Desviándose del camino

Spoiler:

Hacía apenas unas horas que Jacqueline y aquel joven habían comenzado a navegar juntos por el mar de East Blue, en principio, en dirección al South Blue. Sin embargo, debido a la tormenta que el hábil muchacho predijo a tiempo, debían parar antes en la isla más cercana para no tener que enfrentarse a ella.

Loguetown.

También hacía apenas unas horas que Jacqueline había decidido no ir por el momento allí, debido a la tentación e impaciencia de entrar a Grand Line cuanto antes. Pero no tenían otra opción. Su pequeño barco no sobreviviría a ninguna tormenta fuerte, mucho menos con tan sólo dos tripulantes a bordo.

Jacqueline se apoyó en la barandilla, se cruzó de brazos y suspiró, mirando en la lejanía en dirección al pequeño punto negro que era Loguetown todavía. Llegarían enseguida y ella no sabía si aún estaba preparada.

—Aún no me has dicho cómo te llamas —saltó de repente, dirigiéndose a su nuevo compañero.

Por una vez, quería romper el duro silencio que había entre ellos. Si iban a ir en el mismo barco, Jacqueline prefería averiguar todo lo que pudiese sobre él para hacerse una idea de su actitud, así que se podría decir que no le quedaba más remedio que abrirse.

Finalmente, el capitán se presentó como Byakuran. Jacqueline simplemente asintió, conforme por fin de poderle llamar algo más que “capitán” o “pirata” a secas. Mientras él atracaba en el puerto de Loguetown y amarraba el barco, Jacqueline aseguró el bote que había metido en el interior, como barca de emergencia por si alguna vez lo necesitaban. O lo necesitaba ella.

Durante el breve tiempo que no lo tuvo vigilado, Byakuran se adelantó y la esperó ya en la ciudad. Jacqueline suspiró, siguiéndole y sintiéndose como un corderito perdido.

—Bueno, y ahora, ¿qué hacemos, cabezón? —inquirió, poniéndose una mano en la cadera—. No podremos volver a zarpar hasta dentro de unas horas al menos, y las posadas ya deben de estar llenas o cerradas. Además —añadió, entrecerrando los ojos, como si le doliera la simple mención del hecho—, desgraciadamente, soy una cara conocida, así que no me conviene pasearme alegremente por la ciudad.

Ya está. Ya lo había dicho. Ahora Byakuran podía pensar dos cosas: que era una persona peligrosa o que le podía ser útil si la Marina había considerado ponerle recompensa. Lo que no meditó Jacqueline fue si el joven capitán pirata tendría la suya, o si sería un hombre buscado también.

Jacqueline miró a su alrededor, contemplando las vacías calles de Loguetown. Era tal y como se la había imaginado, gracias en parte por las vívidas descripciones de Uriel. Y si éstas habían sido fieles, entonces…

—Esta es la ciudad donde decapitaron a ese tipo, ¿no? —se percató—. En una gran plaza, según me contó ese subnormal.

Byakuran propuso buscar provisiones y comida, lo cual no era una mala idea, aunque siendo de noche habría sido muy difícil conseguirlos legalmente. Por supuesto, el capitán pirata tenía otra cosa en mente. Sin ningún remordimiento, rompió el cristal de una gran mansión y se introdujo en ella por el nuevo agujero. Jacqueline sacudió la cabeza, no muy convencida, aunque no precisamente por razones de conciencia.

—Demasiado obvio, ¿no te parece? —murmuró—. Si hay alguien en los pisos superiores durmiendo, puede haberse despertado. Por eso prefiero robos a idiotas más discretos.

Se las daba un poco de chulita, pero Jacqueline recordaba perfectamente que la última vez que había hecho uno de esos “robos discretos”, la Marina le había puesto precio a su cabeza. Finalmente, se encogió de hombros y le siguió al interior.

Silbó de incredulidad al ver el increíble lujo en el que vivía aquella familia y tras asegurarse de que Byakuran buscaba dinero y comida, le acompañó a la cocina, aunque únicamente para llegar a la despensa del señor de la casa. En ella, no tuvo que rebuscar mucho para encontrar lo que quería. Sonrió maliciosamente y se cargó la caja llena de sake al hombro, antes de regresar a la cocina. Allí la abrió y metió entre las botellas las piezas de comida que pudieron caber.

—¿Algo útil? —preguntó a su compañero, distraídamente.

Mientras escuchaba su respuesta, Jacqueline pensó en las anteriores palabras de Byakuran. ¿Por ahora? Frunció el ceño. No quería tener nada que ver con la plataforma donde asesinaron al Rey de los Piratas ni ahora, ni después, ni nunca.

~Ya lo he charlado con Yamamoto, y el y yo dejamos el tema


*Les pido mil disculpas si he hecho que malgastaran su tiempo.

Después de que revisaran toda la casa, incluyendo pisos de arriba (Jacqueline al menos, silenciosamente), habían reunido un puñado de Berrys que les podrían ser útiles en su viaje. Aún así, Jacqueline suspiró por la nimia cantidad. Pensaba que, sin importar los delitos que cometiese, los robos a casas, a familias millonarias o incluso a marines, ella moriría pobre, porque la riqueza no era lo suyo.

—Esto es suficiente por ahora —declaró—. ¿Qué te parece si volvemos al barco? El mar estará tranquilo ahora, tras la tormenta.

La verdad es que le apetecía abandonar aquella ciudad cuanto antes, visto que no iba a ir a Grand Line. Una de las razones era la proximidad del cuartel de la Marina, del cual nunca salía nada bueno y que Jacqueline sabía, debía evitar.

Pero sólo era una de ellas.

Luego de ya haber revisado absolutamente toda la casa, pense, podrian venir algunos marines y encontrar alguna evidencia..., que tal que si les hago mas facil el trabajo, ya con todos los berries y suministros tomados, algunos por Blu y otros los habia tomado yo, tome un fosforo de la cocina, lo encendi y tome varias botellas de whisky, asi arrojando el contenido por toda la casa, haciendo que esta se queme completamente haciendo que la gente que estubiese adentro muriera, mientras tanto, caminaba hacia la puerta, con las llamas detras mio, tome un pequeño trozo de mi ropa, lo rompi, pinche uno de mis dedos y anote en el "Byakuran, el tiburon blanco" Asi arrojandolo en la entrada de aquella mansion que poco a poco se quemaba mientras decia

-Vamos Blu, debemos apresurarnos.

Diciendo esto corri hacia el barco, tire las cosas en la parte baja, donde estaban todos los suministros, rapidamente subi a la cubierta, desamarre el barco y desamarre la soga que sostenia la vela tambien, me posicione detras del timon y lo direccione hacia mar abierto, como el dia estaba precioso, por asi decirlo, el viento era bastante y nos alejamos rapidamente de alli, aun asi, yo esperaba obtener bastante "Respeto" con mi delito, ya que tener una buena recompensa era una forma de respeto...

Off: El tema sera cerrado.