontecido, no podía evitar demostrar su inexperiencia en combate.

La muchacha estaba feliz de haber encontrado a su compañero, al parecer no se había equivocado al pensar que estaba en aquel barco, aunque en el rostro del joven no parecía haber una expresión amistosa sino más bien de enfado , y ciertamente era algo que se le daba bastante bien, pues su rostro se volvía extremadamente frio -Vinimos porque era raro encontrar un barco a estas horas, asique teníamos curiosidad...¿Qué haces tú aquí?- La joven observaba al pelirrojo con curiosidad, ignorando el hecho de que toda aquella tripulación estaba dispuesta a dar su vida por matar a aquellos intrusos que habían destrozado parte de la cubierta.

Tras desatarle el muchacho se separó de aquellas ataduras y observó a las personas que aun luchaban, mientras la joven se impulsaba levemente con sus brazos para acercarse aun mas al mástil y de esta forma no quedar tan a la vista de aquellos sujetos, incluso intentando quedar tras el chico pelirrojo, que giró su rostro y la observó mientras continuaba cuestionándola, a lo que la joven sonrió un poco de nuevo -Vinimos en el bote que está en la cubierta, es algo largo de contar asique será mejor obviarlo- Su sonrisa desapareció una vez más cuando sus ojos azulinos se desviaron hacia los laterales, observando la cantidad de matones que había a su alrededor y que se disponían a atacar, más la oscuridad no ofrecía demasiado cobijo pues la luna llena ejercía su luz e iluminaba lo suficiente para hacer claros los rostros de cada uno de los presentes -No podemos abandonar al resto...- Lo cierto es que en aquellos momentos estaba más preocupada por el resto de compañeros que por ella misma, al fin y al cabo, ella ni si quiera podía luchar.

Su mirada se volvió hacia el pelirrojo, esperando que fuese él quien tomase la decisión sobre lo que hacer -Hay demasiados enemigos...- Tras unos instantes de silencio, su mirada se volvió a desviar hacia todas aquellas personas malvadas y acotó en un tono más bajo -Vete pelirrojo, son demasiados- Una nueva sonrisa se volvió a colocar en sus labios mientras su rostro, una vez más, se tornaba hacia él.

La situación se complicaba ahora aun más, pues no solo debía encargarse de salir él, sino todos sus recién llegados compañeros, pues desconocía cuanto más iba a mantenerse el barco, siendo que había estado apartando la mayor cantidad de clavos y remaches posibles con tal de desestabilizar al mismo, lo que sumado al peso extra, reducía el tiempo notablemente, si bien era admirable el recibir ayuda por sus ahora camaradas, no era realmente la situación propicia para aquello, por lo que el muchacho permaneció silente ante las palabras de su compañera, más que nada porque buscaba planificar una forma de salir de allí con todos ellos.

Lo que restaba la probabilidad de un escape seguro era el medio de transporte utilizado por sus compañeros, un bote, con su suerte, no lograría mantenerles a todo, y tampoco podría arriesgarse a navegar en él, desconociendo la distancia que les separaba de la costa, de hecho ya no comprendía en donde se hallaba, aunque tenía una pista al ver allí a sus compañeros, pues esperaba no encontrarse tan lejos, pues en el peor de los casos terminarían naufragando sin salvación alguna o ahogados.

En ese momento las posibilidades se agolpaban en la mente del chico, ninguna parecía ser una salida certera, ni una manera de asegurar el escape perfecto, pero no sabía cuánto tiempo iban a poder permanecer allí, por lo que dio un amplio suspiro, y retrocedió un poco, procurando aproximarse a su compañera y así formular un pequeño momento de interrupción en aquel estilo ineficaz que tenía para combatir.

Poseía a sus compañeros al frente, aun manteniendo batalla, podían vaciar el barco en cuestión de minutos, pero hacer que este volviera a la costa resultaría un tanto difícil, especialmente sin punto de referencia, por lo que el muchacho optó por la salida más plausible, girándose sobre sí mismo para sujetar a la sirena, era increíble pero la cola hacía una notoria diferencia en el peso de aquella mujer, por lo que dificultaba un poco el alzarla, especialmente en aquella postura tan curiosa, pues le estaba cargando de frente con ambos brazos, casi como si cargara un bebe, uno de gran tamaño y cola de pez.

Sin perder tiempo, pues no sabía cuánto podría resistir el cargar a otra persona, especialmente con sus heridas, el joven arremetió hacia donde sus compañeros se hallaban, intentando evitar todo enfrentamiento de manera directa, aunque era imposible no chocar con aquellos bandidos, por lo cual recubría a la joven al abrazarla contra él, solo para acotar al momento de cruzar junto a sus compañeros. -¡Hay que saltar! El barco se vendrá abajo – no había tiempo de informar realmente lo que ocurría, ni el porqué el barco no presentaba aquella desestabilidad típica, pero esperaba que aquel trío le escuchara, mientras saltaba por la borda, sin pensar donde era que caería. El mar mismo podría terminarle ahogando, especialmente ante su imposibilidad de nadar, pero eso no preocupaba al joven pues en su mente solo esperaba que sus compañeros le siguieran, razón por la cual no se soltó de la joven sirena, hasta finalmente impactar a la capa líquida, en donde comenzó a sumergirse hasta perder el conocimiento.



FDI: Último post de Kota~

La situación no dejaba de empeorar y el ambiente cargado lo demostraba aun mas, y como aliciente, aquel pelirrojo no parecía hacer el mínimo caso de las advertencias y mandatos de la joven, quien se preocupaba por todos ellos pero que de poco servía si no podía obligar a que se fueran. Sus mejillas se hincharon levemente por enfado mientras observaba como sus compañeros se defendían de aquellos adversarios, sobretodo el muchacho que tenía en frente, pues no solo se defendía él sino también a ella -¡Eh! ¡Ooye! ¡Que te estoy hablando!- Ignorada. Aquel chico retrocedió un poco pero ni si quiera le dirigía la palabra -Encima que me hago la heroína...- Su tono de voz cambió a ser resignado, mientras su torso se inclinaba levemente hacia delante y sus brazos se cruzaban entre sí, más no tuvo tiempo de seguir quejándose pues para su sorpresa el chico se volvió rápidamente y la cogió tal cual se haría con un bebe.

El sentir las manos del joven en sus escamas provocó que sus mejillas se tornasen totalmente rojas, tras lo que comenzó a intentar soltarse -¡Suéltame pedazo de tomate! ¡No te atrevas a tocar mi cola!- Su tono era sin lugar a dudas de enfado, nerviosismo y exasperación, más no era desconocido para ella la situación en la que se encontraba, sabía que estaba rodeada de enemigos y que aquel joven era su única salvación si quería salir de allí sin ataduras o metida en una pecera. Pese a aquel cambio drástico en su personalidad intentó controlarse, moviendo su torso para que sus brazos pudiesen abrazar al joven y ser ella la que se sujetase, y que así las manos de él se separasen de sus escamas.

Sus ojos quedaron en total penumbra contra el pecho del joven pero sintió la gravedad actuar sobre su cuerpo y más tarde el agua acariciar su piel y escamas, algo reconfortante sin duda, sobretodo porque sabía que si estaba en el agua podría huir y ser de más ayuda que en tierra o en un lugar seco. Su aleta comenzó a moverse instintivamente, sintiendo como las manos del joven se separaban de ella.

Subió a la superficie, aunque no era aquella inercia humana, sino el hecho de que el estado de sus compañeros seguramente habría mermado al caer agua. Seguramente ninguno de ellos tenía tanta fuerza para nadar, aunque lo cierto es que incluso ella se sentía débil por todas aquellas heridas y la tensión que había soportado. Miró a su alrededor y vio algunas tablas de madera flotando, con gente subida a ellas, seguramente sus compañeros habían tenido la suerte de terminar en estas -Tenemos que volver a la orilla pelirro...- Su cuerpo se giró para observar a su compañero pero no se encontraba allí, algo sin duda extraño pues no se podía haber alejado nadando tan rápidamente, y estaban lo suficientemente cerca como para quedar al lado si él subía a la superficie, por lo que solo quedaba una respuesta...

Su torso se impulsó para volver a sumergirse, mientras sus manos se mantenían extendidas para buscar algún tipo de textura que no fuese agua. Pese a que la zona de búsqueda fuese pequeña ni si quiera ella, que era una sirena, podía ver entre aquella oscuridad reinante en el mar. Era peligroso y complicado, pero tras acelerar un poco su cuerpo se encontró con el de su compañero, por lo que sus manos se abrazaron a él para sostenerle mientras su rostro se acercaba y unía sus labios, traspasándole el oxigeno que ella misma podía obtener del agua, y que sin duda salvaría el pescuezo de aquel pelirrojo.

Tras esto volvió a subir a la superficie y nadó hasta la orilla con aquel joven a cuestas, manteniendo su rostro fuera del agua hasta que finalmente logró dejarle en tierra, no con todo su cuerpo fuera pues ella se mantenía abrazada, pero lo suficiente como para que pudiese volver a respirar y descansar, al igual que ella, que también perdió el conocimiento en aquel instante.

FDI: Ultimo post de Kaine.

Gracias a una barca, la cual se encontraba alli en la orilla, Layfon junto a los demas pudieron llegar hacia el barco. Que parecia pertenecer claramente a otra banda pirata, cosa que no le gustaba ni una pizca al joven de los pelos marrones. Kaine sin embargo, al llegar al barco, vio que habia alguien conocido atado alli. Era el chico pelirrojo, que parecia haber sido secuestrado por los piratas. Sin pensarlo, Layfon se acercaba junto a Kaine hacia el pelirrojo. -Shhh, bajad la voz- trato de decirles, pero ya era tarde. Habian sido avistados justamente cuando Kaine habia soltado las cuerdas del pelirrojo, que estaba bastante herido a decir verdad.

-Demasiados...- se dijo a si mismo Layfon, que habia agarrado su espada para colocarla delante suya. En aquel entonces escucho como el chico del cual el nombre no sabia, dijo que saltaran, cosa que hizo sin rechistar. Layfon se quedo esperando, a que todos hayan bajado para que el salte el ultimo. Parando un ataque de un enemigo con su espada, le pego una patada en el costado, para lanzarlo contra los demas piratas y aprovechar asi para escapar. Rapidamente se dio la vuelta, se acerco a la barandilla y salto del barco, mas o menos en donde habia visto saltar a sus camaradas.

Al llegar al agua, escucho como empezaron a dispararle, pero por su suerte, la punteria de aquellos piratas era pesima. Sumergiendose en el agua, y hacer mas dificil de verle, Lafon vio a la sirena, junto al chico pelirrojo. Pero les pillo en un momento de intimidad parece ser, se estaban besando. Es lo que estaba viendo Layfon, pero mejor no seria decir nada por el momento. Sin preguntar, Layfon se fue hacia la orilla, donde probablemente se estuvieran marchando Kaine junto al chico, pero nada mas llegar, una fuerte ola le arrastro por completo, haciendolo chocar con una roca que habia alli, dandole fuertemente en la cabeza.

Lo ultimo que recordo el chico fue que ya no veia el barco pirata, al parecer se encontraban en otro punto de la isla pero...donde exactamente no podia decir. -Mi..er.d.a.....- fueron sus ultimas palabras, antes de caer incosciente sobre la arena de la playa, donde el agua del mar le llegaba hasta los pies.