Trama para Piratas.

Desde hacía un par de días, Jacqueline andaba pensativa, mirando alternativamente la hoja de su recompensa y el periódico que había recogido en la última isla que desembarcaron. En él, se hacía pública la noticia de la captura de decenas de piratas (y quién sabía si de centenas) en todos los mares del Blue. Sin duda, la Marina había comenzado a moverse, y atacando los navíos que aún no habían llegado a Grand Line, estaban siguiendo una estrategia perfecta. Ningún pirata novato que huyera a aquel mar sobreviviría mucho tiempo, y los que se quedaran, se las tendrían que ver con las fuerzas de la Marina.

Jacqueline frunció el ceño al leer las noticias nuevamente. Aquello la ponía en un nuevo compromiso. No temía a la Marina, por supuesto, pero tampoco podía menospreciarla. Un par de soldaduchos no eran rivales, pero contra tenientes y capitanes… Esa ya era otra historia.

Eso, entre otras muchas razones más, era el motivo por el que Jacqueline propuso a Byakuran que desembarcaran en Berelia. No le enseñó el periódico, ni supo si estaba o no enterado de los sucesos, porque no quería parecer cobarde. Pero esconderse durante un tiempo hasta analizar la situación y fortalecerse era mucho más sabio que dejarse capturar.

Escogió Berelia, aparte de por su cercanía a la posición donde estaban, debido a que era la única ciudad donde no se habían producido capturas de piratas (las noticias no lo decían abiertamente, había que leerlas de manera concienzuda para darse cuenta). Jacqueline quería creer que las fuerzas de la Marina aún no habían llegado hasta ella, aunque sería cuestión de tiempo. En cualquier caso, se refugiarían allí un tiempo.

Al divisar la isla, se giró hacia Byakuran.

—¿Cómo procedemos, capitanucho? —preguntó, cruzándose de brazos—. ¿Desembarcamos en pleno muelle o somos un poco más discretos y viramos hacia una costa alejada de la población?

Quiero saber si va a entrar Byakuran para continuar con la trama.

Berelia estaba muy agitada. Incluso antes de desembarcar, podía verse la intranquilidad del puerto. Si los rumores sobre la isla eran ciertos o no, Jacqueline no podía saberlo, pero una cosa sí que le quedaba clara: no era un buen lugar para esconderse. En cualquier caso, tendría que buscar otro.

Byakuran aún así insistió en desembarcar. Como la joven pirata seguía sin confiar plenamente en su compañero y lo consideraba casi un suicidio, decidió tomar un camino diferente. Cogió el bote con el que había encontrado a su excapitán y lo devolvió al mar, para zarpar en él a un sitio más seguro.

Pasara lo que pasase en Berelia, ya no era asunto suyo.

Spoiler: