Ficha de Wataru (cooperativo con Zholtan)

-Nombre: Wataru Shin

- Apodo: Wataru

-Edad: 23

-Clase: Triton (Tiburón)

-Especialización: Luchador

-Banda: Cazarrecompensas

-Cargo: Novato

-Descripción Física: Es de complexión fuerte, corporalmente tiene un aspecto similar al humano excepto por su altura (1.98 m), por su piel que es azul y las branquias que tiene entre el cuello y los hombros. Su pelo es largo y negro, y sus ojos son de color azul. Viste con una camisa hawaiana abierta, con unos pantalones piratas y con sandalias.

-Armas: Puños americanos con los laterales exteriores con una cuchilla.

-Descripción Psicología: Wataru es un tritón por lo general tranquilo, algo loco (en el sentido de actuar sin apenas pensar), es alegre, jovial, no aguanta a los piratas por lo que les hacen a sus padres, es violento únicamente con quien se lo merece, en cuestión de peleas lo que se podría ver como un defecto es el afán de nunca rendirse, luchar hasta quedar exhausto, y aparte de todo esto le encanta disfrutar de una buena bebida en cualquier taberna.

-Sueños o metas: Su principal meta es la de conseguir rescatar a sus padres de la mano de los Tenryuubito que los compraron en la subasta después de que unos piratas los capturasen. Para ello debe hacerse mucho más fuerte, y durante esta mejora se convierte en un cazarrecompensas para así realizar poco a poco la venganza contra todo pirata, mientras se encarga de buscar a los piratas que secuestraron a sus padres.


-Historia: Nací en la isla Gyojin, la entrada al nuevo mundo. Éramos una familia humilde, tranquila, pero mis padres estaban preocupados por los piratas que llegaban a la isla con el único objetivo de raptar algún de nuestra raza para subastarlos en el archipiélago sabaody. Asique nos mudamos a la isla Pouss. En ella los aldeanos no tenían ningún tipo de resentimiento hacia nadie, por lo que mis padres vieron una oportunidad de salir de la isla e instalarnos en un lugar tranquilo y apacible, fuera de peligro.


Llegamos a dicha isla cuando yo tenía 16 años y durante algún tiempo vivimos en paz con todos los aldeanos, incluso muchos fueron buenos amigos nuestros. Pasaron los años y mi padre como ex luchador me adiestró en la pelea cuerpo a cuerpo hasta que cumplí 23 años.


Un día sin previo aviso aparecieron unos piratas que descubrieron que habitábamos en la isla, y fueron en nuestra busca. Gracias a algunos aldeanos mis padres tuvieron tiempo de reaccionar, y en vez de intentar escapar, viendo la hora próxima para la llegada de dichos piratas, decidieron que debía ser yo el que escapase, pues aunque nuestro coraje podía con todo ellos nos superaban en número. Yo quise quedarme con ellos pero los gritos de mi madre me incitaron a salvar mi vida, y mi padre dijo que prefería que yo no fuera raptado, para que así pudiese rescatarles si fuese necesario. Corrí a esconderme a las cuevas situadas tras la ciudad. Ellos se quedaron para permitirme huir y así que no realizasen una búsqueda por la isla. Desde las cuevas logré ver la apariencia del pirata que parecía ser el capitán; su pelo era de color blanco, tenía una barba blanca que le recorría las mejillas hasta llegar justo antes de la barbilla, para ascender a la parte superior de los labios, el pelo de la cabeza no logré verlo porque llevaba un sombrero rojo de tres picos, parecía ser escamado, la chaqueta era roja, del mismo color que el sombrero y también escamada, la llevaba abierta, y debajo parecía llevar una camisa negra entre abierta, los pantalones le llegaban hasta la rodilla, la pernera derecha era parcialmente grisácea, mientras que la izquierda y principio de la derecha era roja, y llevaba unas grandes botas que le llegaban hasta el final de las perneras del pantalón. Al ver como se llevaban mis padres nació en mí un gran odio hacia los piratas.

Durante mi estancia en las cuevas recordé como mis padres me contaron que a los gyojins subastados por piratas y comprados por tenryuubitos eran llevados a la tierra santa, Mariejoa. Desde ese día decidí que mi sino sería hacerme más fuerte y así rescatar a mis padres de las garras de los piratas que me los quitaron.

Tras 3 días de asimilación de todo lo que había ocurrido, algo en mí se desencadenó. Me lancé colina abajo a la búsqueda de los raptores, sin miramientos ni compasión. A lo lejos divisé tres figuras que reconocí como enemigos. Todo sucedió muy rápido. Me alzaba jadeante sobre los cadáveres de 3 de los piratas de aquella banda. Mi venganza había comenzado.

Tras lo ocurrido decidí regresar a las cuevas para meditar sobre mi siguiente objetivo. Con la victoria de mi primer combate, y dejando a un lado el conjunto de sentimientos entre tristeza e ira, me sentía superior a esos piratas, nada podría detenerme. Si aquel pirata hubiera aparecido ante mí tengo por seguro que habría acabado con él.

Me dirigí al bosque después de que mi mente divagara durante 2 días con la imagen del pirata abatido a mis pies. Allí ocurrió el suceso que cambió el curso de los hechos. Avanzaba sigilosamente por el bosque. De repente avisté una sombra humana colocando algo en el suelo. A continuación escaló un árbol, mientras avanzaba hacia él, que parecía estar absorto en sus pensamientos se iba despertando en mí la ira que afloró 2 días antes. Un par de zancadas fueron el impulso suficiente para abalanzarme sobre mi objetivo y propinarle un duro golpe por la espalda. En el último instante logró agarrarse al final de la rama, y tras recobrarse de su aturdimiento se colocó frente a mí en una rama adyacente. Su expresión era de desconcierto. Desenvainó sus extrañas armas y tornando su gesto de sorpresa a ira nos enfrentamos. Veía otra batalla ganada. Esquivé su primera arremetida y casi le golpee el estómago. Fue un combate que duró más de lo que esperaba. Un disparo me alertó de la presencia del captor de mis padres, nos miraba con aire de superioridad. Traté lanzarme sobre él, pero como estaba debilitado por el anterior combate y se deshizo de mí con facilidad. Al ver que mi contrincante se lanzaba también contra el pirata me dí cuenta de que me equivoqué al atacarle. Nos derrotó a ambos y nos vimos obligados a huir para salvar nuestras vidas. Le seguí por el bosque hasta un refugio el cual desconocía. Cuando recobramos el aliento me preguntó quién era y el porqué de mi ataque. Como forma para disculparme decidí contarle lo que me ocurrió. Después de hacerlo le pregunté qué es lo que hacía al pie del árbol y encima de aquella rama. Se llamaba Zholtan y me contó todo lo que le había pasado, no sin cierto recelo. Tras hablar de todo lo transcurrido llegamos a una misma conclusión: formar una alianza temporal para acabar con nuestro enemigo en común.

Tardamos un par de días en planear nuestra venganza, y tras muchas ideas nos decidimos por la que era algo más arriesgada para mí, pero por mi constitución de tritón me hacía perfecto para ella. Consistía en alejar a todos los piratas posibles de la mansión que ocuparon y adentrarlos en el bosque. En él, aguardaba Zholtan con todas sus trampas preparadas, las cuales yo conocía para no caer en ellas.

El plan comenzó con mi ataque frenético a la mansión. Derribé la puerta de una patada y con un grito de ferocidad me lancé a por mi primera víctima a la que le propiné un gran golpe, salió despedido contra un compañero suyo, el primero parecía estar muerto o inconsciente, me dí la vuelta y con una gran patada que le hizo chocar con una de las paredes laterales. Durante ese breve periodo de tiempo desenvainaron sus espadas y empuñaron algún arma de fuego. Fingiendo temor y arrepentimiento por ese ataque comencé a huir apartando a todo pirata que se me cruzaba, salí corriendo hacia la ciudad. De vez en cuando echaba un ojo para evitar que me perdiesen de vista en mi huida, para que así me siguiesen hasta el bosque. Mientras tanto Zholtan cumplía con su cometido eliminando algunos de los piratas rezagados. Cuando crucé las primeras líneas de árboles evité las trampas puestas, y escuché los gritos de dolor de algunos de los piratas que caían en ellas. Una vez ví que solo quedaban 3 de mis perseguidores me dí la vuelta y me abalancé sobre ellos y sin piedad terminé con sus vidas.

Para continuar con nuestro plan nos dirigimos hacia la mansión de nuevo. Cuando llegamos a la mansión irrumpimos en ella por una de las ventanas del segundo piso y vimos una puerta roja y dorada. La abrimos bruscamente, y en ella encontramos a 5 piratas, al que imagine que era el capitán del navío y al causante de nuestra ira. Ambos miramos con odio al subcapitán y gritamos a la vez: “¡Maldito bastardo! ¡Tú eres el raptor de mis padres!/¡Tú eres el asesino de mi maestro! Este será el último día de tu vida”.

Tras haber dicho esto, perdí el control sobre mí y a la vez que Zholtan nos lanzamos a por el subcapitán sin pensar. Los subordinados se interpusieron en nuestro camino, y solo recuerdo que dos de ellos salieron despedidos hacia atrás. Zholtan acabó con 2 de los piratas al realizar profundos cortes en sus gargantas, y el último atravesado por otra de sus armas. Sin pestañear con la muerte de los piratas proseguí con mi carrera hacia mi objetivo. Pero algo se ató en mis piernas y me hizo caer, pero con una reacción rápida y sin pensar apoyé mis brazos en el suelo y me impulsé contra el que me lanzó aquel extraño objeto, que ya había comenzado su evasiva. Pero fue incapaz de esquivar el cabezazo con el que le golpee. Al levantarme el capitán parecía estar inconsciente, pues se había golpeado en la nuca. Con esta acción parece que recobré parte de cordura. Me dí cuenta de que seguía atado por los pies y arranqué la cuerda. Despues ví que mi principal enemigo se preparaba para asestar un golpe letal a Zholtan, me dirigí presto hacia él para evitar que le atravesase con su espada. Le propiné un golpe en la mejilla con tal fuerza que le desplacé a la otra punta de la habitación, haciéndole chocar contra la pared. Aprovechando su aturdimiento me acerqué velozmente, le agarré por la pechera y mientras decía las últimas palabras que escucharía, “sayonara “, le lancé hacia mi compañero que se encontraba en una extraña posición de ataque con sus ninjatos. Este fue atravesado de lado a lado por los ninjatos.

Con el final de esta dura batalla me dejé caer. Mientras recuperaba el aliento ví como Zholtan se marchaba. Iba a dejarle marchar, pero advertí que en una esquina de la habitación había una caja un tanto rara, y preferí abrirla con él. “Espera Zholtan” – le grité. Él regresó y juntos abrimos el cofre. Dentro encontramos una fruta un tanto extraña, con colores llamativos y de textura irregular. Ambos llegamos a la conclusión de que era una “fruta del diablo”. Zholtan me dijo: “Tú las has encontrado, tú eres su poseedor. Utilízala bien, con ella puedes llegar a ser muy poderoso”. Le contesté: “Como sabes, mi estirpe es una raza acuática. Por ningún poder sobrenatural renunciaría a mi legado. Prefiero mantenerme en mi elemento natural”. Zholtan echó un vistazo a la fruta, y tras 3 bocados la ingirió. Quedó con la mirada perdida, y comenzó a marearse, se apoyó en la pared y cuán grande fue mi sorpresa al ver que su piel tornaba a coger la tonalidad de la madera. Si no fuera por el hecho de que le ví durante su transformación me sería complicado verle. Y me quedé mirándole con gesto de sorpresa. Era una situación algo cómica, ya que cada vez que tocaba un material distinto su piel se tornaba del mismo color.

Una vez acabó de acostumbrarse a su nuevo poder nos dirigimos hacia el bosque. Encontramos a 3 piratas ensartados y a 1 atrapado en una red. Zholtan de forma persuasiva le obligó a acompañarnos hasta el siguiente capitán bajo las órdenes de sus padres, y así también podría obtener información sobre el paradero de Mariejoa.


-Datos extras: -

Aceptada, pero dí que tipo de tritón eres.

Listo =)