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| Comentarios: 10 |
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| Escape obligado | |
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Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
Profesión : Artillera
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6, 300, 000 Mensajes : 289 Fecha de inscripción : 12/09/2011 Edad : 30 Localización : Buscando Skypeia
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| Tema: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 12:48 pm | |
| Había pasado una semana desde que Albert empezara a ocultar a Jacqueline y la isla volvía a estar en calma. Los bandidos se habían ido y la cantidad de marines patrullando Momoi era mínima. Más de una vez había podido salir la pirata sin que nadie la reconociese por la calle, e incluso había comenzado a visitar las tabernas con frecuencia. No obstante, intentaba no dejarse ver en público con Albert, para que nadie sospechase su relación con el niño.
Jacqueline tenía una extraña sensación de paz. Por primera vez en mucho tiempo, no tenía razón para huir o escapar, porque nadie la buscaba. Le resultaba bastante raro.
Por otra parte, creció al mismo tiempo otra sensación: que aquella calma no era más que el inicio de la tempestad. La muchacha no podía evitar estar alerta, a pesar de toda la tranquilidad que se respiraba en el ambiente. Si hubiese querido, podría haber cogido su bote y haberse ido al mar de nuevo, ahora que ningún marine la prestaba atención, pero algo se lo impedía…
—¿Qué estás mirando? —la sobresaltó Albert por la espalda, al verla tan silenciosa mirando por la ventana.
—¡No me pegues esos sustos, mocoso! —le reprendió.
Albert rió. En aquellos momentos Jacqueline agradecía que el niño se hubiese criado un poco apartado de la sociedad, ya que no entendía la mayoría de las groserías y palabrotas que la pirata soltaba con frecuencia.
—Lo siento, Jac. Es raro, ¿verdad? —dijo, señalando al exterior.
—¿El qué?
—Los marines. Ya no se ven tantos.
Jacqueline se encogió de hombros. Mejor para ella. Además, deseaba con todas sus fuerzas que se marcharan de la isla, así que no dejaba de ser una buena noticia.
—Te ves triste —notó Albert.
—¿Y por qué iba a estar triste?
—No sé. ¿Echas de menos algo?
Jacqueline no supo qué responder. Como muchas otras veces, se preguntó si había sido realmente una buena idea ir a Momoi. | |
| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 12:59 pm | |
| —¡Albert! ¡Albert! ¡Abre la puerta! —gritó una voz en el exterior, mientras aporreaba la puerta.
Albert y Jacqueline se giraron sorprendidos hacia la procedencia del sonido, petrificados. Hasta aquel momento, la joven había estado enseñando a Albert a jugar a un famoso juego de cartas de piratas, tranquilamente, como cada noche. El niño no solía recibir visitas, así que les pilló completamente desprevenidos.
—Es mi tía —aclaró Albert, reconociendo la voz.
Jacqueline asintió. Hacía más o menos una hora que la tía de Albert había ido para entregarle su cena y algunas ropas de sus primos, por lo que no la esperaban hasta el día siguiente. Sin duda, había surgido un imprevisto. Actuando de la misma manera que en sus visitas anteriores, Jacqueline se escabulló al sótano a esconderse, mientras Albert escondía las cartas e iba a abrir la puerta.
—Menos mal que estás bien —suspiró la mujer, la cual estaba acompañada por sus hijos, un par de años mayores que Albert—. Por un momento temí… No importa. Ven conmigo, aquí no estás a salvo…
—¿Ir? ¿Adónde? —se horrorizó el niño al ver la expresión de su tía, mientras se le escapaba una mirada de reojo hacia el sótano.
—A un lugar seguro. ¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Si te quedas aquí, los piratas te matarán!
—¿¡Qué!? ¿Qué ha ocurrido?
Su tía no quiso seguir discutiendo. Lo agarró de la muñeca y lo empujó hacia la calle, la cual era un hervidero de caos. Todos corrían, cada uno hacia un lado, ya fuera a su casa o a un lugar seguro, como si su propio hogar estuviese en peligro. Albert, haciendo caso omiso del panorama, se agarró al marco de la puerta.
—¡No, no, no! ¡No puedo irme! ¡No puedo!
—¡Vamos!
—¡No, no! ¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda!
Jacqueline sabía que la llamaba a ella. Sin embargo, no se movió. Era demasiado peligroso revelarse ante la tía del muchacho, además de que se expondría al peligro de ser identificada o, peor, expulsada del único sitio donde estaba segura, por ahora.
Fuera, la tía ganó la batalla y se llevó al niño, entre gritos y sollozos.
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| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 1:07 pm | |
| Jacqueline se quedó quieta en su sitio, pensativa. ¿Por qué se había llevado la tía a Albert? ¿Y qué era eso de que lo matarían los piratas? Ante la duda, no pudo quedarse quieta por más tiempo. Sabiendo que la familia se había ido ya, se arriesgó a salir de su escondite e ir a la calle.
Lo que se encontró fue el mismo panorama que había vislumbrado Albert minutos atrás. Gente que corría despavorida, aunque la mayoría lo hacía en dirección a las afueras del pueblo. Algunos llevaban pesados cofres mal cerrados, como si hubiesen metido de golpe todas sus pertenencias personales; otros, en cambio, sólo corrían para salvar la vida de un enemigo invisible.
Jacqueline consiguió agarrar y parar a un adolescente asustado cuando pasaba por su lado. Lo apretó con fuerza contra la pared al notar cómo intentaba escapar y se encaró con él.
—Dime, ¿¡qué demonios está pasando!?
—Los piratas… ¡Vienen los piratas!
—¡Eso ya lo sé, pedazo de inútil! ¿Quiénes son ellos?
—¡No lo sé! ¡El alcalde sólo dio la voz de alarma! ¡Y varios aseguran que han atrancado ya en el puerto! ¡No me mates, por favor, y déjame marchar!
—¡Te dejaré marchar cuando me dé la gana! ¡Sé más conciso y así te irás antes! ¿Qué ha pasado con la Marina? ¿Dónde está?
—¡Ayer zarpó su último barco! ¡No queda ni un marine en la isla! Dicen… Dicen que han huido porque sabían que venían…
Jacqueline se quedó petrificada. Soltó sin querer al joven y éste huyó de inmediato, sin detenerse a pensar en la dura noticia que había descargado sobre la muchacha.
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| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 1:16 pm | |
| ¿La Marina había dejado vía libre a los piratas para que atacasen la isla? No, no podía ser… Vale que fueran el enemigo de Jacqueline, pero, ¿acaso no estaban para proteger a los ciudadanos? ¿Acaso su obligación no era defender Momoi incluso con la vida? ¿Por qué habían escapado? Miles de preguntas se agolpaban en la mente de la joven. La Marina nunca había sido de su agrado, como buena rebelde e incumplidora de leyes que era, pero no era lo suficiente estúpida como para no percatarse de que la gente confiaba en ellos. La única razón por lo que los cansados trabajadores descansaban en paz por las noches era porque sabían que ellos estaban allí para expulsar a los horribles piratas y maleantes.
¿Desde cuando la Marina había dejado de valorar la vida humana?
Jacqueline sacudió la cabeza, confusa. ¿Qué más daba? No sería ella la que dejase de confiar en ellos cuando todo acabase. “Cuando todo acabase…”. Una nueva idea se formó en su mente.
Agarró a otro ciudadano despistado con furia del cuello y lo miró con ferocidad.
—¿¡Adónde os estáis dirigiendo!?
—¡No lo sé!
—¡Te estoy haciendo una pregunta muy fácil, cabeza hueca!
—¡Mi familia ha ido al bosque, los demás no lo sé…!
Jacqueline lo soltó y echó a correr en la misma dirección que el resto de la población. Podría haberse marchado. Tenía su bote preparado desde hacía días y provisiones no le faltaban. Sería fácil llegar hasta él. No obstante, no podía. Una única razón aún le ataba a aquella isla maldita.
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| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 1:33 pm | |
| La mayoría de las familias corrían al bosque para ocultarse entre los árboles; otras, ponían toda su fe en algún escondite oculto de su casa; mientras que unas últimas pocas, que aún confiaban en la traicionera Marina, corrían hacia el cuartel para pedir auxilio o sentirse vagamente más seguras.
Jacqueline anduvo entre los árboles, vislumbrando algunas familias no demasiado ocultas en huecos, rocas… Todo lo que se les podía ocurrir en aquel momento desesperado a aquellas buenas gentes. Reconoció a muchas personas del pueblo, pero no vio ni rastro de Albert y su familia. Por un lado, eso era bueno, ya que al menos estaban ocultos. Por otro, no mucho, ya que no podía encontrarles.
—¡Vienen, vienen los piratas! —oyó gritar a su espalda. Haciendo caso omiso, siguió buscando.
Repentinamente llegó a un claro en el cual había varias personas con antorchas. Se escondió a tiempo tras un árbol y lo escaló silenciosamente antes de que pudieran ir en su dirección. Se dio cuenta enseguida de que los dos hombres que había allí no eran del pueblo, sino forasteros. No, peor aún. Piratas.
—Qué aburrido, Tom.
—Y que lo digas, Mot.
—El capitán nos prometió buenas presas si nos quedábamos en este sitio, pero no aparece nadie, Tom. ¿Se los habrán cargado a todos ya…?
—No exageres, Mot. Ya vendrán.
—¡Maldito capitán! Nos ha mandado al peor lugar, Tom.
—Tú sólo espera, Mot.
—¡Ya estoy cansado de esperar, Tom!
Un ruido en unos arbustos cercanos reveló la presencia de personas. Sonriendo, Mot descargó su lanza sobre el matorral y varias voces chillaron. El hombretón terminó de apartar las hojas y una familia de cinco miembros se dejó ver tras él, todos acurrucados alrededor de una figura herida a la cual había alcanzado la lanza.
—¡Ya están aquí, Mot!
—¡Nooooo! —gritó dolorida la figura del suelo—. ¡No, ellos no! ¡Huid, huid rápido! ¡Son los hermanos caníbales Bratch, su recompensa…!
—¡Me pido ése sanito! —exclamó al mismo tiempo que se lanzaba hacia la familia Mot.
Jacqueline no se quedó a ver el resto. Se escabulló entre las ramas y bajó en cuanto pudo, huyendo del claro donde se estaría produciendo una escena digna de un libro de miedo.
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| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 1:42 pm | |
| Si los piratas habían llegado al puerto como aseguraban, desde luego no era el único sitio que habían alcanzado. Quizá hubiesen bordeado toda la costa soltando tripulantes, pues no había otra forma de explicar que el bosque se hubiese llenado repentinamente de piratas sedientos de sangre que buscaban desesperadamente una o varias presas a las que acosar.
Jacqueline trataba de avanzar entre las ramas, pero cuando eso no era posible, no le quedaba más remedio que bajar y correr junto al resto de ciudadanos atormentados. Ni siquiera sabía dónde estaba y cada vez se encontraba más cansada. Empezó a aminorar la marcha y a perder la esperanza de encontrar a tiempo a Albert.
Justo en ese momento de desánimo, fue atacada por un pirata. Portaba un sable oxidado y reía a mandíbula batiente mientras se lanzaba hacia ella. En lo primero en lo que se fijó Jacqueline al ser sorprendida, fue en que le faltaban varios dientes.
El pirata la arrolló y ambos cayeron al suelo. Pero antes de sentir la fría hoja del arma bajo su garganta, Jacqueline se adelantó y le clavó una de sus flechas en el costado. El hombre chilló de dolor y dejó de apretar, lo que le dio la oportunidad perfecta para quitárselo de encima. Una vez de pie, lo pateó con todas sus fuerzas para que dejase de moverse y, finalmente, le incrustó en la garganta con la pequeña ballesta la misma flecha que ya le había clavado antes.
Sin mirar ni una vez más el cadáver del pirata, subió al primer árbol que encontró y continuó su camino. La lucha por la vida había encendido una pequeña llama de emoción contenida en su corazón, al mismo tiempo que el miedo a perderlo todo.
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| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 1:57 pm | |
| Los gritos de los ciudadanos de Momoi se acrecentaban cada vez más. Imploraban por su vida, pero los piratas no eran compasivos. Antes de ofrecerles su último suspiro, los obligaban a chillar hasta que se quedaban sin fuerzas y se regodeaban de su miedo.
En algún momento, alguien prendió fuego al bosque. Las llamas se fueron extendiendo con facilidad entre los árboles y Jacqueline se vio obligada a bajar, mientras se tapaba la nariz con la manga para intentar respirar algo puro. La única razón por la que continuaba allí era Albert. Y si no gritaba a los cuatro vientos su nombre, como estaba deseando hacer, era porque estaba segura de que él no lo oiría.
Finalmente, llegó a un punto conocido, un lugar donde habían pasado unas pocas tardes ella y Albert. No era el más idóneo para esconderse, ya que se trataba de un campo abierto sin muchos escondrijos. Y por ello, cuando la gente salía del bosque temerosa de las llamas, allí era donde los piratas les estaban esperando.
Jacqueline reconoció de nuevo a los hermanos Bratch, como los había llamado el moribundo. Habría corrido sin más para no enfrentarse a aquellos terribles oponentes, ignorando el destino de sus víctimas, si no fuese porque reconoció a la que sostenía Tom: la tía de Albert. Y a sus pies, vio los cadáveres de un hombre y varios niños.
Tom se relamía mientras cogía el brazo de la mujer y comenzaba a masticarlo. Jacqueline, que no había visto nada más repugnante en su vida, quiso apartar la mirada, pero algo nuevamente la detuvo. A su lado, Mot tenía agarrado a un niño que Jacqueline identificó de inmediato, al que estaba a punto de hacer lo mismo.
La pirata no dudó. Mucho más veloz de lo que creía, cogió su arco mientras corría hacia ellos y apuntó a Mot. Quizá fuera la rabia o de verdad poseía aquella magnífica habilidad, pero la flecha atravesó limpiamente la frente de Mot. Sus ojos se quedaron inertes y cayó al suelo, muerto. Albert, llorando, se apartó a un lado, sin poder creer que se hubiese salvado.
—¿Mot? —preguntó su hermano Tom, soltando el cuerpo inerte de su víctima. Por su boca resbalaban gotas de sangre que no era suya.
Jacqueline no esperó a que Tom se repusiese de la impresión. Agarró a Albert de la mano y echó a correr. El niño, aún aturdido, giró la vista atrás hacia los cuerpos muertos de sus familiares.
—¡Tíaaaaaa!
La mujer no respondió, porque no podía. Pero el grito pareció despertar a Tom, que se había quedado en estado de shock. Explotó de rabia.
—¡¡Has matado a Mooooot!!
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| | | Aile D. Jacqueline Capitan Pirata
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| Tema: Re: Escape obligado Miér Sep 14, 2011 2:06 pm | |
| Jacqueline y Albert llegaron a salvo hasta el bote, el cual, oculto, no había sido descubierto por los piratas ni por los ciudadanos, toda una suerte. Y además, las llamas no habían llegado aún hasta él. Albert sollozaba en silencio, consciente de que no podía llorar realmente porque sino Tom les descubriría. — Agárrate a mí, enano —le pidió Jacqueline, mientras movía el bote hacia el agua y subía a Albert a él. — Ellos están… Están…— Shhh. No digas nada.Albert obedeció. Jacqueline comenzó a navegar con el bote, alejándose de la isla Momoi, una ciudad que nunca olvidaría. Ni el terrible destino que le había aguardado. En la costa, contemplaron a un Tom intentando localizar a la asesina de su hermano. Las sombras de la noche y su corta y pésima visión lograron que no se fijara en ellos. - - - — Están muertos —declaró Albert horas después, cuando estuvieron muy alejados de Momoi. Jacqueline no dijo nada. Únicamente había conseguido ponerle a salvo a él y eso la bastaba, aunque a cambio se había ganado un horrible enemigo. No la importaba. Albert había sobrevivido y eso era todo lo que necesitaba. Tenía pensado llevarle a algún lugar seguro del West Blue, o quizás del East Blue, e intentar que alguien lo cuidara. Jacqueline había comprendido la razón de su tristeza en Momoi. Ella no estaba hecha para la vida sedentaria. Necesitaba acción. Aventuras. Movimiento. Por eso, no podría seguir cuidando a Albert. Debía dejarle y seguir con su travesía pirata. — Han sido los piratas. Ellos los han matado —continuó rumiando Albert. — Sí —apoyó Jacqueline—. Pero no han sido los únicos. La Marina se marchó y decidió no defenderlos. Ellos son igual de responsables y si existe esa justicia de la que hablan en este mundo, algún día lo lamentarán. | |
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