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| Comentarios: 10 |
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| Pagina 167: Vlad Tepes | |
| | Autor | Mensaje |
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Jacobo Nicolao Cabelleiro Pirata
Profesión : Carpintero
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Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 20/09/2011
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| Tema: Pagina 167: Vlad Tepes Miér Sep 28, 2011 8:02 pm | |
| Meciendo las botellas en cada uno de sus pasos, Jacobo cargaba consigo dos tipos de materiales: unos frascos de cristal que sonaba con cada leve golpe por el camino que contenían una gran cantidad de combustible; y una serie de seis cajas del tamaño de medio brazo en su reposo, con un material blanco solido dentro y una etiqueta que ponía "RDX".
Muy sereno y casi sin demostrar una expresión en particular, solo su clásica sonrisa de "yo he hecho algo malo" que llevaba a todas partes, como regodeándose de alguna travesura que solo un niño podía hacer: un niño con acceso a algo sumamente peligroso, conocimiento científico.
La biblioteca ya no hacía ruido, era ya media tarde y no había nadie dentro, ni los encargados ni visitantes, y aunque él no era ningún empleado, se escabullía ahí desde hace mucho para poder leer un libro o dormir escapando de su casa; tanto así que ya no recordaba desde cuándo, tanto que ya casi veintiocho años de su vida le habían visitado.
Camino por unos tres o cuatro minutos a lo largo de un extenso pasillo desde la bodega hasta uno de los salones principales de la gran biblioteca, la sala principal: ahí tenía escondido ya un repertorio de sus libros favoritos, y no eran de las muchas novelas que ya había leído, esas prefería abandonarlas. ¿Abandonarlas? Era un pensamiento extraño para Jacobo, pues estaba a punto de dejar atrás todo eso, con un último trabajo; entonces finalmente podría continuar su vida a lo largo del mundo, nunca fue muy asiduo al mar pero sentía mucha tranquilidad al acercarse a las costas, así que creía ver su futuro embarcarse en una aventura sobre uno de esos monstruos de madera. ¿Pero vamos, a quien iba a engañar? Jacobo quería eso para poder desmontar de pies a cabeza los barcos de los grandes piratas, hacerse de una leyenda: El mejor constructor de naves de guerra, las más potentes, las más versátiles y lo mejor de todo, cada una mucho más poderosa que la anterior. Eso buscaba Nicolao, ser una leyenda como el constructor, el herrero en que se había forjado.
Llego frente a una enorme puerta, aun en ese extenso pasillo, a su espalda estaba una gran ventana que dejaba entrar mucha luz de la tarde que caía. Con sus brazos ocupados cargando el "material" abrió la puerta de una escandalosa patada.
No había mucho más que unas aves en los alrededores que se vieron sorprendidas por el golpe, saliendo espantadas.
Jacobo cerró la puerta detrás suyo, con la misma violencia. Se acerca hasta una mesa amplia y dejo sobre ella con mucho cuidado sus varias botellas y sus paquetes del blanco material. El lugar no era en particular singular, sin notar claro lo asombroso que era un edificio como esa biblioteca que pocas obras arquitectónicas y de ambición popular alcanzaban. Pero algo no encajaba, un gran cofre estaba salido, debajo de la mesa, medio abierto, estaba muy grande y se veía bastante pesado, como para que la mayoría de la gente diera media vuelta al verlo; quizá solo alguien como Jacobo podría llevarlo, con su cuerpo trabajado a mano dura en la herrería.
Solo una cosa no parecía concordar, y ya eran muchas contándola: entre los estanterías, a un lado de los cientos de pilares de los interminables tomos enciclopédicos, a unos pasos de Jacobo, alguien forcejaba debajo de una cubierta de tela atado en una silla. | |
| | | Jacobo Nicolao Cabelleiro Pirata
Profesión : Carpintero
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Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 20/09/2011
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| Tema: desgarramiento; en la vida de un hombre que no la merecía Miér Sep 28, 2011 8:40 pm | |
| Retiro de golpe la sabana. Una vieja tela ya desgarrada por los años de uso, manchada de sangre por doquier, tanto así que aun chorreaba un poco. Esa manta no era otra si no con la que Jacobo había estaba secuestrando a gran parte de la gente con la que había experimentado los últimos años. Ahora, ¿Quién era su víctima? ¿A quién había decidió usar como su último conejillo de indias? La respuesta que fuera, solo había una cosa clara: su ultimo conejillo de indias, eso no era una suposición razonable de ninguna forma.
Nicolao lo miro por unos segundos, a ese pobre hombre de gran cuerpo, elegante traje y con tantas joyas encima, una cadena de oro, un traje de primera calidad (Brioni posiblemente), un reloj de diamantes, zapatos lustrosos y de diseñador. Era sin duda, un hombre que había vivido en muchos años muchas riquezas, suyas quizá no, pero fue el quien las disfruto. ¿Quién era este hombre, al que Jacobo no dejaba de verlo con nada menos que resentimiento? Ese hombre, era el rostro de la persona que se dedicaba a extorsionar a su familia, de saquear su granja, y de… Bueno, casi podía agradecerle a esa enorme bola de grasa, el haberle provocado irse de su casa a estudiar el universo escondido de los libros. ¿Había otra mejor forma de agradecerle que demostrándole personalmente que había aprendido? Quizá sí, quizá no… No importa, ese hombre viejo y enriquecido a costa de los más débiles, solo estaba forcejando en silencio con un pañuelo como mordaza, solo teniendo la oportunidad de ver el crecimiento del joven Cabelleiro en primera fila.
La noche aun el faltaba por caer, así que un débil rayo de aquel enorme rojo cruzaba por una ventana hasta la biblioteca, más exactamente, dentro del gran salón donde se encontraban “conversando” Jacobo y su amigo. Este chico, arrastro la silla del hombre hasta que su rostro diera contra el haz de luz que atravesaba la ventana golpeara en su rostro y le encegueciera. Quizá era con misericordia de Jacobo, quien quería que todo ocurriera sin que pudiera verlo, pero de inmediato se preguntó ¿Para qué?
Con su pie empujo un par de metros la silla del gordo empresario, suficiente para que la luz solo encegueciera su propia persona la vista del millonario. Entonces, acompañado por el tétrico viento que hacía rechinar la vieja madera del edificio comenzó su juego: que aunque había tenido sus años para planear su juego final, su trabajo especial contra este hombre, había tomado una sencilla decisión, solo usaría el bisturí para hacer su trabajo: torturar a un hombre que había abusado de él y su familia por años, desgarrando su vida poco a poco, mientras perdía sangre, sus huesos eran penetrados por la cuchilla, sus órganos le eran arrancados y su vida era destruida, poco a poco, como su vida era devorada por su propio hecho. ¿Por qué? Porque Jacobo había decidido hacer eso por amor a la ciencia, y no por venganza. Así que si, solo fue mala suerte hombre corrupto. | |
| | | Jacobo Nicolao Cabelleiro Pirata
Profesión : Carpintero
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Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 20/09/2011
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| Tema: Re: Pagina 167: Vlad Tepes Miér Sep 28, 2011 9:06 pm | |
| Un cuerpo desgarrado ya, un hombre sin vida. Casi cuatro horas duro “el ritual”. Jacobo se sorprendió a sí mismo, de ser su último trabajo había sido realmente satisfactorio, tanto así que dio un aplauso al aire para sí mismo al terminar tras romper su record personal de torturar a una persona, la cual iba en los 215 minutos aproximadamente, esta vez había hecho 251 minutos hasta que el hombre perdiera la conciencia y ya no valiera la pena seguir destruyendo su cuerpo. Era un experimento de tortura, no de examinar su cuerpo, así que inconsciente el hombre, no había nada más que hacer que darle un golpe de gracia.
Su trabajo había concluido con un corte limpio de la vena yugular, una articulación que daba respuesta al cerebro y su muerte sería rápida. ¿Rápida? Si, para Jacobo no era un objetivo al cual simplemente buscaba matar, su muerte solo contaba como un subproducto sin importancia de sus investigaciones. Esa clase de pensamientos caracterizaban a ese cruel hombre.
La forma de asesinato, o más bien, el proceso de tortura que llevo Jacobo fue extenso, muy minucioso. Sería complejo irlo recordando en detalle, por que como bien Jacobo se decía todo el tiempo, “Si ya existe un reporte de eso, no hay necesidad de recordarlo sin importancia experimental”. Aun así, las marcas de su sufrimiento no eran pocas, estaba envuelto en cortes por doquier, no cortes profundos, si no cientos y cientos de pequeños cortes sobre su piel, arrancándosela suavemente. Sus miembros inferiores así como sus brazos habían sido parcialmente mutilados en el acto, parte de sus huesos habían quedado descubiertos y su cráneo ya dejaba asomarse la masa encefálica con la cual jugueteaba Nicolao.
Los órganos internos del hombre estaban ya fuera, había estado haciendo un viaje interpersonal a las entrañas de ese sujeto, cortando la “maleza” interna que le estorbaba con su cuchilla curiosa que no dejaba de cortar cuanto pudiera encontrar en su camino, y claro, a posta de Jacobo, no eliminar o causar daños irreparables: la idea era mantenerlo consiente el mayor tiempo posible.
Los ojos salidos de sus cuencas sacadas con cuidado con el bisturí, debió ser ese el momento fatal del hombre. El horror que debió experimentar se representaba en aquel grueso grito que emitía viendo como el afilado y ensangrentado cuchillo medico se aproximaba hasta su globo ocular.
El cuerpo se quedó tirado en medio del pasillo, como si no le importara que mañana alguien fuera a ver ese cadáver. Pero no importaba, porque Jacobo tenía un plan, no era nada especial, pero como fuera, primero debía asegurarse de tener en orden sus cosas antes de partir. Así que, dirigió sus pasos hacia aquel cofre que aguardaba debajo de la mesa que dejo los materiales antes, y se dispuso y revisar su contenido. ¿Qué tenía dentro? ¿Eso sería su “maleta” de viaje? ¿Qué haría con esos materiales? Jacobo solo sonreía, y se sacudía la sangre de sus manos y su ropa, que algo había salpicado en ella, y ahora, solo eso le interesaba. | |
| | | Jacobo Nicolao Cabelleiro Pirata
Profesión : Carpintero
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Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 20/09/2011
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| Tema: Re: Pagina 167: Vlad Tepes Vie Sep 30, 2011 11:14 pm | |
| Jacobo termino su trabajo sin retraso. Recogió sus materiales, limpio sus ropas y se cambió la bata manchada de sangre. Pronto se acercó hasta la mesa sobre la que había dejado los materiales que se trajo hasta la biblioteca. Debajo, había un cofre a medio abrir.
Saco de debajo de la mesa el cofre, lo tiro por la manilla y lo abrió rápidamente, para verificar la colección de libros que se había guardado. Si, libros era todo lo que tenía dentro, ni materiales, ni herramientas, ni sustancias o armas de ningún tipo… Solo eran cientos y cientos de tomos de incontables ciencias y artes, mapas y diccionarios, una pequeña biblioteca personal para Jacobo. Pero estaba bien, Nicolao jamás considero que sus trabajos fueran seres eternos, el veía su vida dividida en dos aspectos: sus artefactos y su conocimiento. Y de ello, solo uno era semi eterno, el conocimiento. Su sapiensa difícilmente se modificaba o reemplazaba con el tiempo, mientras que sus armas y creaciones evolucionaban y dejaban de ser lo que eran. Su ciencia, su arte, su talento como doctor, era todo lo que quería en este mundo, y para ello, le bastaría con embarcarse con un fuerte contenido de libros.
De las tantas obras que traía consigo, Jacobo podía contar libros expertos de lo mejor escogido en la biblioteca de ciencias, artes y mapas como: un libro de mapas detallados sobre la grand line, contiene rutas oceánicas, deformaciones del terreno, graficas a una escala 1-10 (detalle asombroso), varios mapas globales de la zona desplegables y con diferentes representaciones, así como mapas subterraneos. Tres libros sobre las islas de la grand line, tres libros de planos de barcos y dos libros de historia universal. Esos anteriores eran tomos de autores reconocidos, que no habían hecho cualquier trabajo. Era parte del material que quería tener Jacobo para poder salir en su aventura, ahora estaba a penas el cofre a un quinto de su capacidad. ¿El resto? No era difícil imaginar con que llenaría el resto del cofre. Los siguientes tomos serían elegidos por orden de autor, libros sobre ingeniería, materiales, metales, arquitectura de todos los tiempos, matemáticas (al menos cinco enormes y gruesos libros de la ciencia de los números que abarcaba muchos aspectos), química y física, de todos los anteriores traía muchos ejemplares útiles que no podía salir sin ellos.
Jacobo vacío los materiales explosivos y el combustible por todo el edificio. Silbando lo que era para él una agradable tonada, mientras empapaba ese universo de conocimientos, pero sabía que tenía que hacer eso porque se arriesgaba a que otros tuvieran ese conocimiento: y Jacobo era celoso en ese aspecto. De cualquier forma, ya tenía sus mejores tomos a salvo consigo. Pronto prendería fuego y haría volar ese viejo edificio.
Jacobo se retiró llevando consigo sobre el hombro el cofre, era muy pesado pero un hombre corpulento y de gran trabajo como Nicolao apenas si sentía el pesado cuerpo metálico y de madera del cofre. Jacobo se fue, abandonando su viejo hogar, la biblioteca donde creció por muchos años… Ya era hora de crecer mucho más. | |
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| Tema: Re: Pagina 167: Vlad Tepes | |
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| | | | Pagina 167: Vlad Tepes | |
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