Era un día cálido, el viento soplaba de forma suave y ella sola estaba perfecto, todo era tranquilidad. Al igual que aquel inolvidable día.
Cerro sus ojos sintiendo el viento fresco rozar su cara, aquel día, también meditaba. Solo que no a metros de altura donde cientos de ladrones se reunían a diario, pero eso no tenía importancia.
"Suerte..."
Suspiro, los gritos eufóricos y la silenciosa muerte le acompañaban cada vez que cerraba los ojos, todo el tiempo, lo seguiría haciendo aún pasaran decenas de años e incluso hasta cuando su cuerpo se hubiera partido de este mundo, más allá de la muerte.
Había llorado mucho.
Abrió sus ojos lentamente, las horas pensando le habían hecho perder la noción del tiempo y ya era bastante tarde, la noche había caído.
"Serán pasadas las doce o un poco más"
La oscuridad total no fue impedimento para no moverse de su lugar, aún recordaba el camino, aunque era muy aburrido caminar sin compañía. Por lo menos tendría más tiempo para pensar, sonrío sacando una manzana de sus ropas y se encamino a un sitio que ni siquiera ella sabia cual era.