Preparativos para la mision...

Habían pasado ya varias semanas desde aquella reunión con el almirante de la flota, el viaje a través de la Grand Line fue pacifico, en cierta medida, como siempre los ataques de reyes marinos no estaban de más, pero afortunadamente para aquella tripulación el sujeto enviado a eliminar una prometedora amenaza era todo menos ordinario. Finalmente en el horizonte y tras días de encontrarse únicamente con agua salada se pudo divisar una ciudad elegante y bien guarnecida, sin duda alguna se trataba de Shelltown, el sitio a donde se le había enviado y donde el gobierno mundial mandaba a varios de sus agentes, por lo cual era el sitio perfecto para arreglar el asunto por el que había sido enviado. En el navío que se le había asignado como transporte se encontraban varios marines experimentados por lo cual se sentía seguro y aunque no fuese así no le interesaba mucho, sabía que ahora lo importante era centrarse en repartir la información a la marina y dirigirse cuanto antes a solucionar el problema. –Señor, hemos llegado a Shelltown, cuáles son sus órdenes- vocifero el capitán del navío acercándose a donde se encontraba el vice-almirante quien únicamente exclamo –Bueno, quédense aquí a vigilar el navío, después de todo lo que sigue es meramente “papeleo”-

Bajo de aquel barco andando de manera libre con sus ropas habituales, una camisa negra de seda abotonada parcialmente sin llegar a cerrar su cuello, unos pantalones de vestir igualmente negros que hacia juego a botas oscuras y bien lustradas. En su rostro dos gafas de sol que ocultaban enteramente sus orbes y el único rasgo distintivo de su posición era la capa con el kanji de “justicia” que ondeaba a sus espaldas sujetada únicamente por parte de sus hombros. Una vez en el puerto se encontró con un agente encubierto a modo de mercader quien le dio la información del sitio de reunión para después desaparecer en las sombras como ya era habitual para esa clase de personas. “Bien, entonces manos a la obra, en realidad no me gusta la idea de ir por un simple pirata pero debo reconocer que si llega a Grand Line podría ser un problema más del cual a final de cuentas tendría que encargarme” espeto con cierto desagrado a sus adentros, para acabar con su paciencia, el día era muy caluroso, tanto así que llevar aquellas ropas le causaba una sensación de bochorno, pero ya sea por capricho u alguna otra razón no se retiraba ninguna de las prendas.

En fin, avanzo por la ciudad causando admiración para todo marine que le veía, era evidente, en todo el cuerpo de marina se podían encontrar una enorme cantidad de rangos altos, desde contraalmirantes, hasta los mismos vicealmirantes, pero dentro de toda esa “elite” al menos por el momento ninguno era más famoso que ese sujeto, aquel a quien apodaban el “Dragón Amarillo” y cuyas historias inspiraban respeto en la marina. Fue así pues que logro acceder a la base marine del sitio entrando por la puerta principal para después bajar a lo que podría parecer el sótano del sitio entrando en un salón bastante espacioso donde ya se encontraban reunidos y platicando una buena cantidad de marines y agentes del gobierno. Al entrar todo el salón quedo en un silencio sepulcral, giro lentamente su cabeza observando a los presentes para después simplemente avanzar abriéndose paso entre la multitud y llegar a lo que se mostraba como una plataforma de cierta elevación desde la cual todos podían verle. Retiro con cuidado sus gafas de sol y suspiro suavemente para únicamente vociferar –Todos saben porque están aquí, se nos ha encomendado la misión de aplastar a los piratas que han huido de la “redada” por parte de la marina y del gobierno, sin embargo no podemos arriesgarnos a un enfrentamiento directo con sus habitantes no porque no podamos, sino porque no deseamos causar bajas civiles innecesarias, debo admitir que no estoy muy conforme de encontrarme frente a ustedes este día, pero esa es nuestra misión y debemos cumplirla, todos ustedes fueron elegidos por diversos cuerpos de elite, así que en realidad yo no tengo la más mínima idea de vuestros nombres o vuestras habilidades, pero como tal confió en que sabrán responder ante este “reto” que se nos ha impuesto, así pues si alguien desea retirarse es libre de hacerlo en este mismo momento, de lo contrario, estarán adentro hasta que termine la misión- espero entonces respuesta por parte de todos los presentes o alguna reacción de los mismos.