Comenzo la leyenda del Demonio Escarlata (Prologo de Aria)

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Sonrió levemente sin poder evitarlo, allí estaba de nuevo, Arabasta el lugar donde su historia había comenzando, donde su vida comenzó a doblarse y donde gano su “adorada” fama, lo recordaba como si fuera ayer y eso que hacían ya diez años desde aquel incidente, cuando cruzo el puerto lo supo, seguían reconociéndola, seguía notando las miradas de miedo de los habitantes en su nuca, y todo por aquel accidente, ella apenas tenia ocho años y mucha hambre, sonrió, miro al casino y sus recuerdos la abordaron…
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Sus pies caminaban descalzos sobre aquel abrasador suelo, mas apenas lo notaba, estaba acostumbrada al calor de aquel sitio, todos la miraban, algunos con pena, otros con asco, era apenas una niña de unos ocho años, de largo cabello negro y ojos extraños apenas visibles por su cabello, una sabana vieja a modo de vestido, si, ella era una de los numerosos niños huérfanos que Vivian en las abarrotadas calles de Arabasta, había sido abandonada al nacer, así que todo lo que tenía en este mundo era, su nombre y su apellido, dado por unos niños huérfanos al igual que ella, si, por que aun que estuviera sola, aun que no tuviera a nadie en este mundo y nadie la quisiera, ella era Aria Scarlett y nunca se dejaría pisar por nadie, se lo había prometido a las personas que le habían dado el nombre, antes claro de que estos murieran, como todos los que se acercaban a ella, comenzaba a pensar que era mala suerte o quizás estaba maldita, negó levemente y su estomago rugió, tenia hambre, pero ya no sabia que hacer, había robado tantas veces en los puestos de comida que el solo verla cerca ya la echaban a pedradas y a gritos, y no pensaba ganarse otro golpe tan pronto, ¿Qué podía hacer entonces?, camino y camino, como siempre hacia, con la mirada perdida mientras su estomago no paraba de rugir, entonces sin darse cuenta había llegado a un lugar rodeado de gente vestida de forma lujosa, cargando con bolsas rebosantes de dinero, llevando anillos, pulseras y collares de oro, y todos iban al mismo lugar, el casino…

-Si entrara ahí, podría robar el dinero que necesitara y así pagar a la panadera, así cuando me vea no me volverá a golpear, ¡claro que no! , tendrá que tratarme como si fuera una clienta…y tengo que dejar de hablar sola o seguirán tachándome de loca.

La pequeña rio levemente y se escabullo entre la gente, pese a su corta edad poseía un cerebro claramente privilegiado, y su mala vida le había dotado de unos reflejos realmente asombrosos, a de mas de ser rápida y pequeña, lo ideal para escabullirse, pero nada de eso le sirvió a ver al inmenso guardia que protegía la entrada de atrás del casino, a ese si que no se le escapaba nada…

Habían pasado cerca de dos horas llenas de intentos por parte de la pequeña de colarse por aquella puerta, suspiro limpiando el sudor de su frente, el calor que hacia y el ejercicio, no eran una buena mezcla, dio un paso hacia atrás pensando en rendirse pero entonces su pie choco contra una botella de cristal, la pequeña sonrió…tenia una idea.

Trono levemente sus dedos preparándose para su siguiente acción, si no salía bien podía despedirse de su estupendo plan para conseguir comida y dinero a largo plazo, tenía que arriesgarse y en cuanto vio que el guardia bostezaba vio su oportunidad, con rapidez y puntería tiro la botella de cristal al otro lado del callejón donde se encontraba la puerta trasera del casino, escucho al guardia bufar y alejarse de la puerta.

-Maldita mocosa, es la cuarta vez que te digo que no están permitidos los niños aquí…

El hombre hablaba y hablaba acercándose al lugar, y entonces, cuando pudo corrió como nunca en su vida lo había hecho y paso aquella puerta, escucho un alarido y lo supo, el guardia se había dado cuenta de su treta, cuando paso la puerta y aquel pasillo oscuro quedo cegada por la maravillosa vista que ante ella se aparecía, sus ojos vagaban entre las lámparas que brillaban del color del oro, el dinero, tanto dinero moviéndose de un lado a otro, y ella que con uno solo de esos billetes podría darse la gran vida durante un par de días y ellos tenían tantos y tantos y ahí estaban, gastándolos y tirándolos como si nada, también el ambiente la deslumbro, gente riendo por que ganaba mas dinero del que tenia , gente llorando por que perdían todo lo que tenían, gritos, risas, todo mezclado, la pequeña abrió sus grandes y brillantes ojos ante aquello, aparto el cabello de su cara para ver mejor, y sus extraños ojos negros y rojos guardaron aquella imagen para siempre, pero aquello no duro demasiado, antes de poder darse cuenta un fornido brazo rodeaba su cuello amenazando con asfixiarla.

-Maldita mocosa, ya te dije que no podías estar aquí, no están permitidos menores y mucho menos sucios huérfanos vestidos con trapos, vuelve cuando tengas dinero y la edad, o mejor, no vuelvas nunca sucia rata.

La pequeña forcejeaba en un intento de escaparse pero anda serbia, el agarre del mayor se afianzaba y amenazaba con dejarla sin aire, trago grueso y le dolió hacer, ya que la presión en su garganta era demasiada, entonces supo lo que tenia que hacer, cerro los ojos y clavo sus dientes en el brazo de aquel tipo, pudo jurar que de lo fuerte que los estaba clavando sus encías comenzaban a sangrarle, pero no le importo, en cuanto el hombre aflojo el agarre presa del dolor y emitió un alarido , escapo, mas no para afuera, si no, para dentro del casino, corrió por entre la gente de aquel casino perseguida por aquel guardia que no parecía perderla de vista.

-¡Maldito guardia estúpido! Solo quiero algo para comer, no es tan malo, aquí tenéis mucho dinero y yo no tengo nada, ¡egoísta!

Tras decir aquello siguió corriendo y sonrió ante una idea que pasó por su mente, usando su escaso tamaño se escurrió por debajo de una de las mesas donde jugaban a la ruleta, su presencia no fue notada por nadie, ventajas de su pequeño tamaño, mas el estúpido y gran guardia no le importo nada de aquello y la siguió por debajo de la mesa, con toda la mala suerte de que quedo atrapado, y para liberarse, se levanto volcando la mesa, el escandalo de las personas se podía escuchar, pero aquello no le importaba a la pequeña, él seguía tras su paso, y ahora con compañía, mas guardias de seguridad se habían apuntado a la persecución, aquello se hacia mas difícil para ella y aun, no había conseguido nada de dinero con las prisas.

-¡Atrapadla de una vez es solo una mocosa y mirad todo el revuelo que ha formado!,¡él jefe nos matara y cortara nuestras cabezas!

El guardia grito y la pequeña se estremeció, menuda exageración, era verdad que había desordenado un poco el casino pero no era para tanto, solo se había subido encima de una mesa donde jugaban a las cartas para que no la pillaran y el guardia había acabado tirando la mesa hacia un lado, asustando a los clientes y golpeando a mas de uno, ella no tenia la culpa,…bueno un poco si, pero nada grave, la culpa era del guardia loco que estaba decidido a matarla, si, por que aquella marca de dentadura de su brazo izquierdo parecía haberle enfurecido y hacerle parecer un toro rabioso, la pequeña trago grueso al notar que comenzaba a acercarse a un punto muerto, sin salida, y aquellos guardias se acercaban mas y mas a su pequeño cuerpo, sus piernas corrían y corrían exhaustas por el esfuerzo que suponía escapar de aquellos hombres, Aria resbalo con una de las fichas que había en el suelo de las tantas que se habían caído de las mesas que habían movido para atraparla, cuando cayo al suelo lo noto, noto un fiero y fuerte agarre en su fino tobillo, sus inmensos ojos miraron al guardia y el sonrió con malicia.

-Te tengo maldita rata, ahora si que pagaras por el mordisco, nadie arma tanto escandalo en el casino y sale vivo para contarlo, eso no te excluye a ti pequeña.

El hombre levanto a la pequeña como si nada y la lanzo contra la pared más cercana, la espalda de la pequeña choco de forma estridente contra la superficie dura que formaba las paredes de aquel casino, un chillido agudo salió de sus labios ante el dolor y como pudo se levanto, aparto el pelo que caía por su cara debido al brusco movimiento, sus ojos se clavaron con odio en el guardia y el contemplo los extraños ojos de la pequeña, ojos no muy vistos en Arabasta, ni el mundo, negros y rojos a la vez, sangre y oscuridad mezclados, la pequeña había dejado de temblar, si tenia que luchar por su vida lo haría, había luchado toda su vida por sobrevivir, cuando era bebe, cuando cumplió los cinco años y aquellos niños fueron asesinados, no, no dejaría que su sacrificio fuera en vano, así que agarro lo primero que tenia , una lámpara, una de aquella lámparas que la habían hipnotizado al entrar, la llama de su interior brillaba, si, quizás…su vista se alzó y vio las cortinas, solo tenia una oportunidad, el guardia se acercaba y no lo dudo, tiro la lámpara contra las enormes cortinas y estas bajo la llama de la lámpara comenzaron a arder, el fuego alarmo al guardia , mas cuando la cortina en llamas se desprendió y prendió un par de mesas, el fuego avanzaba, la pequeña aprovecho para huir pero, el guardia lo había notado, y por desgracia el fuego también comenzaba a cortar varias de sus salidas de escape, impotente miraba como su idea fallaba y los clientes se iban, el guardia sonrió, al fin se libraría de aquella plaga y la pequeña, suspiro…todavía no pensaba rendirse.

-Este no es mi final, no, yo hice una promesa, yo sobreviviré,…!no pienso rendirme!

El guardia la miraba como si hubiera dicho la estupidez mas grande que había escuchado en su vida, la única salida estaba detrás del y estaba claro que el nunca la dejaría pasar por las buenas, mientras poco a poco el casino seguía ardiendo lentamente,el fuego pasaba de un mueble a otro y así sucesivamente, mientras la pequeña seguía mirándole decidida a sobrevivir pasara lo que pasaba, si algo le había enseñado ocho años de vivir en la calle,era que o comías o eras comido, y ella no pensaba dejarse comer por aquel estúpido, así que decidió enfrentarlo de frente, ella era mas rápida con un poco de suerte lograría burlarle y pasar por un lado, y eso fue lo que intento corrió de frente, justo cuando el lanzo el puño para darle, hizo un zinc-za, pero fue inútil, su estomago vacío recibió el impacto y sus labios se entreabrieron mas no dejaron escapar ningún sonido de dolor, no le daría tal gusto, se hecho las manos al estomago y el aprovecho para darle un puñetazo en el rostro, de su fino labio comenzó a bajar un hilo de sangre, estaba acabada, no podía apenas respirar por culpa del golpe y su vista le fallaba, aun así, saco fuerzas de algún rincón de su pequeño cuerpo y se volvió a levantar, salio corriendo y en el último instante se agacho, esquivando otro de rechazo que de haberle dado, la hubiera dejado consciente, paso entre las piernas del alto hombre sin que él pudiera hacer nada y corrió y corrió todo lo que pudo, hasta salir, entonces lo vio, la estructura cedió y el se quedo atrapado, miró hacia afuera y lo que vio...le heló la sangre, los ojos de Aria brillaban por el fuego de forma estremecedora y hechizaste , cargados de oscuridad y de maldad, sus labios heridos mostraban una simple sonrisa de lado, cargada de tanta maldad que el sintió que veía al mismo demonio.

-¡Socorro, sacadme de aquí!, es el demonio, esta niña es un demonio,¡por favor sacadme de aquí!, no quiero morir quemado por favor...

Aria ya no estaba pero aun así escuchaba sus suplicas y algo en ella le pidió hacer aquello, se acerco a la alarma de incendio que nadie había pulsado presa del pánico y del escándalo,y la puso, el agua comenzó a mirarla , a ella y al escenario de aquel desastre, ella salio de allí , con el cabello mojado y una oscura expresión en enrostro, en su mano derecha un fajo de billetes, su rumbo, la panadería, todos desapartaban de su lado, el demonio, la niña demoníaca que había incendiado el casino, llego a la panadería y cuando la vieron...

-¡Fuera de aquí, maldita mocosa,largo,demonio, incendiaste el casino con tu poderes demoníacos, el guardia lo dijo al salir, demonio,no te queremos fuera!

Le tiro un piedra, como siempre, con tan mala suerte que esta le dio creándole una nueva y profunda herida en el rabillo del ojo, una herida que dejaría una pequeña cicatriz símbolo de que no debería confiar mas en nadie, por salvar al guardia , ahora era tachada de demonio, sin saber que esa fama, atraería a alguien a su vida...

Aria estaba allí, sentada en aquel callejón oscuro donde podía estar tranquila gracias a la oscuridad y la sombra que este le proporcionaba, estaba a gusto allí, aun que le dolía todo el cuerpo y le costaba respirar,con dificultad se apoyo en la pared y cerro los ojos cansada, habían pasado dos noches desde lo del casino y estaba siendo buscada por todos por el revuelo que había armado, todos querían sacar al demonio de la ciudad, abrió levemente los ojos y un destello la cegó, algo de oro brillaba , mas concretamente, un garfio de oro...

-¿Así que este es el demonio que hizo arder mi casino? No la veo tan temible como me la esperaba, guardia, ¿no seria todo una mentira para salvarte de tu castigo, verdad?

-S-señor nunca e mentiría, mírela a los ojos, es el mismísimo demonio encarnado, esta chiquilla esta maldita y sus ojos son la prueba...¡Mírela!

Aquel hombre levanto el rostro de la joven y sonrió de lado sin que el puro se callea de sus labios, sin duda los ojos de aquella pequeña eran interesantes y eran iguales a los del, cargados de odio, de oscuridad, de soledad, no pudo evitarlo, ella le recordaba a él, solo que claro estaba, su antiguo él, chasqueo los dedos y un guardia tomo a la pequeña, ella se resistió, pero sus heridas pudieron con ella y acabó desmayándose, cuando despertó sentía como una momia, todas sus heridas estaban curadas y desinfectadas, sus ojos vagaron por el lugar, una suite de lujo con todo lo necesario y mas,se sintió deslumbrada y como pudo se destapo , mas cuando lo hizo alguien hablo, era aquel hombre...

-Note muevas pequeña, me interesa que estés entera y completa para lo que te necesito, vivirás aquí , yo mismo te criare y cuidare como si fueras mi hija, pero tu a cambio has de darme...algo.

-Y-yo no quiero, s-se quien eres, la gente de pueblo habla muy mal de ti, dicen que por tu culpa el país esta en guerra y que hay que odiarte.

-Pero pequeña...¿A caso no dicen exactamente lo mismo de ti ahora pequeña? ¿o te llaman demonio y dicen que hay que echarte de Arabasta?

Tenía razón, ella ahora era como él, una indeseada en aquel país que la había visto crecer y sobrevivir durante ocho años de su vida, corriendo y vagando por esas calles sola y hambrienta, ¿no era hora de que le devolvieran el favor?, ¿no era hora de que su vida cambiara a mejor?, no sabía por aquel entonces si era el miedo, el odio, o la oscuridad que la envolvía desde que todos la odiaban, pero cuando tomo la mano de aquel hombre y acepto ser criada por el, acepto su entrada hacia un nuevo infierno, uno lleno de joyas, dinero y poder, pero cargado de sangre, hipocresía y mentiras...

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Continuara...

Última edición por Aria Scarlet el Vie Ago 17, 2012 3:38 pm, editado 1 vez

Oscuridad, muerte, destrucción, eso era lo único que conocía en mi vida, con solo doce años no podía caminar por las calles sin recibir amenazas o golpes, era el demonio escarlata, la persona mas odiada de todo Arabasta junto a mi nuevo padre, pero pese a todo, solo era una niña de doce años que aun tenía fe en las personas de su país, una fe que ellos con sus propias manos destruyeron...

Lo recuerdo como si fuera ayer, aun que cuando me doy cuenta ya han pasado seis años desde aquello, apenas llevaba tiempo con mi nuevo padre y tenía todo lo material que alguien pudiera desear, así que con una buena bolsa de dinero en la mano me dirigí a la panadería, a pagar mi deudas, todo lo que había robado desde que tenía seis años y había quedado sola en la calle iba a pagárselo, pero yo notaba que algo andaba mal, iba caminando por las calles del mercado sintiendo la clara mirada de odio de todos los presentes sobre mi, no me gustaban sus miradas, sentía que me destripaban con ellas cuando yo no había hecho nada, lo del casino había sido un accidente y no era justo que me miraran así por eso, recuerdo que antes de llegar a la panadería ya estaba temblando de puro miedo, tenía doce años y mas de treinta miradas asesinas sobre mis pequeños hombros, estaba aterrada, pero entonces llegué a la panadería, la señora me miró con una mezcla de temor y asco en sus ojos, recuerdo todavía la cara que puso cuando le extendí el saco lleno de dinero para pagar mis deudas, lejos de alegrarse o de agradecerme me golpeó ,mientras decía que si pensaba comprarla con dinero para que traicionara a su país es que estaba mal de la cabeza, yo no sabía que hacer ni que responder, la cara me dolía por el golpe y tenía pinta de que pronto me saldría un moratón en aquella zona, las lagrimas no tardaron en a parecer, recuerdo que no paraba de decirle que por que me hacía aquello, cuando yo solo quería disculparme y pagar mis deudas por todo lo que les hice, pero ellos no me escuchaban un mercader me tomó por el cuello, recuerdo que su mirada me dio asco y que sus manos me estrangulaban, mientras tanto ellos no paraban de decirme que debieron de haberme matado hace tiempo, y yo sentía que cada vez me faltaba mas el aire, pero entonces alguien empujo al mercader, mi salvador pensé, sin saber lo equivocada que estaba, recuerdo la frase que aquel tipo dijo, siendo la misma que se repite cada noche en mis pesadillas..

.-No la mates todavía, aun puede servir como distracción, y un juguete nuevo no viene mal-

Recuerdo que al escucharle decir eso me asuste aun mas y comencé a temblar mientras que los allí presentes dejaron de mirarme, como sabiendo lo que me iba a pasar a continuación, yo quise huir, aun con miedo y temblando me levante para correr pero aquel tipo agarro mi cabello e hizo que me sentara de nuevo en el suelo, un alarido de dolor salió tras aquello mientas que las lagrimas bajaban de mis ojos y mi cuerpo temblaba, sin imaginarme que lo peor aun estaba por llegar...

Aquel hombre de unos casi treinta años mas o menos me arrastro hasta un callejón que había allí cerca, un callejón que reconocí de inmediato, el lugar donde había comenzado todo aquello, donde mi nuevo padre me había encontrado , aquel hombre me lanzo contra la pared y yo grite mientras que veía a la gente pasar por delante del callejón sin hacer nada, para ellos yo era un demonio, que ahora, estaba recibiendo su merecido...

Me agarré el sencillo vestido de color rosa claro que llevaba puesto por puro miedo e impotencia, no podía escapar de allí y la mirada de aquel hombre cada vez me daba mas asco, parecía un animal salvaje apunto de saltarme encima, y no estaba equivocada, antes de que pudiera darme cuenta aquel hombre había saltado encima miá y me apresaba con su cuerpo sin dejarme escapatoria, yo grite y grite mientras el con sus manos destrozaba mi vestido, pero entonces me di cuenta de que no importaba lo que gritara, para ellos,para Arabasta, era mi tiempo de morir, mi hora... recuerdo aun con miedo y temblando cada parte de mi cuerpo que aquel hombre tocó, recuerdo las lagrimas que derrame y el dolor que me inundo, la sangre que me baño y la soledad que sentí cuando todo acabo y me quede en aquel callejón, con el vestido destrozado y manchado de sangre y lagrimas...

Lo primero que me despertó fue una gota de agua cayendo sobre mi cara, la segunda hizo que abriera los ojos y así sucesivamente hasta que me di cuenta de que había comenzado a llover, yo apenas podía moverme, es mas , no se ni donde saqué fuerzas para levantarme y abrazarme a mi misma en un vago intento de taparme y de darme calor, el agua de la lluvia caía sobre mis heridas y bañaba mi rostro, donde mis ojos estaban muertos, vacíos, sin nada, lloraba todavía mientras los recuerdos se agolpaban en mi mente haciéndome temblar mas y mas, ¿a donde podía ir?, no quería que mi nuevo padre me viera así o armaría una masacre y yo por aquel entonces aun era lo bastante inocente como para preocuparme por esa gente que me había destrozado, solo una persona se vino a mi mente...Crash, si, él me ayudaría, como pude me arrastré paso a paso hasta su casa mientras era empapada por la lluvia, otra cosa que aun recuerdo fue lo que me costó llamar a su puerta, apenas podía ni moverme,pero...sin duda, sin duda, aquello que aun me duele recordar, aquello que aun me duele, fue ver la cara de Crash cuando abrió la puerta con una sonrisa y le desapareció por completo al verme en mi estado, el dijo mi nombre, o eso creo, yo dije el suyo, y antes de que me diera cuenta caí en sus brazos desmayada...

Tarde tres días en despertar según me contó mi amigo y me dijo que horribles pesadillas me habían atacado mientras tanto, yo solo recordaba lo pasado en el callejón, golpeándome una y otra vez en mi mente, sin descanso, atormentándome y antes de darme cuenta había comenzado a temblar de nuevo, a llorar y a gritar mientras que suplicaba que parara, Crash me abrazó intentando que parara, pero aun así tarde bastante en hacerlo y cuando lo hice, volví a quedarme dormida,teniendo esas horribles pesadillas que incluso ahora con dieciocho años me atormentaban...

Pasaron los días, los meses, los años, mientras que me repetía que no estaba muerta, que no estaba vaciá, mientras me inculcaba a mi misma falsas palabras de esperanza para seguir adelante, aun que no tuviera un motivo real para hacerlo, lo único que había evitado que en numerosas ocasiones me arrebatara la vida, había sido mi mejor amigo y compañero Crash, que siempre estaba ahí para impedirlo, como un hermano mayor, cuidando siempre de mi evitando que hiciera alguna locura, pero cuando cumplí los catorce años y me entregaron mi Akuma, todo fue demasiado tarde, no lo dude, con aquellas pesadillas aun marcando mi mente lo decidí marche al mercado, donde todo había comenzado y no lo pensé, comencé una masacre, todos muertos, todos los que no había acudido a mi auxilio murieron y aquel que me había echo aquello, sufrió la peor de las muertes, tras hacer todo aquello bague por las calles, con mi vestido blanco manchado de sangre y llorando, las últimas lagrimas de tristeza que aquella niña derramaría por un país que le había arrebatado todo...

También recordaba con amargura como me había dejado embaucar por aquel hombre que me crió durante cuatro largos años, me enseño todo lo que sabía, desde los trucos más viles y ruines hasta cómo manejar el dinero, sus valores de vida, todo, por eso a nadie le sorprendía que fuera un demonio viviente, fría, seria, sarcástica y sádica, si, sin duda la digna heredera de aquel hombre con garfio de oro, mas todo cambio de pronto, Arabasta se alzo contra él y yo no estaba dispuesta a caer, no cuando no había hecho más que seguir sus ordenes , había cometido varios crímenes bajo las ordenes del y su fama había aumentado, peor todo eso había acabado, con su “padre” arrestado volvió a la calle, de nuevo sola, de nuevo sin nadie...pero cambio, todo cambio cuando le vi, un ex-almirante, uno de los participes en la captura del hombre del garfio de oro se había apiadado de mi y decidió cuidarme, el señor ablando mi corazón y me devolvió mi buen carácter, solo en parte, me crió hasta que cumplí los dieciocho y tras ser entrenada por el decidí hacerme marine, cuando volví a casa la sangre de su otro padre adornaba el suelo, unos marines corruptos le habían pillado desprevenido, no me lo pensé, mi conocimiento en el arte de la guerra era extenso , y matar a dos marines que habían jugado sucio para matar a un viejo marine fue fácil, los torture y degollé en nombre del viejo y lo decidí, no mas normas,no mas nada...solo yo,el mar y mi nuevo propósito...ser pirata y demostrarles a todos, que el Demonio Escarlata, no volvería a sufrir por nadie.

Y así es como ahora a los dieciocho años, los recuerdos de aquella etapa de mi vida aun me golpean mientras que recuerdo que aun tengo que vivir por un simple motivo y es que mi vida ya no me pertenecía, estaba viva para devolverle a las personas que me habían cuidado todo lo que en su día habían hecho por mi, todo lo que habían hecho para que mi tiempo de morir, acabara...

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