Ojo por ojo, diente por diente.

"Mierda, mierda, mierda y mierda..."

Había escapado... pero ¿cómo? se suponía que la prisión en la que habían encarcelado al hombre de la cara quemada por atraco a mano armada en la licorería de Ohara debía de estar a buen recaudo, era sencillamente imposible que hubiera escapado, encima resultaba que la culpa parecía ser suya, como si él mismo hubiera abierto la puerta...

La noticia había corrido como la pólvora, no habría sido de relevancia si no fuera porque el propio vicealmirante Yamamoto había entregado en persona al recluso a las autoridades para su encarcelamiento, pero aparentemente la responsabilidad recaía de manera directa sobre el gyojin, a fin de cuentas tenían que buscar un culpable al que echarle la bronca.

Sin embargo algo de lo que había dicho el viejo le llamaba la atención... en aquellos momentos, corriendo bajo la luz de la luna le parecía que las palabras del viejo vicealmirante tenían algo de proféticas, como si quisiera advertirle de un peligro oculto bajo aquella pátina de incompetencia.

Todavía recordaba la conversación que había mantenido tras enterarse de la huida del malhechor.

- Déjalo estar Tendo, sólo por esta vez... - el anciano tenía ante si el informe de la propia prisión, aparentemente en un momento determinado los guardias habían perdido de vista al hombre con la cara quemada y éste simplemente había desaparecido, - no hagas caso de...

- ¿Que no haga caso? - el gyojin estaba completamente fuera de si, puesto en entredicho delante de su propio maestro... ¡qué vergüenza! - ¡entregamos a ese hombre a las autoridades con la intención de que lo mantuvieran bajo vigilancia para su juicio! ¡estuvo a punto de matar a un crío! ¡por el amor de Dios que...! - repentinamente el enorme gyojin se sintió clavado a la silla en la que se encontraba sentado, sabía lo que significaba aquello, - ¡...!

- No te lo repetiré dos veces... - la mirada de su maestro no dejaba lugar a dudas, bajo ningún concepto debía de tratar de tomarse la justicia por su mano, - las autoridades locales tienen ya el rostro de ese hombre distribuido a lo largo de todo Ohara, no tardarán mucho tiempo en dar con él, nosotros hemos realizado nuestro trabajo y sabemos que la culpa no es tuya, para nada.

- ¡Pero me han acusado a mi! - el gyojin se levantó violentamente de la silla empujándola hacia atrás al tiempo que apoyaba sus enormes manazas en el escritorio del anciano, - sensei... tengo que... tengo que encontrar a ese hombre, como sea.

La mirada del anciano se tornó más profunda, definitivamente no se lo repetiría dos veces.

- Sabes lo que significa contravenir una orden de un superior, - el anciano comenzó a levantarse paulatinamente, casi deliberadamente despacio, como si se tomara su tiempo a la hora de incorporarse, - Kotetsu Tendo, a partir de este preciso instante te hago sabedor de la orden oficial de un superior de la marina, bajo ningún concepto abandonarás las instalaciones para ir tras ese hombre, es una orden.

Con un golpe de su katana con el extremo de la saya el anciano dio por terminada la reunión... lo que pasó después de la misma podría ser calificado de otra de las múltiples estupideces cometidas por el gyojin y por su orgullo humano pues allí se encontraba, corriendo en medio de la noche, contraviniendo las órdenes de su superior, tratando de convencerse a si mismo de que estaba haciendo lo correcto, pero realmente... ¿estaba haciendo lo correcto?

No podía pararse a pensar... sin embargo los pensamientos acudían a su mente como imágenes de un flashback de algo que jamás había ocurrido realmente, pensaba en qué posibilidades tendría un tipo normal de escapar de una prisión, pensaba en si realmente estaba solo, pensaba en un montón de cosas mientras corría, mientras se lanzaba con arrojo a la oscuridad de la noche en busca de la ominosa presencia humana que había alertado, con su propia ausencia, a todo un cuartel.

¿Un usuario de alguna fruta? las esposas que se utilizaban para arrestar a la gente aparentemente corriente no eran de kairouseki, además, dichas esposas eran caras lo que significaba que no todos los cuarteles disponían de ellas.

Pero si hubiera sido un usuario sus propias habilidades le habrían permitido robar, sobrevivir o hacer cuanto dinero pudiera hacer a través de trapicheos sin necesidad de organizar el follón que había organizado en la licorería, por lo tanto no podía ser un usuario, sería demasiado extraño.

Pero si no era un usuario ¿cómo había escapado? forzosamente había tenido que tener ayuda del exterior, pero... ¿quien podría haber querido ayudar a alguien así? ¿a una persona que atraca una licorería a mano armada y dispara a un crío pequeño? la imagen del rostro quemado del atracador todavía perseguía al propio gyojin, era una visión demasiado espeluznante como para poder deshacerse de ella de una manera rápida.

¿Y si todo aquello no era más que una manera de llamar la atención de la marina, del vicealmirante, del propio gyojin? demasiada casualidad... un atraco en Ohara... a mano armada, disparando a un niño pequeño en el proceso, precisamente cuando él, Tendo, se encontraba en la isla, siendo conocida por toda la isla la llegada de los marines a la misma.

Cuanto más lo pensaba más se le antojaba la sensación de que nada de aquello tenía sentido, claro que si su mente conspiranoica seguía trazando hipótesis descabelladas llegaría a la conclusión de que todo aquello no era más que un complot interno dentro de la propia marina en la cual se habían infiltrado los revolucionarios para acabar con todos ellos desde dentro...

Negó con la cabeza, ¡tenía que centrarse! si continuaba pensando en hipótesis estúpidas jamás alcanzaría a saber la verdad, o al menos la parte de la verdad que concernía exclusivamente a aquel hombre y a su propia fuga, que era lo único que le importaba en aquellos momentos.

El anciano estaría furioso... sin duda.