De Vuelta al Tajo.

Me encontraba en mi oficina, abarrotado de tantos papeles con peticiones realmente estúpidas, me pregunto si realmente podre alcanzar lo que deseo algún día estando en los marines, entrenar y volverme fuerte, me he vuelto bastante más poderoso desde el primer día en el que vine, pero aun así soy más débil que Kirk, el es solo un capitán, me da miedo pensar como de fuertes serán los que tengan más rango que él o tan siquiera pensar que tan poderosos serán los capitanes que se especialicen en la lucha cuerpo a cuerpo.
Por fin la montaña de papeles parecía ir menguando hasta hacerse casi nula, pensaba que un par de horas mas y por fin podría descansar y entrenar un buen rato, después de todo solo había hecho mi entrenamiento matutino obligatorio y si quiero ser alguien entre este mundo de gente monstruosa tengo que entrenar mas, entonces para mi suerte o desgracia entro María, me alegre de que me

visitara durante unos segundos, hasta que vi que venían dos reclutas con ella trayendo otra montaña más de papeles, entonces casi rompo la mesa al dejar caer mi cabeza contra esta misma a modo de dejar claro que estaba harto de tanto escribir basura, rescatar gatitos, viejas perdidas, niños que no escuchan a sus padres, objetos perdidos, robos de pequeña importancia, realmente me parecía que cada vez los problemas eran más estúpidos y pensar que cuando llegue hubo un atraco a la taberna debido a que los atracadores habían escapado de la cárcel del cuartel, me pregunto que habrá pasado de repente, dudo mucho que mi reciente unión haya provocado tantos cambios, antes de que mis pensamientos me sumieran en total note unas palmaditas en la cabeza, que fueron seguidas de un par de buenos golpes que casi revientan la mesa y mi cara.
Rápidamente levante la mirada para ver quién era el responsable y tomar medidas contra esa

persona, cuando vi quien estaba en frente de mi quedo obvio de quien venían las palmaditas y de quien venían los palmazos, enfrente de mi estaban Kirk y María, bueno que María estuviera era obvio, acababa de entrar unos instantes antes, Kirk me miraba sonriente mientras los reclutas iban dejando mas montañas de papeleo probablemente también lleno de peticiones realmente estúpidas, suspire y dije.
¿Acaso intentas matarme Kirk?
Kirk empezó a reír y respondió a mi pregunta.
Tal vez, pero más adelante, no he venido a decidir tu fecha de defunción, he venido porque esto es realmente extraño, están llegando montañas y montañas de papeleo desde que ascendiste a Teniente oficialmente, además, todos y cada uno de esos papeles tienen peticiones tan estúpidas que yo ni siquiera las miraría, pero en fin, eso da igual ahora eres Teniente y te toca tragarte todas las montañas de papeleo por mas estúpidas que sean, que disfrutes mejorando tu caligrafía jajaja.

Acabo riendo mientras se marchaba Kirk, me pregunto si solo había venido a darme un par de golpes y yo que creía que ascendiendo de Rango me evitaría estas cosas, está claro que me equivocaba, al menos con el rango de teniente, esperemos que con los próximos ascensos pueda evitar tener que revisar todo este papel inútil, me pregunto si Kirk siendo capitán puede darse esos lujos de no hacer nada más que entrenar y atender las cosas realmente importantes, de nuevo me había sumergido en mis pensamientos y María acerco su cara a la mía haciendo nuestras narices chocar levemente, entonces volví a la realidad y lo primero que vi después de su cara, sus enormes pechos, me borraron totalmente todos los demás pensamientos, la mire con una sonrisa y dije rascándome la cabeza.
Dime María, a que se debe esta visita de repente, no sueles visitarme cuando estoy ocupado, aunque bueno, generalmente a estas horas debería haber acabado mi trabajo hace ya tiempo, maldito papeleo, lo odio.- Cuando acabe la frase empecé a firmar y leer los papeles para ir avanzando trabajo mientras charlaba, ella me miro hinchando las mejillas y dijo.

Como que a qué se debe esta visita, no me lo puedo creer, te has olvidado, habíamos quedado en que hoy a esta hora saldríamos, tu sabes que me gusta el cuartel, todos son buenos conmigo, pero siempre he querido saber cómo es la vida de una mujer normal, así que venga, tenemos que salir.
En su cara había una amplia sonrisa y una mirada algo penetrante debido al hecho de que se me había olvidado por completo que hoy tenía planeado llevarla por ahí, para mostrarle las cosas de la vida normal, ya que hace tiempo supuse que le haría ilusión conocer cosas corrientes después de haber vivido toda su vida como una mascota para un noble seboso que no tenía la mínima pizca de educación o requisitos para tenerle respeto, deje de escribir me crují los dedos ya que los tenia entumecidos de tanto escribir sin cambiar la posición de mis manos y después del fuerte sonido que hicieron hable algo indeciso sobre qué hacer, si dejaba el papeleo tal vez me buscaría problemas,

pero si no lo hacia María se enfadaría conmigo y si ella se enfadaba conmigo seria cuestión de tiempo que todo el cuartel se enfadara conmigo y la verdad no me gustaría eso, creo que prefiero los problemas que pueda acarrear no hacer el papeleo, después de todo solo son chorradas, me aclare la voz entonces.
Eh, si lo siento, se me había olvidado por un momento, todo este papeleo me tenia muy sumergido en mis pensamientos y en mis ganas de acabar cuanto antes para tomarme un descanso, en fin, supongo que no pasara nada por que salga un rato contigo, así podre despejarme un poco, además después de todo son simples peticiones sin importancia, vamos pues.- Acabe la frase levantándome y acompañándola. Salimos pasando por el Patio, los reclutas que se cruzaban conmigo me saludaban, aunque solo era un teniente, todos parecían respetarme algo mas, la verdad es que se me hace raro, pero en el fondo me gusta este tipo de respeto, espero no tardar mucho mas en alcanzar el próximo rango, la verdad he ascendido muy rápido desde que me uní a la

marina, aunque después de todo no es de extrañar, el entrenamiento que recibí durante toda mi vida, pocos podrían siquiera soportarlo durante unos días. Después de un buen rato caminando y mirando las tiendas y siendo mirado por todo el mundo debido a que iba con el uniforme de marine y mis guantes de acero destacaban bastante, por fin María decidió que ya era hora de ir volviendo hacia el cuartel y así lo hicimos.
De camino al cuartel ya era algo tarde, estaba anocheciendo y quedaba poca gente por las calles, pero eso no era algo de lo que preocuparse después de todo ahí estaba yo, mientras caminaba tranquilamente pensando en por fin tumbarme en la cama y descansar un rato un chico que salió corriendo de unos callejones choco conmigo, parecía realmente pobre, detrás de él llegaron un par de tipos con mala pinta, al verme uno de los dos se estremeció durante un segundo, pero no mostro nada más.

¿Porque está corriendo este chico de vosotros?- Pregunte a los hombres, uno de los dos trago saliva y se dispuso a responderme pero entonces el niño hablo muy apresuradamente.
Son esclavistas, me tenían capturado hasta que conseguí escapar, también tienen a muchos más y los están vendiendo como mercancía, me crují el cuello y los nudillos entonces hable.
Bueno, bueno, así que esclavistas en mi ciudad, vais a tener que acompañarme, bueno mejor dicho voy a arrastraros después de machacaros hasta casi la muerte, os divertiréis en el cuartel.- Acabe la frase en un rápido movimiento para avanzar y soltar un potente puñetazo al tipo de la derecha, mientras con mi mano izquierda lance un rayo noroma mientras el tipo de ese mismo lado sacaba una pistola, ralentizándolo, cogí al tipo de la derecha y lo tumbe de otro puñetazo, entonces me agache y tumbe al otro de un barrido, este seguía ralentizado entonces le di una patada en la cara dejándole inconsciente, entonces los cogí del la ropa y empecé a arrastrarlos.
Bueno, vamos María, tu también muchacho, en el cuartel se ocuparan de ti.- María asintió y cogió al chiquillo de la mano y fuimos al cuartel, explique lo que había pasado y unos días después el resto de esclavistas estaba entre rejas.