~Al ritmo del Mar~

El astro rey se posicionaba en la cúspide de la infinita bóveda celeste, con su calor resecaba la superficie, y en ella todo estaba recubierto débilmente por el roció matutino. Ya las personas comenzaban a rondar en muchedumbres las empedradas calles de Logue Town, comenzando su vida diaria, sus trabajos, todo para llevar comida a la mesa. -Si que me he levantando temprano ¡Je! - Dijo la fornida figura, vestida con sus elegantes ropajes, al son del repiqueteo de sus zapatos en el suelo. Los ojos de Kiricco estaban un poco caídos, como si recién se hubiera levantando, y un ocasional bostezo acompañaban su caminar. Luego de unos minutos de andar y de andar, dio por fin con el lugar que andaba buscando. -Espero que llegue pronto... necesito su dinero también para comprar las provisiones grajajaja- Soltó con un tono hilarante, mientras que ahora su cuerpo se encontraba posicionado al borde del muelle, mirando al horizonte.

-¡Eres tu el que se tarda! No me eches la culpa de venir antes- Dijo Madarame rompiendo la armonía que en el lugar se cosechaba. Su ceño fruncido se mostraba, y sus cejas arqueadas un poco hacia abajo mostraban su enojo momentáneo, pero casi en un instante todo aquello se disipo y se tranquilizo como si nada sucediese. En el horizonte, un pequeño barco se veía llegar, aunque Kiricco no le dio demasiada importancia, giro lentamente, ya enfilándose para el marcado, pensando si aquel pequeño barquillo que estaba a minutos de anclar era pirata o marine, cualquiera de los dos que fuera, seria una buena forma de desahogarse, pues hacia tiempo que no tenia una buena pelea, las que tenia con su hermano no contaba, ninguno de los dos se hacia daño aunque lo intentase, y en aquellas era lo mas divertido para Kiricco hacer creer a su hermano que lo lastimaba, y causarle el enojo al regenerarse.

-Ya deja el "Yoy!" ¿Que acaso es lo único que sabes decir? Ocho años que me vienes jodiendo con tu Yoy- Dijo Kiricco sentándose en una de los banquillos de madera que ofrecen con modestia las zonas publicas. Con la cabeza hizo seña a su hermano para que se sentara, y cruzado de brazos se quedo esperando a que los nuevos visitantes llegaran al lugar. En su mente solo pasaba que no los atacaría a menos que ellos los molestasen, pero, aunque viviendo de Piratas o Marines, seguramente querrían mostrar su supremacía por sobre todos los demás, en esos momentos, la arrogancia abundaba como pan en el mundo, algo verdaderamente asqueroso. Dando un leve bufido fijo su vista en el navío que haciendo contraste al sol parecía negro, e intentaba mirar su bandera y reconocer de que tripulacion pirata se tratase, o quiza si se tratara de la Marina.

Agachando un poco la cabeza, Madarame comenzó a divisar el panorama a través de su prominente flequillo que tapaba el brillo de sus ojos y nadie, podría percatarse de que este estaba alerta de todo. Vio acercarse lentamente aquel barco que divisaba en el horizonte, y de el comenzaban a bajar tres personas.

Esta gente tenia una apariencia mas bien pintoresca a diferencia de la normal que los piratas poseian, excepto quien iva en el medio, ese poseia un porte serio y arrogante, como si de su pirata se tratase.-El mas alto tiene pinta de ser restrasado ¿Eh? Grajaja- Dijo a su hermano casi sin discrecion alguna, mientras a la vez que se reia miraba a los imbeciles que se movian en su direccion, y esperaba que fueran tan tontos como parecian.

Solto una discreta sonrisa Kiricco, y una risa un tanto apagada se soltó de ella. Mirando aun por lo bajo al alto flaco con lentes, hablaba con su hermano y juntos hacían burla de las torpes apariencias de los "piratas" que llegaron.

-Si ese gordito viene a molestar solo tenemos que darle un sándwich y se distraerá durante un buen rato, al otro solo le quitamos las lentes... supongo que no puede ver sin ellas Grajajaja-

Su risa se soltaba cada vez con menos discreción que lo usual, parecía como si deseara fervientemente que lo piratas le escuchasen, y seguramente asi lo hicieron, pues el de anteojos grandes, miro fijamente al flequillo de Madarame y comenzó a acercarse a este, con una mirada maliciosa en su rostro, como si intentaría atacarlo.

Aquella persona golpeada, se retorcia en el suelo cual babosa luego de ser brutalmente llenada de al, a diferencia de este, ya no tenia aire debido al estruendoso puñetazo que Kiricco le habia lanzado. La segunda persona, permanecía inmóvil de una manera graciosa, mientras que en su rostro, se podía divisar aquella enorme marca roja, causada por la planta del pie de el joven pero poderoso Bellwether. Un grito de terror se pudo escuchar detrás de aquellas dos personas adoloridas, y prácticamente muertas, o por lo menos el que echaba sangre por la boca, Madarame era demasiado bruto cuando en peleas se trataba.

-Hmmm-

Dijo Kiricco, mientras velozmente sus cejas se arquearon hacia abajo en el centro, y sus negras pupilas en esos rojos iris, se dilataron con una fuerza impresionante, y con aquella fiera mirada, sentencio al tercer personaje en el lugar, y esta parecía decir "Muérete gusano mal nacido". La persona pareció queda inmóvil unos cuantos segundos, de verdad pareció asustarse por aquello, estaba a punto de correr ¿Por que no lo hacia? ¿Se atrevería a retar a los hermanastros? Kiricco intensifico su mirada, y luego dio dos pasos hacia adelante, quería ver hasta que punto llegaba el valor de aquella persona.

Huyendo despavorido, parecía que no tenia ni siquiera la mínima intención de volver, subiéndose con una velocidad considerable al barco, se metió hacia dentro de lo que parecía ser el cuarto en el que el capitán suele hospedarse. Kiricco comenzó a caminar hacia el barco, pensaba en destruirlo completamente puesto que quienes estaban allí no salieron luego de unos cuantos segundo.

-Parece que vamos a tener que entrar nosotros Yamamoto... espera... si atacas tu armaras demasiado revuelo con el humo... dejame a mi-

Dijo Kiricco, cuando se vio interrumpido sin reparo alguno, por un estruendoso choque de maderas, una puerta parecio resquebrajarse luego de que alguien brutalmente la abriera. El anterior hombre, aparecio junto a otras dos personas mas, la primera, un hombre alto de unos dos metros mas o menos, con dos Katanas prominentes, mientras el hombre ya conocido se quedaba atras, junto al segundo nuevo contrincante, al que se esucho desirle "Capitan".

Aquellos corpulentos seres, parecían portar ira y ánimos de asesinar en sus rostros ¿De verdad semejantes personajes que parecían de película podrían preocuparse tanto por sus subordinados? Quizá lo hacían, o tal vez solo buscaban mostrar su supremacía sobre los hombres que allí se encontraba, a quienes superaban por mínimo veinte centímetros, pero quienes le plantaron cara ni bien les vieron. Kiricco Madarame, fiero combatiente, solo caminaba sin decir nada, hasta quedar posicionado a dos del hombre gigante, mientras que detrás de este, aquel hombre pequeño que había ido en su ayuda se escondió en busca de un refugio en donde pudiera protegerse de los hermanastros, pero ni en el fin del mundo aquello hubiera sido posible.

Sin esperar un segundo mas, Madarame comenzó a correr velozmente, a la vez que estiraba su brazo hacia atrás unos 5 metros quizá, ya ex pectando a que Yamamoto hubiera distraído al espadachín, y cuando ya se encontraba a menos de un metro del joven, soltó aquel sostén del brazos estirado -¡Gomu Gomu no Pissutoru!- Dijo a la vez que aquel brazo se soltaba con una velocidad instantánea y sin que siquiera dos mili segundos pasaran, aquel puño chocó contra la panza del enrome hombre, y este perdiendo el conocimiento debido al golpe, cayo sobe el joven que se posicionaba detrás de el, terminando ambos desmayados y uno medio muerto.

PD: Perdón por la mala descripción del ataque xD Es que como es una misión no lo vi necesario.

** Yamamoto que se encontraba frente al espadachín, había lanzado un claro reto, a lo que el coloso por así decirlo, se enfureció y emprendió ataque, aunque el joven de pelos negros no era el mejor, pudo desenfundar su espada a tiempo, para detener el ataque de su contrincante.

-¡Yoy! No me siento cómodo con esto…

El joven dejó su arma a un lado, dejando que se caiga al suelo, fue en ese instante en que su agresor trató de arremeter con su otra arma de su mano izquierda, sin embargo Yamamoto se encontraba con la cabeza abajo, había esquivado el ataque, aprovechado esa posición, flexionó su pierna izquierda y dejó la derecha atrás, con la que se impulsaría para atacar. Su diestra se vio rápidamente cargada en un llama roja que golpeó contra su oponente, dejándolo con una quemadura de tercer grado, el la parte abdominal a la vez que se encontraba derramando sangre por su boca.

-No debí haber dejado mi espada…

Los hermanos habían demostrado un increíble poderío como ya se les había hecho hábito.. **

OFF: Perdón el post, esta misión lleva varios días.