La creación de la banda

Spoiler:

El Baratie era un famoso barco-restaurante donde los clientes iban a disfrutar de una velada en alta mar, al mismo tiempo que se divertían con las broncas de los camareros entre ellos, con otros clientes, o con quienes no podían pagar. Así que al final, acababa siendo el espectáculo lo que más llamaba la atención.

Ya fuera por cosa del destino, o porque pasaba cada uno por allí en un determinado momento y simplemente coincidieron, fue el lugar que (esperemos) más tarde odiarían los marines al darse comienzo una concreta banda de piratas…

Jacqueline llevaba un par de días navegando con el nuevo barco robado, haciendo todo lo que podía por dominarlo, puesto que al no ser navegante, la mayor parte de las veces se dejaba llevar. Por si fuera poco, ¡no quedaba sake en la despensa! Y eso era algo que odiaba profundamente. Así que ver a lo lejos el prestigioso restaurante del que tanto se hablaba fue como si el Dios pirata le bendijera con una buena recompensa después de todas sus penurias.

Inmediatamente, desembarcó, amarrando el barco junto a otros que custodiaban los encargados del restaurante, y pasó a saciar la sed. Se sentó en la barra y pidió al instante un vaso de sake. ¿Era aconsejable? ¡Por supuesto que no! No tenía a nadie más para navegar, y borracha poco podría hacer, pero al fin y al cabo, era Jacqueline. Si hubiese pensado siempre en las consecuencias, haría algo más productivo con su vida que convertirse en pirata.

Un barco con bandera pirata se acercaba rompiendo las olas hacía el muelle del barco-restuarante. En el castillo de popa iban un pirata herido y tembloroso, a su lado una figura encapuchada con los ropajes manchados de sangre.
-Se... Señor, no deberíamos acercarnos más. Portamos bandera y pirata y es bien sabido que aquí suelen venir a comer suboficiales y oficiales de la marina de permiso.
-Tú sigue adelante, antes de que me arrepienta de seguir dejándote con vida...
El joven encapuchado avanzó por el barco, pasando junto a varios cadáveres. El más vistoso de todos era el de un tipo corpulento que parecía haberse dado un buen cabezazo contra el filo de una hacha, de hecho estaba justamente así.
El barco echó el ancla en el mismo momento en que Jace daba un paso desde la borda para caer en el muelle. Se giró para mirar al único ocupante con vida del barco.
-Puedes irte, haz correr la voz, Jace The Illusionist siempre cumple con su palabra.
La gente miraba horrorizada la grotesca escena que se les presentaba en la cubierta de aquel barco. El joven ensangrentado avanzó sin mirar a nadie hasta entrar en el restaurante, de primeras no miró a nadie, buscó el baño con la mirada y se dirigió hacia allí. Una vez dentro se quito los guanteletes y se retiro la capucha. Lavó las dagas mientras silbaba una melodía pegadiza, una vez se hubo limpiado también las manos y la cara salió de nuevo al restaurante; esta vez sin la capucha puesta.
Era un joven de piel pálida, ojos azules como el hielo y pelo igualmente azul; tenía, además, unas extrañas marcas en la cara, eran verticales y caían desde la frente al cuello, pasando por los ojos.. Se sentó en la barra y pidió un buen plato de carne y una jarra de cerveza. Mientras esperaba la comida miro alrededor.
Todo parecía normal, parejas comiendo, familias enteres, grupos de jóvenes... Todos parecían algo escandalizados con su presencia. Siguió observando hasta que su mirada se poso en una joven alta de cabello corto y azul. Llevaba una capa que le caia de los hombros y estaba empinando el codo a base de bien. Jace suspiró al ver su comida y cogió la jarra de cerveza la levantó en dirección a la joven a modo de saludo y le dió un largo trago.
"Si consigo pasar más de una hora aquí sin que nadie intente matarme este puede podría ser uno de mis mejores momentos en los últimos dias..."

-Hemos llegado.... capitán-

-Jajajajaja..... capitán jajaja- La risa es pequeña. No desea despertar a Norcissa. Voltea y observa al único marine vivo en ese barco de la marina. "Irónico" piensa. Pero si a la mitad de la noche los 5 marines restantes no hubiesen intentado escapar. Ahora esos 5 marines no serian uno. Lo mira fijo. Esta muy firme, como si mirase a un superior y no a un pirata.
-Supongo que querrás irte.-

-De ser posible señor.-

-Muy bien pero debo asegurarme de que no digas nada- Se acerca lento a el y con un movimiento saca su bisturí y corta la lengua del marine. El hombre intenta gritar pero Mr. Poe le tapa la boca. -No grites, despertaras a la señorita. Ahora toma un bote y largo- El marine obedece sangrando por la boca y toma un bote de remos para alejarse del barco.

Mr Poe se encuentra diferente esa mañana. Ya no porta su único pantalón ensangrentado. Ahora esta limpio pues había tomado una ducha entre el segundo y tercer intento de escape de los marines. Ahora vestía un pantalón negro y una camisa blanca desfajada y con el primer botón (el del cuello) desabotonado. Porta unos zapatos sencillos color negro y una mochila de cuero colgando a la altura del lado derecho de su cintura mediante una correa que se sujetaba al hombro izquierdo. Conserva su mascara pero la porta alrededor del cuello, y no puesta. Y como siempre su katana del lado izquierdo del cinturón.

Despierta a Norcissa lentamente para minutos después bajar juntos de la cubierta del barco robado a la marina hacia el famoso restaurante flotante.Mientras baja cuenta los cadáveres. Al menos 20 marines muertos.

Me despertaron, aunque aún el sueño era palpable, para otra vez mi tiempo de escritura será diurno. Porsupuesto no se le había ocurrido tirar los cadáveres, llamaríamos demasiado la atención... además del repugnante olor que proferían de la descomposición.
-...deberías haberte desecho de los cadáveres, estás siendo demasiado descuidado.- reprocha, mientras permanece al lado del causante.

Ella sigue portando sus vestimentas normales, capucha puesta, mientras la guitarra yace encadenada a su espalda, conjungo a su arpón.
El extraño dúo entra al restaurante, aunque los rostros de los "comunes" sugieren que ya temían de antes, al parecer no llamamos tanto la atención como esperábamos.
Se sienta en una pequeña mesa vacía, de tres sillas ahora dos desocupadas: esperando que Poe tambien tome asiento, no tarda en hacerlo.
- Sabes... si la gente se asoma al barco podriamos tener problemas... aunque me da que los resolverías...- miro la carta, cómo no, aparte de platos impronunciables hay manjares exquisitos... pero eso sí, caros.

Aún no estaba del todo borracha (demasiado concentrada como para percatarse de lo que sucedía a su alrededor) cuando, a través del culote del vaso que comenzaba a vaciarse del sake que entraba en su boca (y casi directamente a su garganta), vio cómo un hombre desconocido levantaba la copa a su salud. ¿Se estaba jactando acaso de ella? ¡Porque no estaba para nada de buen humor! Días y días de sobriedad para que un tipejo cualquiera intentase burlarse de ella…

Quizá fuera el alcohol, la soledad de varios días (que nunca había sido ningún problema), o el proyecto que empezaba a formarse en su mente, pero en vez de intentar pasar desapercibida o ignorar al joven, Jacqueline le observó largamente. Tenían el pelo y los ojos del mismo color, aunque por supuesto, eso no los hacía iguales. Al fin y al cabo… ella seguía siendo un ángel. Un humano con plumas, pero un ángel.

Sin meditarlo, sin pensarlo siquiera, se levantó de su sitio y avanzó hasta el lado de la barra donde estaba aquel hombre, sentándose a su lado, de espaldas y apoyándose con los codos en la mesa, con el vaso vacío aún en la mano. Lo depositó en la superficie y le hizo una seña al camarero para que se lo rellenara.

—¿Cerveza? Un poco fuerte para ti, ¿no, coloreado? —no lo parecía, pero le había llevado bastante rato pensar un buen mote con el que dar inicio a la charla, contando que sus marcas no eran, en absoluto, jocosas.

Sí, definitivamente, algo borracha sí que estaba. Aunque como siempre, antes de intentar entablar conversación larga con alguien, probaba su paciencia… Bueno, mejor dejémoslo en que era, simplemente, Jacqueline.

Jace fue comiendo tranquilamente mientras todo se iba sucediendo a su alrededor, al poco tiempo de estar allí entraron dos jóvenes más. Conocía a uno de ellos, había estado con el hacía cosa de una semana en Loguetown, lo hubiese saludado de no ser porque ni si quiera se dió cuenta de su llegada. Iba devorando la carne, era lo mejor que comia en años. Siguió dando tragos a la cerveza, ajeno a todo lo que sucedía. En ese instante de máxima satisfacción, se rompió la tranquilidad.
La joven bebedora del otro extremo de la barra se había acercado a él.
—¿Cerveza? Un poco fuerte para ti, ¿no, coloreado?
Jace se quedó bloqueado, hacía siglos que no hablaba con una mujer en buenos términos. Concretamente la última fue su madre; aunque eso no cuenta. Demasiados años en esa cueva con aquél viejo. Jace se giró para encarar a la joven y sonrió estúpidamente, aunque intentó disimularlo.
-¿Coloreado? Me habían llamado muchas cosas, pero nunca eso. No sé mucho del tema, pero suele ser triste que una mujer beba sóla-Mantuvo silencio y momento y añadió- ¿Problemas de pareja tal vez?
Dijo lo último sin pensarlo demasiado, lo poco que Zaratrusta le había contado de mujeres es que siempre estaban llorando por hombres que no les amaban y cosas del estilo.

Mr. Poe se sienta frente a Norcissa en una pequeña mesa en la que sobra una tercera silla. El camarero les atiende y les lleva sus ordenes respectivas. Todo parece ir bastante bien. Mr.Poe y Norcissa comen cómodamente.

Al otro lado del enorme comedor se encuentra un sujeto encapuchado platicando con una chica encapuchada (Off Rol: Valgame la redundancia XD). El hombre le parece familiar a Mr. Poe. Probablemente sea aquel joven con quien se encontró tiempo atrás en aquella isla llena de marines.

Vuelve a centrarse en su comida hasta que llega la situación mas inoportuna posible. Un cocinero entra corriendo de la zona de cubierta donde están anclados los barcos. Tiene la cara pálida y grita lleno de miedo:

-¡¡¡¡Afuera hay un bote de la marina lleno de marines muertos!!!!- Toda la gente suelta un suspiro combinación de sorpresa y miedo. El sujeto encapuchado voltea a ver a Mr. Poe. Probablemente sospeche de el. Norcissa se le queda viendo. Como diciendo: "Te lo dije"

La tranquilidad se esfuma,
las miradas se cruzan,
si ya lo sabía yo.
Me cago en "to".

-...es culpa tuya. Te va a tocar a tí solucionarlo...- dispone la servilleta sobre su regazo.-...y luego hablaremos....- frunce algo el ceño, no puede permitirse ir con un asesino tan descuidado, seremos la perfecta diana para los marines y cazarrecompensas.
La guitarra descansa sobre la silla que había quedado vacía, en un nido de cadenas, y un aguijón de hierro.
Aunque la conmoción es patente, los trabajadores intentan poner orden en aquellos que no mantienen la compostura

- Disculpen el retraso... se ha montado demasiado revuelo... no se preocupen, pronto llegaran los marines a resolver este entuerto...- un amable camarero nos sirve, a mí la copa de tinto que había pedido... a Poe ni me fijo, (off: no se lo que vas a pedir XD). Aún así se queda tras servir las copas, intentando ver mi rostro- Una señorita tan apuesta no debería ocultar su rost...
- ¿A quien llamas señorita?- mi voz se agrava, tomando un tono mucho más masculino, oscuro y atemorizante.
Gotas metafóricas pueblan su nuca, cree la ilusión; y con una extraña sonrisa, de pensar: joder, es un maromo..., se va. No era un momento propicio para filtrear, menos cuando el peligro acecha.

No habían pasado muchas horas desde que C-003 abandonó la Isla Cuadrada, a lo mejor habían transcurrido tan solo 2 horas... y el cyborg seguía nadando a toda máquina sin parecer cansarse.

Hace unos minutos se había dado un cabezazo con un buque acorazado de la marina que por suerte no se percató de su presencia, pero la dura cabeza de C-003 dejó en el casco del navío una pequeña abolladura que jamás podría ser arreglada.

El Baratie apareció de pronto a lo lejos en el horizonte. Era un restaurante peculiar, pues era solamente un barco con forma de pescado.

Spoiler:

Habían unas cuantas naves ancladas alrededor del local, una de ellas le llamó bastante la atención a C-003, pues estaba llena de marines asesinados a mala sangre. Así que el cyborg subió a bordo de aquel barco. No había nadie... bueno, nadie vivo. La escena era ya de por sí horrible, pero a un C-003 sediento de venganza de la marina le causó placer.

-Maravilloso, quién haya hecho esto debe de tener graves problemas personales hacia la armada.-

Pensaba irse a tomarse una cerveza o algo, pero volvió a fijar la atención en los fallecidos... Eran marines, eso sí, pero también personas. Tenían su historia, su pasado... y cada persona es única en el mundo. Aquellos pobres desgraciados habían muerto posiblemente peleando, como héroes valientes... Se merecían un respeto...

Así que C-003 se agachó y cerró los ojos cuidadosamente a los cadáveres que los tenían abiertos... Pero en ese momento...

-¡¡¡¿¿¿QUÉ HA HECHO, ASESINO???!!!- Un grupo de marines disfrazados de civiles normales había salido del Baratie y pensaban que el cyborg había cometido tal crimen...

-Yo no lo he hecho...- Pero las palabras no eran lo suficientemente convincentes para los soldados, que comenzaron a dispararle a diestro y siniestro.

En esos mismos instantes, la clientela del Baratie acababa de recibir la noticia del asesinato de los marines por parte de un camarero paliducho. Todos parecían conmocionados o sorprendidos menos dos personitas causantes del embrollo.

Se oyeron los disparos del exterior... y de pronto, un marine ensangrentado atravesó una ventana del restaurante (desde fuera, claro)... Estaba medio muerto... El culpable de su mal: C-003 que había actuado en defensa propia...

Jacqueline frunció el ceño. En efecto, coloreado no había sido, ni de lejos, una de sus mejores ideas. ¿Qué coño le pasaba para que se le ocurriera semejante estupidez? En cualquier caso, el tipo en cuestión pasó del tema en general, para centrarse en otro que le gustaba mucho menos a la pirata.

—¡Ja! ¿Pareja? ¿En serio me tomas por una de esas niñatas idiotas que se cuelgan por un tío cualquiera? Tengo mejores formas de malgastar mi vida —comentó—. Tus “informantes” te la han jugado. No hay nada de tristeza en que alguien beba solo, sea hombre o mujer. ¿O en tu caso sí? —señaló la cerveza.

No creía que lo hubiese dicho con fines machistas, ni mucho menos, pero a Jacqueline le gustaba siempre criticar o pinchar, así que no dejaba pasar la ocasión.

De repente, el ambiente del bar cambió. Un camarero nervioso entró anunciando la muerte de varios marines, algo a lo que Jacqueline prestó atención muy por encima. Y además, pronto, llegaron más para tranquilizar a los comensales del accidente. Lo que a la chica no le gustó nada fue la noticia de que iban a llegar más refuerzos… pero, ¡bah! Ni cien marines iban a robarle aquel momento entre ella y su amor platónico.

—¡Bah! —exclamó, de mal humor—. Unos marines más, unos menos… Mueren decenas cada día. Y la mayor parte de las veces, porque se lo buscan ellos solitos.

Jacqueline ya ni recordaba cuántos marines había matado desde el inicio de sus correrías en el mar. Quizá, por eso, ya no le afectaba la muerte de los justicieros de la ley mundial como antes. Un momento, ¿le había afectado alguna vez? ¿En serio?

Aún se lo estaba preguntando cuando un marine voló por la ventana, interrumpiendo de nuevo la borrachera de Jacqueline. ¿Otro que quería morir joven? ¡No aprendían!

—¡Esa ventana da al puerto! Mierda, mierda —se percató de pronto Jacquelien. ¡Su barco estaba anclado ahí! Y era su única vía para salir del restaurante. Si un maldito loco estaba luchando, podía destrozarlo o incluso robarlo. ¿¡Cómo no lo había pensado antes!?

Sin despedirse de su compañero, olvidándose de él casi, salió precipitadamente del restaurante hacia donde anclaban los barcos de los clientes, con la intención de averiguar si el cabrón que la estaba organizando tenía una vía de escape que no fuera la suya.

Jace se avergonzó un poco cuando vio que, efectivamente, el comentario estaba totalmente fuera de lugar. En cuanto la joven mencionó la cuestión de si en su caso era triste beber sólo el rostro de Jace se ensombreció y apartó la mirada de ella para dar otro trago a la jarra. Apoyó la jarra en la mesa y volvió a mirarla.
-Bueno, hace menos de 12h que he enterrado al hombre que ha sido como mi padre desde hace más de 5 años.
En cuanto terminó de decirlo volvió a dejar de mirar a la chica, había sido demasiado borde, eso desde luego; y no entendía siquiera porqué hablaba con una desconocida de lo que le entristeciese o no, inconscientemente había algo de ella que le gustaba, no sabía qué, pero sabía que era algo. Mientras Jace se preguntaba cosas del estilo la chica respondió algo sobre unos marines. Jace había estado tan absorto en sus pensamientos que no se enteró de lo que dijo el camarero.
Unos momentos después, un marine atravesó el cristal. La chica salió de allí sin decir nada. Jace se giró y dió el último trago a la jarra. Se coloco la capucha y se dirijió fuera del restarurante, estaba bastante cabreado; el haber recordado la muerte de Zaratrusta no le había sentado demasiado bien, seguramente partiendo algunos huesos podría desahogarse.
"Joder, ni en este puto día voy a estar tranquilo"

Un marine atraviesa la ventana. Norcissa mira a Mr. Poe de reojo. Acusadora. Como si lo regañase. Los dos encapuchados salen, primero la chica y luego el chico. Mr. Poe voltea a ver a la pálida chica sentada en su mesa y ella no le dice nada. Solo continua comiendo. Minutos atrás le había dicho:

-...es culpa tuya. Te va a tocar a tí solucionarlo......y luego hablaremos....-

Mr. Poe se levanta de mala gana. Esperaba pasarla tranquilamente. Jace.... algo así se llamaba el encapuchado. Jace observa a la chica que camina hacia afuera. Parece molesta, y ebria. Mr. Poe no les da demasiada importancia y sale por la puerta principal para observar a un hombre alto, rubio y vestido por completo de negro peleando con algunos sujetos.

Suspira despacio. Saca su katana. Y corre en dirección a los sujetos. Les da a todos. A el hombre rubio de lentes negros. Le da una estocada rápida y corta su garganta. No parece doler le, no grita... ni sangra. Los tres sujetos con los que luchaba el hombre rubio son decapitados de un tajo. Por fin las cosas parecen un poco normales. Se siente a gusto. Baja el filo de su katana y se gira quedando de frente a los sujetos, al mismo tiempo que las gotas de sangre que salpican los tres cadáveres decapitados vuelan ligeramente por los aires a causa de la presión arterial y le caen en el rostro. Cierra los ojos y sonríe. Abre la boca y saca la lengua. Atrapa una de las gotas escarlata.

Prefería quedarme adentro, no quería problemas, eran ellos los que querían combatir innecesariamente... además, ahora que oponían más resistencia ante la ley los habitantes del Baratie tomarían medidas.

Los visitantes permanecian detrás de las mesas, preguntando constantemente por una salida trasera, algunos escondiendose en el baño... inútiles ricachones; porsupuesto tambien estaban los jóvenes confiados agarrados por sus madres o parejas que orgullosos decían que se encargarían de proteger a sus acompañantes.

Mientras que el grupo de trabajadores permanecía más o menos impasible, sirviendo los platos que se les habían pedido... y por suerte el mío llego.

- Aquí tiene señor...- era el mismo de antes, disponiendo mi ternera a la pimienta frente a mí. Me quité la capucha, mientras seguía allí....
- ¿Esperas algo?- siquiera lo miraba, miraba el plato, exquisitamente preparado... nos costaría una pasta; si es que pensásemos pagar.
- Simplemente quería saber si era de su agrado...- ...claro, seguro...
Corté un trozo con elegancia y lo degusté... exquisito, cómo no... pero no inmejorable.
-...francamente bueno...-la máscara sonrió. Al fin y al cabo necesito recabar información.Y no hay camino más corto que una sonrisa. Tras unos planificados minutos le sonsaqué lo que quería.
Al parecer habían informado a un enorme buque de la marina que se acercaba desde el sur, así que pronto se "solucionarían" los problemas, el reparto que formaba el Baratie empezaría a tomar cartas si se le hacían daño a alguno de sus preciados clientes, o bien si los destrozos causados sobrepasaban lo esperable; mientras tanto no actuarían y velarían por la seguridad de sus clientes.

Otro camerero trajo la comida de Poe. Espero que le gustara un buen entrecot; entonces cayó en la cuenta. Cogí el plato y los cubiertos, a la par que mis cosas.
- Bueno, gracias por la información, ahora podremos huir perfeeectamente.
Salí, el panorama no era muy bueno.
-¿...quieres dejar ya el rollo de psicópata? Tu comida.- tendió el plato, mientras se colocaba mejor la guitarra a la espalda, conjunto a las cadenas y su arpón.
-...-miré a los demás, la verdad la que habían montado, y aún montaban era la de dios. Aquí parece que soy la única que conoce la palabra sigilo,o sutileza.

"¡¡¡DEMENTE!!!"

Eso era lo único que C-003 podía pensar tras ver como aquel personaje psicópata de las katanas había tratado de asesinar a todos los presentes en aquella escena. Es cierto que el cyborg quería venganza... pero no de aquella manera...

NADIE, y cuando se dice nadie es NADIE, TIENE DERECHO A PRIVAR DE LA VIDA A UN SER VIVO.

Esa era una de las reglas que se había autoimpuesto el cyborg. ¡Y encima aquel "niñato" bestia no sentía un solo atisbo de culpabilidad por haber arrancado la vida de cuajo a aquellas personas que solamente estaban cumpliendo con su deber de mantener el orden...

Además, la lucha era entre C-003 y los marines. Así que ¿Qué demonios estaba intentando hacer? ¿Chulearse?. Y la pregunta más inquietante: ¿Por qué había tratado de acabar con él también?

El cyborg no recordaba haberle visto nunca ni nada... Así que... Misterio...

Resistió las ganas locas que tenía de pegarle un puñetazo en el cuello a aquel individuo del demonio y observó a su alrededor...

Habían varias personas presentes, cada cual más rara... Pero en vez de preguntar qué querían, pasó de todos ellos y se metió dentro del Baratie, le dió dos bolsas de monedas al primer camarero que vió y le dijo:

-Una bolsa es para compensar los destrozos guardados y la otra para curar a ese tipo de ahí- Dijo señalando al marine que había dejado medio muerto antes...

Spoiler:

Jacqueline estaba atónita. Había salido, no sólo interrumpiendo su paz y descanso para vigilar su barco, sino también para contemplar cómo un muchacho cualquiera se pegaba con unos cuantos marines (cualquiera, también). La escena en sí no le importaba, claro. El caso es que se había precipitado. ¡Pero joder! Como el barco desapareciese, tendría que robar ella otro para marcharse.

Suspiró, cabreada, cruzándose de brazos en el marco de la puerta, donde se había quedado. El hombre de la barra le había seguido, así que se dirigió a él, cruzándose de brazos.

—Tendrían que poner más protección en el local, joder —se quejó, enojada—. ¿De qué mierda sirve venir a comer al mitad del mar si tienes que estar pendiente de que ninguno de estos piratuchos te robe el barco?

Pero algo llamó entonces poderosamente su atención. Desde su posición, pudo observar claramente el barco con marines del que habían informado antes. ¡Dios! ¡Cuánto uniforme junto y ensangrentado! Aquello no parecía cosa de novatos. ¿Y si…? Miró con renovado interés al hombre que acababa de entrar al restaurante y que había estado, antes de que el otro interviniese, implicado en la pelea. Ahora, parecía querer pagar lo que había roto.

—Un momento, coloreado —pidió Jacqueline distraída.

Se acercó al Cyborg (aunque, naturalmente, ella no sabía que era uno), se situó a su lado, con los brazos en jarras, y mirándole exhaustivamente para captar su atención.

—¿Te habían hecho algo realmente feo esos pobrecitos hombres, viejo? —preguntó, como siempre, evaluando al mismo tiempo.

Una vez fuera Jace vio como un tipo elegante con gafas de sol repartía golpes a diestro y siniestro a los marines de la zona, además de ver como un tipo que le sonaba mucho mataba algunos marines también. Jace se sentía decepcionado, había salido con ganas de dar algunos golpes, de pelear un poco, necesitaba hacerlo para recordarse a sí mismo que seguía vivo. Pero parecía que no iba a suceder, Jace se mantuvo callado mientras escuchaba a Aile.
"Desde luego, ojalá hubiese más protección..."
Luego Aile se fue hacía el tipo elegante. Le había vuelto a llamar coloreado, le empezaba a gustar el mote; no tenía demasiado sentido, pero en fin... Jace pensó en quedarse ahí de brazos cruzados, pero pensó que para no hacer nada, mejor hacer algo. Siguió a Aile y saludo con la mano al cyborg, después de que Aile le hubiese hecho su pregunta.
"Menudo día..."
De verdad, si no pasaba algo ya acabaría partiendole la jarra vacía que llevaba en la mano al primer desgraciado que se le cruzase. Cuando el cyborg se disponía a responder alguien puso la mano en el hombro de Jace, este se giró para mirar a un marine bastante corpulento, a Jace le sonaba haberlo visto dentro del restaurante comiendo. Bueno, algo es algo...
-Oye... Tengo que detener a ese tipo - señaló al cyborg - y seguramente también a vosotros, por sospechosos.
Vaya, parecía bastante educado. Jace señaló a Mr. Poe, que estaba algo alejado de ellos.
-¿Y qué hay de aquél?
El marine se giró, cosa que aprovechó Jace para descargar con toda la fuerza que pudo la jarra de cristal sobre la cabeza del descuidado hombre. El sonido de los cristales rompiéndose se escucho por todo el muelle mientras el marine caía desplomado. Se giró y miro a Aile.
-Marines, menudo chiste...

Mr. Poe ahora se siente ridículo. Había asesinado a tres hombres, aparentemente civiles. Y atacado al sujeto rubio. Pero sin ningún pesar por la cortada en su cuello lo ignoro y entro por la ventana rota acercándose a un camarero e intentando pagar los daños. Tal vez no le habia dado. Pero eso no era normal. Mr. Poe siempre acertaba en su objetivo. Fuese una cortada en la yugular o fuese reventar una arteria del corazón con una estocada entre las costillas.Mr. Poe nunca fallaba. Definitivamente algo no andaba bien con ese hombre.

Ahora Mr. Poe come rápidamente del plato que le había dado Norcissa segundos atrás. La chica de la capa que estaba con Jace se acerca al hombre rubio con una interrogante. Y mientras Mr.Poe come sentado en el suelo y con las piernas cruzadas. Sosteniendo el plato con una mano y la cuchara con la otra. Un hombre alto y corpulento con uniforme marine se acerca a Jace. Y le avisa que debe detenerlo. Entonces Jace señala a Mr. Poe quien acababa de comer y dejaba el plato en el suelo. Y cuando el marine voltea Jace le mete semejante golpe en la cabeza con una enorme jarra de cristal.

Mr. Poe sonríe. Y se pone de pie mientras saca su katana nuevamente.

-Parece que ahora si habrá fiesta.- Susurra para si mismo, y el que quisiese y alcance a escuchar. A lo lejos, muy a lo lejos, se acerca un barco marine. Probablemente los camareros ya habían dado aviso. Los comensales ya no están sentados en comedor sino que se refugian alejándose lo mas que pueden de todo el barullo. -Oh si. Definitivamente habrá fiesta- Sonríe nuevamente. Presiente mucha diversión por delante.

De-ses-perante.
- Veamos Poe...- se llevó la mano a la cara, apretando su tabique nasal... ya esto era demasiado absurdo.- ¿Tu crees... que puedes ir liándola... por ahí? Nooo....- alargó, negando, con los ojos cerrados, con un tono similar al susurro.
- ¿ Qué porqué no?- me adelanté, mirándole- Porque empiezas a poner a gente en un peligro innecesario... y eso estaría... bueno, me daría igual, pero no cuando esa gente...- se puso mortalmente seria- sea yo.
Norcissa portaba a su alrededor un aura intimidante, no había llegado tan lejos para morir por culpa de un lunático.
- Así que ahora... cogerás y te disculparás con el hombre que has intentado de matar... y que no has conseguido- lo cual... me inquietaba. Pero se ocultaba.- Así que te guardas la espadita- recorrio con sus dedos su hombro , imitando un paso para luego, con esos dedos-pierna, patear levemente su sien- y no la usas... ni tampoco el bisturí.- aclaró.
-...así que vamos a hablar con estos... curiosos personajes.- ando hasta donde se encontraba el grupo.

Spoiler:

C-003 se estaba convirtiendo en el centro de atención, y eso le disgustaba mucho. Hace apenas unos instantes una señorita le había llamado viejo, y otro tipo había dejado K.O. a un marine de mucho ladrar y poco morder.

Hora de dar respuestas...

-Vamos a ver... Aunque no lo creaís, solamente tengo 18 años, así que sería para mí un agrado que no me tratasen de viejo- Dijo para aclarar.

Para rematar la contestación se quitó las gafas de sol, mostrando su ojo biónico de pupila roja.

A continuación le gritó al loco de la katana lo siguiente:

-¡Eh, tú! Podrías haberme matado- Dicho esto se señaló la zona del cuello donde había recibido el corte, la piel sintética se había roto como una piel normal y corriente, pero la herida en vez de mostrar sangre y músculo tan solo mostraba metal de color gris, un poco rasguñado por culpa de aquel muchacho de 14 ó 15 años. -¿Cómo es posible que un "niño" como tú pueda manejar una espada mucho mejor que un marine?-

Se volvió a poner las gafas de sol y preguntó a todo el mundo dónde quedaba la isla más cercana, la marina estaba seguramente de camino al restaurante y no quería más problemas...

Jacqueline ni siquiera se inmutó cuando, a su lado, el tipo con el que había hablado por primera vez en el restaurante, se cargó a un marine sin sudar la gota gorda. Estaba pendiente del viejuno, que luego resultaba no ser tan viejo, aunque observó la escena de reojo con interés.

Ante todo, puso mala cara. Putos marines. Siempre estorbando. ¿Y ahora ella qué hacía? Llegarían y, a no ser que sólo se centrasen en los culpables, irían a por todos los piratas que pudieran. Y un bonito cartel de búsqueda no permitiría que pasase por una comensal más.

—Entonces, dime tu nombre —le espetó al hombre cuya sangre era un barullo de cables. Qué raro. Jacqueline nunca había visto nada parecido. Luego, volvió a dirigirse al primer hombre con el que había hablado, el que había pegado al marine—. El tuyo tampoco me vendría mal saberlo.

Cualquier enemigo de marines tenía que ser su amigo. Y Jacqueline estaba muy necesitada de amigos. O aliados, como prefería llamarlos.

—Mirad, como ya sabéis, los marines están al caer —les dijo a ambos, aunque habló un poco fuerte y varios clientes se giraron a mirarla—. Ese sólo ha sido el primero. Y ya que por una vez no me he ganado los problemas, no pienso afrontar los de otros. Tengo un barco afuera esperando a ser zarpado cuando a mí me dé la gana. No parecéis simpatizar con los marines, y no me vendría nada mal un par de ayudas, al menos, hasta que estemos en aguas más tranquilas. ¿Qué me decís?

Se volvió hacia la entrada, dispuesta a marcharse con o sin ellos dos. Se giró una última vez, en un acto dramático y muy enfatizado, como sólo ella podía hacer.

—Por cierto, mi nombre es Aile D. Jacqueline. Y mi profesión, la piratería —sonrió maliciosamente. La mayoría de las personas se asustaban con simplemente oír la palabra “pirata”. Pero la joven intuía, y muy bien, que aquellos dos en particular, no.

Spoiler:

Jace soltó la jarra, con el golpe se había hecho pedazos y le había cortado superficialmente la mano, se la miró ausente un momento. Miro a Aile cuando hablaba y preguntaba nombres. No respondió de inmediato, se puso la capucha y se sentó con las piernas cruzadas.
"Diablos, estoy harto de toda esta mierda"
Inmediatamente Aile se puso a informar sobre la posibilidad de la llegada de más marines, tras lo que ofreció sacarlos de allí, o eso parecía. Jace suspiró sin levantarse.
-Un marine, dos o cien... Ya qué más da...
Su tono era frio, su cuerpo estaba allí; pero su mente se preguntaba cosas. Se decía a sí mismo que sólo no conseguiría nada, pero claro, siempre había estado sólo. Al menos prácticamente sólo. Sabía que no lo conseguiría, de momento sólo podía unirse a ella. Le caía bien, Jace nunca había tenido amigos de verdad. Quizás esto sería el principio de algo parecido. Era hora de tirar los dados, lo haría.
Cuando Aile dio su nombre e informó de su estatus criminal, Jace se levantó.
-Yo soy Jace, pero me puedes seguir llamando Coloreado; aunque agradecería que de vez en cuando usases mi verdadero nombre. No soy nada en concreto, sólo enemigo del gobierno y por tanto de la marina. Aile, acepto tú propuesta.
Sí, sería el comienzo. ¿El comienzo de qué? Eso ya se descubriría en su momento.

Norcissa regaña a Mr. Poe. Y después el sujeto rubio le demuestra que no es un simple sujeto. Se había quitado las gafas y había mostrado su brillante ojo rojo. El cuello estaba rasgado. Pero en vez de una faringe cercenada había una especie de tubo que la substituía. Ese hombre era un cyborg. De pequeño su padre le había enseñado sobre aquellas personas que inducían una fusión del hombre y la maquina. Siempre le habian parecido fascinantes.Pero tambien inexistentes. Ahora veía que se equivocaba.

Obedece a Norcissa y guarda su katana. Antes solía cortar cabezas de un tajo cuando alguien le hablaba (o mas correctamente le regañaba) como lo había hecho Norcissa. Pero con ella no se atreve a empuñar el filo en su contra. No puede entender por que. Se acerca lentamente al hombre rubio (que acababa de gritar que no era viejo) mientras Norcissa lo ve con un aire autoritario.

-Disculpe.- Baja la cabeza como un chico regañado y voltea a ver a Norcissa de reojo -Lamento haber intentado asesinarlo.- La atención pasa a la chica de la capa. Quien se presenta como la pirata Aile D. Jacqueline y les ofrece a Jace y al rubio una oportunidad de escapar de los marines que se aproximan.

Mr. Poe voltea a ver a Norcissa.

-¿Vamos?....... No creo poder vencer a los docientos o trecientos marines que vengan. Así que lo mas prudente seria escapar. ¿O no?........ ¿Les.... les preguntarias si podemos ir con ellos?-

Vaya... me pregunto que parte estará viva y cuales partes serán máquina... ya al menos sabemos que el cuello es metálico.

Poe al fin había pedídome que hiciera algo que se me daba muy bien; la diplomacia.

-...claro... no te preocupes, yo me encargo...- sonrió levemente, cambiando de nuevo la expresion a una mortal seriedad al acercarse más al circulo de personas.
-...quizás podamos ser de ayuda en el caso que hubiera una batalla.- su mirada se dirigía hacia Aile; al fin y al cabo es la dueña de la propuesta.- Tal y cómo ha afirmado...-miró al cyborg- se le da muy bien la espada...
- Además, he conseguido sonsacar a un camarero la situación del buque de la marina, por lo que podemos evitarlo más facilmente. Pero claro, no la revelaré hasta que sepa que- habría de usar por desgracia el plural- vamos a estar seguros.

-...por supuesto, nombres. Mr Poe- señaló con el pulgar hacia atrás siquiera volteando la mirada, mantenía el contacto ocular con Aile, y luego se señaló a si misma, girando levemente la muñeca- Norcissa.

Las cosas habían sucedido muy deprisa: Aquella joven aseguraba ser pirata y proponía una especie de pacto, aquel otro joven llamado Jace había aceptado la propuesta, aquel tío de la katana se había disculpado por haber hecho "intento de asesinato" y esa tal Norcissa parecía quererse unir al aquella especie de banda propuesta por Aile.

Pero... ¿Y si todo esto fuese un montaje? C-003 estaba segurísimo de que Jace y Mr. Poe estaban en contra de la marina, ya que se habían cargado a unos cuantos a mala sangre... pero... ¿Norcissa y Aile? Ellas no habían demostrado ser enemigas de la armada. Eso era sospechoso... Probablemente todo eso era una vulgar trampa... Probablemente, en cuanto C-003, Jace y Mr. Poe embarcasen en el supuesto barco de Jacqueline, acabarían siendo envíados a la cárcel...
Seguro que aquella joven era marine... ¿Y quién sabe si Norcissa estuviera compinchada con ella?

En todo caso no desaba quedarse allí plantado hasta que el buque de la marina llegase y le atrapase, así que:


(Significa: La suerte está echada, para quién no lo sepa)

-Yo no tengo nombre, pero me solían llamar C-003. Odio a la marina y no pregunteís por qué. Como ya dije antes, tan solo tengo 18 años, aunque no lo aparente.- Dijo el cyborg. -Acepto la propuesta, Jacqueline, si me prometes que me dejarás desembarcar cuando yo lo crea conveniente.-

Jacqueline asintió ante la respuesta de Jace, convencida por primera vez de que al menos no estaba metiendo a ningún pardillo en su barco.

—El enemigo de mi enemigo es mi amigo, pero no te pienses que por eso vaya a protegerte. Ni el Gobierno ni la Marina me interesan, los frenaré cuando haga falta y cuando se metan en mi camino —aclaró—. Te llamaré Jace a secas, si tú accedes a llamarme sólo Jac.

De repente, se acercaron otros dos individuos más. Jacqueline conocía de vista al chico, ya que también había tenido una pequeña disputa paralela con los marines, aunque debido a que no había prestado atención al resto de la sala, la mujer le había pasado desapercibida. Por eso, tuvo mucho más cuidado en elegir sus palabras. No estaba ante ninguna ilusa.

—Haced lo que queráis. Pero no permitiré que nadie que entre, nos estorbe de alguna manera. ¿Entendido? —sonrió.

Del chico sabía que no tenía simpatía hacia la marina, pero, ¿y la chica? Podía deducirlo, pero no estaba del todo segura. El mensaje que había querido enviarle era claro: traiciónanos y pagarás las consecuencias.

Por último, se dirigió al Cyborg, hacia quien sólo tenía un encogimiento de hombros.

—No obligo a nadie a subir, ni a quedarse. Sólo que, tanto arriba como abajo, no se atente en nuestra contra —sonrió de nuevo, pero esta vez, sin malicia—. Negar la libertad de alguien es como encerrarle en una prisión, ¿verdad? Eso a los piratas no nos gusta.

A Jacqueline, en particular, no le gustaba. Y por eso, no pensaba emitir ninguna orden parecida nunca.

Nada más terminar las aclaraciones, dejó tres monedas sobre la barra para no tener problemas al salir con los camareros, y se dirigió hacia el barco, confiando en que el resto la seguiría. Una vez frente a él, subió, haciendo un gesto a los demás para que hicieran lo mismo.