Misión: Afuera de la cueva

Todo se había jodido, en menos de un día lo poco que quedaba de su vida se había ido por la borda. No tenía sentido quedarse, el hombre que había sido como su padre, que le había enseñado a controlar sus poderes, que le había enseñado a luchar y que le había dado lo más importante: libros. Había desarrollado tanto su mente como su cuerpo en estos 5 años y ahora por culpa de una madre vengativa y equivocada, sobre todo equivocada, todo se había acabado. Jace se echó el dañado cuerpo del anciano mentor sobre los hombros, cogió una pala y salió de la cueva. Caminó por el bosque un buen rato hasta llegar a un claro rodeado por enorme árboles.
“Este sitio está bastante bien, seguro que le gustaría…”
Dejó el cuerpo en el suelo, se quito la capa y las protecciones del torso, además de los guantes. Dejándose como única vestimenta los pantalones y las botas. Comenzó a cavar en silencio. En su espalda se perfilaba la negra imagen de la muerte, mientras cavaba pensó en su primer entierro. Fue algo de este estilo, un compañero de armas de su padre había muerto en una misión. Los hombres lo trajeron agonizando al campamento, estaba medio muerto, así que le pidió a su padre que acabase con él. Unas horas más tarde lo estaban enterrando en la playa, recordó ver llorar a su padre.

Cuando tenía una fosa de unos dos metros de profundidad echó el cuerpo y le fue echando tierra, al terminar clavó la pala y se sentó junto a la tierra removida.
-Una vez me dijiste que la muerte acababa llegando y que era estúpido preocuparse por ella, que debíamos vivir todo lo que pudiésemos y que no debíamos dejar que nadie nos dijese lo que podíamos o no podíamos hacer… Tenías razón y honrare ese credo que me legaste. Mientras viva te prometo que si puedes verme desde dónde sea que estés nunca dejaré de luchar.
Se levantó y se volvió a poner sus ropajes; tras lo que volvió a la cueva. Recogió algunas provisiones y fue a la costa. Echó todo en el bote y se echó a la mar.
“Ya no queda nada que hacer aquí, es hora de ver de qué ha servido tantos años de entrenamiento… Voy a ir a Grand Line…”

La barca avanzaba lentamente mientras el joven encapuchado mordía con ferocidad un trozo de pan, había recogido algo de comida, un par de botellas con agua y un mapa del East Blue. El viento era suave, por tanto el mar estaba bastante calmado, lo cual era una suerte, si viniese una tormenta de improvisto se encontraría en una situación bien jodida. No tenía un destino fijo, iría a la primera isla que encontrase, necesitaba una embarcación más grande y alguien que tuviese alguna idea real del Grand Line. Había leído mucho sobre el tema, sí. Pero a efectos prácticos no tenía ni idea de lo que realmente podría encontrar allí. Recordó oír hablar una vez de una especie de restaurante-barco y que el dueño era un ex-pirata famoso. Quizás el podría contarle algo. Miró el mapa y marco su posición aproximada, inmediatamente cambió su dirección para adaptarla a su nuevo rumbo: Baratie.

Debía estar a mitad de camino cuando le ocurrió algo que ni siquiera tuvo en cuenta al salir. Su barco avanzaba despacio impulsado por leves ráfagas de éter que iba lanzando cada poco tiempo mientras leía tranquilamente cuando el barco se detuvo con un golpe y a punto estuvo de caer al agua. Desde la borda un par de cabezas se asomaron.
-¡Eh! ¡Terry! ¡Tenemos algo!
Jace miró hacia arriba y suspiro.
“Joder, piratas…”
El tipo que había gritado saltó al bote al momento que alguien echaba el ancla del gran barco. Jace se puso en pie dispuesto a luchar, pero tras analizar la situación decidió que era más lógico esperar a ver como se desarrollaban los acontecimientos.
-Jajá, no te muevas ¿eh? No me gustaría tener que dispararte – el pirata se señalo la pistola que tenía en el cinturón mientras rebuscaba por los sacos de Jace-Vaya, pero si tenemos aquí una buena cantidad de dinero, ¡Eh, idiotas! ¡Lanzad una cuerda, vamos a subir a este idiota a bordo, igual podemos sacar algo por él!

Jace bostezaba tranquilo en la bodega del barco, le habían puesto unas bonitas esposas cuya única llave guardaba el capitán del barco, Terry se llamaba por lo que podía suponer Jace.
“Idiotas…”
Al parecer se auto consideraban piratas, los más peligrosos del East Blue había oído decir al individuo que lo había esposado. Le había quitado la comida, el agua, el dinero y lo peor de todo: los pocos libros que había cogido. Según había oído, parecían dedicarse también a entregar a otras personas con recompensa por su cabeza, ya que según palabras de su capitán “este barco no se puede mantener solo”. Jace pasó casi todo el dia en la bodega, al caer la noche, lo sacaron a cubierta para interrogarle. Lo sentaron en un barril, el corpulento capitán se sentó en otro barril, a su alrededor se congregaron el resto de la banda, eran en total 5 contando al capitán.
-Bien, según esto vales un buen dinero – Terry dejó caer un cartel, en el se veía un tipo encapuchado bastante parecido a Jace, su cabeza valía 1 millón y medio.
Jace sonrió levemente y empezó a hablar con tono bastante orgulloso.
-Sí bueno, me he comido la cabeza de tipos tan idiotas como tú y el gobierno necesita idiotas para que su sistema siga funcionando.
Terry descargó un buen derechazo al pecho de Jace, este se encogió por el impacto.
“Siempre tan fáciles de provocar”
Mientras estaba encogido los ojos del joven brillaron con un azul intenso, en el mismo momento la llave ilusoria iba tomando distintas formas dentro de la cerradura hasta que hizo un imperceptible “click”. Jace se incorporó, sus ojos habían vuelto a su tono azul natural y estaba sonriendo.
-Esto es muy divertido, es la segunda vez que me esposan en dos días…
-¿De verdad? Por el North Blue, ¿y qué golpe de suerte te llevó a salir de la vez anterior?
-¿Suerte? ¿Qué es eso?
Jace avanzó separando sus brazos tras su espalda, mostrando que se había quitado las esposas, los piratas vieron sorprendidos como Jace golpeaba con la frente en la nariz de su capitán.

La nariz del capitán pirata se partió del impacto, los tripulantes recuperaron la compostura y comenzaron a desenvainar espadas y sacar pistolas. Jace no perdió ni un segundo y empujó a uno contra la borda con una ráfaga de éter provocando que cayese al mar, aprovechando la confusión que reinaba atravesó la puerta que llevaba al interior del barco, en cuanto entro se posicionó detrás de la puerta esperando a que le siguiesen. No tardó mucho en oír los pasos y gritos que provenían de fuera. Dio una fuerte patada a la puerta, esta fue a impactar de lleno en uno de los hombre que iban a entrar, provocando su rápida perdida de consciencia.
“Ya sólo quedan 3, más el grandullón”
Jace se atrevió a asomarse en el mismo momento que uno de los piratas descargó su pistola, la bala paso a escasos centímetros de la cabeza de Jace, atravesando la pared del fondo de la estancia. Aprovechando que estaba recargando Jace se sacó una de las dagas del guantelete y se la lanzó con tal precisión que la dejó clavada en la frente del pirata. Si su memoria no fallaba, los que llevaban armas de fuego estaban fuera de combate. Ya podía salir tranquilo a cubierta…

El capitán había recuperado la compostura a pesar de la cantidad de sangre que no paraba de brotar de su nariz, parecía muy cabreado y llevaba un enorme hacha de doble filo entre los fuertes brazos.
-¡Maldita rata! ¡Te despedazaré y alimentaré a los tiburones de los 4 mares con partes de tu cuerpo!
-Estoy seguro de que lo vas a intentar…
Del castillo de popa saltó uno de los dos tripulantes restantes, Jace lo escuchó gritar mientras se abalanzaba sobre él, lo que le permitió dar un salto adelante minimizando el corte de la espada, salvando así el pellejo por poco una vez más. El corte le había abierto una buena herida en el torso. No tuvo tiempo ni de tomar aire cuando el capitán se abalanzó sobre él descargando un hachazo vertical, Jace rodó y el hacha se clavó con un fuerte impacto que hizo saltar astillas de la cubierta. Jace volvió a tomar la iniciativa y corrió hacia el capitán mientras sacaba otra daga del otro guantelete y se la lanzaba al que había saltado del castillo de popa, que observaba la escena hipnotizado. La daga se clavó en el hombro mientras Jace alcanzaba al capitán que intentaba arrancar el hacha de la madera, la patada que Jace le propino en la nuca fue brutal, el impacto hizo que la cabeza del capitán se abalanzase con mucha fuerza hacia abajo, dejándose la cara partida en dos contra el filo de hacha que estaba intentando sacar.

Jace miró a su alrededor mientras respiraba con dificultad por el esfuerzo, además la herida se le estaba abriendo con tanto movimiento. De momento tenía un capitán con la cabeza cortada verticalmente, un tipo con una daga clavada en la frente tirado en el suelo, otro sangrando por la cara y con varias astillas tirado en el suelo también, el tipo que tenía la daga clavaba en el hombro había soltado al espada y estaba arrodillado.
“Contando al que tiré al principio me falta uno…”
Jace se fue a la borda y vio como el bote en el que él había hecho tantos viajes se alejaba con un pirata a bordo. Se giró y recogió la daga de la frente del muerto, se la volvió a esconder en el guantelete y caminó despreocupadamente hacia el único tripulante con vida.
-Bueno, ¿sabes manejar el cañón?
-Sí, señor, ¡no me haga daño señor! – tenía un tono de terror en la voz que divertía mucho a Jace.
-Bien, pues abajo.
Jace hizo que el tipo apuntase con el cañón a la barca y disparó. Hubo un estallido de astillas y sangre. Tras lo que Jace se giró sonriendo.
-Llévame a Baratie y pensaré que haré contigo luego, por cierto, esto es mío-Jace arrancó la daga que hubo pertenecido a su hermano de un tirón y la ocultó rápidamente en el guantelete