Una isla bastante entretenida

Habían pasado tan solo 5 días desde que Taro salio de su isla de origen para empezar su viaje y convertirse en el mejor espadachín del mundo, cuando diviso una isla a la lejanía, se trataba de la isla de Guillimo, conocida también como la isla de las cuerdas, Taro decidió parar en aquella isla para descansar y comprar algunas provisiones y si había suerte pelear contra algún espadachín. En apenas 10 minutos Taro desembarco en aquella isla, donde se podían observar porque se le conocía como la isla de las cuerdas, Taro quedo sorprendido al ver que todo o prácticamente todo esta sostenido con grandes cuerdas en los árboles.

El asombro de Taro fue tal que no se dio cuenta de que un ciudadano de aquella isla le preguntaba si quería subir a la ciudad, Taro volvió en si y le respondió:-Esto… claro… claro que si, pero no se como- al hombre se le escapo una sonrisa y le respondió:- Como se nota que nunca has venido- entonces, el hombre comenzó a silbar y cuando paro de una especie de pasarela cayo una escalera echa con cuerdas, Taro se despidió de aquel amable hombre y subió por la escalera, una vez arriba Taro vio que había otro hombre el cual lanzo la escalera, el hombre al ver que Taro ya se encontraba en la pasarela recogió la escalera.

Taro le pregunto:- Perdone ¿donde puedo encontrar una tienda de víveres?- el hombre ni siquiera le hablo simplemente le dio una cuerda en forma de liana y le señalo con el dedo la dirección hacia donde tenia que dirigirse, Taro cogio la liana y se lanzo hacia aquella dirección, la liana iba bastante rápida y no tardo mucho en encontrar una especie de mercado formado por varias casas de maderas, donde poder comprar algunos víveres.

- ¡Cómo que no me deja las galletas gratis porque no soy mono. Mire, mire mi certificado de monicidad¡- comentaba Poly, con un papel autografiado, mientras el tendedero lo echaba de su tienda a escobazo limpio.

El pequeño lorito , miró hacia el narrador, perdon, el pequeño, pero increiblemente mono lorito...
- Mejor...
.. aún continuaba hambriento, deseoso y anhelante de aquellas galletas.
- Corrjie, maravillosas galletas.
Maravillosas... galletas. Pero pronto se escapó de su mente ese pensamiento, quedando oculto en su enorme estómago, debido a aquella visión sobre la que se precipitó.
- Vaya, tambien tienes el pelo veeerde...- Poly había cambiado casi automaticamente de posición , dejando una pequeña estela de polvo, agachado entre los cabellos del joven, mirandolo con curiosidad.

Al llegar a aquella especie de mercado, Taro se encontró con una escena un poco absurda, un pequeño loro estaba exigiendo a un tendero que le regalara unas galletas, enseñándole un papel autografiado que decía que era mona, el tendero la echo a escobazos. Cuando consiguió echarlo del local, el loro murmuraba que quería esas ricas galletas, hasta que se topo con el chico, el animal exclamo:-Vaya también tienes el pelo veeerde…- de repente se quedo agachado observando el pelo del muchacho.

Taro miro al pequeño loro y con una sonrisa le digo:- Pues si… Desde siempre a sido verde jajaja-soltando una pequeña risilla y me vuelvo a dirigir a este:- La verdad es que es gracioso, pero tengo que comprar algunas cosas, así que me tengo que ir- Despues de estas palabras Taro deja atrás al loro y se dirige a los puestos para empezar las compras.

- Oh vamos, no seas aburrido...- dijo el loro aún en su cabeza. - No me gusta la gente aburrida, y menos si son piratilluzicos como tú.

- ¿Qué como he averiguado que eras un pitalluzico? Está bien, te lo contaré- Poly había disfrazadose en la cabeza de su enemigo de Polyerlock Holmes. -...llevas una espada y tienes el pelo verde, motivo suficiente para ser pirata.- tomó una calada de la pipa de atrezzo, de la cual, emergió un pequeño humo.

El movimiento de Taro no hizo que el loro bajara de su cabeza, es mas el loro le decía que no le gustaba la gente aburrida, el muchacho le respondió con una sonrisa – Yo no soy aburrido, simplemente tengo algo de prisa- pero el pequeño loro no escucho las palabras de Taro ya que volvió a repetir que no le gustan las personas aburridas, pero esta vez dijo algo que sorprendió al chico, el loro se refirió a Taro como un piratilluzo. El chico sorprendido preguntó -¿Cómo sabes que soy pirata?- después de esta pregunta el loro se disfrazo de detective, digo que lo sabia por que el chico llevaba una katana y el pelo verde, y ese era motivo suficiente.
A Taro se le escapo una pequeña risa ante la respuesta del loro, y dijo –Jajaja eres muy gracioso, mi nombre es Taro y tu pequeño ¿tienes nombre?-.

Que si tenía nombre...

- Yo soy el gran señor de todas las galletas y pasteles... en verdad solo con los de crema de galleta... o con trozos de galletas...- puntillizó, haciendo una pausa en su dramatico tono de voz con el ala alzada, mirando hacia el cielo, como comunicándoselo al mismo dios. - Yo soy aquel que caza a los piratas, yo soy aquel que todos los hombres envidian y las mujeres desean complacer, yo soy la mano plumificada de Dios, soy... Poly...- pausa para aplausos... , miró al peliverde- Pero tú me llamarás señor Poly.

El loro se presento ante Taro como el señor de todas las galletas y pasteles, como aquel que caza piratas, pero lo que mas intrigo a Taro fue que aquel animal le digo que se tenia que referir a el como el señor Poly, el chico sorprendido volvió a dirigirse al loro - ¿Así habla tu dueño, es cazarecompensas, marine o algo similar?- le pregunto al loro mientras me dirigía a la tienda de la cual salio aquel animal.

El animal me parecía gracioso, así que decidí comprarle esas galletas que tanto pedía, ya que si no tenia intención de marcharse de mi cabeza mientras iba a comprar, al menos tendría un detalle con el animal, ya que me estaba dando conversación, aunque era bastante rara, y de paso esperaría a que su dueño apareciera.

- Pues claro que soy marine, y encima mi rango es de capitán- dijo arqueando su cuerpecillo hacia atrás, sacando percho orgulloso, para que despues este se fuera mientras tomaba el regalo de las galletas... aunque aún no se las hubieran ofrecido- Por esta vez te bfaz a librzfaf pibfata- mencionó con la boca llena- pofque no pavfezez pelibrofo , que fhi no...

Decidí perdonarle la vida, al fin y al cabo no sería tan peligroso si va alimentando a los pájaros, tenía que ser buena persona, solo estaba en el camino equivocado.

El pequeño animal decía que era un marine con rango de capitán, Taro sonreía ante las palabras del animal que al darle las galletas, se iba marchando diciendo algo que el chico no entendió, porque el animal ya estaba comiendo, Taro se despidió del animal con un movimiento del brazo y una sonrisa en su cara, y se dirigió a otro están, mientras se dirigía al siguiente están, vio a la lejanía la silueta de tres hombres aproximándose a las tiendas, los tenderos vieron a esos tres hombres en la lejanía y entonces velozmente cerraron las tiendas.

Los hombres se iban riendo de la escena y burlándose de la gente de esa isla, cuando de repente pararon de hablar y se fijaron en el chico, Taro les miro y estos se dirigieron a el rodeandole, uno de ellos se dirigió al chico - Tu peliverde, que haces aquí ¿acaso no nos tienes miedo?- Taro miraba la situación con una sonrisa en la cara y se dirigió a los tres hombres - Porque debería teneros miedo si ni siquiera os conozco- entonces un segundo hombre se rió y dijo- Jajaja... pobre infeliz, somos una banda bastante fuerte y aquí todos nos temen- Taro miro de arriba a abajo a los tres hombres y se le escapo una leve risa, los hombres se cabrearon por lo que el chico hizo y sacaron una espada cada uno para atacarle, Taro rápidamente desenfundo su katana y se enfrenta a los tres hombres, el muchacho iba parando los ataques que iba recibiendo de su rivales, hasta que el chico paso a la ofensiva, uno de los tres volvió a atacar, Taro bloqueo su arma, le desequilibro, y le propino un corte en el pecho, los otros dos que observaban la escena se lanzaron contra el chico con rabia al ver a su compañero en el suelo.

Taro se lanzo también a por uno de ellos pasando del otro por completo, bloqueo el arma de este y le propino un corte en la pierna, cayendo este al suelo, Taro señalo con su arma al tercero que no tenia ningún corte y le dijo -Llévate a tus compañeros, y no os quiero volver a ver- el hombre se puso en la espalda al hombre con el corte en el pecho y ayudo a levantarse al otro que se podía mantener de pie, y mientras se marchaban le grito al chico -Te arrepentirás de lo que as echo-

Taro no escucho la amenaza que aquel hombre le lanzo mientras se alejaba con sus compañeros, porque ahora estaba mas centrado en encontrar un sitio para poder dormir, ya que se estaba haciendo de noche, y cayo en la cuenta de que mientras llegaba al mercado, había visto un edificio bastante grande que podría ser un hotel, y decidió ir hacia allí. Cogió otra liana y salto en aquella dirección, mientras los tenderos que se escondieron en sus tiendas, observaron todo lo ocurrido con Taro y esos tres hombres, sus caras expresaban temor ante lo que el chico había hecho, se había enfrentado a tres miembros de una banda que atemorizaban la isla, el chico no sabia lo que había hecho, pero ninguno le dijo nada.

Taro llego a ese edificio, que resulto ser un hotel, y pidió una habitación para pasar la noche, ya que no pudo comprar nada de lo que quería, el chico estaba agotado y se fue a la cama nada mas llegar a la habitación, lo que este no sabia era que la banda de esos tres hombres sabia donde se hospedaba, y a media noche decidieron acabar con el, entraron a la habitación con bastante sigilo, pero lo que estos no sabían era que Taro no bajaba la guardia en un sitio que no conocía, así que cuando su supuesto asesino se disponía a acabar con el, el chico desenvaino su katana que guardaba debajo de la almohada, y se la clavo en el pecho, Taro se vistió lo mas rápido que pudo, ya que los compañeros de ese hombre entrarían en cualquier momento al escuchar el grito de este, Taro bloqueo la puerta con un armario para que estos no entraran y decidió salir por la ventana, no era mucha altura y había un toldo que podía amortiguar la caída, así que no dudo y se lanzo, el toldo paro la caída, pero cuando decidió bajar del toldo, este se descolgó haciendo que el chico cayera de espaldas contra el suelo.

Taro cayo de espalda impactando contra el suelo, por el impacto el chico cerro los ojos, y cuando los volvió a abrir estaba rodeado por cinco personas que antes de que pudiera desenvainar la espada, se la quitaron y ataron sus manos, alzaron al chico y le vendaron los ojos, se disponían a llevarlo hacia su jefe, tardaron diez minutos aproximadamente, aunque Taro solo podía oír las burlas que los cinco hombre le decían. Cuando llegaron solo se podía escuchar los cuchicheos de gente hablando entre ellos y riendo.
El grupo que llevaba a Taro paro de repente delante de un hombre sentado en un trono, le pegaron una patada al chico que cayo de morros contra el suelo, le quitaron la venda de los ojos, el chico alzo la mirado y pudo ver a ese hombre, era un tipo bastante fuerte, llevaba una armadura que parecía bastante pesada, y usaba una lanza y un escudo, se podía deducir porque en el lado derecho del trono había un escudo y en el izquierdo, apoyado en la pared una lanza bastante grande. Taro paso sus manos atadas en la espalda hacia delante y se sentó con las piernas cruzadas mirando a ese hombre, que miraba al chico con cara de asombro, y se dirigió a el: - ¿Así que un mocoso como tu se enfrenta a nuestra banda?- hizo una pequeña risa y continuo hablando – No tienes la fuerza suficiente para enfrentarte a nosotros, además creo que te has dañando las costillas-.

-Yo simplemente me e defendido de ellos- la cara de Taro expresaba dolor, tenía un fractura en las costillas, - Así que no tenemos que pelear, déjame libre, solo comprare unas cosas y me largare- el hombre soltó una gran carcajada que vino acompañada por la de sus compañeros, pararon de reír y el jefe se dirigió al chico: - No lo entiendes verdad, esta isla esta bajo mi mando, no compraras nada, y ahora morirás, nadie sabrá que has estado aquí, acaba con el… - se dirigió a uno de los hombres que trago al chico ante el, que desenvaino su espada para cortarle la cabeza.
Lanzo el corte y Taro agacho la cabeza y puso en la trayectoria del corte las ataduras de sus manos, que estaban echas de cuerdas, una vez desatado Taro salto hacia el hombre que tenia su katana, la desenvaino y se la puso en el cuello, y se dirigió a su jefe – Si no me dejáis ir lo matare- el hombre volvió a reír, cogió su lanza y la lanzo sin pensar, matando a su compañero, el chico miro a ese hombre no se podía creer que hubiera matado a su nakama.

El hombre se levanto y cogió el escudo, se acercó hacia donde se encontraba el cadáver de su nakama al cual acababa de matar para recoger su lanza, Taro se alejó del cuerpo y se puso en guardia, el hombre le miro y se dirigió a él con una sonrisa – Esta gente son solo mis subordinados, no me importan y ellos lo saben- . Entonces el hombre se lanzo con el escudo por delante contra Taro, el chico no se podía mover con libertad por culpa del dolor en el costado, este intento parar el golpe del escudo con su espada, al colisionar el hombre arrastro a Taro contra la pared, este se volvió a golpear el costado, al impactar Taro vomito sangre.
El hombre se alejó unos metros y preparo su lanza para asestar el golpe definitivo, y lanzo su ataque, Taro dio una voltereta en el suelo y la lanza del hombre se clavo en este, Taro se levanto como pudo para cortarle en el costado, pero el hombre soltó la lanza que estaba clavada y le propino un golpe con el escudo, lanzando al chico unos metros bastante lejos. Taro volvió a levantarse como pudo, estaba sangrando, ya que el golpe con el escudo le hizo una pequeña brecha en la cabeza, el hombre saco su lanza que estaba clavada en el suelo y embistió con ella, Taro golpeo la punta de la lanza desviándola de la trayectoria, pero el hombre era bastante hábil y aprovecho ese desvió para ponerse de lado y colocar rápidamente la lanza por encima de sus hombros y su escudo, como si fuera un apoyo, y con un movimiento de brazo hacia delante ataco al muchacho que volvió a parar el golpe, al ver que su ataque fallo, bajo la lanza de sus hombros atacando al muchacho circularmente aprovechando su fuerza.
El chico paro como pudo la lanza del hombre, golpeándola contra el suelo, y volviéndola a clavar en este, y con un fuerte golpe con la pierna, el chico logro partirla, el hombre al ver que su arma estaba rota soltó el escudo y se lanzo con sus puños contra Taro.

El hombre echo una furia se lanzo contra el chico, que no se movía, solo esperaba que este se acercara para acabar con el, cuando este estuvo lo suficientemente cerca clavo su katana en el pecho del hombre, y la saco, el hombre estuvo un rato de pie mirando su herida hasta que cayo muerto. Todos los tripulantes de ese hombre se marcharon rápidamente del lugar, algunos porque temían al chico y otros porque ya eran libres.
Taro guardo su katana y salió lentamente del lugar en el que se encontraba, cuando salió podía observar que ese lugar, se encontraba escondido en la selva, pero no en la copa de los arboles, sino en el suelo.

Así que el muchacho se dirigió como pudo hacia su pequeño barco, estaba perdiendo mucha sangre, se le iba nublando la vista y esta a punto de perder el conocimiento, le costaba respirar bastante, pero aun así no detuvo su paso, el chico llegó donde estaba anclado su barco y a unos escasos metros perdió el conocimiento y cayo al suelo de morros.

Taro se despertó en una camilla de un hospital cercano. Suerte que había un angel verde que velaba por el, a su lado, en la habitación, una mujer desnuda cuya piel fue encobrecida por el sol. Descansando mientras leía un oportuno periodico que la tapaba y cruzada de piernas.

- ...anda que... menos mal que me diste las galletas y me dio por seguirte para ver si tenías más... que si no... te hubieras muerto.

El muchacho abrió los ojos y pudo observar una habitación de hospital, no sabia ni quien y como había llegado a esa habitación, entonces su salvadora, una mujer que estaba desnuda y leyendo un periódico al ver que el chico se despertó dijo: - ...anda que... menos mal que me diste las galletas y me dio por seguirte para ver si tenías más... que si no... te hubieras muerto.- Taro miro a la mujer y se sorprendió ante la frase y sobre todo por que la mujer estaba desnuda, solo la tapaba ese periódico.

El chico no sabia a lo que se refería, hasta que cayo en la cuenta y se dirigió a la mujer: -Tu debes de ser la dueña de ese loro tan simpático¿no?- miraba a la mujer con una sonrisa en el rostro y le volvió a preguntar: -¿Me has traído tu aquí? Si es así muchas gracias-.

Off: Perdón por tardar e estado un poco liado XD

Dueña... si claro...
- Porsupuesto...- volvío a dirigir la vista hacia el periódico- Cuando estés recuperado habrás de irte cagando leches, van a intentar capturarte por el simple hecho de ser un piratucho... así qeu tendrás que salir por la ventana.

El chico se incorporo, ya se encontraba un poco mejor, aquella mujer le había ayudado mucho y ademas ahora le había avisado de que irían a por el por ser un pirata, Taro miro hacia el suelo y se dirigió a la mujer - Gracias por el aviso, pero ya me lo imaginaba- le miro a la cara sonriendo y volvió a hablar - Por cierto podrías no llamarme piratucho, suena despectivo- Taro se rió levemente, cogió su espada y se dirigió a la ventana para salir por allí, intentando hacer el menor ruido y ser descubierto, y así ir hacia su pequeño bote y salir de esta isla que tantos dolores de cabeza le había dado.

El muchacho salio por la ventana sin ser visto y llego a su pequeño barco pesquero, se subió en el y salio de aquella isla para continuar su viaje, así pues mientras salia de la isla el chico recordó que en su estancia en esta no pudo comprar algunos víveres que necesitaba, por suerte aun tenia suficientes para llegar a la siguiente isla.

Mientras en la habitación la mujer seguía leyendo el periódico, riéndose del comentario del chico sobre que no le llamara piratucho, y al poco tiempo entraron aquellos que se disponían a capturar a Taro, encontrando únicamente en la sala a la mujer, estos le preguntaron que cuando y como se había escapado, la mujer solamente leía el periódico, sin hacer mucho caso a lo que estos decían.

La mujer cerro el periódico porque ya había acabado de leerlo, se levanto de la silla y se dirigió a la ventana, volteo su cabeza hacia las personas que entraron en busca del chico y les dijo -...la próxima vez, lo capturare- la mujer salto por la ventana y se transformo en loro, marchándose así de la habitación.