Diario de Buggy

0. Prólogo: ¡Buggy se hace a la mar!

1. Decisión de hacerse pirata

Y allí estaba Buggy, como al final de cada uno de sus días durante su infancia y posterior adolescencia e incluso mayoría de edad, en su habitación. Su habitáculo constaba únicamente de una cama (si es que podría denominarse de esa manera) y una lamparilla de aceite que “iluminaba” su triste dormitorio.

Sumergido en sus pensamientos, meditaba sobre el motivo de que su familia, compuesta por sus padres y él mismo, tuviese tantas dificultades económicas, sobretodo a la hora de poder alimentarse y permitirse de un hogar digno, sobretodo cuando su padre trabajaba en el campo de sol a sol como jornalero. También pensaba sobre el porqué del desprecio que le tenía la mayoría de la gente de su cuidad, ya fuera por su condición de pobre, la cual le obligaba a robar comida y otras cosas necesarias para su vida diaria (ropa, sartenes, etc.), o por su prominente nariz roja, la cual se asemejaba a la de un payaso, combinada con su llamativo pelo azul…

- No puedo permitir más esta situación – exclamó con un suspiro – Es injusto, no me han dado ni siquiera la oportunidad de conocerme, y ya me llaman payaso, ladrón, y pobretón de tres al cuarto. De alguna manera tengo que darle la vuelta a mi vida, tengo que conseguir ser la envidia y ganarme el respeto de todo este pueblo de intolerantes…

Acto seguido, le surgió una idea.
- Tengo que salir de aquí, comenzar una nueva vida. ¡Ya sé! ¡Me haré a la mar bajo la bandera pirata, ganaré fama, respeto y grandes riquezas y seré reconocido no sólo en el East Blue, si no a lo largo del Grand Line! – exclamó.

Se puso en pie y salió de su habitación con optimismo. Abrió la puerta y se encontró a sus padres charlando y haciendo cuentas para poder sobrevivir esa semana. Lo vieron con una expresión tan grande de optimismo, que no pudieron evitar preguntarle el porqué de ese entusiasmo.

Sólo se limitó a responder – Padre, madre, es hora de irme de esta isla…- y siguió comentándoles aquella idea que había tenido momentos antes… No reaccionaron bien, de hecho, su madre comenzó a llorar desconsoladamente mientras su padre le obsequió con una bofetada digna de admirar, añadiendo – Vaya sueño absurdo, hijo…me decepcionas, podría esperarme cualquier otra cosa, pero ser pirata y ser reconocido en el Grand Line…mientras no pidas dinero, puedes irte, al menos supondrá un gasto menos cada semana.

Estaba tan decido Buggy, que ni siquiera le respondió a su padre ni reaccionó a los llantos de su madre…Tenía un sueño y una motivación tan grande que ni siquiera ellos, que eran los únicos que sentían aprecio por él, eran capaces de detenerlo. Así que cogió sus bártulos, abrió la puerta, y se marchó.

2. De cómo financiarse su salida de la isla.

Nada más salir por la puerta, le asaltaron varias preguntas:
-¿Cómo iba a financiarse su salida de la isla? -Encontró rápidamente la respuesta, pues llevaba desde los 11 años dedicándose a robar a los transeúntes, a los comerciantes y demás gente del pueblo.

-¿Sacaré al menos para alquilar un viaje en uno de esos barcos de comercio? –Sabía que no, pues a penas de lo que robaba le daba para comprarse ropa y algo de comer si no podía robarla- ¿Y si…cometiera un atraco en las arcas de la ciudad?...Decidido, lo haré, ¡por mi sueño!-.

Y hacia allí se dirigía, andando por el camino que llevaba a la ciudad, ya que su casa se encontraba en la periferia, cuando 2 muchachos le hicieron un alto en el camino:

-Mira, ¿No es ése el payaso pobretón de tres al cuarto? –dijo el primero
-Así es, el pelo azul- contestándole a su compañero y acto seguido se dirigió a Buggy:
- ¡Eh, tú! ¿A dónde crees que vas? No eres bien recibido por aquí, como bien sabes.

Buggy, ni se limitó a contestar, pasó entre medio de los dos ignorándolos por completo.
No se lo tomaron bien:
-¡Tu! ¡Narizotas! ¡Nariz-roj…!...- No llegó a acabar la frase, pues Buggy sacó de su bolsillo del pantalón una daga y se la clavó en la garganta.
-¡Maldito! ¡Asesino! ¡Te voy a…aargh…! – Tampoco la terminó pues repitió la misma operación.
-Ni se os ocurra otra vez insultarme de ese modo – Les espetó mientras los dos muchachos agonizaban en el suelo del camino – Me dirijo a cumplir mi sueño- y registrando los cuerpos y cogiendo el dinero que llevaban, se fue a la cuidad.

No era una ciudad muy grande, con sus tenderetes de comerciantes, su taberna, su ayuntamiento y sus casas de aspecto antiguo, todo distribuido alrededor de una plaza, desde la que se accedía mediante el camino por el que Buggy se acercaba, y se salía en dirección al puerto rodeando la plaza a la derecha. En esa dirección se encontraba una pequeña base de la marina, ya que no solían haber muchos disturbios, por lo que no era necesaria una gran vigilancia.

Buggy se dirigió a la taberna, que se encontraba al lado mismo del ayuntamiento y de una tienda de comida, para echar un trago con el dinero que había robado. Se pidió un vaso de ron y se sentó en un taburete en la barra.

Se distrajo oyendo las conversaciones de dos personas de al lado, y conforme avanzaba la conversación, Buggy se enteró de que eran los nuevos guardias de las arcas de la ciudad. No eran fuertes, pues eran civiles que el mismo alcalde seleccionó a dedo para vigilarlas ya que a nadie se le ocurriría robarlas. Y allí empezó a ver la luz de su plan, que era ese mismo: robar las arcas de la ciudad…

3. De cómo se infiltró en las arcas.

Empezó a ver la luz, si, pero…aún así, ¿Cómo iba a hacerlo? – se preguntaba.

Decidió no escuchar más, y salió fuera de la taberna. Antes de salir, consiguió robar dos croquetas de una mesa en la cual estaban dos ciudadanos sumergidos en una discusión absurda, así que no le fue difícil hacerse con ellas, pues ya era la hora de comer.

También salió uno de los dos guardias de las arcas, intentándose encender un cigarro. Al ver que no podía, vio a Buggy y acercó a él con la intención de que le ayudara a encendérselo:
-Sin problema-
Mientras le ayudaba a encendérselo, Buggy le preguntó si era nuevo en su oficio. También se fijó en que del cinturón del guardia, llevaba unas llaves en el bolsillo y no colgadas del cinturón como suele ser habitual:
-¿Serán las llaves que abren las puertas del ayuntamiento y de las arcas?- se preguntó.

Tras esto le preguntó al guardia, que le agradeció su ayuda:
-Una cosa más antes de irte… ¿podrías darme un cigarro a mi también?-
-¡Cómo no!- le respondió. Sacó de su bolsillo de la chaqueta el paquete, el cual guardó al revés y todos los cigarros se le cayeron al suelo.
-Vaya…parece que eres un poco torpe, venga que te ayudo a recogerlos.- comentó Buggy.
-Gracias, muy amable.

¿Amable? Buggy lo que hizo fue “ayudarle” en el sentido de que mientras iba el guardián cogiendo los cigarrillos agachado, Buggy iba guardándolos en el paquete, y acercándose a su espalda, en un movimiento fugaz, cogió las llaves y se las guardó:

-Menuda suerte- pensó. Acabó de “ayudarle”, cogió su cigarro “bien ganado” como le dijo el guardia, y dándole unas caladas, decidió que por la noche entraría en el ayuntamiento para poner en funcionamiento su plan de salir de allí.

***


Ya de noche, Buggy había conseguido lo imprescindible para pasar desapercibido por la plaza, (ropa negra, gorro negro, etc.) y se dirigió hacia allí. Al ser de noche, la única persona que había en la plaza era el guardia que se encontró por la tarde, así que Buggy se escondió entre los tenderetes (que extrañamente estaban ahí colocados sin recoger), y esperó un momento de despiste del guardia, pues matarlo hubiera podido llamar la atención del guardia que estaba dentro del ayuntamiento.

Y se produjo, al pobre guardia le entro un apretón que tuvo que salir despavorido de allí, y se dirigió a orinar a la salida del pueblo, cosa que Buggy, extrañándose de la suerte que estaba teniendo, se dirigió a la puerta y con sumo cuidado, abrió la puerta del ayuntamiento, entró y cerro también con cuidado…Ya estaba dentro.

4. Del robo de las arcas y su posterior huída de la Marina.

-Ya estoy dentro, desde luego, tengo mucha suerte de estar aquí – pensó - ¡Bueno! ¡A continuar con el plan!

Observó lo que había. Un pasillo en el que habían dos puertas, una en la pared izquierda y otra enfrente en la pared derecha, y al acabar el pasillo, una puerta acorazada la cual se abría mediante una llave (que Buggy, poseía).

Avanzó por el pasillo con sumo cuidado, pues divisó luz en la puerta izquierda del pasillo – Aquí está el otro guarda- pensó. Siguió avanzando y llegó a la puerta acorazada, sacó las llaves, y probó a abrirla. Funcionó, la abrió con cuidado y entró a la cámara.

Allí había varios tesoros, coronas y joyas de oro, bolsas repletas de Berrys y alguna que otra arma, en las cuales Buggy ni se fijó. Decidió coger dos bolsas, y metió en un saco que guardaba un cofre cerrado.

-Con esto es más que suficiente para pagarme el billete que me lleve a otra isla, y este cofre, me lo llevo por si acaso no lo es – se dijo.

Salió de la cámara y allí empezó el desastre. Con la euforia de haber conseguido robar, cerró la puerta con descuido, y el guardia y el alcalde, que se quedó dormido en la habitación de enfrente de la que estaba el guardia, salieron a su encuentro:

-¿Qué haces aquí? ¡Ladronzuelo, vas a pagar por este crimen!
-¡Llamaré a la Marina, señor!

Buggy tuvo que enfrentarse al alcalde, el cual iba armado con una espada que consiguió herirle en el brazo izquierdo, aunque Buggy se deshizo de él fácilmente, pues era un hombre mayor. Lástima que al guardia le dio tiempo para llamar a la Marina, así que decidió huir de allí.

Salió del ayuntamiento como una exhalación, dirigiéndose por el camino que llevaba a la salida del pueblo, justo donde estaba la base marina, y se dio la mala suerte de que se cruzó con dos marines que intentaron darle el alto sin éxito, pues Buggy mató a uno de ellos (con dificultad ya que sangraba de su brazo izquierdo) y se resistió a que el otro soldado lo arrestara.

El marine lo perseguía gritándole en vano: - ¡Vuelve aquí! ¡Te arrestaré, asesino! – Llegó al puerto, y ahí el joven se reencontró con la suerte, ya que había un barco de comerciantes que se disponía a partir a otra isla. Buggy corrió y corrió y de un salto consiguió subir por las escaleras del barco y acto seguido arrojarlas para que los marines no pudieran cogerlo, pues después del asesinato del marine y posterior negación a ser arrestado, más de ellos salieron de la base con el objetivo de cogerle.

El barco zarpó, haciendo caso omiso a los marines que reclamaban que no saliera del puerto.

-Buf…que suerte, por los pelos conseguí mi objetivo- exclamó.
Acto seguido el comerciante dueño del barco le pidió dinero para dejarlo en la siguiente isla, de lo contrario, lo arrojaría por la borda. Buggy le entregó las bolsas de monedas:

-¿Será suficiente?
-Así es, de otra forma con una me hubiera conformado, pero después de colarte de esa manera, con dos será suficiente.

5. De cómo Buggy salió de la isla y consiguió la Bara Bara no Mi.

Aprovechó para curarse el corte que tenía en el brazo izquierdo y dormir, pues entre la huida y la presión que tenía de conseguirlo y hacerlo, estaba agotado y se quedó dormido en la cubierta.

Al despertarse, vio que le habían dejado un trozo de pan y algo de agua para desayunar, y que se encontraba en un camarote, lo habían llevado allí después de todo.

Se incorporó, y se puso a comer, mientras tenía la curiosidad de que había en ese cofre. Acabó de comer, y se decidió a abrirlo, no sin ello con esfuerzo, pues estaba bastante atrancado.

Lo que vio pareció desilusionarle, pues creyendo que eran más monedas, era una fruta, con aspecto de piña, morada.

-Vaya…esto no me lo esperaba…aunque viéndolo de otra forma, el desayuno me ha sabido a poco, me la comeré.

La cogió y se la comió de un bocado, pues el ansia que tenía era enorme…le supo a rayos…

Esa fruta que se comió, resultó ser una Akuma no Mi, Bara Barano mi para ser exactos.

Como se puede imaginar, se armó un revuelo en el barco de comerciantes, ya que conseguir una akuma no mi era casi imposible, y no habían visto el poder de una personalmente, al igual que Buggy, que sin querer se separaba su parte inferior de la superior sin querer, entre otros ejemplos.

Y así es como el joven al cual todos en su isla le insultaban por ser pobre, tener la nariz roja y el pelo azul, se dirigía a otra isla en busca de su sueño y con una akuma no mi en su interior…