¿ Un nuevo amo ? El Genio conoce a la Bruja.

" ¿ Cuanto tiempo llevo aquí...? " - Pensé, mientras de nuevo bajaba las escaleras por...ni idea, ya he perdido la cuenta. - " ¿ No, en serio....creo que llevo aqui mas de un año...pero cuanto ? "

Hace mucho, mucho tiempo, que llegue a esta isla. No recuerdo como, solo se que pase de idiota en idiota, viajando en un barco. Todos cogían la lampara, pero ninguno sabia de su poder. Por tanto nadie ordenaba nada, y solo tenia que esperar hasta que otro tipo la cogiese y ale, arreglado. Así, de tonto del bote a tonto del bote, he podido viajar por todo el mundo...hasta que he llegado aquí.

Una posada discreta y pequeña cuando llegue, perfecta para mi. El posadero, sin embargo, agarro mi lampara, sin saber los poderes de la misma. Creía que era como los otros idiotas. Sin embargo, por una idiotez, me dio una orden. Simplemente me dijo que fuese a hacer la colada, mientras estaba de espaldas y no me veía, creyendo que era su socio en la posada. No me quedo otra que hacerlo, y cuando me dijo que le explicase el porque, no me quedo otra que volver a hacerlo. Desde entonces, no hace mas que tratarme como un esclavo, haciéndome trabajar gratis, y usando mis poderes para sus trabajos sucios. Incluso ya he matado a varios morosos y dueños de otras posadas.

Con eso, la posada se ha ido haciendo famosa, y hoy por hoy es una de las mejores, visitada solo por la gente selecta, idiotas que creen que en la vida todo se arregla con dinero.

Me presente de nuevo delante del tabernero, inclinándome ante el como hace años me había ordenado que hiciese cada mañana.

" ¿ Que cojones quieres ahora, puto viejo ? " - Eso fue lo que paso por mi cabeza, que por culpa de las ordenes del viejo se transformo en esto al salir de mi boca: ¿ Como puedo servir hoy, Amo ?

" Un día te matare, te lo juro por Dios. Perderás la lampara, darás una orden mal dada, o simplemente morirás de viejo, pero juro por Dios que no dejare esta taberna sin haberte visto muerto. "

Mientras divagaba, el viejo ya había dado su orden. Resulta que se juntaban muchos peces gordos hoy en la taberna. Damas y caballeros con los bolsillos repletos de dinero. Y yo tenia que entretener.

Agarre la guitarra, un instrumento fascinante, lastima que fuese demasiado grande, y me al pequeño escenario que había al fondo de la sala, sentándome en un cutre taburete, y empezando con la función.



Esta canción siempre me tocaba la fibra...seguramente porque su historia era parecida a la mía.

" Dios...solo quiero salir de aqui...no me importa que alguien mas tenga mi lampara, solo quiero volver a viajar..."

Era el tiempo, de hacer uno de mis mejores y más divertidos pasatiemos. Crear un caos, ligeramente controlado... y posiblemente ganando mucho vino, comida, y algun que otro dinerillo de por medio. Pero mis compañeros hubieran estropeado la diversión, además, no era plan, que porque yo no pudiera dormir ellos tuvieran que levantarse.


Porsupuesto, estarían los alrededores vigilados, era el barrio rico, porsupuesto, estarían las puertas de entrada vigiladas, era un barrio rico.

Pero no me gusta usar las puertas... no pudiendo hacer una entrada más espectacular.

Caronte surcaba los cielos, esta vez, unas cuantas partes de un barco roto formaban una góndola dirigida por una extraña figura a la vez fusionada con la embarcación, tambien de trozos de madera y una languidez peculiar; alargada y deforme.

Y cual misil, anclamos en tierra rompiendo el tragaluz, por el cual la luz de la luna entraba.

Gritos de susto, porsupuesto, acojones inmediatos, claro que sí.

- Buenas noches... caballeros... y señoritas, y mayordomos... y...joder, para tan espectacular entrada; debí haber pensado una frase no se, más épica...- no tenía mi capucha, solo mi arpón, y mis ropas negras típicas, que más parecían, una especie de pijama a lo "camisón largo"; eso sí, arpón y guantes en mano.

La gente vive su vida. Algunos atienden mi canción, otros pasan y hablan, otros beben y se emborrachan. Todos idiotas que no saben que están nadando en el profundo y traicionero fango que llaman vida.

" Asco de inmortalidad, en serio "

Cuando estaba tocando, el techo se rompe de repente, asustando a todo el mundo y provocando, por el olor, que alguno aflojase demasiado algún agujero. Vamos, que se habían cagado, literalmente. La figura femenina no se presenta, aunque si saluda, divagando, a todas las personas del local. Seguramente incluyéndome a mi en la categoría de mayordomos. Un camisón negro de pijama, que le caía por encima, guantes del mismo color, y un arpón en la mano.

Sin inmutarme, mirándola con ligero brillo tedioso en la mirada, termino los últimos acordes de la canción, dejando la guitarra a un lado y permaneciendo sentado. No era nada nuevo, solo una tipa mas que quiere hacerse notar.

Los guardias acuden raudos a defender a sus protegidos, pero son rápidamente inmovilizados por...el suelo, sep. El suelo cambia, agarrándoles de los pies y hundiéndoles lentamente en el mismo.

" Vale, eso es nuevo " - Pienso sonriente.

MATALA, SACALA DE AQUI, LIBRATE DE ELLA

Como no, ya esta el idiota de turno mandando. Me levanto, cansado, y desenvaino mi espada de una mano de mi espalda, cambiando a forma híbrida en el proceso, sin ningún cambio físico aparente.

Me coloco delante de la mujer, a cierta distancia.

Señorita, acompáñeme a la salida - La saludo, sonriente por ver algo nuevo - Se me han dado varias ordenes, y prefiero sacarla sin manchar todo de sangre, que luego me toca limpiar.

Miro al chaval, pero este... ¿quien coño se cree para ponerse enfrente mía? ¿Y el tipejo ese llamandome "la"?

- A ver... a ver...- junté mis manos, como razonando...- pa" tu casa.- los pequeños cristales de la vidriera volaron hacia él, pero, ni se inmutó, ni hizo nada, es más, parecieron desaparecer.

-...¿no deberías... tener boquetitos o algo?- apreté mis labios en una mueca cómica (-3-) -¿...tu que carajo eres?

La señorita junta sus manos, mientras musita no se que cosa, para luego soltar una extraña frase: " pa tu casa " con la cual los cristales vuelan hacia mi. Doy gracias por haber cambiado a forma híbrida, eso podría haber dolido, y mucho.

Sin embargo, los cristales solo pasan a través de mi, pareciendo desaparecer, sin ni siquiera hacer que ese humo dorado del que ahora estoy echo tuviese que aparecer para reparar las heridas.

La mujer, haciendo una graciosa mueca, me dice que ahora mismo debería tener unos agujeros o algo, preguntando a continuación que cojones soy.

Me encojo de hombros de una forma algo cómica, bastante divertido por su reacción.

A saber, lo olvide hace mucho tiempo...

Por supuesto, era mentira, tenia bien claro en que consistía mi maldición. Recuperando mi compostura, aun sonriente, empuño la espada con una mano, colocándomela en el hombro y poniéndome en posición de combate.

Ultima oportunidad, señorita. Acompáñeme a la puerta sin resistencia. - Le aviso, con ligera expresión de pena en el rostro, no me gustaría matar a una señorita tan graciosa - Solo me queda una orden pacifica antes de tener que usar la violencia.

- Si, si sí, lo que tu me digas...- me rasqué la mejilla, podría quizás tener algun tipo de escudo , o ser una logia... bueh, espero que no sea una logia, cómo odio yo a las logias... veamos si con un golpe más grande...- comencé a andar hacia el, mientras caronte se alzaba de nuevo en vuelo a gran velocidad con la intención de apartarlo de mi camino por el costado, en una brutal carga.

La señora esta bastante confundida, se le nota en la forma en la que se rasca la mejilla, mientras murmura alguna cosa. Comienza a andar hacia a mi, cuando la barca extraña con la que ha venido se alza de repente y se lanza hacia mi lado derecho, con clara intención de derribarme para quitarme de en medio.

Podría haberme apartado, pero después de tantos años sin luchar tenia ganas de jactarme. La barca me golpea brutalmente, arrasando con toda mi mitad derecha, espada incluida. Sin embargo, ni siquiera me he movido del sitio. Durante unos instantes solo permanece de pie mi mitad derecha, aguantada sobre una sola pierna, mientras toda mi mitad izquierda se había convertido en humo dorado que salia lentamente de lo que quedaba de mi, y flotaba por el local. A los pocos momentos, el humo se para en seco y rápidamente vuelve a mi, reconstruyendo desde la izquierda hasta la derecha todo lo que faltaba, terminando con la punta de mi espada.

Los desperfectos los tendrá que pagar usted, señorita - Comento como si nada, mientras todo el mundo huía del local por lo que acababa de pasar - Y usted no es mas rara que yo, tirando cosas.

Nada mas terminar la frase, me lanzo contra ella, lanzando una estocada directa hacia su estomago. Quería acabar rápido.

- Por favor...- dije de forma exasperada, mientras el arpón se soltaba de mi mano, girando la cadena a una velocidad abrumdora, castigandole bajo un constante ataque a base de cadenazos, volviendolo una y otra vez, de humo.

Este tio es muy raro... podría ser una logia, pero el destino parecía no quererlo así, además, ningún elemento es "humo de oro"... antes ha comentado algo de órdenes... habrá que hablar con aquel tipo.

Precisamente aquel tipo estaba aprovechando mi atención en el muchacho para intentar irse, pero, cuando controlas la tierra de la isla por haberla pisado... no existe escapatoria alguna... a menos claro que volara... y ya, sería mucha casualidad.

Sus piernas se hundieron en la tierra, mientras, levantando las losas bajo mis pies, me acercaba a velocidad abrumadora hacia el; rayando el suelo en un chirrido constante e increíblemente molesto; tanto, que se me enervaron los pelos y proferí una mueca de disgustos.

- ¿Dios, que frío me ha dado... a ver... posadero... se puede saber, qué coño es este tio, con qué le pagas , porque, siendo yo así, te hubiera ya matado hace tiempo...?

La señora esquiva limpiamente mi estocada, al menos se le notaba experiencia en el combate...aunque evadía de forma extraña, como si no estuviese acostumbrada a contraatacar...Raro.

Acto seguido empieza a moverse la cadena del arpón que lleva con ella...sin que ella lo toque. Mierda de poder chungo y raro. Moviéndose una y otra y otra y otra vez, la cadena me golpea a cada giro, haciéndome agujeros hilados de humo que se forman otra vez, para que vuelvan a ser golpeados otra vez. Mientras yo retrocedo, mas que nada por la impresión de los golpes, la señora atrapa a mi amo el posadero y le empieza a preguntar porque le obedezco, si me paga o que cojones pasa.

Cansado ya de la jodida cadena, creo una espada de humo que atraviesa uno de sus eslabones y la clava en la pared, librándome de ella. Me dirijo hacia la mujer, recomponiendo mi cuerpo por el camino, para seguir luchando cuando se presenta mi oportunidad.

! Liberame de este jodido cepo ¡ - Grita el posadero - ¡ Ya !

Sonrío, sonrisa sádica donde las haya, mientras me acerco al posadero. Ante la sorprendida mirada de la mujer, y la del propio posadero, le corto las piernas a la altura de la rodilla de un solo mandoble, liberándolo así del cepo.

Como usted mande - Susurro, sarcástico.

¿ Usted viaja mucho, verdad señorita ? - Sonrio, mirandola - Acompañeme por favor, ahi algo que quiero que haga por mi. Y por favor, impida que este tipo pueda hablar. Gracias.

Tras silenciar al idiota, empiezo a guiarla por la taberna.

¿ Cual es su nombre, señorita ?

Vaya con el chico... agarro al posadero por la parte de atrás del cuello de la camisa, para que despues, la ropa se le desgarre y le tape la boca y la cabeza, en una comica lazada terminando en un lacito.

- Viajo, si, viajo mucho... soy Norcissa, capitana de los Demonsfire...¿ y tú?... ¿tienes algun tipo de obligación verbal con este... susodicho... y pobre cojo amputado?- caminaba, dejandome que me guiara, aunque alerta, quizás sería alguna trampa... pero, bueno, le ha cortado las piernas...

Norcissa....apuntado. Nombre raro para señora rara.

Conforme la guío me pregunta si tengo algún tipo de contrato con el tabernero, o algo parecido.

Si...es algo asi como un contrato verbal... - Digo, sin mirar a Norcissa absorto en mis pensamientos - No quiero hablar de ello, la verdad.

¿ Supongo que eres capitana de un barco, no ? - Le pregunto, girándome y parándome en seco delante de una puerta cerrada - Me gustaría viajar contigo a ser posible. Ya has visto que tengo cosas por ofrecer. Si estas de acuerdo, coge el objeto que hay dentro de esta sala. Esta vedada para mi y no puedo seguir sin el, pero tu no tendrás problemas. En caso de que no me quieras contigo, simplemente vete y déjame solo.

Miro como , aunque no lo hiciera directamente, casi me implora que le saque de allí.

- ...¿qué clase de objeto? Y qué ganaría yo si vinieras conmigo...? -aparte de un curioso y logístico guerrero, claro es´ta.

Avanzo a pesar de lanzar mis preguntas, demoliendo la puerta de la habitación con mi simple roce.

Reconocerás el objeto en cuanto lo veas. - Le digo, respondiendo a su pregunta mientras ella entra a la habitación destrozando la puerta. - Es una pequeña lampara arábiga.

Con respecto a que ganaras - Sigo, apoyado en el marco pues no puedo entrar a esa habitacion - Ya lo has visto en el salón, no tengo nada mas que ofrecer que mi espada y mi poder...Y mira, me ha rimado. Tambien soy un poco poeta, al parecer.

Rio levemente por las rimas tan cutres, cuando recuerdo que no me he presentado.

Genie D Zael es mi nombre, puedes llamarme Zael.

Salgo tras saquear la habitación, colgado de mis dedos está el susodicho objeto...
- ¿ Que mierdas...? ¿Para qué quiero yo una lampara? Dime, significa algo para tí¿ o qué? Y que coño hago yo de recadera, haberla cogido tú.- digo molesta esto último.

Mientras, el sonido de más guardias acercandose denota que hay que irse.

Sale de la habitación con la lampara en mano. Hacia años que no la veía. Cuanto tiempo. Me siento incomodo, sabiendo que ahora debo obedecer a esa chica, aunque ella no sabe nada.

Si, significa algo para mi. Y muy importante. - Respondo a sus preguntas sin dejar de mirar la lampara - Y lo siento pero vas a tener que llevarla tu, yo no puedo cogerla.

Oímos pasos en la lejanía, tanto ella como yo, lo que significa que vienen mas guardias. Corro, asegurándome de que me sigue, hacia el salón donde antes nos encontrábamos. Cinco guardias entran corriendo, uno detrás de otro, dirigiéndose a la entrada del pasillo.

Salto nada mas entrar al salón, formando la espada de nuevo en pleno salto, para atravesar la cabeza del primer desgraciado que me encuentro. Tras eso, reculo la espada para sacarla del cuerpo inerte, y alargando la mano hago desaparecer la espada de humo que inmovilizaba la cadena y la hago aparecer en mi mano.

Ahi tienes tu arma, capitana - Grito por encima del barullo - Protege la lampara, por favor.

Conforme digo eso uno de los tipos se lanza encima mía, intentando replicar mi anterior movimiento, cortándome entero por la mitad. Recula, sonriente al pensar que ha terminado todo, para palidecer de horror al ver a mis dos mitades sonriendo al unisono. Cada una de ellas con una espada, como a mi me gusta. Ambas dos mitades se lanzan hacia el, uniéndose por el camino, para atravesarlo tanto con la espada de humo como con la real. La de humo desaparece nada mas morir el idiota, dejándome solo con tres.

A uno de ellos le creo una horca de humo, que aparece alrededor de su cuello asfixiando le mientras yo me coloco entre los otros dos, cortando a uno por la mitad en el mismo movimiento y recibiendo una estocada del otro en todo el ojo. Que por supuesto solo acrecienta su miedo al ver como el humo vuelve a formar mi cara. Miedo que queda por siempre congelado en su rostro cuando muere destripado.

La sangre que ha saltado de los cadáveres macha el suelo debajo mía, pero yo mismo estoy sin macha alguna. Esto es debido a que la sangre también atraviesa mi cuerpo. Bastante útil, la verdad.

Me giro hacia Norcissa, preocupado por la lampara.

¿ Donde esta tu barco ?

Norcissa señala una direccion del puerto, a la que vamos sorteando algunos peligros por el camino, hasta que llegamos por fin a lo que ella llama Silversoul. El barco, vamos. Embarcamos y zarpamos. Al fin libre....o no.

Llegamos al barco, la mayoría duermen, y los que no, andan ocupados en sus propios pensamientos, subo hasta el barco por la escalerilla, llevando al susodicho muchacho hasta mi habitación.

- Si te vas a unir a mi banda tendrás que firmar el contrato, como todos...- abro la puerta con cuidado y en silencio, mientras Niko, la marioneta gira su cuello en dirección a la puerta, desde su puesto de vigía sobre la mesa.

Acerqueme al escritorio que presidia la sala, con la vidriera a mis espaldas; tomando uno de los típicos contratos escritos con la peculiar tinta roja.
- Tendrás que firmar... y tranquilo, es simplemente algo en contra de traiciones, en contra del gobierno... pero yo que tu lo leería...- entrecierra los ojos cansada; subiendo los pies a la mesa y reclinandose en el cómodo sillón, claramente robado.