Cazadores de espadas

Era una mañana bastante clara y Taro hacia solo unos días que había empezado su viaje, Taro se encontraba haciendo unas flexiones y abdominales, cuando a lo lejos desde su barco se podía vislumbrar la isla de Baterilla, cuando llego desembarco en el puerto y dio un paseo por aquella bella ciudad hasta estar sediento, entonces decidió ir a una cantina para refrescarse y retomar su viaje. Ya dentro de una cantina de la ciudad me siento en una mesa que estaba un poco apartada y pido algo para beber, entonces escucho a un hombre gritando a los cuatro vientos que había ganado otro duelo y le había arrebatado la espada sintiéndose orgulloso de ello.

Al oír aquellas palabras Taro observo al hombre que portaba un carcaj lleno de espadas, posiblemente también robadas, al ver lo orgulloso que se sentía el hombre Taro no pudo evitar enfadarse, ya que como le decía su padre cuando el era pequeño, la espada es el alma de todo espadachín y si alguien te la arrebataba era como si ese hombre muriera. En la cara de Taro no se podía observar ese rostro de felicidad que solía desprender, sino una cara seria y de odio, se levanto de la mesa y se dirigió al hombre que se encontraba en la barra hablando con otro, entonces, Taro le puso la mano izquierda en su hombro derecho para voltearlo y ponerlo delante de el, y le propino un puñetazo.

Con aquel puñetazo Taro lanzo al hombre al suelo y desenvaino su espada para ponérsela enfrente de su cara y entonces Taro dijo: -Te sientes orgulloso de lo que has hecho… Solo eres escoria y devolverás todas esas espadas a sus propietarios, sino te matare- El hombre se sorprendió al ver al chico amenazarle ya que no lo consideraba un contrincante digno, entonces observo la espada que portaba Taro -Chico esta espada es bastante buena ¿de donde la has sacado? Tiene que ser mía- el hombre se levanto, pero Taro no le quitaba el ojo de encima, aquel hombre puso su brazo sobre el hombro del chico como si fuese su amigo.

Taro no podía creer lo que estaba viendo, el hombre no le consideraba un rival digno, ni siquiera se inmutaba por el golpe propinado, y este trataba de quitarle su espada. Taro, sin perder esa mirada de odio hacia el hombre le miro y dijo:- ¿Crees que la tendrás?- guarda la katana y dice-Si solo te mueves por eso te desafió a una pelea a no ser que seas tan cobarde que no aceptes- El hombre tras aquellas palabras, le Aparicio una sonrisa en la cara – Claro que acepto, esto estará tirado, seguro que eres como los otros- Tras esas palabras Taro no pudo evitar pensar que aquel hombre venció a los dueños de esas espadas porque aun eran novatos.

El hombre alzo la voz y se dirigió a las personas de toda la cantina –Este chico me a desafiado a un duelo, estáis todos invitados a presenciar mi victoria y su humillante derrota- Entonces todos los que se encontraban en la cantina comenzaron a reírse del chico, ya que todos conocían a ese hombre, a Taro le dio igual aquellas risotadas y le dijo que se presentara en la plaza de la ciudad a las seis de la tarde, el hombre asintió con la cabeza, Taro salio del establecimiento, y se fue a su barco a esperar la hora del duelo, al llegar al puerto simplemente se sentó en la cubierta de su barco a esperar, pensando en como ganar a ese hombre.

Las horas iban pasando y Taro permaneció sentado en la cubierta de su pequeño barco hasta que se aproximo la hora del duelo, entonces el muchacho se dirigió a la plaza de la ciudad, una vez llego pudo contemplar que la plaza estaba abarrotada de gente que quería ver el combate, pero Taro no se fijo en la gente que le rodeaba sino en su rival que se encontraba charlando con aires de superioridad con unas personas, el chico no apartaba la mirada de ese sujeto, se situó a unos cinco metros de el y dijo –Cuando quieras escoria- El hombre paro de hablar y se giro hacia Taro, Taro desenvaino su katana, y el hombre hecho su brazo hacia detrás y cogio una espada de su carcaj.

Entonces todas las personas de la plaza formaron un círculo bastante grande para poder luchar bien, y de todas ellas, entro un hombre bastante delgado el cual dio el inicio de la pelea, cuando el hombre delgado se marcho del área marcada para pelear el rival de Taro se lanzo rápidamente hacia este, el chico se quedo quieto, entonces el hombre ataco con el arma que había elegido, Taro con un fuerte golpe de su katana desarma al hombre que no esperaba tal golpe, la espada de este cae al suelo, pero no va a buscarla, el hombre decide coger otra de su carcaj, el movimiento del hombre se repite, el hombre se lanzaba contra Taro una y otra vez mientras este le desarmaba.

El hombre se iba quedando sin espadas en su carcaj, así que cuando se quedo sin ninguna, decidió coger la que tenia en la cintura y volvió a lanzarse contra el chico que había ido retrocediendo a medida que el hombre se lanzaba contra el hasta llegar al lado de la gente, asi que cuando llego el hombre le volvió a desarmar y dijo:-Esto es todo lo que tienes…-El hombre sonrió y por detrás de Taro apareció otro hombre compinchado con su rival que le quito su arma y se la dio a este. El hombre volvió a lanzarse contra Taro cogiendo la katana del chico con las dos manos en modo de embestida, el chico no perdió la calma y cogio la vaina de la katana, se lanzo contra el hombre metiendo la hoja de la katana en su vaina y golpeo los brazos del hombre para que soltara su arma y pasársela por detrás del hombro donde con un rápido movimiento de su brazo volvería de desenvainarla y ponerla en el cuello de aquel hombre, el hombre comenzó a suplicar por su vida y Taro le dijo:- No pienso matarte, porque eres basura, pero lo que si que haré es que devuelvas las espadas a sus dueños- los cuales se encontraban en aquella plaza y fueron los únicos en celebrar la victoria de Taro. Después de aquello el chico volvió a retomar su viaje.

off:este ultimo me salio un poco largo, lo digo porque eran solo 8 lineas XD