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Tema: ¡El arte de la espada! Lun Abr 02, 2012 6:52 am
Los días pasaron, y el joven Espadachín ya era oficialmente un pirata, todavía no lo sabía nadie. Excepto sus amigos y vecinos, un día. Los guardias del gobierno volvieron, la ¨nueva familia¨ de Kinishu o por así decirlo no podía esconderlo en otro lugar que en el sótano con su espada. Los minutos se acabaron y llegaron una flota de 3 naves. Estas eran los barcos del gobierno, cuando atracaron en puerto, nadie de los vecinos fue. Al llegar, bajaron varios guardias y como siempre el capitán de aquellos marines. No sabía su nombre a la perfección pero según la historia que mis padres le contaron a mis vecinos y que los vecinos me contaron a mí, él fue quien mató a mi familia.
Sonrió saludando a todas las personas y la multitud le rodeaba silbando y aclamándole. Mientras tanto, en el sótano de la casa de un vecino. Estaba yo, recordando las muertes de los miembros de mi misma sangre, con la cabeza baja y llorando. Sin poder resistirme rompí la puerta del sótano para luego salir a la calle con mi espada. Me subí a un edificio para visualizar a mi enemigo y... Apareció uno de mis vecinos tirándome al suelo para que no me vieran, justamente, en ese mismo momento el capitán marine había mirado hacia el tejado del edificio. Pero al no ver a nadie no hizo nada solo volver a sonreír. A esto el vecino me susurró:
-¡¿Estás loco o qué?!, ¡te pueden matar si te ven!
Me quité de encima al vecino con un puñetazo en la cara y de nuevo empezando a llorar de nuevo con la cabeza baja y desenvainando mi espada. La puse en formación de corte y intenté echar fuera al vecino con ella.
Música de fondo:
Antes de poder atacar al compañero, sacó su espada y frenó mi ataque. Me resentí volviendo atrás y caí al suelo sentado. Lo único que pude seguir haciendo era llorar y lo peor era que estaba a flanco del capitán marine. No me importaba morir así que di un gran salto hacia en frente del capitán. Ya tenía la espada desenvainada y en un momento intenté matarlo. Los guardias se pusieron delante y frenaron el ataque para luego apuntarme a la cabeza.
-Hm, insensatos de mierda.
Con mi espada golpee sus armas y luego les corté el pecho. Quedé frente a frente ante el capitán marine y nadie sabía lo que iba a suceder. En pocos segundos yo ya estaba poniéndole la espada en su cuello y el apuntándome con su revolver.
Tema: Re: ¡El arte de la espada! Lun Abr 02, 2012 1:21 pm
-Está bien, acabemos con esto. A la de tres bajemos nuestras armas. Una...dos...y... ¡Arrestadle!
Me distraía pensando en que sucedería cuando el capitán marine bajara el revolver. Me distraje tanto que en vez de terminar de contar, mandó a sus guardias a arrestarme. Por suerte, los vecinos habían atado a los guardias y estos no pudieron hacer nada. Así empezaría el mano a mano contra el asesino, se atrevió a disparar su revolver contra mi pero me moví fácilmente y el disparo dio a una farola. Volví a poner la espada delante de su cuello y este tiró su revolver al suelo. Aprovechando mi distracción, agarró mi espada sin importarle cortarse y la tiró al suelo.
-Vamos hermano, ¡luchemos maldito pirata!
Sus golpes no cesaban, daba más botes que una pelota. Entre todo esto esquivaba la mitad y la otra mitad los paraba mientras solo conseguía atacar con un tercio. Parecía más bien karate que cuerpo a cuerpo, hasta que en un momento desconocido caí al suelo. El marine sacó de la nada otro revolver y me apuntó, ¿sería mi fin o no? ya estaba cargando la bala del revolver cuando... Otro vecino me lanzó una espada y con ella le corté la mano al marine. Se desangró en segundos y cayó al suelo. Me levanté y no sucedió nada, solo que los soldados fueron liberados y estos se llevaron al capitán a dentro de sus barcos. Todavía esperaba algo más de acción y batalla pero, supongo que el capitán sería un cobarde.
Tema: Re: ¡El arte de la espada! Mar Abr 03, 2012 9:03 am
Los segundos pasaron y esos segundos se convirtieron en minutos, esos minutos en horas y esas horas se convirtieron en un día. Era todo el tiempo pasado sin rastro de aquel capitán, pero las tres naves seguían allí, rodeadas de agua y sombreadas por el sol. Un día de Abril, primavera perfecta y calurosa, sin contar las lluvias que caían de vez en cuando. No había rastro del marine, hasta que en unos segundos de el barco principal, salió una persona con algo en la mano que brillaba. Esta persona estaba escoltada ya no por cuatro si no por ocho soldados, estos no parecían muy amigables. Cuando aquel hombre pisó la ciudad, comenzó a llover, todo se nubló y nadie sabía que sucedería en aquel momento. Los marines se pusieron a arrestar gente sin control, tantas personas que solo se pudieron salvar los que se tiraban al agua, solo quedé yo. Las personas arrestadas ya estaban dentro de una barca y esta fue tirada al mar para que se hundieran y murieran. Estando rodeado, me acordé de que solo había ese temporal en dos ocasiones; La primera: cuando las miles de nubes cubrían el cielo haciendo que empezara a llover bruscamente y la segunda: Cuando la ola gigante... aparecía. En mi mente, todo estaba a mi favor y la ola podría masacrar a los marines. Pensándolo mejor, todo no estaba a mi favor, la ola podría consumirme a mi también, pero si estuviera en el gran puente, esto no pasaría. Puesto a hacer mi plan ya me atacaban los marines, me defendí como pude y en minutos ya habían muerto. Hasta que apareció el capitán, misterioso y vengador recurrió a coger la espada de uno de sus soldados. De nuevo, sacó su revolver y me apuntó, no paraba de moverme hacia los lados intentando entretenerle, pero no resultaba.
-Sabes que te ganaré y esta vez morirás de verdad.
El capitán soltó la espada rápidamente y el revolver también, lo tenía todo resuelto y esto se acabaría en segundos pero no contaba con una cosa. El marine de alto rango, poseía una mano de hierro implantada y esta no era de poco peso, pesaba más de 5 toneladas. Me golpeó con ella y sorprendido, caí 15 metros más atrás a una velocidad de casi 5 km por hora. Al caer estaba completamente ensangrentado y herido, apenas me podía levantar del suelo. En aquel mismo instante, la ola ya se veía mediana desde las calles bajas de Water Seven y pequeña desde el gran puente. Los minutos pasaban y yo seguía en el suelo tendido ahora, la ola ya se veía grande desde las calles y mediana desde el puente, esta ola iba a caer en picado en segundos mal contados, por eso la gente se ataba a las farolas de lo más alto de la ciudad. Continuaba tirado en el suelo y el capitán ya cantaba victoria, hasta que me levanté como un bebé cuando da su primer paso o un borracho que va hacia casa, el caso es que no podía ponerme en pie. Preparó su guante de nuevo y me envió esta vez más lejos aún, fueron tantos metros que acabé en lo alto de la ciudad. Desperté de nuevo rodeado de personas, estas no paraban de decirme:
-¡Vamos señor pirata, machácalo!
No podía hacer nada, la lluvia cada vez era más intensa y estas gotas tan rápidas y pesadas reducían la velocidad. Por aquello mismo no podía atacarle, me decanté por los gritos de aquellas personas, bajé por el gran puente a toda velocidad hasta que llegué, un puñetazo me daba la bienvenida y cada uno de los que me daba, me hacía recordar en mi familia, ya no seguía la cuenta pero igualmente, eran demasiados y la fuerza era sobrenatural. Paré un ataque tras otro volviendo a llorar y estas defensas se convirtieron en ataques cortantes, repetía constantemente hasta que de tanto retirarse hacia atrás, el marine cayó al mar. Para su colmo, la ola ya estaba cayendo, me quedé mirándola y sabía que iba a morir hasta que de la nada apareció una cuerda que me ató y me subió. Ya sabía que había salvado la ciudad y que aquel maldito asesino, había muerto por completo
Meses Después...
La ciudad había sido reconstruida y entonces decidí emprender un viaje por todo el mundo, para buscar a alguien que me aceptara y me tratara como aun hijo.
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