Asalto a la base marine

Marionetas, simples marionetas es lo que son. Y no puedo ver a quien los dirige...

-...Vamos, solo vengo buscando un tanto de diversión, es que una buena chica ya no puede divertirse- dramaticé, quitandome una falsa lagrima de los ojos. - Además, vuestras armas explotarán si me disparáis... es lo que tiene la protección mágica contra armas de fuego... así que sed buenos chicos y dejadme ver a las poderosas almas que han entrado y que con tanto recelo guardáis...- sonreí , inquietante, mientras ladeaba la cabeza, una mascara de inocencia que daba aún más malrollo de lo que la situación propiciaba- ¿Vale?

Penoso, absolutamente penoso...

Abro los ojos, para encontrarme en un lugar extraño. Todo negro, sin suelo paredes o techo que lo delimitasen. Se mirase a donde se mirase se veía a lo lejos, como se ve el horizonte, la figura de un ser humanoide alado, encadenado.

Delante de mi se encontraba una versión de mi mismo, mas adulto, de unos cuarenta o cuarenta y cinco años, musculoso y con el ojo izquierdo ciego de una cicatriz.. No porta a Belfast a su cintura, si no que lleva un gran alfanje tan grande como él en la espalda.

¿ En serio ? Desmayarte por un simple tiro en el hombro...! ERES PENOSO ¡ ! TOTALMENTE INDIGNO ¡

No se porque, pero lo que dice me hace sentir completamente avergonzado, me hace sentir un traidor. Llega entonces una figura resplandeciente. Yo mismo, en un estado superior al de mi forma híbrida. Totalmente convertido en ángel.

Dejale - Suspira, de forma que se le oye como si hablase en voz alta - Es joven, e inexperto. Aun no ha elegido ningún camino...Ni el tuyo, ni el mio.

Esta figura me mantiene calmado, pero por dentro, muy en el fondo, me llena de absoluto terror. Me mira, con ojos blancos, ojos de fuego plateado, que me queman el alma.

Escúchanos, pequeño - Comienzan a hablar, intercalandose las frases - Tienes por delante varios caminos Algunos te llevaran a la felicidad. Otros te llevaran a la soledad. Es posible que encuentres el que te lleve por el camino del mal. O puedes acabar sin tener control sobre ti mismo.

Se quedan en silencio, mirándome.

¿ Quienes...que sois ?

Somos los dos caminos mas poderosos - Dicen a la vez, desapareciendo - Uno de nosotros es el mas putrefacto mal, donde puedes acabar con control o no sobre ti mismo, pero pecando a cada paso, bañándote en sangre a cada respiro. El otro es el mas sacrificado bien, donde estarás acompañado de tus amigos y, aunque sufrirás, nunca te encontraras solo.

Despierto de repente, con Namida delante, y yo en una cama. Al parecer me ha llevado lejos de los marines, y me a quitado la bala.

Ey - Saludo, mareado - Oye...perdona por darte tanto el coñazo, Nami....Me parece que solo soy un estorbo, tu te podrias haber encargado de los cuatro - Termino, sonriendole triste - Y gracias...

Tras mucho pensar si lo dejaba ahí y me iba a ayudar a Norcissa he decidido quedarme con él. Tras una hora y viendo que no iba a despertar en un buen rato me he quedado apoyada en la cama y he acabado dormida sin querer.

Ha sido un sueño ligero del que me he despertado debido a un pequeño movimiento del colchón. Todavía algo dormida he fijado mis ojos en Jack y le he mandado una pequeña sonrisa somnolienta. Al darme cuenta de que se había despertado me he espabilado por completo y le he vuelto a sonreír.

—Ey —me saluda, parece un poco mareado todavía— Oye...perdona por darte tanto el coñazo, Nami... Me parece que solo soy un estorbo, tú te podrías haber encargado de los cuatro —comenta mientras me sonríe ¿Triste?— Y gracias...

—Tengo que decirte un par de cosas —comento mientras lo miro fijamente a los ojos, ya sin sonrisa—. No me das el coñazo. Si no fueras más que un estorbo no creo que estuvieras aquí, y no creo que hubiera podido con los cuatro yo sola.

Sonrío, nuevamente, y bajo la cabeza mientras saco la lengua. Ladeo un poco la cabeza y cierro los ojos.

—No tienes nada que agradecerme —miro hacia la puerta para estar segura de que estamos solos y no va a haber ningún ataque sorpresa por parte de nadie—. Y alegra tu cara, estás mejor animado.
Vuelvo a sacar la lengua y sonrío con diversión. "¿Qué he dicho?" pienso para mí misma.

Off: Bueno antes de comenzar acalarar que yo voy a narrar todo lo que concierne a la base y a los integrantes de aquel grupo que conocisteis mediante las pancartas. Si T-rot y Namida quieren continuar dicha historia que hagan el favor de postear en su siguiente tema como entran a la base, no es necesario que tengais encontronazos con ningun marine ya que ahora estan mas preocupados por Norcissa, para facilitaros la entrada. A partir de ese momento narrare lo que ocurre a todos los presentes, lo mismo para Arsen, si quiere postear que lea lo que ha pasado con el y tome la decision que crea pertinente, no tengo ningun problema en dividir los post de narracion para que se centren en cada grupo o alguna estrategia similar.

On: Los marines se miraban unos a otros ,incitandose entre ellos a disparar sus armas sin que ninguno tuviera la valentia de hacerlo, no cuando habian visto el resultado en las manos de sus compañeros que, por si fuera poco, habian tenido suerte, ya que alguna de esas esquirlas metalicas podria haber saltado al cuello y haber causado daños de mucha mayor gravedad.

Con esa idea en cada una de sus mentes, eran facilmente manipulables, tanto, que solo aquellas palabras adornadas con la careta que se habia puesto Norcissa, bastaron para que poco a poco bajaran sus armas, ladeando sus miradas como si no se atrevieran a cuestionar tus palabras.

-Idiotas pateticos-. Exclamo una voz, proveniente de la puerta metalica de la torre, de la cual, ademas de aquellas palabras emergio un marine con la cabeza ensangrentada e incosciente. -Odio a los debiles, pero mucho mas a quienes no se atreven a golpear a una estupida niñata-. Seguia gritando, se le veia energico y preparado para la batalla, ademas, se podia ver en sus rostros que mas que respeto les infundia miedo.

Finalmente se mostro, una de sus manos estaba visiblemente llena de sangre, su mirada sadica se clavo en ti, mientras el resto de marines se apartaban cuidadosamente para nisiquiera rozarse con el.

Ethan:

- Soy Ethan, instructor tactico de batalla... O deberia decir que lo era, no soporto ver como estos enclenques tiran por tierra todo lo que les he enseñado-. Decia mientras podias observar sus ropas, portaba una camisa negra sin mangas y nos pantalones de camuflaje verdes, un militar de la vieja escuela. -¿Se puede saber porque no estais acribillando a esta mujer?-. Pregunto con enfado, pasando de ti unos segundos para comenzar a hablar con ellos como si fuera una clase basica de tiro.

-Señor...Esta mujer es la que inutilizo los cañones de los otros dos, y nos advirtio que lo habia vuelto a hacer-. Contesto uno de los marines, llevandose un rodillazo en el rostro que lo mando varios metros hacia atras. -¡Mal!, tenias que haber contestado que si las armas de fuego no funcionan, se utilizan las blancas...Vamos panda de estupidos, matad de una vez a esa niña y dejad de hacerme perder el tiempo-. Señalo finalmente hacia tu ubicacion, con un cierto tono de desprecio esperando que con aquellos 4 marines que quedaban, la historia de como una chiquilla intento entrar en la base quedara en el olvido.

¿Anda, y este?

- Este piltrafilla no es a quien ando buscando....-ya que ha dicho que ha enseñado aquí, es propio de la base, no ha venido nuevo..
Se giró, para ver justo como la cadena se cernía sobre él, cual látigo, y la esquivaba, la cadena... no emitia sonido... una curva, un potente aguijón detrás sujetado por mi mano, aparentando el movimiento, todo una máscara, todo un personaje, todo... falso.

Sobre su cuerpo de cuero se apretaba, girandolo por completo, un leve chasquido proferido contra la carne, y un apretar de dientes en respuesta a semejante impacto.
¿Cómo demonios...? Si es solo una niñata, se podía entrever en sus ojos que rezumaban furia, y la presión de sus dientes se igualaba casi a los de los eslabones metálicos. Cuello, espalda, e interior del brazo izquierdo, dos giros... así estaba atada la constrictora prisión de metal que tiene su destino... aunque... ya debería haberse caido de dolor... esto será más interesante de lo que me planteé.

-...Si no te importa... quédate incosciente lo más rapidamente posible... -imitación de cansancio, de presión por la tirantez se esboza, suavemente.- Tengo que ir a por el primer plato.

Me parece que he dicho algo malo, pues Namida me mira fijamente sin sonreír, para decirme que nada de lo que he dicho antes es verdad.

Tras eso, vuelve a sonreír, haciendo un gesto bastante mono, sacándome la lengua y ladeando la cabeza. Me anima a sonreír, y vuelve a sacar la lengua, divertida.

Sonrío mirándola. Es la primera persona que me cae bien desde...bueno, ya se sabe desde que. Sin embargo, pronto recuerdo el gran problema que tengo, y puede que tengamos, entre manos.

Nami - La llamo, serio, mientras toco inconscientemente el collar de hierro - Ayer, en la habitación de Norcissa, paso algo extraño. Todo se movía solo - La miro, sin dejar de acariciar el collar - ¿ Sabes algo sobre eso ?

Sonríe mientras me mira. Me quedo durante un momento pensando en un par de cosas y suspiro con alegría mientras cierro los ojos. Dejo la cabeza caer sobre la orilla de la cama y apoyo la barbilla en la misma. Abro los ojos, observando a Jack.

—¿Qué todo... se movía solo? —pregunto alzando una ceja. En ese momento recuerdo el poder de Norcissa—. Es cosa de esa bruja. Puede mover cosas con la mente.

Desvío la mirada, recordando la partida de dardos, también ahí utilizaría su poder y gracias a él pudo ganarme. Tramposa.

—Gracias a su poder ganó la partida de dardos que me hizo su esclava —comento con convicción mientras miro los pies de la cama furiosa—. Esa maldita bruja tramposa.

Maldigo mientras me levanto y pienso cómo hacer para volver a la base y ayudar a esa tipa. Mierda la odio, pero no puedo hacer otra cosa. “Sí que puedes, deja que la despedace” gruñe la voz de la pantera. “¿Estás loca? ¿Y hacer que Jack se interponga? Ni pensarlo” le respondo. “Tú misma” contesta ella despreocupada.

—¿Cómo te encuentras, Jack? —le pregunto mientras hago desparecer los pensamientos homicidas de mi mente.

Mover cosas con la mente... - Quedo ausente, imaginándome las posibilidades de ese poder - Significa eso...

Antes de que pueda terminar la pregunta, Nami me dice que seguramente Norcissa usase ese poder para ganarle la partida de dados y conseguir su esclavitud.

Me quedo mirando a Nami. Bastante preocupada esta por mi como para que le pregunte agora si Norcissa es capaz de destrozarme el cuello gracias a su poder y al collar. Sonrío, como si no pasase nada, para no preocuparla.

Me pregunta como me encuentro. Se la nota un tanto tensa...A saber que cruza por su cabeza.

Mucho mejor, al menos ahora estoy despierto - Sonrío - Gracias por sacarme la bala...Y por preocuparte por mi.

Miro hacia el vació, pensando.

Nami... - Susurro - ¿ Norcissa no conoce nuestra situación, verdad ?

La miro, serio, no muy convencido de lo que estoy a punto de decir...No se que puede pensar Namida de mi al oir esto.

Podemos irnos. Abandonarla dentro de la base. - Trago saliva - Es posible que sobreviva, pero no se enterara de que nos hemos ido hasta dentro de mucho tiempo.

—Mucho mejor, al menos ahora estoy despierto —me dirige una sonrisa. Yo le respondo—. Gracias por sacarme la bala... Y por preocuparte por mí.

—En el caso de que vuelvas a darme las gracias creo que desapareceré por esa puerta —comento con una sonrisa. “Con la cara totalmente colorada”, agrego en mi mente mientras saco la lengua burlona.

—Nami... —susurra. Yo lo miro fijamente esperando que hable—... Norcissa no conoce nuestra situación, ¿Verdad?

—No —respondo con simpleza.

Me mira serio y yo frunzo el ceño.

—Podemos irnos. Abandonarla dentro de la base —lo noto extraño—. Es posible que sobreviva, pero no se enterara de que nos hemos ido hasta dentro de mucho tiempo.

—Huir... —suspiro mientras frunzo los labios. Norcissa no me preocupa, lo que me preocupa es la herida de bala que tiene Jack en el hombro—. ¿Y tu herida? Necesitas algo de tiempo para poder recuperarte de ella, ¿No?

< Se preocupa por mi > - Pienso cuando se preocupa por mi herida - < Que bonica >

No te comas el coco por eso - Le sonrío - Soy una caja de sorpresas. Y mas si tu me has curado.

Me levanto de la cama lo justo para sentarme en el borde de ella, al lado de Namida, no como si no pasase nada, pero si de una forma asombrosa para haber descansado tan poco tiempo. La razón, la luz de la habitación. No suficiente como para curarme, pero si para aliviarme el dolor.

Suspiro mirando a Nami. No era cuestión de salir a la calle y que alguien me viese convertido en ángel, así que tendría que hacerlo aquí mismo. Sin ruido, como si fuese algo tan normal como parpadear, los cambios se producen. La piel se recubre de runas brillantes, los ojos se vuelven dorados y las dos grandes alas emplumadas salen de mi espalda.

En esta forma podría usar mejor la luz de la habitación. Como efectos secundarios, la temperatura de la habitación se altera, hasta quedar en una temperatura perfecta y agradable. Mi piel se calienta, de forma que conjunto la nueva temperatura de la habitación, se vuelve caliente al contacto. No caliente como esta el fuego, si no el calor confortable que dan las mantas en una lluviosa noche de invierno.

¿ Y que me dices ? - Le pregunto, esperando que su reacción no fuese demasiado fuerte, pues ya me había visto varias veces así. Aparte, ya notaba cerrarse la herida, poco a poco. - ¿ Nos vamos ?

Se sienta en la cama mientras yo elevo las cejas. Debería continuar descansando pero no digo nada. Que es una caja de sorpresas, me dice. Sonrío cuando sus palabras callan.

De pronto entre el silencio de su espalda nacen dos emplumadas alas. Solo eso me da tiempo a admirar antes de que mi barbilla golpee suavemente la cama y lance un suspiro. Cierro los ojos mientras siento como la temperatura de la habitación “prestada” se modifica.

“Nota mental: Sacar del armario y quitar la mordaza al dueño de la casa” pienso mientras se me escapa una risita. Suspiro nuevamente mientras Jack termina de curar su herida. Lo miro y me doy cuenta de los símbolos que hay dibujados en su cuerpo. Su cuerpo desprende algo de calor y de pronto una idea aparece en mi mente.

—¿Y qué me dices? —me pregunta—. ¿Nos vamos?

—Perdona lo que voy a hacer —susurro lentamente. Con un dedo rozo la piel del brazo que queda expuesta—. ¡Guau!

Tras hacerlo me levanto rápidamente y me doy la vuelta para que no se dé cuenta de que estoy un poco sonrojada.

—Por mí sí —comento rápidamente—. Podemos irnos.

Off:

Desvinculo a Norcissa de este rol para tratar de agilizar el tema y que podamos terminarlo antes de la paralizacion del foro.

Como Namida quiere que haga de narrador (o eso tengo entendido), partire de la idea de que os encontrais en la base marine para seguir desde donde lo dejamos por la ausencia de T, no os encontrareis con Norcissa hasta el final de la paralizacion, hay ya veremos como volveis a juntaros.

Una vez aclarado esto narro la parte que le toca a T-rot y Namida.

On:

Gracias al tratamiento que Namida uso en Jakie, este no solo vio su herida curada si no que esta no afectaba en nada a la movilidad del hombro, lo que le posibilito volver a la base marine junto con su compañera.

Una vez llegaron alli pudieron observar que nadie habia intentado siquiera mover los cuerpos, dato que resultaba de lo mas interesante si se tenia en cuenta que era la puerta principal, lo que dejaba claro que nadie habia entrado ni salido de la base. El reguero de sangre se habia agrandado y cubria parte de la colina que rodeaba la puerta, todos los marines yacian a vuestros pies, sin hacer nisiquiera un triste movimiento de agonia.

La puerta se encontraba cerrada, pero era de esperar que uno de los cuerpos tuviera la llave que abriera la puerta para poder entrar en caso de emergencia. Tras un rapido saqueo encontrasteis la llave y la usasteis para entrar, dando con el patio interior de la base, permitiendoos observar las dos torres de gran tamaño que conformaban aquella base marine.

Bajo una de ellas, pudisteis reconocer la silueta de Norcissa, lanzando sus cadenas contra uno de los marines, cuando os disponiais a comprobar si verdaderamente era ella, una voz, fria, escalofriante y sobretodo con una sed de sangre fuera de lo comun, os impidio que continuarais.

-Vrrrraaaaaiiiisss-. Exclamo saltando desde lo alto del muro de la base, cayendo frente a vosotros con una mirada que helaria la sangre al mismisimo demonio. -Tu, llevas una espada, enfrentate a mi ahora mismo-. Sonrio macabramente, apuntandole con su espada, algo extraña al tenerla unida a su mano izquierda sin mango que la sostuviera, a Jakie. - ¡Mujer!, esto es un duelo, alejate-. Replicaba entusiasmado a la par que impaciente, necesitaba algo de accion despues de haber dejado en el hospital a mas de 30 marines de la base...Todos mediante duelos a espada.

Su cabello era liso, de gran longitud y de color plateado al igual que sus ojos, vestia un uniforme negro...Estaba claro que no era un marine, pero entonces, ¿que estaba haciendo en un lugar como ese?.

Squalo:

- Me llamo Squalo, he visto la obra de arte que has causado alli atras, ver esos cortes me ha llevado hasta ti espadachin, no puedo permitir que salgas de la isla sin tener un duelo como es debido, porque seguro que para ti esos fueron demasiado faciles-. Te decia con una sonrisa de oreja a oreja, esperando que de tu boca saliera la aceptacion de ese duelo para lanzarse sobre ti como el cazador sobre su presa.

Mientras todo esto ocurria Namida pudo ver, gracias a su posicion, que aquel espadachin no estaba solo, la pirata pudo divisar una chica, de pelo verde y mirada inexpresiva, observando con total tranquilidad la pelea que estaba por comenzar, desviando ligeramente su mirada hacia ti. - No interfieras...Si lo haces Squalo se pondra de mal humor y tendre que hacerte daño-. Musito, casi sin voz, devolviendo la mirada hacia el combate que estaba por comenzar.

Aly:

No sabias exactamente porque, pero las palabras de esa niña, junto con su mirada, helaron momentaneamente tu sangre...Sabias que algo no estaba del todo bien... ¿Porque una niña con ese aura estaba al lado de alguien tan fanfarron como aquel espadachin?. No habia tiempo para averiguarlo, ya que la niña salio de su posicion y, con un baculo de hierro en su mano, se aproximo lo suficiente como para evitar cualquier movimiento de Namida.

Todavía con un leve sonrojo corriendo por mis mejillas espero que Jack salga de la casa para poder sacar al dueño y dejarlo sobre la cama. Toco un punto en su nuca que hace que quede inconsciente y tras eso le quito la mordaza para que pueda llamar a alguien para que lo desate.

Por un momento pienso en hacerlo yo misma, poso mi mano en el muslo buscando encontrar en él la daga de doble serpiente. Más no encuentro nada. Abro los ojos buscando el lugar donde podría haber desaparecido. Gimo y niego con la cabeza al caer en que podría haber caído en la base.

—No puedo irme aun —musito con un hilo de voz cuando fijo mis ojos, brillantes, en Jack. Maldición, ¿Por qué tenía que significar esa daga tanto para mí?—. Tengo que recuperar algo.

Salgo de la casa y tomo dirección hacia la base marine de nuevo. Al llegar veo los cuerpos de los dos marines todavía tirados en el suelo. Suspiro mientras mantengo fruncido el ceño. La sangre ha hecho un reguero que casi llega a mis pies y los vuelve a manchar. Niego con la cabeza mientras cierro los ojos. Rebusco entre las ropas de los cadáveres para, al final, encontrar una llave que nos llevaba dentro de la base y a unos pasos la daga. Estaba cubierta por el líquido rojo vital. Las dos torres se alzaban a lo lejos. La curiosidad, que siempre había podido conmigo vence de nuevo y utilizo la llave para entrar en la base.

Miro al frente, hacia las dos torres que se alzan ante nosotros y, en una de ellas, admiro como Norcissa pelea contra alguien con su cadena.

—Vrrrraaaaaiiiisss —exclama. Alzo una ceja— Tú, llevas una espada, enfréntate a mi ahora mismo.
El tipo, de largo cabello plateado sonríe de manera macabra, apuntando a Jack con su espada. Era algo extraña que la tenía unida a su mano izquierda sin mango que la sostuviera.

—¡Mujer!, esto es un duelo, aléjate —frunzo el ceño. ¿Quién diablos se ha creído que es?

—Me llamo Squalo, he visto la obra de arte que has causado allí atrás, ver esos cortes me ha llevado hasta ti espadachín, no puedo permitir que salgas de la isla sin tener un duelo como es debido, porque seguro que para ti esos fueron demasiado fáciles —frunzo más el ceño. Ese tío es un imbécil con aires de grandeza. Pronto vendrán más marines y no tengo ganas de estar aquí para ese entonces. Todo esto era mi culpa. Si no hubiera hecho caso de mi curiosidad ahora estaríamos a mitad de camino para pirarnos lo más lejos de Norcissa que fuera posible.

—Tú imbécil con aires de grandeza —digo en dirección al de pelo plateado. Me está empezando a cansar su modo de ser y todavía no lo conozco—. Vete a lamerle el culo a algún marine y déjanos tranquilos.

Poco después de decir esas palabras me encuentro con que el idiota no está solo, alguien se halla a su lado.

—No interfieras...Si lo haces Squalo se pondrá de mal humor y tendré que hacerte daño —alzo una ceja.

Algo en esa mocosa hace que mi sangre se congele más la pantera se remueve con ansia. Ansia de tener en su poder el líquido vital de esa niña.

Namida, tras preguntarle yo, me pide perdón por lo que " va a hacer " y tras eso roza mi piel hibridada, lanzando un pequeño gritito de asombro. Tras eso se levanta, se gira rápidamente, y me dice rápido que si podemos irnos.

Río en voz baja, todavía un poco estremecido por el roce, para asentir y cambiar de nuevo a mi forma humana. Las alas se repliegan, mis ojos se vuelven azules de nuevo y las runas desaparecen. La temperatura de la habitación vuelve a ser la habitual.

Salgo del lugar, dispuesto a irme con Namida lejos de la bruja que es Norcissa, cuando de repente Nami me suelta que no puede irse, que ha olvidado algo, y corre hacia la base sin despedirse.

Corro tras ella, llegando a la base, donde aun están los cuerpos de los marines echados en el suelo. Nadie los había recogido. Extraño. La sangre inunda el suelo, manchando mis sandalias e incluso llegando a mis pies. Sin pensar, me agacho y mojo el dedo en ella, oliéndola mientras Namida busca algo entre los cadáveres, al parecer encontrándolo. El olor de la sangre me trae....recuerdos, por llamarlos de alguna forma, solo son niebla, niebla sin sentido. Inconscientemente, sin darme cuenta, me llevo el dedo a la boca, lamiendo la sangre de este.

Entramos a la base, con Nami por delante, para ver varias escenas un tanto...rocambolescas. Norcissa pelea con una gran cadena, destrozando marines por aquí y por allá. En otro momento habría resultado extraño, incluso preocupante y admirable, pero ahora conocía de su poder.

Alguien grita a mi espalda, retando a " tu que llevas una espada " a un duelo. Me giro, para ver a un chaval de pelo blanco largo, vestido de látex y cuero negro, con una hoja de espada saliendo de su muñeca izquierda. Se presenta como Squalo, alagando mis tajos con los marines, y retandome de nuevo a un duelo, esperando que sea un oponente digno.

< ¿ Quien cojones es este flipado ? > - Pienso, mirándole, mientras el parlotea sin cesar.

Suelta entonces una frase que me hace reír. Ordena a Nami que se aleje, por su condición de mujer. Esta, por supuesto, responde.

Tú imbécil con aires de grandeza. - Dice al pelo-blanco - Vete a lamerle el culo a algún marine y déjanos tranquilos.

Aprovecho para observar el arma del tal Squalo, una simple hoja unida a su brazo. Parece una inutilidad, pero bien pensado le da una protección bastante buena, aun perdiendo rango y maniobrabilidad.

Tu estilo es, con mucho, extraño. - Le sonrio, desenvainando a Belfast y colocandome en posicion defensiva. El pie izquierdo delante, el derecho girado atrás y la espada cruzada delante de mi, apoyada en la mano, preparado para bloquear o esquivar cualquier cosa - Me encantara verlo en acción.

Doy una ultima mirada a Nami, para verla hablar con una chica de pelo verde, no parece estar en peligro.

Kōgeki. - Le indico, aceptando su duelo.

-Jajaja, ¿imbecil?, por que, ¿por retar a un espadachin a un duelo?, ese es nuestro modo de vida, nadie en este mundo que blande una espada, lo hace para tenerla de adorno... Y no gracias, no guardo relacion con los marines, prefiero lamer la sangre que quede en mi espada despues de matar a este chico-. Con un aire de superioridad casi enfermizo, aquel hombre parecia observar a Jakie, como una persona miraria un espantapajaros...Solo era un objetivo y su unica intencion era destruirle. -Vaya, un punto para ti chico, almenos eres valiente aceptando un duelo-.

Una vez pronuncio aquellas palabras, seguidas de una risa estridente que os dejo momentaneamente sordos, dio un salto hacia Jakie golpeando de manera intencionada contra su espada, queria comprobar la fuerza fisica de la que disponias y la mejo manera era por la fuerza bruta. Aunque era cierto que aquella espada tenia todas las desventajas en un choque de esas caracteristicas, por no tener un mango que cubriera el brazo del espadachin, pudiste observar en su mirada, clavada directamente sobre la tuya, que los cortes o golpes que pudiera recibir eran lo ultimo que le preocupaba en ese momento.

Mientras la pelea habia comenzado para los dos espadachines, la chica de pelo verde, camino de forma perezosa, colocandose entre Namida y los dos duelistas. - Te dije que no interfirieras... Dios, luego me tocara a mi aguantarle-. No parecia importarle lo mas minimo tus palabras dedicadas al espadachin, nisiquiera si Jakie, aprovechando que estaba de espaldas la atravesaba con su espada, tan solo te miraba con ojos inexpresivos. -Muy bien pirata-chan, tu recompensa no es muy alta, pero servira para darnos de comer-. Una vez termino aquella frase viste que aquella expresion de tranquilidad habia desaparecido, ladeo su cabeza hacia abajo y solo mostro una fria sonrisa digna de una pelicula de terror, para despues tomar su baculo y propinarte un violento golpe en linea recta, arqueando ligeramente su cuerpo y desplazando la barra, para darte el minimo tiempo a esquivarlo.

—A ver. Comencemos por el principio, no te he llamado idiota, te he llamado imbécil con aires de grandeza —comento mientras le lanzo una sonrisa falsa. Desenvaino la katana que tiene los diseños de sakura y tomo una pose relajada. Agudizo mis sentidos humanos todo lo que puedo para observar todo lo que me rodea. La pantera se remueve, nuevamente, inquieta en mi interior. Desea salir y matar—. Sé lo que es ser espadachín, imbécil. Me he entrenado desde que tengo memoria.

Blando mi espada y me fijo en mis ojos reflejados en la hoja. Frunzo el ceño al escuchar “Prefiero lamer la sangre que quede en mi espada después de matar a este chico” lanzo una sonrisa ladeada y confío en que él pueda solo contra ese imbécil arrogante, egocéntrico, arrogante, con aires de grandeza... ¿Ya dije arrogante?

La mocosa de pelo verde se coloca en una posición que me impide acercarme a ellos, que ya se hallan peleando por lo que puedo ver.

—Te dije que no interfirieras... Dios, luego me tocara a mí aguantarle —alzo una ceja a modo de incomprensión. Sus ojos, totalmente inexpresivos estaban fijos en mí—. Muy bien pirata-chan, tu recompensa no es muy alta, pero servirá para darnos de comer.

La expresión de la de pelo verde muda de repente, de un rictus de serenidad, ladea su cabeza hacia abajo y solo muestra una fría sonrisa. Toma el báculo que la acompaña y me lanza un golpe con él, en línea recta. Me tiro al suelo e intento rodar hacia atrás para esquivar el ataque. Debo olvidar la otra pelea y centrarme en la mía. La mocosa comienza a cabrearme y sé que mis ojos van tomando un tono fluorescente.

“No te atrevas” pienso mientras escucho en mi mente el retumbar de la siniestra risa de la pantera.

¿ Chico ? - Sonrío al oír la voz del tal Squalo, alagándome por aceptar el duelo - ¿ Cuantos años te crees que tengo, enano ?

Squalo se lanza hacia mi, corriendo para saltar en un movimiento claramente destinado a clavar su espada en la mía, en un intento para comprobar mi fuerza. Es mas fuerte de lo que esperaba, incluso con ese tipo de espada. Me veo obligado a torcer la espada a la derecha, para hacerle resbalar y que clave su espada en el suelo. Durante el choque, me ha mirado a los ojos, y he visto que no le importa morir.

A esta corta distancia me es imposible atacar con la espada, por lo que le golpeo con una patada, mas destinada a hacer espacio entre nosotros que a dañarle. Tras alejarme de el, reculo de nuevo, adoptando la misma posición que antes, pero con la espada ya preparada para evitar otro choque directo.

Eres fuerte, enano - Sonrío, contento de encontrar a alguien que me de problemas - ¿ Cual es el nombre de tu estilo ?

El choque de las espadas resono por todo el lugar, provocando un eco ensordezedor que duro apenas unas decimas de segundo. El primer choque se habia producido y ahora Squalo se quedaba frente a Jakie con una mirada de satisfaccion, al tiempo que se limpiaba la huella que le habias dejado con tu zapato en el estomago.

-Vaya no queria ofenderte-. Dijo con un tono algo burlesco. - Es solo que no llamo hombre o rival a quien no me lo demuestra con su espada-. Explicaba mientras movia el hombro del brazo que tenia unida la espada, realizando leves movimientos circulares para quitarle el entumecimiento por el golpe que habia asestado contra su rival. -Muy bien creo que ha sido suficiente precalentamiento, ahora tendremos el duelo que te ofreci...Espero que tu espada sea tan afilidada como tu lengua-. Rio finalmente con aquella voz desagradable que le caracterizaba, cargando contra su enemigo y realizando una serie de rapidos ataques similares a los que se realizarian con un florete. Su intencion no era realizar cortes, si no dar rapidas punzadas a su rival para atravesar sus defensas y conseguir golpearle. Observaste que cuando le hiciste aquella pregunta, por un momento su sonrisa desaparecio, mas no contesto y siguio su carrera hacia ti para golpearte.

Mientras la pelea de Jakie comenzaba a ganar mas intensidad, Aly, la enemiga de Namida, observaba con tranquilidad los movimientos de su enemigo, analizando hasta el mas minimo detalle que pudiera pareces insignificante. -Ahre ahre, tienes un cuerpo muy agil Pirata-chan-. Decia la muchacha con un tono preocupante, pues daba la sensacion de que para ella era un juego, un juego liquidar a todos los que se habian colocado delante de ella en anteriores ocasiones.

Conforme hablaba contigo, pudiste ver una pequeña muestra de su habilidad con el baculo, haciendolo girar a tal velocidad que podias ver con facilidad la circunferencia que dibujaba delante de ella. - Veamos si esquivas esto-. Tan pronto termino, cargo su ligero cuerpo contra ti, dando la sensacion de que por unos segundos sobrevolaba el suelo, para despues detener el giro vertiginoso de su baculo y usar la misma fuerza que llevaba para propinarte un potente golpes en diagonal.

Poco a poco comienzo a perder el control de mi cuerpo y junto a mis manos siento la cola. Los dientes se afilan y puedo ver más lejos que antes. De mis manos nacen garras que pueden rasgar la carne con solo rozarla. Mis orejas se vuelven puntiagudas y puedo oír con más claridad todos los sonidos que me rodean. De pronto pierdo el control completo de mí misma. Lo veo todo como en una nube, en tercera persona.

La niña de pelo verde lanza un golpe, la pantera no lo puede esquivar y mi cuerpo es alcanzado y sacudido. Se aleja unos pasos y cae al suelo desplomado. Lanza un grito y luego un gruñido, se toca el abdomen y se arrodilla entre quejidos. “¿Qué haces que no atacas?” pregunto en un grito desesperado. Mi cuerpo escupe sangre y lanza un gruñido de dolor “¡Nos matará si no haces algo!”

Algo extraño, y de lo que me doy cuenta ahora, es que no siento el dolor del golpe. Es más no siento nada. La pantera mira las puertas abiertas de la base. Predigo su movimiento, pretende huir. Grito y maldigo para que no lo haga, pero no presta atención a mis palabras y sale corriendo por las puertas que la alejan de la niña y de los otros dos combatientes.

Grito hacia la pantera, grito el nombre de mi compañero. Un compañero al que he dejado tirado. Le grito, le ruego, le suplico que volvamos. Quiero ayudarlo como él me ayudó a mí.

“¿De verdad crees, estúpida, que lo vas a ayudar volviendo ahí y dejándote matar?” pregunta la pantera en mi mente “Él se preocupó por ti, te dio la libertad y tú ahora pretendes dejarte asesinar. ¿Cómo crees que se sentirá él cuando sepa que has muerto por que querías ayudarlo? ¿Qué su sacrificio no sirvió de nada?”

Sus palabras me hicieron callar y quedar quieta. No quería desperdiciar lo que había hecho. Él me había entregado la libertad que Norcissa me había arrebatado. “Eso es, ha llegado el momento de que cambies, Namida. Este mundo es demasiado malo para preocuparte por alguien que no seas tú” me comenta “Debes entender que cosas como las que él hizo no vas a encontrar en ningún lugar. No te estoy pidiendo que mates sin saber, solo que me dejes actuar cuando tú estés enfadada, prometo contenerme y no dejarme ganar por mis instintos, solo mataré a aquellos que nos molesten. Solo mataré a aquellos cabrones que no sean de nuestro agrado”

Las zarpas atraviesan la carne de aquellos que se interponen en el camino de la pantera, aquellos que se interponen en mi camino.

Off: Tema cerrado, Namida huye del combate y se me ha notificado que T no regresara en un tiempo, su personaje quedara detenido en este punto, si quiere huir o pelear contra ellos sera su decision.

Recompensa:

Namida:
Nivel: + 3
Recompensa: 700.000

Razones: Me parecio un buen rol pero solo tocaste a dos marines de rango bajo, asique tu recompensa aumenta poco porque no mataste a esa chica y ella le conto lo sucedido a la marina.

T-rot:

...Por determinar...