Primeros pasos hacia la Justicia

-Por fin puedo bajar de este apestoso barco.
Lo que pretendía ser un susurro salió de mi boca con un tono excesivamente alto, pero tras cerca de tres semanas en un barco mercante de cebollas donde le habían dejado viajar en calidad de un saco de mercancía más, apestaba y tenía el aspecto de haber sido lanzado repetidas veces por un barranco, tenía unas ganas de salir de aquí enormes.
Mientras bajo por la pasarela diciendo adiós con la mano sin volver la vista atrás, después de mi comentario es mejor no ver la cara con la que me miraran mis compañeros de viaje. Note un golpe húmedo en la cabeza, una cebolla, me giro y veo al capitán del “Deloite” junto a sus dos ayudantes con una sonrisa enorme.
-¡Buena suerte en lo que vayas a hacer a partir de ahora grumete!
-Muchas gracias por todo.
-No se merecen.
Mientras caminaba hacia el pueblo tuve que esquivar un par de lanzamientos de cebolla más.
-Bueno, ha llegado el momento de convertirme en marine.
Mientras camino por la calle principal, me siento observado por las pocas personas que veo apostadas en las puertas de sus casas. Decido aproximarme a una anciana para preguntarle donde se encuentra la oficina de reclutamiento de la marina.
-Disculpe señora, me pue.... La anciana en lugar de contestarme, ha decidido que será mejor lanzarme un cubo de agua por encima.
-No te voy a dar limosna, vete de aquí.

Perplejo y chorreando agua con olor a limón (en cuanto al olor, es una mejora, pero tan notable como echarle un frasco de perfume a un carro de estiércol), me decido a entrar en la taberna y preguntar allí. # Quizá me tiren a la calle u otro cubo, pero por lo menos de dejaran terminar la frase.
Entré en el Bar Pub, donde el barman me dedicó una mirada que reflejaba lo que estaba pensando en ese momento, se que no tienes dinero y aquí no hay nada para ti.
-Disculpe, ¿me puede decir dónde está la oficina de reclutamiento de la Marina?
-JAJAJAJAJAJA ¿Tú no eres de por aquí, verdad? En esta ciudad no hay oficina de reclutamiento.
-Entonces, ¿donde está el cuartel?
-¿Cuartel? JAJAJAJA o eres el tipo más tonto que ha pasado por aquí en mucho tiempo, o el más gracioso. Mira chico, este pueblo es tan pequeño que dudo que la Marina apenas tenga intención de montar un cuartel entero aquí. Pero si buscas marines, ve por esa calle hasta el final, allí encontraras nuestro “Palacio” de la Marina.
-Muchas Gracias.
#Mmmm no se por qué, pero creo que esas carcajadas de la taberna son a mi costa...
Siguiendo las indicaciones del barman, he llegado al final del pueblo y el “palacio” al que se refería era más bien una cabaña de madera con un cartel de la Marina en la puerta. En su interior hay dos marines malcarados jugando a las cartas.
-Buenos días, vengo a alistarme en la Marina.
-Pues no has elegido el mejor sitio para hacerlo, esto es simplemente un destacamento perdido de la mano de dios.
-Pero me podre alistar, ¿no?
-Mira chaval, aquí únicamente somos dos marines y no suele haber muchos más, este pueblo no tiene apenas actividad y a esta maldita cabaña solo somos destinados los marines que la cagan para ser castigados. Aquí hacemos turnos de dos semanas y entonces somos relevados. En 5 días llegara el barco de cambio de guardia y espero no volver aquí jamás.
-En ese barco, ¿habrá alguna posibilidad de que me alisten?
-Mira, me has caído bien chico, te veo con entusiasmo. Tengo unas cuantas quejas procedentes de la gente del pueblo que ni mi compañero ni yo podemos atender ahora mismo, si te ocupas de ellas, hablare de ti al sargento del barco y quizá decidan llevarte a un cuartel.
-Estupendo, ¿puedo empezar ya?
-Sí, pero por el amor de dios, antes date una ducha antes que apestas a cebolla con limón.

Una hora más tarde me encuentro inmerso en mi primera “misión” para la marina, un niño ha roto la ventana de su vecino en varias ocasiones y su madre quiere que le de una lección porque ya no puede con él. Me acerco al chico en cuestión.
-Hola chaval, me han dicho que estás haciendo gamberradas.
-DEJAME EN PAZ VIEJO. Y antes de terminar la frase, me ha dado una patada en la espinilla, gente simpática la de este pueblo.
#Más vale tener un poco de mano izquierda, al fin y al cabo soy un desconocido aquí.
Le poso el brazo izquierdo sobre los hombros y con una sonrisa lo más grande que pude poner y los ojos muy abiertos, le digo susurrando en voz baja.
-Chico, lo que haces está mal. Y no es bueno hacer cosas malas porque tu mamá se pone triste y a mí me disgusta ver que los niños hacen que sus madres se pongan tristes.... y no querrás disgustarme, ¿verdad?
Inmediatamente el niño me miro con una expresión como si un monstruo marino hubiese abierto la boca alrededor suyo.
-Sí señor, lo sien-to se-ñor, no lo vol-ve-ré a ha-cer se-ñor. Mientras corría medio llorando a abrazar las piernas de su madre
# No llego a entender el cambio de actitud de este chico, por lo visto nadie le ha hablado con simpatía y una sonrisa en los labios.
-Mu-muchas gracias por darle una lección a mi hijo señor.
-No hay de qué.

Y satisfecho y extrañado por el éxito de mi discursito, continuo por la calle hasta que veo una niña desconsolada gritándole a un árbol.
-Piolín ven.... baja por favor.... ¡Silvestre, deja a Piolín en paz!
-¿Tienes algún problema?
-Sí, mi pájaro Piolín se me ha escapado y se ha subido al árbol, y ahora mi gato esta persiguiéndole y creo que quiere comérselo, ¿me puede ayudar?
Sin pensármelo dos veces, me agacho y cojo una piedrecita del tamaño de una canica pequeña y se la lanzo al pájaro de forma que lo dejo atontado y cae del árbol, alargo el brazo y lo cojo en mis manos antes de que caiga al suelo y se lo tiendo a la niña.
-Aquí tienes, está un poco aturdido, pero no está herido en seguida se recuperara, más vale que lo devuelvas a su jaula.
Observo que la niña me mira atónita mientras coge el pájaro, al mismo tiempo saco la pistola y le meto una bala no letal.
-¿Quieres que te baje el gato también niña? Veo que la niña sale corriendo.
-PAPAAAAAAAA!!!!
-¿¿Pero qué demonios está haciendo usted??
-Ayudando a su hija con su gato y su pájaro.
-¿Con un arma de fuego?
-Bueno, yo... es que con una piedra era más difícil bajar al gato...
-Vaya y coja al gato con las manos y tráigalo aquí lo más rápido posible y como este herido cuando nos lo devuelva, llamare a los marines para que se ocupen de usted.

Ligeramente desanimado decido que es mejor hacer lo que me dicen y comienzo a perseguir al gato por los tejados. Tras años viviendo en ellos, me siento como en casa corriendo por las alturas.
Esta anocheciendo y por fin tras horas de carreras, he conseguido acorralar al gato entre las chimeneas del bar Pub. Cuando por fin logo atraparlo, una voz que proviene del interior del bar y que se filtra por la chimenea, me distrae de la alegría de ver a mi presa atrapada entre mis manos.
-¡Maldita sea! Deberíais de haber llegado hoy con el barco ¿Donde estáis?
# Es la voz del tabernero, debe de estar hablando por un denden mushi, pero no logo oír que dice el otro.
-Sí, tengo todo el cargamento de opio escondido en la bodega, pero no puede estar ahí mucho más tiempo, hace casi dos semanas que está ahí y vosotros os estáis retrasando mucho.
-¿Mañana por la noche? Espero que esta vez sea verdad, se que el mar está algo revuelto. Y también espero una gratificación por los días extra que he tenido esto aquí.
-Muy bien, estaré a media noche en la ensenada al norte de la isla, no os retraséis.

# Parece que en esta isla habían cosas por hacer más interesantes que perseguir gatos, si atrapo a estos tipos significaría entrar en la marina por la puerta grande... pero como podría hacerlo, no tengo autoridad para registrar el local y dudo que los marines del asentamiento quieran ayudarme...
Como si el gato hubiese entendido mi duda y aprovechando que había aflojado un poco la presión sobre el, se revolvió y me lanzó un arañazo a la cara que tuvo otras consecuencias aparte de la pequeña herida.
-¡¡MALDITO GATO!!.
Al estirar el brazo para intentar atraparlo note como las tejas cedían bajo mi peso y se deslizaban a la calle arrastrándome con ellas. Y cayendo como un peso muerto justo delante de la entrada de la taberna la cual se abrió al instante mostrando al tabernero.
-Vaya vaya vaya, así que tenemos un proyecto de marine que se dedica a husmear por los tejados. Y además de metomentodo, torpe. Pues has destrozado el tejado equivocado amigo.

Mientras me levantaba lo más deprisa que pude, noté una presión en el lado izquierdo del cuerpo que a continuación se convirtió en un torrente de dolor mientras despegaba los pies del suelo y aterrice de bruces unos metros más allá de donde me había caído. Alzando la cabeza del suelo, vi lo que había ocurrido, el tabernero, un hombre más alto y fornido que yo me había golpeado con un garrote que bien podría haber sido utilizado como una viga para un tejado. Palpándome el costado me aseguro de que no tengo ninguna costilla rota, aunque el dolor es insoportable y apenas puedo respirar.
-Parece que te has quedado sin respiración de la impresión ¿eh? No te preocupes, no duraras mucho más.
Viendo como se acercaba, desenfundo mi pistola, pero antes de que pueda apuntarle, descargo otro golpe de garrote sobre mi espalda. Y se prepara para una nueva embestida, justo cuando va a darme en la cabeza, logro recomponerme lo suficiente para rodar sobre mí mismo y esquivar el golpe. Que rompe varias piedras del suelo en el lugar donde un segundo antes había estado mi cabeza.
-Vamos, no hagas esto más largo de lo necesario, tienes varias costillas fracturadas y apenas te vas a poder poner en pie.
Frenéticamente observo a mí alrededor algún lugar donde poder ocultarme mientras esquivo los golpes del brutal tabernero.

#Llevo cinco minutos esquivando como buenamente puedo sus golpes, debo volver y coger la pistola.
Me pare en mitad de la calle de pie y me esforcé para ponerme derecho.
-¿Ya te rindes? No tienes fuerzas y estas agotado, es lo mejor que puedes hacer.
Respire hondo mientras veía acercarse el tronco, cuando estaba a pocos centímetros de mi cabeza, gire sobre mi mismo a la vez que me agachaba y logre golpearle en una rodilla lo que le hizo soltar un alarido de dolor mientras soltaba el garrote para llevarse las manos al lugar donde le golpee.
Corriendo como un desesperado llego hasta donde estaba la pistola tirada y la recojo, al sentir su tacto en mi mano siento como si de nuevo me entrasen fuerzas, mientras me giraba levantaba la pistola y le quitaba el seguro preparándome para apuntar, pero al estar preparado para el disparo, veo que el tabernero ha desaparecido. Mientras avanzaba por la calle hacia el sitio donde le había perdido la vista. Veo que algo se mueve a mi izquierda, instintivamente apunto y al ver la silueta del tabernero, aprieto el gatillo a la vez que recibo un golpe tremendo en el hombro izquierdo que me lanza al suelo y caigo mirando el rostro de sorpresa de este con la bala de goma que le había puesto a la pistola para bajar al gato entre los ojos ahora en blanco del inconsciente delincuente.
El sonido de la pelea y del disparo ha despertado a la mitad del pueblo y hace llegar a la carrera a los dos marines en estado de alerta y armados.
-Rebo, pero ¿Qué demonios le has hecho al tabernero?
-Tiene un cargamento de opio en la trastienda del bar, lo he descubierto y ha intentado matarme, ahora esta inconsciente será mejor que lo encadenéis antes de que despierte. Le he oído decir que mañana por la noche vendrán a recogerlo.
En ese momento la adrenalina que había estado bombeando en mi cuerpo, se esfumo y note los dolores de los golpes en las costillas y espalda y del hombro dislocado. Todo se puso oscuro y perdí el conocimiento pero con la satisfacción del deber cumplido.