Capítulo 5 - Un navío y un náufrago

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La travesía de los jóvenes había comenzado finalmente, solo que ahora ya contaban con tres tripulantes, entre ellos se encontraban el chico de cabello marrón, conocido como Layfon. Una sirena que parecía novata en cuanto a la estancia en tierra, y un joven maníaco de las maquinarias, quien se hallaba actualmente separado de los primeros dos, pues una mezcla entre su mayor afición, y una labor para obtener dinero se habían conjuntado dando como resultado una de las labores más arduas llevadas a cabo por el muchacho. Al tener que traer a la vida un Cyborg herido el cual parecía estar en un estado paupérrimo, pero a pesar de ello no era imposible volverle al funcionamiento, pues el joven pelirrojo contaba con algo más que la mecánica, la voluntad de vivir de aquella persona, a la cual apelaba junto con sus técnicas de mecánico para traerle a la vida.

Motivo por el cual el chico se encontraba entusiasta divisando cada parte del cuerpo de aquel ser ante la mínima reacción, pues había sido desilusionante que este no despertara durante la reparación, aunque también había resultado útil, pues así no estaría dañando al ser humano, ni efectuando mal su trabajo, pues solo debería encargarse de los detalles tales como la fuente de energía de aquella persona, por lo cual solicitó alimento y combustible, el cual ahora mismo se encargaba de que aquella persona ingiriera, primeramente con el combustible pues no podría reproducir las actividades de masticar o segregar saliva ni conocía bien el funcionamiento de su cuerpo por el cual absorbería los alimentos, de forma que optó por lo seguro, iniciando con el combustible. Según sus cálculos ya con un poco sería suficiente para reactivarse, más lo que no esperaría era notar una reacción de tal rechazo hacia el mismo, pues para sorpresa del chico el cyborg logró reaccionar.

El joven robot de cabello más claro que el del mecánico pareció toser, escupiendo la poca cantidad de combustible ingerido, mientras alegaba que el muchacho trataba de matarle, aunque resultaba todo lo contrario, más este no intentó argumentar nada, pues se hallaba fascinado ante el funcionamiento de aquel ser, más la satisfacción de verle reanudar su sistema tras aquellos arreglos, daban una sensación de euforia y orgullo, parecía un niño ante un dulce, no podía esperar para tenerlo, ni tampoco podía expresar su deseo en palabras de obtenerlo, más solo podía observarle como si le degustara con la mirada.

A pesar de la reacción del muchacho, aquel ser continuaba hablando, al parecer también se encontraba alegre de recuperar sus facultades, pues notaba cierta sorpresa al poder emitir palabras nuevamente, claro que el chico no podía decir a ciencia cierta que le había ocurrido, pero al menos podía corroborar que todo funcionara correctamente tras aquel análisis. De todas formas unos contados minutos tuvieron que transcurrir para que ambos jóvenes se calmaran, uno de su despertar, y el otro de aquel logro, para que el joven del cigarro diera una enorme exhalación, no solo soltando el humo del cigarrillo sino también aire como si hubiera sacado una presión de encima, aunque no resultaba de tal manera pues disfrutaba su trabajo en la mecánica, de hecho se encontraba ansioso por ver los frutos de su labor.

El muchacho interrogó finalmente por la identidad del pelirrojo, más este negó con la cabeza repetidas veces, acotando con un tono acelerado y casi pisando las palabras. -¿Estás bien? ¿No sientes ningún malestar? ¿algún problema? ¿puedes moverte? – el chico bombardeaba de preguntas sobre el estado de aquel ser, más su curiosidad era inmensa, y el tiempo que tenía para interrogarle no era suficiente, pues su compañero o el mismo dueño de la taberna podrían volver en cualquier momento, dejando en intriga al muchacho, sobre todo al no saber qué es lo que ocurriría finalmente con aquel cyborg.

-Por cierto. ¿No te ha gustado la gasolina? Supongo que aun ingieres comida humana, toma aquí tienes. – el chico tendió el plato que antes había encargado para que aquel muchacho coma, mientras agregaba. -Seguramente has de estar hambriento, a saber cuánto tiempo has estado abandonado – al mencionar eso el chico padeció una mezcla de sentimientos, pues se sentía mal de que tal pieza se encontrara en un lugar así, más de todas formas eso no descendió su entusiasmo por conocer más al respecto de aquel ser, al cual no dejaba de mirar, incluso acortaba la cantidad de parpadeos que daba por la mera emoción, aunque aún seguía visualizando aquel ser a través de las gafas de cristal anaranjado.

Ante las interrogantes del joven, el robot se mostró un tanto dubitativo en su respuesta, pues podía percibirse como este se colocaba “pensativo” lo que llevó al joven a pensar en algún tipo de memoria de respaldo, quizás había algo dañado que impedía al joven recordar del todo su pasado, aunque por la manera que se alegraba de hablar al menos tendría recuerdo alguno, más las teorías del muchacho fueron infundadas, al notar como este comentaba a relatar lo que parecían recuerdos que llegaban poco a poco, aunque era curioso notar la manera de hablar de aquella persona, pues a pesar de su cuerpo, su tono y la manera en que emitía las palabras reflejaban una especie de estado aniñado.

Lo primero que mencionaba aumentaba la curiosidad del muchacho, pues había logrado mantener su conciencia a pesar del estado de cyborg, pero aun así aprovechaba el mismo para evitar el daño, pues según revelaba no estaba acostumbrado al dolor. Aunque lo que si acotaba era una especie de jaqueca, lo cual podría producirse en base al tiempo en el que su mente, cerebro o “procesador” estuvo inactivo, al tener que soportar toda la carga de datos de un solo golpe, el chico no pudo imaginar manera de aliviar aquello, pues resultaba nuevo aquel síntoma, por lo que en lugar de emitir palabras irrelevantes, se mantuvo callado escuchando como el muchacho continuaba su relato.

Aunque lo que a continuación el muchacho escucharía, incrementaría aun más su confusión, más no solamente eso, sino su interés por tal espécimen, pues su tono de voz variaba a uno más mecanizado, mientras que emitía las palabras de una forma más “fría” y carente de sentimientos, enumerando el estado actual de su cuerpo, basándose en porcentajes, como si el cuerpo intentara una estabilización automática, en base al estado actual, aquello sorprendía al chico de gran manera, no solo era una persona, ni tampoco solo una máquina. Era una complementación de ambos, coexistiendo en un mismo individuo, lo que llamaba ponderosamente la atención del muchacho.

De todas formas aquel detalle de estado no parecía animar al muchacho, quien parecía quejarse de su lado mecánico, ante lo cual el joven cambiaba aquella sonrisa dibujada en su rostro para interrogar. -Es un estado estable, de hecho es mejor de lo esperado. Incluso puedes verificar tu estado, eso sí es de ayuda. – Aun así el chico inspeccionó su cuerpo como dudoso de lo dicho por el joven o la máquina, seguidamente el chico robótico comenzó a hablar nuevamente, reanudando el relato anterior, al comentar sobre su forma de recargar energías, ante la nueva interrogante del pelirrojo.

Llevando a denotar un nuevo equívoco por su parte, al creer que el ingreso de combustible era vía oral, cuando realmente el joven poseía un compartimiento para aquello, resultando iluso por parte del mecánico el no verificar eso con anterioridad. Aun así no pudo comentar nada respecto a su error, siquiera una disculpa pues una pregunta por parte de su compañero le había interrumpido, al consultar si él le había llevado hacia aquel lugar, ante lo cual el pelirrojo respondió con un suspiro. -De hecho yo acabo de llegar, estaba viajando con unos amigos, y cuando paramos en este sitio nos dijeron que deberíamos hacernos cargo de ti para recibir información, claro que no pienso que “deshacerse” de ti será necesario. De hecho si tu movilidad vuelve a estabilizarse, podríamos salir de aquí, y si gustas podrías acompañarme. Soy mecánico, y me encargo de este tipo de cosas, solo que no he podido hacer un gran trabajo con las cosas que me han traído, por cierto nos encontramos en una pequeña taberna en villa Fuschia. – finalizó el muchacho, pues seguramente el joven continuaba perdido por lo que había mencionado, y aunque su invitación era algo brusca, tampoco tenía mucho que ofrecer, pues gracias a aquel pelimarrón, el chico había quedado sin objetos, hogar ni planes, por lo que ya se las arreglaría una vez salieran de allí.

Luego de aquel comentario el cyborg prosiguió con sus últimos recuerdos, rememorando un viaje en barco, el cual resultó hundido, o terminó abandonándole, pues el joven enunciaba el sentir aquella sensación de ahogo, mientras el pelirrojo mostraba un aspecto enfurecido ante aquello, era impensable el abandonar a un compañero, si se trataba de un barco, seguramente debía ser pirata, pues estos eran los más despreciables, encima una pieza tan valiosa como un cyborg, aun sin ser completamente humano resultaba una fuerza vital, era solamente impensable, fuera cual fuese la situación, el estado de aquel ser no lo ameritaba, resultando imperdonable para el muchacho.

El cual seguidamente tendió su mano para tomar aquella hamburguesa, estirándola hacia el rostro del cyborg, a razón del pedido de este por alimentarle, realmente carecía de fuerzas a pesar de su estado físico. Por lo que no le quedaba más que asistirle, después de todo así podría recargar energías y ayudarle a salir de allí, con el fin de poder seguir sus investigaciones a futuro en un sitio aun más cómodo. Por lo que se encargaba de mantener la comodidad de aquel ser, mientras aprovechaba su rara “hospitalidad” para continuar con el interrogatorio. -¿tienes algún tipo de número de identificación? ¿una identidad? ¿un nombre? ¿Recuerdas algo más? ¿un creador, un familiar algo? – si bien su pasión eran las máquinas, desconocía sobre los cyborgs en general, no sabía bien como tratarles, pues cuando se fascinaba por el lado mecánico, tendía a olvidar lo humano, y cuando recordaba esta faceta ignoraba todo tipo de compuesto mecánico en el ser, lo que le llevaba a un comportamiento medio bipolar ante esta clase de gente.

Pensaba en lo que el joven del bidón me había dicho anteriormente, el cuan bueno era que yo mismo pudiese comprobar mi estado, era verdad a veces podía hacer cosas muy elevadas impensables para un humano, desde el respirar bajo el agua o soportar a altas temperaturas, pero día a día era un reto sobrevivir siendo mitad máquina, ver el mundo de otra forma, no solo puedes ver un ave que que vuela tranquilamente, sino la vez con una viñeta que dice "target", distancia aproximada, velocidad y en la esquina superior ves los grados de temperatura y la velocidad del viento, era algo muy fuera de lo normal a lo cual no era tan fácil acostumbrarse.

Me ponía algo nervioso frente a toda la situación pues no sabía si solo agradecer o intentar escapar, aunque un sentimiento de seguridad me hacía sentir bien y relajado.
Para mi sorpresa, luego de responder a mis preguntas, el joven me habló respondiendo la última de las mias, entendí que estaba en villa Fuschia, un pequeño poblado donde el barco donde trabajaba solía venir, conocía a un par de personas, sobretodo a un veterano en mecánico que siempre bromeaba con desmantelarme. También oí del detalle de su historia de como había pasado a ser de un cocinero a un pedazo de basura por el cual pagaban solo por deshacerse de él. Ante todo lo que escuchó se detuvo a decir:
- Pues si conozco esta villa solía venir a trabajar acá con mi tripulación, no pensé que estaría en la taberna . . . en fin . . .Muchas gracias por repararme, señor -dije haciendo un gesto de agradecimiento con la cabeza.

Más tarde ante mi titubeante petición para ser asistido en mi alimentación el joven mecánico accedió y gentilmente acercó la hamburguesa a mi, comí en silenció, en verdad se sentía muy deliciosa, la tibieza que aún tenía el pan, los condimentos, las verduras. ¿Como se llamará esa sensación de cuando no comes algo en mucho tiempo y lo sientes tan delicioso que tus ojos casi lloran?, pues eso mismo me pasaba en ese instante, sentía tan delicioso que no podía dejar de comer.
Para cuando terminé de comer dije -Es dificil ser humano y ser robot a la vez, a veces pareciera que ambos pelearan por matar al otro, pero luego de estos dos años ya me he estado acostumbrando, además! ya casi tendré mayoría de edad -dije orgulloso como todo muchacho esperando ser un hombre.

al verme de seguro algo repuesto en ánimos el hombre detalló algo más sus preguntas, extrañamente quería saber más sobre mi persona, preguntándome cosas de número, nombre familia y cosas así.
- Un número de identificacion? .... mmmm pues supongo que solo el que te dan al nacer, no creo que en ese laboratorio me hubiesen dado un número ya que de seguro lo que me hicieron . . . no es legal -dije un poco pensativo -Bueno frente al resto de las preguntas, la verdad no me gusta recordar mucho mi pasado porque me duele pero.... sí tengo nombre, mi nombre es Bazeth soy hijo de . . . bueno, era hijo de un traficante de armas, vivía en una ciudad muy lujosa y bella, pero eso quedó atrás . . . -dije mirando fijamente a los googles del joven -Por cierto, tengo la impresión que crees que soy un aparato o algo así, bueno sí lo soy pero soy humano también, aún no tengo amnesia, recuerdo mi vida perfectamente, o al menos eso creo. -señalé esbozando un fría sonrisa. - La verdad que mi cuerpo fue creado para el combate, tengo o tenía múltiples armas dentro de mi cuerpo, y lo que me causó gran daño fue la explosión de los misiles que guardaba dentro de mi pierna derecha y que . . . explotaron dentro de la misma. con esfuerzo y si lograra quitar un poco de la arena de mar que ha penetrado mi pierna izquierda supongo que podría usarla de apoyo pero . . . tengo menos de la mitad de la energía de reserva, usarla para moverme hará que se acabe muy rápido y no llegaría muy lejos, esta solo sirve para mantenerme en stand by, pero en fin, no sé que ocurra si la batería de reserva se agotara, yo no sé nada de mecánica no sé como funciono y tampoco sé si esa energía alimenta mis funcionamiento vital, nunca se ha apagado mi batería . . . la verdad tengo miedo que lo haga. . .

El muchacho observó a su joven acompañante, divisando como este mencionaba que pronto alcanzaría la mayoría de edad, lo que llevó al joven a preguntarse cuanto hacía realmente que aquel joven llevaba como cyborg, pues la construcción y la estructura no eran de lo más actuales, quizás esos dos años que él había mencionado no eran realmente tales, y este solo lo había percibido de esta manera, aunque aquello permanecía confuso, y tampoco podía indagar más, ya que el joven aprovechó para solicitar la ayuda del pelirrojo en cuanto a su alimentación, algo que realmente no se le daba al muchacho, de todas formas debía hacerlo, pues así estaba nutriendo la energía del joven y de paso podría investigar aun más al respecto.

Lo que llevó a continuación a una nueva duda por parte del muchacho, intentando confirmar algún nombre, número o tipo de identidad por el cual reconocer al muchacho, ante lo cual este respondió de una manera poco clara, pues no dio mucha información al respecto pero si dejó en claro que el proceso que él había padecido no era del todo aceptado por el mundo de la medicina y la mecánica, al llamarlo ilegal, aquello hizo sentir un poco mal al chico, pues había dado su vida por la mecánica, aunque el estudiar a seres de forma tan clandestina o baja, no era algo que él pudiera admirar, ni mucho menos si aquello otorgaba alguna especie de dolor, como el demostrado por el joven respecto a aquellos recuerdos.

De todas formas pudo obtener un nombre por parte del joven, era difícil saber si era dado por su padre, o por aquel que le había convertido en cyborg, más si era capaz de mencionarlo con certeza el pelirrojo podría llamarle así, por lo que sonrió al confirmar aun más datos sobre su nuevo compañero, aunque concluyó escuchando lo que este aun tenía para decir, mencionando de donde provenía y cuál era el motivo por el que llevaba aquellas formaciones mecánicas en su cuerpo.

Si bien el muchacho había hecho un chequeo, no había podido percibir lo que el joven mencionaba como “armas” seguramente el tiempo en el que pasó inconsciente más el descuido ambiente al que fue despojado habían ayudado a la falta de funcionamiento de aquellas partes, lo que en parte apaciguaba al muchacho, pues tras escuchar aquella anécdota lo último que quería era ser víctima de una nueva explosión, de todas maneras sería arriesgado forzarle a movimientos bruscos, y en especial por lo que él finalizaba, al mencionar su dificultad de movilidad y su carente sistema de energía.

Sería arriesgado forzar aquel cyborg, pues ya no estaba jugando con su funcionamiento sino con su vida, razón por la cual el muchacho tomó una pausa para detenerse a pensar, su cigarro ya se encontraba totalmente consumido, y había desaparecido de sus labios en uno de los tantos momentos que se quedaba boquiabierto ante lo que escuchaba por parte del joven cyborg. -Creo que podré ayudar a moverte de aquí, sin agotar tus fuerzas. Si me esperas aquí podré ir a buscar ayuda, tengo un compañero aquí fuera que podría, junto conmigo, cargarte al menos fuera de este despacho – lo cierto era que no poseía sitio al cual llevar al cyborg, aunque cualquier sitio fuera de aquel polvoroso despacho sería para mejor.

Creo que había pasado un buen tiempo desde que me sentí así de tranquilo por última vez, desde que me convirtieron en este pedazo de hojalata que vivía preocupado de que nadie se diese cuente, pues en muchas aldeas o islas la gente discrimina a aquellos que son diferentes, bueno eso desde hace mucho tiempo. Cuando entré a trabajar en el navío gourmet, pensé que todo había acabado, al comienzo claramente me sentí ignorado y discriminado pero cuando me conocieron como era realmente y cuando vieron mis habilidades en la cocina todo cambió realmente viví muy tranquilo y feliz en ese navío, pero claramente las cosas buenas no son eternas, y me ha hecho llegar hasta este punto donde no soy más que un inválido que depende de la generosidad de otros, eso sí me sentí muy feliz u aliviado que un cantinero me hubiese rescatado de la playa, y que ahora este muchacho que no debía ser muy mayor a mi en edad, me hubiese reparado de la mejor forma posible considerando las pocas cosas que se pueden encontrar en un pueblito como este, y que alivio que quisieron venderme a un amante de las tuercas en lugar de un recolector de chatarra, en verdad eso me hacía reír y me causaba algo de risa, risa que no pude esconder.

- jajajaja ajajajja emm emm cof cof - acabe deteniendo abruptamente para disimularla, pues no correspondía reír en un momento así, pero aún así había sido agradable. Comencé a mirar a mi alrededor para ver si alguna cosa podría servir para sacarme de aquí, quizás si no había falla en los inyectores de gasolina de mi pierna izquierda podría encender el propulsor y aunque con uno solo podría ayudar a levantarme, pues luego de escuchar al joven el mencionar que quería sacarme de este lugar lo menos que podría hacer era poner todo de mi parte también para no ser un estorbo, se sentí lindo ser ayudado por otros pero se siente dos veces peor ser una carga para otra persona, y quién más que yo sabía lo mucho que pesaba mi cuerpo que de unos 64kilogramos aumentó considerablemente a 97 kilogramos, por eso mi sistema era lo que más ayudaría a moverme.

- Tengo un idea, pero no sé si podría resultar . . . -dije mirando hacia abajo con algo de vergüenza ante mi ignorancia respecto a la robótica - no sé si el funcionamiento de los canales de combustible y los inyectores estén estropeados, pero si funcionaran, creo que podría encender el propulsor de mi pie izquierdo y ayudar a ponerme de pie, ya que mi cuerpo completo pesa cerca de 100kilogramos, no sé cuanto influirá la energía de mi célular de reserva pero al menos puede funcionar un momento, al menos para sacarme afuera, quizás considerando mi tecnología también funciona solamente, no lo sé, pues nunca había tenido problemas energéticos . . . pues es una idea . . por cierto, quisiera saber su nombre -dije esperando una respuesta por su nombre para no recibir un regaño sobre mi idea de como salir que de seguro era una mala idea.

Antes de que el pelirrojo pudiera salir a solicitar ayuda, y de paso informar el logro que él mismo había adquirido, su nuevo compañero robótico le detenía, acotando que tenía una idea, lo cual podría ayudar a facilitar su traslado, ante aquello, el chico se detuvo previo a abrir la puerta, y se giró sobre sí mismo para divisar nuevamente al cyborg. -Te escucho – no sabía de que podría tratarse, pero cualquier nuevo plan podría ser interesante, sobre todo por las cualidades extra con las que contaba aquel ser, aquellas como las que había mencionado con anterioridad, sumado a aquellos detalles que el muchacho había examinado en previo acto de reparación.

El muchacho dio una explicación al respecto, precisaba forzar su energía para activar su propulsor y con esto facilitar la labor de movilizarle y poder salir del sitio, en un principio parecía ser una buena idea, pero luego resultaba algo arriesgado, ya que como bien había mencionado antes el cyborg, resultaría peligroso el quedarse sin energías, por lo que el chico se detuvo unos momentos a pensar, si no lograba reponer esa energía, correrían con una gran desventaja, pero tampoco podría trasladarle por su cuenta, e incluso con ayuda resultaría un poco costoso por el reducido espacio en el que se encontraban.

Más había un factor que el joven pasaba por alto, al tratarse de lo último solicitado por su acompañante, el saber su nombre, a lo cual el joven restó importancia acotando -No hay tiempo para eso, tenemos que comprobar si tu movilidad aun es posible, intenta activar el propulsor, yo veré de conseguir ayuda. – Tras aquello, el muchacho abrió la puerta, dejándola de esta manera mientras iba en busca de su compañero, Layfon, solo para notar que este ya había abandonado la taberna.

Lo primero que el chico pensó era que se trataba de alguna trampa, a lo mejor había obtenido la información, o el dinero, y había huido con ellos, o tal vez estaba ocupado con otra cosa, era difícil saberlo, pues no había hablado con este, aunque para fortuna tenía un informante, aquel cantinero, quien entregaba el mensaje dado por el pelimarrón. No había bastado con la reparación del cyborg, ya que ahora una nueva tarea era otorgada al muchacho, al tener que encargarse del “barco” Aquello dejó dudoso al pelirrojo, seguramente su compañero seguía con aquellos sueños sin sentido, lo único con lo que podía contar era que no obtendría su ayuda, por lo que dio un nuevo suspiro y divisó al cantinero, solo para actualizarle de la situación con aquel sujeto del despacho, intentando explicar todo de la manera más rápida y sencilla posible, al mencionar. -Se encuentra en funcionamiento, pero no en completo control de sus habilidades, por lo que precisaré ayuda para moverle – el tabernero se ofreció como ayudante para cargar con aquel sujeto, al menos hasta sacarle de la taberna, lo cual permitiría al chico pensar luego en aquella nueva labor.

Sin muchos ánimos regresó al despacho acompañado del tabernero y un par de sujetos en caso de requerir de más manos, mientras divisaba aun aquella silueta reposada del joven metálico. -Bien, veamos qué podemos hacer – acotó a la espera de ver si el cyborg podría realizar su idea, mientras se mantenía atento junto a los hombres para una reacción rápida y así ayudarle a salir de allí.

De alguna forma sabía que mi plan no había causado furor en el chico del bidón, pues sí era algo arriesgado la verdad y en cierta forma lo había dicho para hacerme el genial pues si las cosas no resultaban podría salir muy mal, aunque la verdad estaba seguro en cierta forma que las personas que habían creado esta tecnología cyborg y que la habían implantado en mi ya habrían pensado de seguro en caso de estas situaciones, por lo cual seguramente con alguna cosa nueva me sorprendería mi sistema.

El pelirrojo del bidón iba camino a la taberna cuando quedó escuchando mi idea justo frente a la puerta, por lo cual ni siquiera pude ver su rostro para saber que tal le había parecido, sin embargo mientras él buscaba algo de ayuda me pidió que intentara activar mi propulsor, y claro se negó a decir su nombre.
- Tsk, así que es uno de esos chicos que se dan más importancia de la permitida, bueno, al menos no parece ser mala persona, hasta ahora -dije intentando acomodarme en la posición que estaba, tenía que alcanzar el bidón de gasolina que estaba junto a mi, lo más probable eso alcanzaría para muy poco, pues un ese pequeño bidoncito no podría esperar más. Me concentré para entrar en mi sistema y apagar la mitad inservible de mi cuerpo, pues si encendía todo perdería energía inútilmente. - pierna y brazo izquierdo activados- dijo mi problemático ser robot, con eso alcancé el bidón y comencé a ingresarlo por su conducto correspondiente.

Comencé a sentir como mi interior comenzaba a trabajar, lentamente y débilmente, pero con cada segundo parecía recobrar más fuerza, era muy reconfortante sentir mi cuerpo funcionar otra vez y al parecer no habían grandes fallas en mi pierna izquierda, revisté los sistemas de propulsión, como era de esperarse el pie derecho prácticamente no existía en mi y era claro luego de haber explotado, el propulsor izquierdo no parecía tener problemas, tan solo debería esperar al pelirrojo del bidón y usarlo en el momento indicado.

no pasó mucho tiempo cuando escuché acercarse al chico junto a un señor algo mayor y a otros hombres que venían donde mi, parecían bastantes fuertes y quizás ni siquiera tendría que usar mi propulsor, pero bueno había que esperar que pasaba.

-Ho...hola y gracias -dije a volumen algo más bajo de lo normal para agradecer la ayuda de los demás, miré al joven mecánico para informar sobre mi cuerpo.
-He activado el uso de energía de reserva, puedo mover mi pierna y brazo izquierdo, lo demás está muy dañado, y el propulsor de mi pie izquierdo está funcional, así que podré usarlo aunque . . . por la cantidad de combustible creo que será por un tiempo reducido, espero tu señal -dije sonriendo levemente pues en parte estaba confiado y luego de ver como me había reparado primariamente con elementos domésticos, sabía que el hombre del bidón era un genio mecánico, así que confiaba en él realmente. Esperaba su idea y su respuesta, mientras veía el indicador de mi energía de reserva descender, cuidando que no llegase a cero.

El muchacho observaba el panorama y trataba de amoldarse respecto al poco espacio que poseían, lo primordial sería maniobrar con las personas para poder ayudar a Bazeth a salir de aquel lugar, claro que antes de poder realizar cualquier cosa, debía procurar que el cyborg se levantara, por lo que el muchacho escuchó como este último actualizaba sobre su estado, al parecer solo podrían contar con el propulsor izquierdo por un breve período de tiempo, ante lo cual el muchacho mordió el dedo pulgar de su mano diestra, aun con esta recubierta por aquel guante negro de goma. -No es bueno... Por otra parte.. –

El muchacho se giró para divisar a los hombres que le habían acompañado, y señaló al tabernero, el cual lucía mucho más robusto que el resto, y luego cerró los ojos como si se detuviese a pensar. -Quiero que te coloques a la derecha de Bazeth. – Sin mencionar mucho más de lo que planeaba se volvió a girar hacia el muchacho allí yaciente en el suelo, para develar más de lo que él estaba desarrollando. -No hará falta que consumas todas tus energías, con un impulso para ponerte en pie será más que suficiente – Tras mencionar aquello, llamó a los otros dos que estaban aun en la puerta del despacho, para distribuir a uno junto a unas cajas que con un poco de pasos terminaban dirigiendo hacia el cyborg. Mientras que el segundo aguardaba en la puerta, por si algo resultaba mal.

-Lo que haremos será sincronizarnos. Precisamos un leve impulso para que él se levante, pero luego de eso tendrán que sujetarle, no podrá mantenerse en pie a pesar de realizar una reparación, su cuerpo lleva tiempo así, e incluso en óptimas condiciones le costaría poder recobrar el equilibrio, por lo que le llevaremos cargándole solo con fuerza. – Por desgracia para el muchacho no habían muchos materiales para crear alguna especie de sustento o carretilla para cargar a tal cyborg, incluso él se sentía insuficiente como para poder movilizarle, y no solo por su fuerza física, sino también por su poca capacidad al controlar las habilidades dadas por la Akuma no Mi.

-Bien... Bazeth, prepárate. Yo estaré aquí delante por si algo falla. – el muchacho se detuvo y dirigió la mirada hacia los dos hombres dispuestos cada uno hacia un lado del cyborg. -Intenten sujetarle de los brazos en cuanto esté en pie, y no le dejen caer. La idea es cargarle, pero si quieren llevarle a rastras, al menos procuren que las plantas de ambos pies se mantengan firmes, no podemos correr riesgos de herirle, de todas formas me encargaré de hacer libre el paso. – Tras mencionar aquello el muchacho se colocó a juntar el resto de piezas y herramientas que había utilizado, para depositar todo junto en una de las cajas en la cual las habían traído.

Tras realizar aquello, el muchacho tomó la caja y la quitó del despacho, posándola en el pasillo fuera del camino que iban a transitar, y se colocó tras el último hombre, quien estaba cercano a la puerta, pues este se encargaría de tomar el cuerpo de Bazeth para evitar el vaivén de adelante hacia atrás, mientras los otros le cargaban. Si bien no tenían un gran viaje como meta, el chico finalizó. -Pueden tomar descansos cada ciertos lapsos, pero no olviden avisar, y realizarlos de forma coordinada, de hecho yo les avisaré cuándo podremos detenernos. – En la mente del muchacho había surgido una idea, pues a pesar de no poder retenerle ni cargarle, al menos podría aligerar la carga de esos hombres si requerían un descanso durante el trayecto. -Bazeth, intenta propulsarte – fue lo último enunciado por el joven, mientras aguardaba a que diera comienzo aquel plan que había ideado.

El joven del bidón realmente no estaba convencido de mi plan, y bueno era verdad, era casi un plan suicida, fue por eso que luego de escucharme mordió levemente su dedo engomado que aún tenía su guante y comenzó a pensar un plan, en el cual solo debía dar el impulso inicial con mi propulsor y dejar el trabajo a os hombres fortachones que había traído para ayudarme, en verdad me parecía casi de ensueño ver a 4 personas diferentes que intentaban ayudarme y yo sin nada de ofrecerles en recompensa, era incómodo pero aceptaba la ayuda de la forma que venía.

El dueño de la taberna y otro hombre de apariencia bastante ruda, de esos que solo podrías ver en películas y callejones oscuros golpeando a los torpes que pasaban por alli, bueno ambos se pusieron uno a cada lado de mi, el tabernero en el lugar que más costaría, en mi lado derecho y el otro señor en el izquierdo, todo según el plan del pelirrojo del bidón.

El secreto del joven pelirrojo era la sincronización, su plan se basaba en que cuando yo iniciara propulsión y lograra levantarme los dos hombres deberían sostenerme al mismo tiempo, cuando ya me tuviesen yo tendría que apagar mi propulsor rápidamente y el resto era confiar en aquellos hombres y también tener paciencia, pesaba bastante así que ellos se tomarían su tiempo, yo esperaría días si fuese necesario.
El plan era bueno, el rostro del chico se veía tranquilo me hacía pensar que todo saldría perfectamente bien.

-Lamento ser tan pesado jejeje, enserio no lo hubiese querido así -dije algo avergonzado y sin haberlo pensado, en verdad no debí haber dicho eso pero también el momento era algo incómodo.

Bien estaba todo listo, ahora todo dependía de la confianza mutua y de la sincronización, apenas el joven mecánico me dio la señal, entré en mi sistema. -Propulsión nivel 1, suspensión! - suspensión pie izquierdo: Activada - dijo mi programa al momento que comenzó pudo apreciarse la llama y se sentía el aire caliente que provenía de mi pie, al principio fue muy difícil poder controlar el impulso con un solo pie, tuve que hacer que me llevara contra una pared y poco a poco fui regulando el equilibrio hasta que quedé e una altura y posición cómoda para ser tomado por los hombres. -Listo! - dije dificultosamente, aún concentrado en mantenerme en vuelo, en ese momento los dos hombres me tomaron desde el brazo, de la misma forma se suele llevar a hombres heridos de las piernas o como suelen llevar a los borrachos. El cantinero amablemente me dio un golpecito en mi espalda semi desnuda y andrajosa por la ropa vieja y rota que llevaba, pero ese golpecito fue la señal que avisaba que mi parte estaba completa.
-Mu..muchas gracias -dije- Propulsor desactivado - pie izquierdo desactivado - brazo izquierdo desactivado -Modo de emergencia activado- con eso ya había desactivado mi cuerpo y volvía a ser como a penas desperté solo una mente consiente que vive. Revisé mi nivel de energía, era bajo pero en verdad pensaba que hubiese disminuido más, ahora todo dependía del pelirrojo y de los hombres que amablemente me llevaban. Que ganas de sentir el sol y tomar aire fresco, pero con la ayuda de todos sería realidad en muy pocos minutos.

Decidí quedarme en silencio y tranquilo mientras observaba y sentía el esfuerzo de los hombres al cargarme, otra vez me sentía como una molestia y no sabía por que motivo me ayudaban, ¿me cobrarían dinero? ¿me obligarían a trabajar para ellos? no lo sabía y en realidad no creía en esa opción pues sabía que de sus corazones salía nobleza. Un cyborg hablando de corazones . . . es algo paradójico pero, aún me siento humano, además el ser un ser raro me ha dejado conocer a los seres humano de mejor forma y así como la tenue luz que entraba por la puerta me hacía ver que afuera todo era claro e iluminado por el sol, esos rostros nobles de los cuatro hombres que estaban junto me hacían ver que se aproximaba una vida mejor.

Al parecer el plan comenzaba a dar inicio de manera satisfactoria, no era el sitio más idóneo para poder corroborar el propulsor de aquel cyborg, pero no quedaba de otra, el muchacho divisó concentrado como aquel muchacho se impulsaba contra una pared para poder así lograr el equilibrio necesario para poder colocarse en pie. Si bien era una maniobra difícil, aquel par de hombres supieron posicionarse correctamente para en el momento justo entrelazar sus brazos con los del cyborg, pasándolos por donde deberían hallarse sus omoplatos, logrando un mejor agarre de aquel sujeto, aunque la expresión de ambos lograba transmitir la diferencia de peso prejuzgada con la real, aun podían mantenerle en pie.

-Bien, hemos comenzado de buena manera- acotó el muchacho, más no se quedó en aquel momento, pues aun debían movilizar al cyborg, recién estaba dando inicio la misión, motivo por el cual tomó la caja que había depositado con anterioridad, por si precisaba más piezas, y la sujetó con su brazo zurdo, mientras comenzaba a caminar de espaldas, para poder mantener su contacto visual con el grupo que acarreaba a su nuevo compañero. El tercer hombre logró agregarse como apoyo, una vez aquel par pudo impulsar al cyborg a través de la primer puerta, de forma que él último integrante pasara a sujetarle por detrás, para evitar una posible caída.

Era como una especie de rombo formada con cada uno de los trabajadores en cada punta, siendo la parte inferior, el joven pelirrojo, quien les iba guiando, y haciendo gestos con su mano libre para que continuaran avanzando. El paso era lento, cauteloso y pausado, pero de esta manera lograban avanzar de forma exitosa. Tampoco es que tuvieran por delante un camino muy vertiginoso, ya que desde el despacho hasta la taberna había solo un pasillo, ya luego deberían dar un giro en L para poder cruzar la puerta, y finalmente cruzar entre las mesas para poder alcanzar el campo que rodeaba aquel local.

El pasillo se veía desalojado y abandonado, un sitio al cual una persona se dirigía solo en busca de provisiones o herramientas para casos especiales, era una ruta a una despensa después de todo, por esta misma razón, no habían muchos obstáculos ni tampoco tránsito de gente, lo que facilitó el traslado, claro que este mismo se dividió en cuatro partes por aquel corredor, ya que debían detenerse a descansar y recobrar el aire ante aquel movimiento, lapso en el cual el muchacho se exigía para ayudar a sostener al cyborg, notando su cansancio acrecentarse, junto a la presencia de gotas de sudor en su rostro.

Era un trabajo exhaustivo y hasta el momento el joven no se había imaginado como habían trasladado a Bazeth a aquel sitio en primer lugar, de todas maneras se encargó de continuar la marcha, liderando el pasaje hasta finalmente notar la puerta divisoria que separaba dicho corredor con el frente de la taberna. Los niños y demás consumidores habían estado trabajando también, pues al parecer se habían estado encargando de apartar toda mesa, asiento, y demás mobiliarios que pudieran entorpecer el paso, labor que animó al muchacho, pues era poco común en él, recibir ayuda, más aquello le llenó de cierta serenidad y alegría, reflejándose en una nueva sonrisa que demostraba también confianza, mientras continuaba caminando casi arrastrando sus pies para lograr que los hombres le siguieran, la puerta era un poco más angosta, y debieron hacer un giro en noventa grados para poder trasladar al cyborg, movilizándole de lado mientras el hombre que había estado cubriendo la espalda se encargaba de retomar la posición una vez logrado el traspaso.

La puerta al exterior yacía abierta, y solo unos pasos les separaban de los rayos del astro solar, el muchacho separó sus labios con lentitud y acotó con júbilo. -¿Listo para volver a ver la luz del sol, Bazeth? – Se encontraba realmente alegre de realizar aquel labor, tanto que ya había olvidado el abandono de su compañero, ergo no todo era bueno, pues tampoco había podido observar cómo se encontraba su compañera, aquella que había dejado allí contra una pared. El recordarlo le desvirtuó un poco de la situación, perdiendo su concentración y casi acelerando el traslado del cyborg al arremeter contra la salida, pero antes de poder abandonar el sitio logró volver en sí. Pronto podría confirmar que había pasado con ellos, pero primero debería encargarse de finalizar la labor en aquel lugar.

Aprovechando ese pequeño sprint realizado, el joven depositó la caja a un lado de la salida, y volvió a girarse, mientras con ambas manos designaba los pasos que debían dar, dando un último descanso casi a la mitad de la taberna, el jadeo de los hombres y las incontables gotas de sudor en ellos reflejaban que ya estaban en su límite, no eran hombres que ejercieran grandes cargas, si bien eran granjeros, su vida era más pacífica. -Ya casi lo logramos – intentó motivar el muchacho, mientras notaba como abandonaba el lugar con unos cortos pasos, solo para ser seguido por aquellas personas que acarreaban el cyborg, para finalmente depositarle sobre el césped, usando como punto de respaldo uno de los muros de aquella taberna.

El chico volvió a sujetar la caja con el resto de las piezas, y la depositó a un lado del cyborg, utilizando la misma como su propio respaldo para recostarse un momento en el césped, mientras aspiraba aquel aire puro de campo, y disfrutaba por ese momento del aclimatado ambiente, el calor era poco y la brisa mantenía un buen estado, provocando al chico inhalar profundamente mientras recostaba su cabeza por sobre los brazos que había cruzado tras de sí, mientras acotaba. -Se siente bien, ¿verdad?-

Aún cuando no estaba en peligro de ser atacado, aún cuando no estaba siendo discriminado, los momentos que estaba viviendo eran realmente tensos para mi, mi corazón latía desesperadamente y cada momento parecía ocurrir muy lentamente para mi, no sabía si era producto de usar mis energías de reserva para mover mi cuerpo y para poder volar o solamente era la presión psicológica del momento, pero eran momentos complicados.

Los hombres me llevaban de forma lenta pero segura, se notaba que a momentos les costaba mucho, pero sus brazos no dudaban en soltarme en ningún momento, en cierta forma me hacía sentir mal ser el motivo de su trabajo y depende de ellos. Escuché al muchacho pelirrojo decir que la operación iba bien, al segundo de pronunciar esas palabras sentí como si la fuerza de los hombres se fortaleciera, también me quitó de mis pensamientos y me hizo relajar.

Era todo un tour para mi, ir conociendo el sitio por donde estábamos, desde un angosto pasillo, donde la maniobra se hacía más difícil hasta llegar al salón principal de la taberna donde . . .

-Ahhhhhh??? . . . tanta gente???!!! -grité sin pensarlo, pues había desde niños y mujeres y otros jóvenes en la cantina, y los muebles habían sido reunidos al final de la misma dejando el paso libre para los hombres que llevaban mi cuerpo hacia afuera, todo hacía notar que las mismas personas o clientes del negocio habían despejado el camino para mi paso, eso me causó aún más vergüenza, eso y además el escuchar algunos gritos de ánimo para los hombres, mujeres y sobretodo los niños recitaban porras alegremente para fortalecer a los hombres, mientras sentía ruborizar mi rostro a sobremanera, si pudiese esconder mi cabeza en mi coraza metálica como una tortuga lo hubiese hecho, pero simplemente mantenía mi mirada hacía adelante observando las indicaciones del pelirrojo, mirar a las personas me haría colapsar y ya estaba lo suficientemente sonrojado.

Junto con eso mi indicador de energía de reserva estaba bajo el 20% y eso me causaba algo de impaciencia, sin embargo decidí confiar y no preocuparme tanto por eso, si algo mal pasaba, debía agradecer que pude vivir un momento como este donde pude ver la bondad de las personas, luego de tantos años viendo toda la crueldad de la humanidad hacia los seres diferentes, sería solo un regalo más a la vida nueva y alargada que me dieron desde el incidente en la casa de papá.

La puerta al exterior de la taberna estaba abierta de par en par, notaba la fresca brisa y la luz hacía ver que había un agradable día de sol, sonreí . . . luego escuché la voz del pelirrojo que animosamente me preguntaba si ya estaba listo para ver la luz del sol. -Pp...por supuesto!!! joven mecánico pelirrojo del bidón!! - le dije entre risas, alegría mezcladas con agradecimiento y algo de nervios.

Al salir de la taberna pude ver el exterior, se sentía tan agradable, era como el típico sol de primavera, relajante pero que no quemaba el cuerpo, entibiaba mi cuerpo y al mismo tiempo parecía que masajeaba cada parte de él, la brisa del mar tan fresca y bondadosa me hacía recordar los buenos días en el navío gourmet donde trabajaba anteriormente, era Fucshia un lugar pacífico y hermoso y yo estaba allí consciente disfrutando del lugar.

Me dejaron sobre un verde césped se veía tan lleno de vida y con tanto color, junto con ello salía aroma a hierbas con distintos aromas al ser cubiertas por la luz solar, perdí un poco el juicio en ese momento, tanto que no me di cuenta cuando se fueron los hombres que gentilmente me cargaron, ni siquiera pude decirles gracias como correspondía, solo desperté de mis pensamientos cuando noté la caja de herramientas junto a mi y al muchacho mecánico sentándose allí junto a mi, recostando su cabeza sobre sus brazos y disfrutando del clima y de la brisa, con un tono de voz muy relajado y que mostraba cierto grado de satisfacción me comentó de cuan bien se sentía estar así, era verdad lo era.
-Si, se siente genial, el sol, la brisa el aroma de las hierbas . . . M..mu..muchas gracias joven del bidón!!! - dije exclamando lo último muy feliz.
-Brazos Activados- sí que lo has hecho bien, eres bastante inteligente pelirrojo del bidón, no? pues otra vez gracias! - dije mientras empuñaba la mano que estaba junto al joven y levemente le daba un golpecito en el hombro, intentando imitar esa forma guay en que se saludaban los chicos guays, completamente despreocupado de que pasaba con mi energía de reserva ni nada de eso, sin embargo aunque no lo esperaba en ese momento, mi sistema habló involuntariamente diciendo:
-Energía Solar reconocida, Comenzando alimentación, recargando célular de emergencia

Finalmente lo habían logrado, aquel traslado había sido exitoso, dejando al muchacho animado por aquella labor, era la primera vez que lideraba un grupo, y a decir verdad se sentía bien el trabajo en equipo, de hecho había cierta alegría que él había creído olvidada desde hacía tiempo, claro que no pudo regodearse mucho en la misma, pues evitando su estado risueño, mantenía los oídos atentos a lo que su nuevo compañero enunciaba, hasta sentir como este golpeaba su espalda, seguramente en muestra de amistad, más la potencia del cyborg logró que el pelirrojo cayera de frente al suelo, manteniéndose recostado en este por unos momentos.

-Ouch... Eso si dolió... – el muchacho sobó su espalda suavemente con su mano zurda, mientras retomaba la sonrisa para no preocupar al muchacho que se hallaba a su lado, solo para oír un nuevo informe por su parte mecánica, lo cual resultaba en una sorpresa para el pelirrojo, pues el sol estaba proporcionándole la energía necesaria al cyborg con tal de reabastecerle, buenas noticias, pues ya no debía enfocarse en la movilidad de nuevo, más solo mantener su mantenimiento y su estado funcional. -¡Esas son buenas noticias! Ya pronto podrás reincorporarte –

Todo era paz, alegría y tranquilidad, no había nada que pudiera perturbar aquel estado en el joven, pues luego de aquella labor desarrollada con el cyborg, nuevamente se sentía satisfecho. Se había olvidado de las preocupaciones, e incluso momentáneamente de sus compañeros, solo estaba él, aquellas piezas que había obtenido y ese ser metálico que reposaba a su lado. No había obligaciones, ni deberes, ya que no debía preocuparse por regresar a Loguetown, fue entonces que comenzó a rememorar lo sucedido. ¿Por qué no podía regresar a Loguetown? Aquella ficha fue la última para finalizar de armar el rompecabezas, viniendo a su mente aquellos momentos vividos hacía muy poco. Una cosa fue dirigiendo hasta la otra, recordando al pelimarrón, como con este se habían ideado viajar a Fuschia, llevándoles a conocer a aquella sirena, la cual les ayudó a cruzar el océano, con un par de botes, los cuales dejaron en la costa, para distribuirse los tres por el pueblo, cada uno con una labor distinta, entre las cuales se hallaban reparar al cyborg, para el pelirrojo. Pero... No era solamente eso.

En la mente del muchacho vino la conversación que había tenido con el cantinero previo al traslado de aquel ser, aun debía ocuparse del navío, tal y como habían sido las órdenes confiadas por el mismísimo pelimarrón. Aquello alteró claramente al chico quien alzó de golpe su cuerpo recostado, casi al borde de terminar golpeándose de frente contra el césped, al mismo tiempo que enunciaba. -¡Maldición¡ lo olvidé – empleando aquel impulso como ventaja para posarse en pie, el muchacho se levantó, mientras su mirada se dirigía hacia aquel cyborg, y con aquellas manos enguantadas tomaba los googles de su frente para ajustarlos en frente a sus ojos. -Debo realizar una tarea más, pero volveré, solo preciso que me esperes por un momento. De paso aprovecha para recargarte al máximo. – el chico acotaba aquello ante su nuevo compañero, para luego tragar un poco de saliva y de manera vaga gritar. -¡Cantinero! – no podía dar dos pasos para aproximarse a la cantina, debido a su prisa, por lo que prefirió llamarle solo para acotarle al verle: -Se lo encargo por un breve período de tiempo más, no me tardaré nada, también les encargo esa caja. – el chico señaló aquel contenedor de las piezas que había tomado para futuras reparaciones, y luego comenzó a correr, a decir verdad no se le daba bien dar explicaciones, y mucho menos si eran sobre acciones que él llevaría a cabo, no era alguien que justificara lo que hacía, o siquiera pidiera permiso. Lo que si le detuvo un instante fue el recordar que hacer si el cyborg veía a sus compañeros, por lo que en pleno trote se volvió a él y añadió. -Por cierto, si vez un chico pelimarron con una espada dando vueltas por ahí y mostrándosela a la gente, dile que es la última vez que me asocio con él. Por otra parte si ves a una chica de cabello bicolor, con un aspecto bastante gótico, o con cola de pez, dile que no tardaré en regresar. – tras aquel recado, el muchacho no se retuvo mucho más a ampliar sus “labores” más solo corrió hacia el primer punto que había surgido en su mente, el sitio aquel en el cual habían depositado los botes.

El césped se convertía en prado, el prado en hierba nuevamente, manteniendo aquel par en un circuito constante que recorría las plantas de aquellas botas que el muchacho vestía, era una carrera sin premio alguno, al menos no aún, tampoco era un ejercicio exagerado, el chico mantenía buen ritmo, más no se exigía en demasía, pues a pesar de que su respiración se mostrara agitada, no llegaba a los jadeos de agotamiento, solo era su manera de mantener el sistema respiratorio funcionando para un desarrollo satisfactorio de la actividad que llevaba a cabo, finalmente sentía la hierba abandonar sus pasos, para una nueva sensación más granulada, finalmente había llegado al terreno al cual habían utilizado para aparcar los botes, la arena, la costa, sin duda allí podría encontrar el objetivo que estaba buscando.

El muchacho se detuvo, casi levantando una especie de humareda con aquella gravilla de mar, lo cual ocasionó una reacción símil a un resbalón o desliz, llevando casi a una posible caída, de no ser porque el muchacho utilizó como contrapeso su torso, impulsándose al frente y recobrando la postura, su respiración se mantenía agitada, y su mente había permanecido en blanco durante todo el trayecto, a decir verdad aguardaba que algo se le ocurriera, pero a pesar de ser fuerte improvisando planes, en esta ocasión quizás necesitaría un poco más de tiempo. Por suerte los botes aun permanecían ahí sobre la arena, uno junto al otro, nadie los había utilizado ni hurtado, una ventaja para no decir que quedaría con las manos vacías, de todas formas no iba a quedarse allí aguardando al resto, tenía que encontrar aquel barco que utilizarían aunque... ¿Por qué? No se había planteado aquello desde que escuchó la mención de su compañero, realmente ya no tenía obligación para con su persona, pero aun así no había dudado en salir a buscarle un nuevo navío.

Deteniendo todo motor interno, el chico se dejó caer tomando asiento en la arena, mientras cruzaba sus piernas y posicionaba su mano diestra bajo su mentón en una postura pensativa, realmente ¿por qué estaba haciendo algo así? Y ¿qué sacaría él de aquello? Prácticamente se le estaba pidiendo que fuese a buscar un barco para que aquel muchacho huyera, a saber qué planes tenía y como obtendría dicho dinero. El pelirrojo no mostraba entusiasmo alguno en partir, ni tampoco sabía a ciencia cierta por qué debía de hacerlo, ya que había hallado un sitio calmo en el cual establecerse, y un cyborg interesante del cual estudiar y perfeccionar sus habilidades en la mecánica.

La duda rondó por la mente del muchacho durante un extenso período, y a pesar de las veces que se lo replanteó, jamás pudo llegar a una respuesta convincente, tenía la posibilidad de quedarse allí y no hacer nada, pero por otra parte, tenía una sensación que no había sentido con anterioridad, un ardor en el pecho que no representaba dolor alguno, sino la emoción de vivir una aventura, esa sensación que le estaba motivando ahora a realizar una acción impensada para él. A demás, no podía confiar el viaje a alguien que solo causaba problemas a donde fuera que vaya, no solo resultaría peligroso para él, sino también para aquella sirena, si hasta ese entonces había estado con ellos ¿qué impediría que zarpara viaje en el navío que él encontrase? Sería peligroso, realmente ilógico el dejar a aquel par huir a terreno desconocido, ya que terminaría, tarde o temprano, afectando a la conciencia del muchacho.

-Adiós a la vida tranquila – A pesar de estar enunciándolo ahora, el muchacho ya se había despedido de ella hacía horas atrás, aunque ahora sí era oficial. Se había vuelto loco, lo cual le llevaba a apegarse al sueño que su compañero había comentado con anterioridad. Nunca se había planteado su vida como un pirata. Él era una persona tranquila, trabajaba para sobrevivir, y no buscaba pleitos, pero allí estaba, a punto de buscar un navío el cual obviamente terminaría usurpando por razones más que obvias.

Aun le era desconocido el saber por qué lo hacía, quizás era por ellos, quizás era por él, quizás le estaba atrayendo lo desconocido, por algún motivo no permaneció allí, ni tampoco tomó los botes para huir con el cyborg, simplemente se posó en pie y limpió los restos de arena de sus prendas, para disponer una lenta caminata por el sector costero. Estaban en una isla nueva, y pese a su falta de conocimiento, no dudaba el poder hallar otro barco por allí, el único inconveniente era el encontrar uno de su agrado, pues no había nadie más con discutirlo, por lo que con su punto de vista bastaría.

-La vida de un pirata, ir por el mar y cometer delitos, a primera vista suena bastante estúpido. – El rostro del muchacho develaba cierto desprecio ante la idea, pero de una forma aquel gesto cambiaba a una sonrisa, al imaginarse esa clase de pirata pero con las personas que conocía, quizás habían diferentes tipos de piratas, y no debían de por si ser malos, quizás si tontos y algo ridículos, pero no malvados. -Por otra parte... Suena divertido – Las manos del muchacho buscaron refugio en los bolsillos de ambos pantalones, mientras este continuaba su andar de manera calmada, no podía evitar pensar en todo lo sucedido, rememorar las vivencias que había tenido entre aquel día y el anterior, parecía extraño pero su vida había cambiado más en un día que en diecinueve años.

A diferencia de los amigos que él podía recordar, aquellas piezas metálicas, ahora conocía gente de verdad, aunque eran bastante raros, y de hecho seres que no había visto nunca antes en su vista, como aquel ser mítico perteneciente del mar, o aquel sujeto medio humano medio robot, incluso quien parecía el más “normal” de todos resultaba excéntrico a su manera, pues su forma de ser no era como el muchacho esperaba.

Eran demasiados pensamientos y emociones agolpadas a un solo momento, algo que el chico no lograba descifrar, un modo automático que le había llevado a reaccionar de cierta manera, involucrándole con aquellos seres, ya sea para fortuna o para pesar del muchacho. Finalmente, aquellos recuerdos se habían vuelto la mejor distracción para no sufrir la monotonía en cuanto a la exploración del terreno, llevando al muchacho a localizar antes de lo esperado aquel sitio donde los navíos atracaban, no había una gran colección, ni muchos modelos diversos de los cuales escoger, eso sumado a que la navegación no era uno de los fuertes del muchacho, le llevaban a elegir meramente por el aspecto y tamaño de la nave, pues por mera lógica resultaría de mayor comodidad, independientemente de la potencia del mismo.

-Veamos... ¿Qué podría obtener? ¿cómo podría llevarlo hasta la taberna? Y... ¿cómo hago para no morir en el intento? – aquellas interrogativas formarían la clave para el nuevo plan del muchacho, lástima que este aun no lo elaboraba, y el tiempo que poseía para hacerlo no era del todo liberal, pues tendría suerte si cada barco tenía solo uno o dos guardias, más por el porte que representaban era difícil decir si aquellos navíos eran de cazadores o piratas amateurs. Tampoco era un guerrero digno, si bien sabía pelear de forma básica, no era ningún erudito, y debido al desarrollo más técnico de sus habilidades con la Akuma no Mi, tampoco podía contar con ella para la batalla, por lo que tendría que valerse de su mente, astucia y sigilo si quería cumplir las metas propuestas a través de las preguntas previamente formuladas.

Simulando ser un forastero más, el muchacho mantuvo su andar tranquilo, procurando no levantar sospecha alguna, mientras observaba al pasar aquellos barcos por a través de los anaranjados cristales de sus gafas, no conocía bien el trabajo en madera, pues este era uno de los materiales menos empleados por él, prefería todo aquello en lo que predominase el metal, de hecho le vino a la mente un rompehielos, pues sería más fácil su trabajo con ellos, pero resultaría ilógico ver uno así en una isla que lucía más del estilo tropical, lo que esfumó la idea del muchacho en un segundo. -Son solo cajas grandes con formas bonitas... ¿por qué a la gente le gusta esto? – Era difícil comprender para el muchacho la utilidad de la madera, aunque claro, sus propiedades daban más facilidad en cuanto a construcción y estabilidad, pero para alguien fanático de su labor, de sus piezas, de aquel elemento, le resultaba difícil comprenderlo, por lo que albergó aquella curiosidad dentro de aquel apartado de su mente en donde catalogaba los grandes errores de la humanidad.

No era algo común observar estructuras y trabajos que no aportaban en nada a sus propias labores, pero aquel cupo se había llenado ya con el cyborg, lo que reducía la cuota de quejas del muchacho de manera gradual, podía reducirse a un “buen día” pese a haber tantos cabos sueltos como el paradero de sus compañeros, conjunto al motivo del barco con tanta prisa, cosas que dejaba pasar por alto solo por aquel día, o al menos hasta hallar otro gran avance tecnológico como el de ese mismo día.

-Veamos... Creo que tu servirás – Luego de tanto revuelo mental por parte del muchacho este había trazado una línea divisoria en el centro de aquellos navíos presentes, procurando poder divisar a todos desde variados ángulos, mientras con su dedo señalaba uno tras otro, como un niño eligiendo dulces, claro que para este resultaba más cuestión de azar si es que encontraba algo realmente “bueno”. Pues lo que estaba realizando para el ojo humano era el tristemente célebre “de tin marín”. Solo que no había canto, solo una sacudida de su dedo sin ritmo aparente, llevando sus ojos a divisar los candidatos, mientras su dedo se movía en forma de saltos, para finalmente detenerse en uno de los navíos de menor tamaño.

Su porte era elegante, parecía bien constituido y resistente, según podía juzgar por la arquitectura del mismo, era bastante espacioso por lo que podía ver, a pesar de no ganar en tamaño a sus compañeros, lo que llevaba al muchacho a pensar que estaría menos custodiado, ya que al portar un tamaño menor para la tripulación, no habrían muchos opositores, de manera que, una vez seleccionado el objetivo, el chico comenzó a caminar en dirección a este. Por lo que podía apreciar en forma superficial, no había nadie fuera del navío, tampoco en la costa, por lo que seguramente el vigilante debía yacer en su interior, lo que mantenía los nervios del muchacho y sus sentidos disparados. Sonaba como una labor sencilla, más para un joven que jamás había realizado aquel acto vandálico, estaba por convertirse en proeza.

-Tranquilo... Ahora eres pirata... Robar barcos es como respirar para ti, no debería ser un gran reto, a demás. Si te han confiado esta labor es porque cuentan con tus habilidades – El muchacho trataba de convencerse por todas las vías posibles, más le resultaba una labor imposible el apartar aquellos nervios, lo que nublaba el confabular algún plan maquiavélico. Los pasos se alentaban más y más, y su cuerpo parecía contracturarse de manera mágica ante la tensión que sobre sus hombros se cernía. Hasta que finalmente algo quebrantó su espíritu por completo, una voz masculina resonaba desde su espalda enunciando estrepitosamente unas palabras que el muchacho no pudo comprender ante aquel shock padecido por él.

El cuerpo del chico había ido a parar al suelo por el susto, acostándose en el mismo, mientras un hombre repetía la frase en una manera aun más clara. -¡Venga Hepo que tenemos que movilizar a la princesa – Al parecer había sido una falsa alarma, pues el comentario no había siquiera sido dirigido hacia su persona, lo que dejó al muchacho aun más calmado, aunque sin apartarse de su posición por unos cuantos minutos. Si bien no comprendía que era lo que aquel hombre había gritado, poco le importaba, de hecho no tenía nada que ver con él, pues el hombre al que había llamado se encontraba en los al rededores y no en el barco que planeaba asaltar, lo que llevaba al muchacho a recobrar nuevamente las pulsaciones a un nivel normal.

Si bien el ir cautelosamente le daría puntos, había algo que atraía al joven aun más, el ir a prisa, pues según decían “a mal paso darle prisa” motivo por el cual, el joven olvidó las hurtadillas y comenzó a acelerar su paso, para aproximarse hacia la tabla que servía de ruta hacia el interior del navío, no podía ser muy cauteloso allí, por lo que su decisión de acelerar el paso le favorecía a adentrarse en el terreno enemigo, solo para colocarse de cuclillas a buscar en una especie de modo ninja, las personas que pudieran estar allí dentro, claro que ahora comenzaba un desafío contra el tiempo, pues tendría que desalojar el sitio y zarpar previo a la llegada de refuerzos, sino estaría acabado.

En su mente comenzó a replantearse el por qué no había aguardado hasta que la carga de su compañero se completase, seguramente una persona más le sería de mucha ayuda, pero no sabía bien cuanto tiempo podría tardar ello, después de todo la energía solar no era de la más rápida de obtener según su información, aunque tampoco es que conociese bien el funcionamiento interno ni la recepción de energía por parte del cyborg. De todas formas ya estaba allí, y no solo sería una sorpresa, sino también un gran crecimiento si lograba aquella labor por su cuenta, razón aquella que le llevó a abordar el navío sin saber a ciencia cierta que esperarse ni cómo reaccionar, lo que sea que allí se encontrase terminaría tomando por sorpresa al muchacho, aunque aquella expresión ya se había apoderado de su rostro al haber puesto sus pies de forma titubeante en la cubierta.

Sabía que era un ser diferente con una fuerza diferente y con habilidades diferentes a un humano pero al menos creía saber como medir mi fuerza y esas cosas sin embargo el golpecito suave que le di en la espalda al más puro estilo de como lo hacen los chicos guays abalanzó al muchacho de bruces contra el césped . . . en verdad no sé si mi golpecito no fue tan suave o si el muchacho era demasiado débil, pero al escuchar su voz, como siempre bastante inexpresiva diciendo que eso le había dolido, no pude contener la risa del momento
-Ajajajajjaja eres muy gracioso chico bidón, en verdad que lo eres ajajajajjajajajaja - decía sin poder detener mi risa, pues desde mi fallido intento por parecer guay y amistoso y también la extraña caída del joven hacia adelante eran demasiado anormales como para no reír.

Luego del momento en que mi sistema anunciara que había comenzado a cargarse solarmente, cosa que en serio agradecí y me sorprendí de la inteligencia y tecnología con que había sido fabricado, pues prontamente quizás iba a estar completamente reparado como si antes nada hubiese pasado, casi como una segunda oportunidad de vida, tan solo debía esperar a que mi célula de poder de emergencia recargara y lo más probable era que mi celula de poder general también comenzara a recargarse, por lo cual mi único trabajo era esperar pacientemente acostado sobre la hierba, al menos no estaba solo sino estaba con el joven mecánico.

Estaba acostumbrándome al relajo del tranquilo y pacífico día ese en la villa cuando de pronto una exclamación sorpresa del pelirrojo me asustó, 3decía haber olvidado algo, por la forma en que lo gritaba parecía ser algo realmente importante, miró mi rostro fijamente mientras acomodaba sus googles en sus ojos y me dijo claramente que le esperara, que él debía realizar una tarea más pero que aprovechara el tiempo ara mi recarga y que esperara por él, no alcancé a decirle ni un "gracias" y muchos menos un "entendido" y tampoco pude decir "suerte!" pues dicho eso el joven gritó un mensaje al cantinero y parecía ya correr, sin embargo volvió cerca de mi nuevamente para darme una instrucción más, darle un recado a un chico algo loco por una espada, y a una sirena gótica . . . si esos eran los amigos del muchacho pelirrojo, se notaba que tenía interés por gente extraña lo cual no me extrañaba que le hiciera repararme o pasar ese mini tiempo conmigo sobre la hierba.

-ajajajaj Ok, puedes confiar en mi! estaré atentos para verles pasar y darles tu mensaje!! suerte! gracias y nos vemos!! -grité entre risas, pues a penas el pelirrojo terminó de contarme lo que necesitaba se fue corriendo aceleradamente rumbo al lugar que debía y aún cuando sabía que de seguro no escucharía la mitad de mi mensaje, pues me divertí en gritarlo.

Estaba bastante feliz, aunque ahora solo, sentía como si hubiese hecho un buen amigo, aún cuando no sabía su nombre y el chico se comportaba algo extraño, era una pseudo amistad pero que me hacía sentir relajado y me ayudó a descansar y conciliar el sueño sobre el césped, esperando recargar mi cuerpo.

El viaje, pese a tedioso, era algo que en parte relajaba el ambiente tras todo aquel alboroto armado hacía unas horas; La chica había sido rescatada sin ningún rasguño, al menos no físico, aunque la psicología de aquella muchacha era algo de lo que sorprenderse, no por que fuese extraña, sino porque era fuerte de carácter incluso en situaciones tan extremas. Por ello, y junto con una pequeña venganza personal contra aquel chico de cabello castaño, la joven sirena había invitado a la rubia para que se uniera a aquel grupo principalmente formado por el chico pelirrojo y aquel otro anteriormente nombrado. Lo cierto es que aun dudaba de lo que realmente debía hacer, incluso si debía comportarse de alguna manera en especial, ya que no sabía que era exactamente aquella banda. Su vida había transcurrido completamente bajo el mar, estudiando aquellos libros de medicina y sin tener relaciones sociales con el resto de tritones y sirenas, por ello incluso le costaría poder reconocer a alguien pues no había sentido aprecio o cercanía con nadie.

De todas formas no era una muchacha frívola, al menos no extremista, en la mayoría de los casos únicamente su actitud distante se pronunciaba cuando se sentía atacada, fuese verbalmente como física, aunque no era alguien que sintiese o notase las emociones ajenas, no las comprendía, ni por un patrón ni por características especiales de las personas; Ella estaba destinada a la medicina, pero únicamente para el cuerpo y no para la mente. Sabía lo técnico, pero a la hora de la práctica se dejaba llevar por lo que ella misma sentía para actuar con otras personas.

Un suspiro abandonó sus labios y sus ojillos azulinos se desviaron una vez más hacia los tejados que cada vez se aproximaban mas y mas, mientras el cielo anaranjado comenzaba a esconder el sol, que ya no hacía tanto daño que cuando estaba en lo alto. El sol era hermoso pero también parecía peligroso, o al menos, los ojos de la joven no estaban demasiado acostumbrados a toda aquella luz.

Observó a sus compañeros una vez más y tras unos minutos llegaron a la ruta principal hacia el pueblo, mientras la granja parecía tener aun menos actividad que por la mañana, seguramente porque aquellos animales tan extraños debían irse a dormir. Layfon, aquel que lideraba aquel pequeño grupo en el que también se encontraba ella, se dirigía una vez más hacia aquella taberna, seguramente para buscar a aquel pelirrojo, al parecer era realmente compañeros, quizás incluso amigos, aunque aquello no era lo que en la mente de la muchacha se hallaba sino mas bien aquel otro problema sobre un robot humano, que carecía de lógica para la chica pero que mantenía como idea principal por curiosidad.

Una vez llegaron la joven intentó observar algo a través de las ventanas pero no vio a aquel joven asique su mirada se desvió hacia el castaño, hasta que finalmente se decidió por acercarse hacia otro chico de también cabellos sanguíneos. Al parecer era algo típico de la superficie, aunque ella no era quien para hablar de colores extraños -Perdone…¿Ha visto por aquí a un chico con googles naranjas y cabello rojo? No como el suyo, más oscuro- Como se hallaba en el suelo sentado la joven se acuclilló, intentando que aquel rencuentro fuese más rápido.

La sensación nueva que tenía al estar en ese pequeño prado bajo la cálida luz del sol y la fresca brisa me hacían descansar, por alguna razón en lugar de estar apesadumbrado luego de todo lo que había vivido, estaba ahora con una leve sonrisa dibujada en mi rostro y muy tranquilo ahora al ver como mi célula de poder de emergencia se recargaba, la estaba sobre el 45% y no había pasado mucho tiempo desde que el joven pelirrojo se había ido a hacer su otra tarea. Podía escuchar los sonidos típicos de la villa, desde las risas masculinas dentro de la taberna, música por otros lugares y las típicas risas y gritos de niños que juegan luego de la hora de almorzar, se notaba que esa isla era un lugar muy pacífico . . . -ojalas hubiese podido yo nacer aquí - dije de una forma tan nostálgica que sentí que todo el mundo me había escuchado.

Tanto relajo en mi cuerpo robotizado hizo que lentamente me quedara dormido, pero esta vez mis cuerpo dormía y descansaba, no como estaba en ese cuarto en la taberna que simplemente estaba desconectado, en esta ocasión pude soñar, con mi familia, conmigo en casa, y raramente soñé que había una especie de fiesta, creo que era mi fiesta de cumpleaños y en ella habían muchos muchos amigos, era extraño porque yo no había podido tener ningún amigo en mis tiempo de vida normal , sin embargo en mi sueño habían muchos, desde el dueño de la taberna hasta el chico del bidón ¿que más ocurría o que motivo tenía de soñar eso? no lo recuerdo pero sin duda fue relajante y probablemente soñé otras cosas también pues no sé cuanto tiempo transcurrió, solo desperté con el sonido de mi sistema anunciando: -Célula de poder de emergencia: recargada, iniciando análisis y proceso de carga de la célula principal- Vaya que bueno es eso, me alegró mucho joven -dijo el cantinero que se encontraba atrás mio y al mismo tiempo me asustaba, eso se pudo ver con el espasmo que hizo mi cuerpo en ese momento -ahhh! que miedo!!, no es bueno asustar a la gente! -dije aún algo estresado por el sobresalto -Pero sí es bueno alimentar a la gente - dijo el hombre poniendo junto a mi una bandeja con todo un menú de comida, un estofado de carne de res, pan, ensaladas y pudín de chocolate, unos de mis favoritos -Woaaahhhhh Pudin!!!! - dije lleno de emoción tras mucho tiempo sin ver ni probar uno solo, El buen hombre me señaló que no podría quedarse a hacerme compañía porque tenía mucho que trabajar en la taberna pero que estaría al pendiente, yo no pude más que agradecerle muchas veces, demasiadas, así como solía hacerlo siempre con quienes raramente me ayudaban.

Comí con mucha emoción mi comida y mi cuerpo parecía responder de excelente forma a ello, notaba como mi piel se ponía de un color más normal y no extremadamente pálida como estaba en ese momento, ahora solo faltaba terminar de recargarme y esperar a la llegada del pelirrojo que terminaría de repararme, y bueno también tomar un baño y conseguir ropa limpia, pero en fin, al menos ya podía mover mis brazos y mi pierna derecha sin problemas al tener recargada totalmente la célula de emergencia, en breve podría limpiarme yo mismo y ayudar en lo que falte, solo era cuestión de paciencia.

Estaba en medio de un análisis de sistema, cosa que podía hacer solamente si mi célula de emergencia estaba completa, este análisis detectaría y comenzaría a reparar los errores electrónicos y simbióticos que cualquier daño me hubiese proporcionado, durante esta etapa solo estaba limitado a hablar y hacer pequeños movimientos, pero al terminarla ya estaría bastante mejor que antes. Estaba en un 37% de mi análisis previo a reparación cuando sentí una presencia junto a mi, abrí los ojos y era una chica que me preguntaba por un muchacho de googles naranjos y cabello rojo algo más oscuro que el mío . . . la miré fijamente no sé por cuanto tiempo, pues no estaba pensando ni reaccionando, pero luego de un momento, asimilé su descripción y solo calzaba el joven que me había reparado . . . -ahhhh siii!!! -grité de improvisto - luego miré a la chica . . . tenía un rostro diferente al común . . . su cabello era bicolor bastante raro y parecía bastante gótica . . . , eso me hizo recordar las palabras del mecánico antes de irse y del mensaje que debía entregar, así que otra vez sin pensar solo grité: -Eres la chica de cabello bicolor gótica! . . . emm disculpe . . . de casualidad tendrá usted cola de pez? es que si usted tiene una de esas, resulta que un muchacho de googles naranjas y cabello rojizo dejó un mensaje para usted dije de forma espontánea y sin mucha educación quizás, observando como a la joven que miraba con una mirada . . . no lo sé . . . diferente quizás.

Para su sorpresa aquel chico de cabellos rojizos respondió observándola fijamente, como si no hubiese entendido, o como si su pregunta hubiese sido rara, más ella no hizo más que responder a aquella observación con otra por su parte, aunque en ella podía encontrarse claramente el desconcierto, pues no sabía exactamente lo que había hecho mal. Tras aquellos segundos el chico reaccionó con sorpresa, acotando un “aah, siii” que desconcertó aun mas a la joven sirena -¿L-Lo ha vist…?- No tuvo terminar de hablar pues una vez mas aquel chico tan extraño continuó, aunque esta vez gritando, por lo que la chica se apartó un poco más, sorprendida por aquella reacción y buscando un poco de soporte de sus compañeros, pero algo en sus palabras hizo que la muchacha se mantuviera observándole; Había nombrado su cola de pez, y solo lo sabían aquel chico de cabellos rojizos y Layfon, y sobretodo había comentado que aquel primero le había dejado algún tipo de mensaje.

La muchacha se volvió a acercar un poco, aun acuclillada, y preguntó un tanto extrañada -¿Un mensaje?- No esperaba que aquel pelirrojo le dejase alguna noticia aunque le hacia un favor, pues de esta forma dejaría de estar preocupada. Lo cierto es que desde por la mañana no le había visto, y aquel castaño con sus historias de cyborg tampoco había sido demasiado aclaratorio, de todas formas que no estuviera allí también podía ser mala señal, no sabía como eran aquellos chicos ni que era lo que planeaban por lo que tampoco podía esperar una reacción en concreto con ninguno de ellos. Sus ojos cambiaron a expresar curiosidad, mientras sus rodillas se dejaban recostar en la hierba, esperando su respuesta -¿Qué mensaje es y donde está? Ya encontramos a la chica- Una leve sonrisa se formó en sus labios, formal e intentando expresar confianza.

Layfon, el cual estaba siguiendo a las dos chicas hacia el pueblo, se habia mantenido callado durante todo el tiempo. Estaba tratando de calmarse despues de lo que habia ocurrido en aquella cueva, hacia ya tiempo que no se habia alterado de aquella manera, y sinceramente no le gustaba para nada. Le traian malos recuerdos comportarse de esa manera. Sin haberse dado realmente cuenta, Layfon se veia justamente en frente de una persona la cual su rostro parecia recordar. Kaine se daba por conocer llamandole la atencion y preguntando por el chico peli rojo. Aquel chico que tenian en frente, miraba hacia los recien llegados y Layfon, al instante, recordaba ya de donde lo habia visto.

Era el Cyborg que habia dejado con el chico pelirrojo antes. Al parecer habia conseguido ponerlo en funcionamiento. Este al ver a Kaine, miraba, analizando a la joven sirena para luego decir que estaban en el mismo "bando". Decia que tenia un mensaje para ellos, cosa que hacia levantar una ceja a Layfon, no se esperaba que aquel chico pasota dejara un mensaje para los demas. Kaine parecia mas atenta que nunca, queriendo saber la localizacion de aquel chico y por supuesto, el contenido de aquel mensaje. -Bueno, antes de nada. Kaine, este es el cyborg del cual te estuve hablando antes, recuerdas?- le dijo a Kaine, pegando un suspiro.

-Veo que te ha conseguido arreglar- miraba hacia el Cyborg, esperando despues a que este diga el mensaje que habia dejado el chico pelirrojo, del cual el nombre aun no saben. Solamente para asegurarse, Layfon giraba su mirada a Mayu, la cual le habia seguido desde aquellas cuevas. Andaba algo preocupado por ella ya que no era la tipica que parecia salir mucho afuera.

Aún cuando no respondió a lo de la cola de pez ni hizo un gesto de rechazo o desaprobación hacia mi, me impacto el mirar tantos tipos de miradas y gestos en una persona, sobretodo de una chica que era tan poco común de ver, al menos para mi, pues al vivir tanto tiempo en ese navío gourmet, pues solo veía sartenes y cazuelas, y esa joven era bastante expresiva aún cuando tenía una especie de aura sombría que la rodeaba pero parecía ser muy amable, y en lugar de preocuparse por la bobada que había dicho sobre su cola, ella se concentró solamente en el mensaje que el chico del bidón había dejado, lo cual fue un gran alivio para mi, la joven me preguntó sonriendo tenuemente.

La verdad sabía que esta situación me haría avergonzar pues, hubiese deseado que esto hubiese ocurrido al terminar mi proceso de análisis y reparación de circuitos, pues este trabajo se llevaba tanta de mi capacidad que mi conciencia era prácticamente reprimida durante este proceso y mi personalidad quedaba sin barreras, en pocas palabras mis instintos y mis sensaciones imperaban a la razón, por lo cual todo lo que mi cabeza pensara primariamente sería lo que yo diría o actuaría, no podría pensarlo otra vez.

iba a repetir el mensaje tal cual el chico del bidón me lo había dado pero justo antes de eso sentí otra voz, era la de un chico que también ya estaba frente a mi junto con la muchacha bicolor, y sin antes yo poder mirarlo y ver claramente de que tipo de chico se trataba este le habló a la joven . . ."Kaine" como es su nombre que yo era aquel cyborg . . . vaya nunca antes me había sentido tan importante que incluso estaba en conversaciones de otras personas, otra vez el joven, pelimarrón que acababa de ver su cabello, habló dirigiéndose hacia a mi y comentando el que efectivamente el mecánico había podido repararme.
-Si! se nota que el chico del bidón es muy inteligente, y tiene un don sin igual para estas cosas, es algo raro y asocial pero es una muy buena persona -dije otra vez sin ningún tipo de filtro . . .
era probable que estos chicos me odiaran por la actitud arrogante que mostraba mientras estaba en este proceso, todo mi carácter de niño rico arrogante era volcado en mi ser, y aún el proceso de análisis tenía un 57% de avance.

Luego de decir eso noté algo que el joven pelimarrón llevaba . . . una espada . . . en ese momento mi mente recordó las palabras del chico mecánico y otra vez sin siquiera pensarlo mi bocota dijo: - Eres el Pelimarrón Loco por la espada!!!!!! -dije gritando casi como un niño pequeño en apuros, mientras reía de una forma que ni yo podría explicar que era.
-ya veo ya veo! ahora que los reconocí a los dos según las características que el pelirrojo del bidón me dio, puedo darles el mensaje que hay para ustedes, ahh!! y disculpen mis malos modales, no suelo ser así es solo que cuando hago revisión de circuitos no puedo controlar mis acciones, pero ya terminaré el proceso, ajajajajajajaja -dije de forma nerviosa, bueno en fin aquí está el mensaje: -Por cierto, si vez un chico pelimarron con una espada dando vueltas por ahí y mostrándosela a la gente, dile que es la última vez que me asocio con él. Por otra parte si ves a una chica de cabello bicolor, con un aspecto bastante gótico, o con cola de pez, dile que no tardaré en regresar- fue el sonido que salió de mi boca, pues bueno uno se mis talentos de cyborg es que los mensajes que mi sistema considera importantes o que entran como un "mensaje" que debe ser transmitido íntegramente a otros, queda grabado tal cual como lo dijo la persona, así que esta vez solo lo reproduje.
-bueno eso es todo el mensaje, recuero que el chico mencionó que tenía otro trabajo que hacer, no me dijo qué pero por la forma desesperada en que corrió se nota que era algo importante . . . por cierto, antes de seguir comportándome de forma rara me presentaré, mi nombre es bazeth, un gusto. -dije ahora intentando causar un buena impresión.

La leve sonrisa de la chica desapareció levemente cuando aquel castaño comentó que era aquel chico el cyborg, era algo que no se esperaba pues no había encontrado diferencia entre un humano y un robot, de hecho si se había acercado era porque en aquel lugar no había visto una persona mas cercana a donde anteriormente se había encontrado su otro compañero. De todas formas en aquel entonces su cabeza y ojos, inspeccionaban de forma crítica a aquel personaje que continuaba hablando de manera infantil. Hizo halagos hacia aquel pelirrojo, que llamó como “el chico del bidón” sin ningún tipo de explicación, pues aquel castaño había comentado que aquel “robot” había sido arreglado en vez de “curado”, más no por ello la joven sirena vio diferencia ya que comentó -¿Es médico?- Su rostro se ladeó levemente, extrañada, no esperaba que aquel pelirrojo fuese una persona que curaba a otras, aunque tampoco tenía una razón aparente para pensar lo contrario.

Tras aquello observó como el chico que tenía en frente desviaba sus ojos hacia el otro joven, aquel castaño que anteriormente les había guiado a realizar aquella misión, gritándole que era un loco con espada. Una vez mas la joven quedó descolocada, sin saber muy bien que expresión mostrar, aunque esta vez no se separó ya que aquella persona tampoco había mostrado una acción amenazante, lo cierto es que en realidad daba mas datos sobre aquel otro compañero ausente. Finalmente un cambio de voz sorprendió aun mas a la joven, aunque lo más interesante fue que parecía algún tipo de loro que repetía lo que a que el otro chico había dicho.

El mensaje era ni más ni menos que un anuncio para ellos dos; En primer lugar nombró a Layfon, comentando que no volvería a asociarse con él, aunque no sabía exactamente por qué, y a continuación también había un mensaje para ella, en el cual el pelirrojo decía que no tardaría en volver. Aquello hizo que la joven volviera a mostrar una sonrisa, aunque no duró demasiado al reflexionar sobre lo anterior que había dicho ¿Cola de pez? ¿Gótica? No sabía que era aquello último pero parecía algo malo, y el hecho de que le llamase “pez” no era de su agrado, las sirenas eran mejores que los peces -¡Eh! No soy un pez…- Su ceño se frunció y sus brazos se flexionaron, colocando sus puños en las caderas de manera enfadada.

Finalmente aquel chico se presentó como Bazeth, un nombre bastante exótico a decir verdad, aunque aquello ya poco interesaba a la joven que, recordando lo anteriormente dicho por el castaño, se volvió a acercar y elevó su puño, golpeando de forma maleducada la frente del chico -Esto no suena muy lleno, pero no a metal- Su sonrisa se torció en un gesto extrañado, para a continuación levantarse y cruzarse de brazos -Entonces vamos a buscar a ese pelirrojo- Su rostro se desvió una vez mas hacia aquel Bazeth, comentando con una nueva leve sonrisa -Tu te vienes también, chico no robot- Su actitud no era borde, sino mas bien cercana a la broma. Lo cierto es que en aquel momento tenía ganas de que todos se agrupasen una vez más pues tenía muchas preguntas por hacer y solo podían ser respondidas por diferentes personas, por lo que comenzó a andar, sin saber muy bien hacia donde, aunque en diferente dirección por donde había venido.

Mostrando su espada por alli, eso era lo que no entendia Layfon por el mensaje que habia dejado aquel Cyborg. Pegando un suspiro, sin embargo, el chico pelimarron simplemente se arrascaba el pelo. Estaba ya acostumbrado a la forma de pensar que tenia el pelirrojo, cosa que no le molestaba ya que Layfon se adaptaba con facilidad a las personalidades de cada uno. El mensaje continuaba diciendo que volveria para recoger a Kaine. La chica sirena luego decia que buscaran al pelirrojo, mirando luego hacia el cyborg. -Por mi vale- decia Layfon, pegando un ligero bostezo. A decir verdad no ha dormido bastante en las dos ultimas noches, cosa que se empezaba a notar un poquitin.

Kaine, antes de partir, miraba hacia el Cyborg que se habia presentado como Bazeth, para decir que si se viene con nosotros. Layfon tambien estaba interesado en la respuesta del cyborg. Seria interesante llevar a algo o alguien como Bazeth con ellos. Despues de su respuesta, Layfon giraba su mirada a los demas presentes. -Buscarle o esperar a que vuelva.Bazeth, hacia donde salio corriendo?- le preguntaba al Cyborg que era el ultimo que habia visto al pelirrojo.

-Andar sin tener un rumbo al que ir seria inutil. Y aun mas sabiendo que el mismo ha dicho que volvera.- dijo despues, cerrando sus ojos y cruzando sus brazos para pensar la situacion. -De todas formas, dado a que no quiere "asociarse" conmigo- dijo dando un tono sarcastico a asociarse -Dejo que tu decidas Kaine- mirando hacia la sirena, ya que ella parecia la unica que el chico pelirrojo haya pillado interese. -Seria divertido ver su cara al verme a mi ahora que lo pienso- esto lo dijo con una ligera sonrisa, la cual estaba intentando de esconder.

Al parecer la cubierta estaba vacía, lo que era extrañamente sospechoso, más el joven no se iba a detener por eso, no podía confiarse por aquella razón, pues por lo que lograba divisar, había bastante espacio para ocultarse, debido a como estaba conformado el navío. -Parece que será aburrido este recorrido, no hay escolta, siquiera un compañero con quien hablar... – El joven pelirrojo dio un suspiro de aburrimiento y comenzó a andar a paso calmo por la superficie de madera procurando no hacer mucho sonido con aquellas botas que recubrían sus pies.

Era difícil el pensar que la gente que conformaba la tripulación poseedora de tal navío lo hubieran dejado allí sin siquiera un vigía, por lo que el pelirrojo se mantenía alerta en caso de alguna trampa, no confiaba mucho en lo que la gente llamaba “fortuna” pues jamás había sentido un día de suerte, aunque por los acontecimientos vividos recientemente podría decir que no ha estado de buen humor con él aquella diosa de la fortuna, razón que fortalecía aun más la incredulidad del muchacho.

Un suave crujir delató la ilusoria soledad del muchacho, al parecer alguien más se encontraba con él, pero era invisible para el muchacho quien erguía levemente su espalda, cogiendo un cerillo para encender un nuevo cigarro, mientras trataba de rastrear de manera fría el panorama, su rango de visión no era lo suficientemente amplio como para poder culpar a su imaginación, por lo que se mantuvo alerta ante un nuevo sonido, según su información los barcos, al estar flotando en el mar, provocan diversos movimientos que pueden sacudir los objetos de su interior, de todas maneras no podía atribuir aquel sonido al bamboleo del navío, pues sería ignorar una poderosa pista respecto a los residentes de aquel cuartel de madera.

Aquel sonido se hizo presente una vez más, junto a una especie de gruñido, el instinto del joven se mantuvo alerta, sentía algo provenir desde su espalda, no podía saber el qué con exactitud, más sabía que de algo metálico se trataba, pues desde que había ingerido aquella fruta, poseía el “don” de poder rastrear aquel tipo de objetos, sintiendo como una señal que se dirigía directamente a su columna, deslizándose por sobre su cabeza de manera descendente.

El pelirrojo se tiró hacia su diestra, dejando caer el cerillo cuya función no se había podido cumplir, mientras el muchacho rodaba en el suelo, solo para divisar aquel hombre fornido que empuñaba una espada al estilo de un machete. -Vaya, ya era hora. Por fin me das la bienvenida – una sonrisa de autoconfianza se mostró en el rostro del muchacho, si bien eran escasas las veces que este había participado en un combate, había algo de lo que no dudaba, su ínfimo nivel de valoración humana.

El hombre arremetió una vez más con aquel arma afilada, mientras el chico se posó en pie, extendiendo su mano como si quisiera detener el impacto con la palma, pero algo le tomó por sorpresa, aquel hombre no estaba solo, pues bastó con un tacleo de parte de uno de sus compañeros para que el muchacho cayera al suelo desestabilizándose una vez más. La aparición de aquel hombre ocasionaba una nueva interrogante al muchacho “¿cuántos habrían allí?” Era difícil juzgar la cantidad, pues estos emergían desde cualquier sitio, lo que terminaba arruinando aquella expresión creída en el rostro del muchacho.

-Otro más que cae, a ver cuánto podemos sacarle a este – Uno de los hombres escrutó con una voz carrasposa, mientras divisaba al pelirrojo. ”No es mala idea, aun haciéndome con el barco, me servirán algunos rehenes” – el chico examino con atención por si alguna persona se encontraba mal ubicada a sus al rededores, más solo pudo percibir al par del comienzo contra los cuales enfocó una postura más cerrada, no era artista marcial, pero creía que estar de pie como normalmente lo hacía, le dejaría expuesto a muchos golpes, pues de alguna forman no había previsto el impacto por parte del segundo hombre. Un duelo estaba por comenzar, y no había duda que los números no jugaban a favor para el pelirrojo, pero eso no le iba a detener, especialmente a alguien capaz de aprovechar cualquier tipo de oportunidad que se le aparecía.

Efectivamente el duelo no duró mucho, tal y como el pelirrojo funcionaba, de hecho se había resuelto en unos pocos golpes, pues el pelirrojo había procurado no generar daños mortíferos con tal de llevar a cabo su “toma de rehenes” aunque. Algo no estaba nada bien... al parecer la obra que el pelirrojo había diseñado en su mente tenía un pequeño error, pues la realidad delataba un cambio en los papeles, siendo el chico de cabellos rojizos aquel que yaciera atado hacia uno de los mástiles, con gruesas cuerdas rodeando su escuálido cuerpo.

Sus armas habían sido “confiscadas” y en conjunto con ellas también aquellos googles anaranjados, revelando aquella mirada azul noche cuyo sentimiento que reflejaban era predominantemente la ira. Era algo imperdonable, había sido humillado por aquellos hombres, terminando él en aquella postura tan patética, no era una buena imagen a sus compañeros, aunque eso era lo de menos, pues tras aquella emboscada, los apoderados del navío planeaban partir, zarpando con el muchacho a bordo de manera calma. A saber a dónde iría a parar, y como haría para contactar a sus compañeros, pues lo único que la mente del pelirrojo procesaba era el cómo poder librarse de aquella situación, aunque de alguna forma tampoco denotaba mucha preocupación, ni tampoco parecía un arduo pensador, quizás al poseer algún as bajo la manga, o quizás por ser meramente inconsciente del peligro que le aguardaba.

La joven, que ya había comenzado a andar, se giró unos instantes al ver que aún aquel castaño dudaba sobre ir o no. Se detuvo y observó, sin ya aquella sonrisa en sus labios, como bostezaba y después la miraba a ella y al tal cyborg, o Bazeth, según se hacía llamar. Tras aquello comentó el hecho de esperar o ir a por el joven de cabellos rojizos, preguntando a continuación sobre que dirección había llevado el mismo.

A continuación el castaño acotó como inútil el no elegir algún camino en concreto, por el hecho de que aquel pelirrojo había dicho que volvería, después se cruzó de brazos y cerró los ojos, comentando lo que anteriormente había dicho sobre asociaciones, y finalmente diciendo que decidía la joven sirena sobre lo que harían.

La muchacha se mantuvo observándole más su rostro no cambió de expresión, no comprendía que ocurría y tampoco era muy avispada en aquello de saber sobre sentimientos ajeros asique simplemente finalizó -Yo no voy a quedarme aquí solo porque él haya dicho que volverá, ni si quiera le conozco para a confiar en él, pero vosotros dos habéis cuidado de mi ayer, asique al menos me aseguraré de que de nuevo estemos todos juntos- Esta vez fue ella la que cerró los ojos y se cruzó de brazos -Además, si es médico tengo cosas que preguntarle- Su tono de voz cambió a uno mas critico en aquel momento pero no tardó en comenzar a moverse, sus pasos pese a que no eran muy rápidos, avanzaban pisando fuerte el suelo, más tampoco sabía realmente donde se dirigía, solo caminaba por un lugar conocido, aunque no por el anterior camino por el que habían traído a la chica.

No se había girado, por lo que tampoco sabía si le habían seguido o no, pero a lo lejos podía vislumbrarse una sombra extraña, de un barco quizás, aunque tampoco el cielo, ya casi negro por la llegada de la noche, oscurecía todo el ambiente y no dejaba ver formas demasiado definidas.

Despues del comentario hecho por Layfon, la chica respondio con rapidez. Diciendo que fueran ellos a buscar al chico pelirrojo, Layfon simplemente sonreia a esto sabiendo de alguna forma que ella responderia de esa forma. Lo que añadio despues, sin embargo, hizo que Layfon mirara algo confuso hacia la chica. -¿Medico? El no es medico- fue lo que dijo, preguntandose el por que piensa ella que el es medico. Probablemente sea el hecho de que haya "curado" a Baz, el cyborg. Cosa que ella esta mal interpretando. -Bueno, ya lo comprenderas despues.- añadio despues, comenzando a seguir a la joven sirena, que habia tomado la iniciativa del viaje, o caminata.

Estaba ya anocheciendo, haciendo algo dificil la vista para todos. Solo estaba la luz de la luna, pero aun asi "jodia" bastante. -Tendremos que tener cuidado- dijo Layfon, caminando tranquilamente junto a sus compañeros. -Aunque sea un pueblo chico, encontrarnos con bandidos es cosa facil, y mas a esta hora- dijo con un tono de voz como si no le importara. Pero en verdad si le importaba. Por su suerte, se encontraba cerca de sus compañeros, Mayu, Baz y Kaine, si hubiera decidido ir solo se hubiera perdido con muy alta probabilidad. -Mmh.....- murmuraba despues, avistando lo que probablemente estuviera viendo ya Kaine.

-Juraria que no habia visto ningun barco ayer ni hoy por la tarde alli.- decia, mirando con atencion aquella sombra o silueta que se podia ver a lo lejos. -Podria ser el barco que esta buscando el chico.......- dijo colocando su mano frente su boca, pensando un momento mientras seguia junto a sus compañeros. -Bueno, no tenemos nada que perder.- dijo despues, mirando a sus compañeros. -Normalmente diria que esperarais aqui, para yo mirar la situacion solo. Pero dado a que ya se la respuesta.......vamos, pero con cuidado. - un leve suspiro salia de la boca del chico que, con sigilo, comenzaba a acercarse a aquella sombra, que podria o no ser un barco.

Aquel chico de cabello castaño respondió a la joven aparentemente desconcertado; Al parecer el pelirrojo no era un medico, e incluso la duda en la joven parecía ser algo absurdo. Aunque ella por su parte mantenía dudosa ante aquello pues si no era un doctor... ¿Que era? Aquel "cyborg" parecía humano, por lo que debía tener conocimientos para "arreglarle". De todas formas no acotó nada, pues sería algo que ya le preguntaría a él personalmente.

Tras aquello comenzaron a andar según las indicaciones de la muchacha, llegando a la playa donde anteriormente habían dejado aquellos botes, mientras el castaño comentaba lo peligroso que podría ser el andar por allí con aquella oscuridad creciente. Pero aquello no pudo ser respondido pues la curiosidad inundó la mente de la muchacha, y al parecer, también la de su compañero -Yo tampoco, aunque es un poco raro que salgan tan tarde, ¿no?- Se mantuvo unos instantes pensativa, hasta finalizar -El mar es traicionero, tanto bajo sus aguas como por encima de ellas...No creo que estén allí por gusto; O está abandonado, o el pelirrojo está esperándonos- Tras aquello sus ojos se desviaron una vez más hacia la sombra de aquel barco, mientras continuaba avanzando con pesadez.

Una vez llegaron se pudo observar como el barco no estaba al alcance a pie, y su continuo movimiento impediría que llegasen fácilmente con aquellos botes. Pero aquello no iba a ser el final de sus viajes -Subíos a uno de los botes- La muchacha sabía que no eran destinados a cargar tantas personas, pero por una mas no se volcaría, y menos si ella iba a llevarles.

Una vez subieron la joven se lanzó al mar, sumergiéndose y sintiendo como su cola volvía a aparecer, mientras sus pantalones se desprendían para después tomarlos y cargarlos también en el bote. Tomó la parte trasera de la barca y después comenzó a nadar; No era tan rápida que cuando nadaba sola, pero llegarían mucho antes que si iban remando. Una vez se acercaron lo suficiente la joven mantuvo la barca cercana al barco, para sumergirse aun mas y, cuando estaba a una buena distancia, comenzar a nadar lo más rápidamente posible, para finalmente golpear la barca y que esta se alzase, quedando en la cubierta del barco.

Lo cierto es que le había hecho daño, le dolía el hombro y su cuerpo por aquel impacto contra la madera, quizás incluso se había hecho alguna herida pues sentía calor en la zona dolorida. Pero una vez más se sumergió y esta vez fue ella la que saltó hacia el barco, deslizándose en la cubierta por el agua e impulso y chocando con algo extrañamente blando. El desconcierto no era poco por lo que eso le daba algo de ventaja, al menos para volver a situarse y preparar algo con lo que actuar -¿Para qué habré subido al barco? Si aquí no puedo hacer nada...- Su mano diestra se ubicó en su rostro, frotando suavemente, para después observar a su alrededor resignada; Los hombres ya preparaban sus armas, al parecer eran otros piratas o incluso bandidos, y que llegasen allí sin ser invitados no parecía de su agrado. Finalmente su rostro se alzó, recordando que su espalda estaba apoyada en un lugar extrañamente blando.

-¡Eh!- Sus ojos se abrieron ampliamente por la sorpresa de encontrar a aquel chico de cabello rojo allí, atado, y al parecer sin mucho que hacer. Una sonrisa se colocó en los labios de la joven, no muy amplia, pero acotando un tanto divertida dentro de la preocupación -Ahora sí que he pagado mis deudas- Como puso se impulsó para hallar el nudo que ataba al joven, deshaciéndolo mientras su cola se mantenía en el suelo, extendida y aun mojada.