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 El diario de Robin.

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Robin N.
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MensajeTema: El diario de Robin.   El diario de Robin. EmptyMiér Abr 04, 2012 5:40 pm

El diario de Robin. 470853-render_nicorobin_large

~Nombre
: Nico Robin
~Apodo
: La niña demonio.
~Edad
:18 años
~Sexo
: Femenino
~Clase
: Humana
~Profesión
: Luchadora
~Banda
: Pirata
~Mar
: West blue
~Akuma no Mi
: Hana hana no mi.
~Historia
:
Spoiler:

-Prólogos ~~ ''El principio del principio'' ~~

El diario de Robin. 1201604991
0.~ Murió la inocencia.
0.1.~ Olor a Jazmín
.
0.2.~ El sabor de las naranjas.
0.3.~Un puñal y una daga.
~


Capítulos~ En busca de la venganza: La gran aventura de Robin~


Última edición por Robin N. el Vie Abr 06, 2012 7:38 am, editado 10 veces
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MensajeTema: Re: El diario de Robin.   El diario de Robin. EmptyMiér Abr 04, 2012 6:59 pm

~0.-- Murió la inocencia.



El diario de Robin. Nico-robin-5
Ha pasado mucho tiempo desde aquel día, y aún así todavía soy incapaz de recordarlo sin que las lágrimas humedezcan mis ojos. Es duro, y soy consciente de que es un peso que cargaré a mis espaldas hasta que muera. Todo lo que sucedió aquella primaveral mañana en la villa Kokoyashi determinó por completo mi futuro, y mi sueño. Recuerdo el calor y la suavidad de la mano de mi madre mientras paseábamos, las risas de mi abuela, que caminaba a mi derecha, mientras oía a mi padre contar alguna de sus muchas y divertidas aventuras. El siempre las exageraba, dotándolas de un humor magistral. La calle estaba muy concurrida, toda la multitud iba y venía de un lado a otro, personas de todas las clases recorrían Kokoyashi en busca, sobre todo, de sus famosas naranjas. Resulta curioso como una fruta tan simple puede convertirse en el principal motor turístico de toda una villa, y mas curioso es aun que yo llevara tanto tiempo en Kokoyashi y aun no las hubiera probado. Mi madre quería que esperara a que fuera mayor, pues según ella jamás olvidaría el sabor de esa fruta, y por ello, siempre recordaría la primera vez en que la probara. Aunque yo, haciendo gala de una infantil impaciencia, me había aliado con mi padre y mi abuela para comerlas a escondidas, aunque aun no habíamos tenido la oportunidad de desempeñar nuestro plan sin riesgo de que mi madre nos pillara. Era una persona de ideas fijas, si le intentabas hacer ver algo mas allá de lo que ella pensara, tenías las de perder. Miré a mi abuela mientras caminábamos, me encantaba observarla, sentía una gran admiración por ella, y todo lo que tuviera que ver con su persona, me encanta e interesaba, se diría que mi abuela era mi principal hobby, podía pasarme tardes enteras escuchando sus historias, y soñando con que, algún día, yo viviría aventuras similares a las de ella. Hasta su nombre me apasionaba, siempre he lamentado que mi madre no me llamara
Saskia, como mi abuela. Mi padre solía ser un hombre de pocas palabras, sin embargo, en confianza era la persona mas divertida que te podías encontrar, algo diferente a mi madre, que siempre tenía el ceño fruncido y se mostraba seria. Nunca llegué a comprender como dos personas tan diferentes podían haber unido sus vidas, y enamorarse tan locamente como ellos lo habían hecho. Algún día escribiré su increíble historia de amor en este diario.
La suave brisa primaveral me acarició las mejillas, y sentí un pequeño escalofrío que me recorrió la espalda. Un grito paralizó el tiempo por unos instantes, mis padres y mi abuela se pararon en seco, sentí una fuerte presión en la mano, mi madre me estaba apretando con fuerza. Capté su miedo, observé los rostros asombrados de los tres, y, rápidamente, miré al frente. A pocos metros de distancia, ante nosotros se imponían dos hombres muy corpulentos, vestidos con el uniforme característico de la Marina. Tenían un porte excepcional, a primera vista, llamaban la atención, no solo por sus increíbles y fornidos físicos, sino también por la presencia que manifestaban. Sin embargo, me vi obligada a dejar de observarlos al captar una tercera persona. A sus pies se encontraba mi abuelo, de rodillas y esposado. Tenía el rostro irreconocible, la ropa destrozada, el cuerpo lleno de heridas y ensangrentado, mi abuela no pudo reprimir un grito de horror al verlo. Era la primera vez que veía sangre, y me quedé en shock, la imagen del abuelo en esas condiciones fue demasiado para una niña tan pequeña.

-Vamos a proceder con la ejecución de Stump L.Tunner, criminal que ejerció la piratería durante mas de treinta años, cargando a sus espaldas con innumerables crímenes que para la Justicia jamás prescribirán.-Enunció uno de los marines.
-Inmediatamente después deberemos capturar a los siguientes criminales: Nico Emmanuelle, Stump Ira-Mireia y Skargard Saskia. Si responden con violencia, perderán el derecho a juicio y les ejecutaremos aquí mismo.-Afirmó el otro oficial.

Cuando pronunció los nombres de mis padres y mi abuela, volví a la realidad.
En ese momento, una extraña incertidumbre me invadió, no sabía como iba a acabar todo, pero lo que tenía claro era que mi abuela no iba a quedarse de brazos cruzados mientras presenciaba el asesinato de su marido. Analicé la expresión de su rostro y, sobretodo, su mirada. Me transmitió rabia e impotencia, aunque con la poca madurez que tenía, no saqué demasiadas conclusiones. El estruendo de un disparo, y la ruidosa mezcla entre los gritos de la gente y el alboroto que formaban corriendo de un lado a otro ante el menor índice de violencia, hicieron que volviera a mirar a los marines. Aunque hubiera preferido seguir observando a mi abuela, pues nunca podré olvidar la imagen de mi abuelo, el gran Tunner, en el suelo, sin vida, con la frente atravesada por un tiro. Una tenue cortina de humo descendía del pequeño agujero en su cabeza. Un charco de sangre le rodeaba, y teñía la verde hierba de un fuerte tono carmesí. Mi abuela, presa de la impotencia y la desesperación, corrió hacia ellos envuelta en una rabia abismal.
-¡Espera, mamá!-Exclamó mi madre ante la reacción de mi abuela. Yo no sentía nada, estaba bloqueada por completo, nunca me hubiera imaginado que todo acabaría así. Miré a los marines, el centro de la villa se había convertido en un auténtico campo de batalla, y la mítica Skargard Saskia era la protagonista. Se abalanzó contra el autor del disparo, le arrebató el arma con un movimiento que el no pudo predecir, y la arrojó al suelo. El marine respondió con varios golpes que Saskia recibió de lleno, sin embargo, no tuvieron ningún efecto en ella. Le asestó una dura patada en el estómago que le obligó a agacharse, entonces aprovechó la ventajosa situación para agarrarle la cabeza, y estamparla contra su rodilla una y otra vez, hasta que el pantalón quedó manchado de sangre y saliva. El marine cayó al suelo noqueado, ella buscó al otro, sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, una afilada espada le atravesó el pecho, el otro oficial le había atacado por la espalda, y ella, que había bajado la guardia unos instantes, apenas pudo dar un suspiro antes de morir. La sangre salio disparada mientras teñía el metal de la hoja de rojo. Mis padres lloraron, y gritaron de rabia. No podía creer lo que estaba viendo, la persona mas importante de mi vida acababa de ser asesinada ante mis propios ojos. Mi madre se agachó, y me miró atentamente.
-Escuchame, Robin. Tienes que ser fuerte, solo te voy a pedir una cosa, y quiero que la hagas sin rechistar: corre, vete lo mas lejos posible, huye de este lugar y de ese demonio que afirma hacer justicia. Encuentrate a ti misma, y acaba lo que un día nosotros empezamos.
Mi padre se acercó a mi, y me dio un abrazo.
-Nunca aceptes su justicia.-Me susurró, entre lágrimas.
Mi madre no paraba de llorar, yo negaba con la cabeza, no quería huir, pero, tuve que hacerlo, el miedo me pudo, y mis padres me lo pidieron con todas sus fuerzas. Les besé en un mar de lágrimas, y corrí como nunca había corrido, huí lo mas rápido que pude, dejando atrás mi a familia, y a la inocencia.

Después, todo se volvió negro. ~

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MensajeTema: Re: El diario de Robin.   El diario de Robin. EmptyJue Abr 05, 2012 4:00 pm

~0.1 Olor a Jazmín


El diario de Robin. Draft_lens15004491module130644951photo_1288772534Nico_robin_2

No soñé nada, en mi mente solo habitaba una oscuridad desgarradora, y
entre la penumbra percibía sus rostros, estaban todos muertos. Abrí los
ojos, la claridad que se colaba en la habitación desde la ventana me
cegó unos segundos, miré a mi alrededor, estaba tumbada en una enorme y
apacible cama, arropada por unas sedosas sábanas blancas. Me incorporé
poco a poco, y observé detalladamente el lugar. Se trataba de una amplia
habitación, la luz matinal se esparcía por cada rincón, sin dejar
espacio alguno para la oscuridad.
Detrás de mí estaba la gran ventana causante de tanta claridad. El piar
de los pájaros resultaba agradable, pero la cabeza me iba a estallar.
Con torpeza, cerré la ventana, y pronto la oscuridad se adueñó del
entorno, no quedó ni rastro de la viva luz. Intenté sumirme en el mundo
de los sueños, pero fue imposible. Mi familia no salía de mi cabeza, y
la imagen de mi abuela atravesada por una espada, muriendo ante mis
ojos, me destrozaba por completo. La puerta se abrió, el sonido de unos
pasos se acercaba cada vez mas a mi, entonces oí como, tras un leve
suspiro, abría la ventana. La luz volvió a inundar la habitación, y yo
abrí los ojos de nuevo.
Fue la primera vez que la vi, aquel día no podría haberme imaginado que
la mujer que tenía ante mi se convertiría en mi Maestra. Era casi una
anciana, no tan mayor como mi abuela, tal vez unos sesenta y pocos años
muy bien llevados. A simple vista, lo que mas llamaba la atención de
ella era su larguísima melena blanca, el pelo le llegaba hasta la
cintura, y era totalmente liso. Sus ojos brillaban a la luz, y el
radiante celeste se tornaba aun mas espléndido. El rostro arrugado, y la
piel morena, mujer robusta y corpulenta. Tenía un corto vestido gris
que dejaba entrever sus grandes piernas, además de un busto muy bien
dotado.
-Es la hora del desayuno, pequeña Rob.-Su voz era muy aguda, y el tono, maternal.
No respondí, me limité a negar con la cabeza.
-Si no comes, te vas a quedar en los huesos.-Respondió ante mi negativa.
-¿Quien eres?-Le pregunté sin mas rodeos.
-Ah, es cierto, tenemos una conversación pendiente, cuando comas hablaremos, mientras tanto, ¡Soy una tumba!-Exclamó entre risas elevando los brazos alocadamente.
-¡No voy a comer! ¡Quiero saber donde están mis padres!
-¡¡Y YO NO PIENSO RESPONDERTE A NINGUNA PREGUNTA SI NO COMES, ROB!!-El
grito me dejó sorda, jamás había conocido a alguien con una voz tan
potente. Un extraño y agradable olor invadió la habitación en el momento
en que el grito cesó, era natural, de algún tipo de flor. Dejó el plato
y los cubiertos encima de la cama, y se marchó dando un portazo. Me
limité a callar, y a comer. Disfruté mucho de la comida, fuese quien
fuese, era una gran cocinera, además ese maravilloso olor continuaba
impregnado en la habitación, lo que hacía que la experiencia fuese aun
mas agradable. Dejé el plato vacío, y me levanté de la cama. Salí de la
habitación, y entré en un amplio recibidor que terminaba en un
gigantesco salón, la decoración era elegante y clásica a la vez,
empezaba a pensar que me encontraba en la casa de una millonaria. Caminé
hasta el salón, pero su voz me detuvo.

-¿Ya has terminado, pequeña Rob?-Preguntó
amablemente. Si no hubiera presenciado el rocambolesco grito que dio
antes, nunca habría imaginado que hacía apenas unos minutos esa mujer
ardía de ira.

-Me llamo Robin, Rob es nombre de chico.-Dije, entonando el tono mas frío que pude.
-Robin, Rob... es lo mismo, pequeña, a ver, traeme el plato, te voy a enseñar a lavarlo.-Ese estúpido tono maternal me hizo perder la paciencia.
-¡¡DONDE ESTÁN MIS PADRES!!-Grité como nunca en mi vida había gritado.
-No preguntes donde están, sino como están.-Todo rastro de amabilidad se alejó de su voz.
No dije nada, esperé que continuara hablando, apreté los puños con fuerza, atravesándome la piel con mis propias uñas.
-Están muertos.-Concluyó con una frialdad desgarradora.



En
ese momento, el olor a jazmín me golpeó el rostro, embriagándome con su
natural perfume... y, envuelta en la propia naturaleza, me desmayé
.
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MensajeTema: Re: El diario de Robin.   El diario de Robin. EmptyVie Abr 06, 2012 6:41 am

0.2.~El sabor de las naranjas.


El diario de Robin. 00-14-00



Voy a ahorrarme los detalles de mi segundo despertar, y de lo difícil que fue asimilar lo que me había ocurrido. Me centraré en ella, la persona que me ayudó a superarme a mí misma, quien me enseñó a levantarme tras cada caída y, también, la que me impulsó a lanzarme al mar, en busca de mi propio camino. Su nombre era Franchesca Bonaventura, la fiel amiga de mi abuela.
Desde que la conocí, no lloró la muerte de Saskia ni una sola vez, al menos, delante mía, pero conforme fui entendiendo su personalidad, llegué a comprender lo que significaba para ella el final de mi abuela. Pasaron meses antes de que la aceptara, pero supo ganarse mi confianza poco a poco, sobretodo después de la tan esperada conversación que tuvimos. Era una persona singular, no se trataba de una mujer cualquiera, Franchesca era diferente a todas las personas que había conocido en mi corta vida, que tampoco eran muchas. Vivía en una lujosa casa de campo, en las afueras de Kokoyashi, y se dedicaba a vender las naranjas que ella misma cultivaba, a comerciantes y tenderos de la villa. La gente de Kokoyashi le tenían mucho aprecio, y era alguien muy querida por los niños de la villa, ya que, normalmente, les contaba hermosas historias de aventuras que maravillaban sus soñadores corazones infantiles. Pero yo la conocía en su día a día, y la convivencia no era muy agradable en bastantes ocasiones, pues la señora Bonaventura podía ser dulce y amable, pero también tenía un aterrador lado oscuro que solo su marido y yo conocíamos. Sin embargo, aprendí a entender hasta esa faceta de ella.
Había sido pirata, tal y como mi abuela, pero se las había ingeniado para ocultar su pasado, y obtener renombre como la principal importadora de naranjas de la isla, aprovechando que estas eran el principal motor turístico de la villa Kokoyashi, así ganó una auténtica fortuna, mas que cualquier tesoro que pudiera haber encontrado en todos sus años dedicados a la piratería, y pronto se la empezó a considerar como una prestigiosa y triunfadora mujer de negocios. Personalmente opino que supo ocultarse mucho mejor que mi abuela y mis padres, aun no comprendo como pudieron dar con ellos, aunque también la suerte estaba de su parte. Mi día a día en su casa no era para nada aburrido, Franchesca me enseñó a desempeñar todas las tareas del hogar, a cocinar los platos mas básicos, y a recolectar naranjas. Los árboles frutales estaban plantados en su inmenso jardín secreto, donde solo podíamos entrar ella, su marido y yo. Se accedía desde una puerta que se encontraba en el salón de la casa, para mí entrar en ese lugar era como viajar a otro mundo. Jamás vi tanta belleza unida en un mismo lugar, el color verde se imponía a todos los demás, convivía con el celeste de los innumerables jazmines que recorrían todo el jardín, y con el color anaranjado de las naranjas que discurrían por los infinitos árboles frutales que albergaban allí. Siempre me pregunté como era capaz de mantener tanta naturaleza viva, y me sentí orgullosa de ella. Me dio permiso para entrar en su jardín siempre que quisiera, y cuando no tenía ninguna tarea, me pasaba los días enteros leyendo entre la naturaleza, tumbada a la sombra de los árboles, o disfrutando del olor de los jazmines. Comprendí por que la casa olía tanto a jazmín, y seguía pareciéndome hermoso. Conforme pasaba el tiempo, pensaba menos en la muerte de mi familia, y me centraba mas en mi formación como persona, y futura aventurera de los mares. En su época como pirata, Franchesca había sido una luchadora ejemplar, y también se había iniciado en el arte de la espada, aunque lo que mejor se le daba era la lucha cuerpo a cuerpo. Por el contrario, su marido fue arqueólogo, y dedicó gran parte de su vida a la investigación, eran dos polos completamente opuestos. Al igual que haré con la historia de mis padres, puede que algún día también cuente la de Franchesca y Fígaro.
Ella me empezó a entrenar en cuanto cumplí trece o catorce años, fue muy dura y estricta conmigo, pero gracias a eso aprendí a defenderme con mis propios puños. Descubrí que las armas no se me daban demasiado bien, por ello me formó como Luchadora, y me dio algunas nociones de lucha con arma blanca, pero sobretodo con armas pequeñas como puñales y dagas, centrándose en enseñarme a aprovechar la agilidad que me caracterizaba para manejar esas armas con total rapidez. Pasó el tiempo, y fui mejorando, Fígaro se dedicó a enseñarme Historia, para potenciar mi cultura y sabiduría. Entre los dos me ofrecieron una completa educación.
No fue fácil para mi, los recuerdos me atacaban con frecuencia, y muchas veces rompía a llorar con desesperación. Pero ellos me ayudaron a seguir adelante, y me dieron una razón para no rendirme. Fígaro había investigado, y tenía ciertas informaciones acerca de los asesinos de mi familia, sabía sus rangos dentro de la Marina, sus nombres completos, y sus habilidades. Me dio la posibilidad de encontrarles, y acabar con sus vidas al igual que hicieron ellos con mis padres y mis abuelos. Sin embargo mi venganza tendría que ir mas allá de eso, pues no solo me enfrentaba a esos dos oficiales, también iría en contra de la Marina, y, como consecuencia, del mismísimo Gobierno Mundial. Pues mi familia fue víctima de lo que ellos llaman Justicia, con lo cual, mi principal enemigo era su Justicia. La esperanza de aplicar mi venganza me daba fuerzas para continuar, y así, poco a poco, fui creciendo. Casi con 17 años probé las naranjas de Kokoyashi por primera vez, fue una experiencia triste y feliz a la vez, pues los recuerdos me azotaban con fiereza al mismo tiempo que el inigualable sabor y la compañía de Franchesca me ofrecían calidez, fue la primera vez que sentí a la señora Bonaventura como de mi propia familia, y eso hizo que el recuerdo de ese momento se grabase para siempre en mi mente.


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MensajeTema: Re: El diario de Robin.   El diario de Robin. EmptyVie Abr 06, 2012 7:31 am

0.3.~Un puñal y una daga.

El diario de Robin. One.Piece.Wallpaper.447290


Llegó el momento, estaba a punto de cumplir 18 años. Ese día emprendería mi aventura, comenzaría mi nueva vida surcando los mares, luchando a diario por sobrevivir ante los peligros del mundo. Estaba ilusionada y nerviosa a la vez, también algo triste por tener que separarme de Franchesca y Fígaro después de tanto tiempo, pero todos sabíamos que ese día llegaría, y llegó. Pasé la noche antes de mi cumpleaños en el jardín secreto, disfrutando de ese olor con el que había convivido todos los días desde mi llegada a la casa de Franchesca. Fue la primera noche que no soñé con mis padres, mis sueños estuvieron llenos de viajes imposibles y merecidas victorias. Desperté entre los árboles del jardín, y busqué a Franchesca de inmediato. En cuanto atravesé el salón, tanto Fígaro como ella me recibieron entonando una canción en honor a mis 18, Franchesca sujetaba un plato con una gran tarta de chocolate, parecía deliciosa.
-¡Buenos días, Rob!-Gritó ella con alegría.
-Vamos, sopla las velas Robin.-Dijo Fígaro, con una sonrisa.
Franchesca dejó la tarta en la mesa del comedor, que estaba repleta de comida, me habían preparado un auténtico banquete. Fígaro encendió las velas que estaban clavadas en la atractiva superficie de la tarta, eran dos números de color azul: 18.
Me senté en una de las tantas sillas que rodeaban la mesa, les dediqué una mirada enternecedora a ambos, y soplé.
Aplaudieron enérgicamente, y disfrutamos del banquete. Comí todo lo que mi estómago me permitió, y les abracé como si fueran mis propios padres, pues ellos eran lo mas cercano a una familia que había tenido desde aquel fatídico día. Llegó el momento de los regalos, Franchesca me entregó una bonita daga, tenía mi nombre y el de mi abuela grabados en el mango dorado. Me emocioné, era preciosa, la afilada hoja era de un metal reluciente.
-No tengo palabras para agradecertelo, Fran.-Susurré, a punto de llorar.
-Es que no me tienes que agradecer nada, Rob.-Me abrazó.
Fígaro me entregó un pequeño puñal, y varios libros de Historia, entre los cuales, se encontraba uno escrito por el.
Fue un cumpleaños inolvidable, ellos eran mi única familia, y les amaba.
Pasé el resto del día cantando, bailando y riendo, fue muy divertido. En cuanto el sol comenzó a ponerse, me acompañaron hacia el puerto, donde un pequeño barco aguardaba a la espera de mi llegada.
-Solo podrás navegar en esta chatarra de barco hasta que llegues a la isla que te hemos indicado, en cuanto estés allí deberás abandonarlo y buscar por ti misma tu propio navío.-Me informó Fígaro.
-Exacto, ni se te ocurra ir mas allá de esa isla, pues el barco no aguantará mucho, y no sería muy agradable que te hundieras nada mas empezar tu viaje.-Continuó Franchesca entre risas.
-Bien, se diría entonces que estaré sola a partir de mi llegada a esa isla, ¿No?
-Si, tendrás que buscarte la vida, te hemos enseñado a valerte por ti misma, dudo que te sea muy difícil.-Respondió Fígaro.
-Muchas gracias a los dos por todo, me acogisteis cuando no tenía nada, y me lo habéis dado todo...-Me estaba empezando a emocionar de nuevo.
-Es lo menos que podía hacer por Saskia, eres como la hija que nunca tuve. Espero que cuando pase el tiempo y seas una famosa y reconocida pirata vengas a visitarnos algún día.-Los ojos de Franchesca estaban llenos de lágrimas.
-Lo haré, no lo dudes.-Respondí con firmeza.

Nos despedimos entre lágrimas, besos y abrazos, entonces subí al barco que ellos me habían conseguido, y me lancé al mar, emprendiendo mi propia aventura, dispuesta a cumplir mis sueños y a acabar con la injusta Justicia.
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