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Comentarios: 10

 

 Perdición en el lecho marino

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Kotaro
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MensajeTema: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyLun Sep 03, 2012 12:54 pm

Siete días atrás...


Una extraña sensación parecía consumir al muchacho desde su pecho, había una gran presión, un sentimiento de desesperación que no podía espantar por más que quisiera, sentía sus brazos y piernas como peso muerto, a medida que continuaba sumergiéndose con solo una interrogante altiva en su mente “¿estarán bien?” no era digno de él el preocuparse por los demás pero aquel grupo era especial, al menos debía serlo si las últimas reflexiones del muchacho se dedicaba a ellos, más no hizo nada más, solo se dejó llevar a medida que la marea le consumía, un hecho que acaecía en cámara lenta, pero que el joven podía saltearse, al cerrar sus ojos con lentitud, para dejar que el manto de la oscuridad cubriera el panorama para él, no podía forcejar aunque quisiera, por lo tanto lo mejor sería dejarse llevar.

Si bien aquel cuerpo acuoso que le rodeaba impedía que él pudiera percibir cualquier sensación externa, llegaba un momento en el cual no podía ni siquiera advertir de sus extremidades, pero tampoco podía darse por muerto, pues estaba razonando, ¿quizás un sueño? Sería difícil juzgarlo, quizás aun yacía inconsciente en el lecho marino, era curioso, no podía juzgar a ciencia cierta cuanto tiempo había transcurrido ya, pero le parecía sentir una cálida sensación en donde su corazón debía hallarse, era lo único que sentía, e incluso si estaba palpando aquella zona con su mano era algo que no podía decir.

Fue entonces que decidió abrir sus ojos, quizás no vería nada malo, tal vez podría tener tiempo de escapar, o de encontrar algo que le ayudara, a lo mejor no todo estaba perdido, solo debía despertar, pero era más fácil decirlo que hacerlo, ya que por más que hacía fuerza por separar sus párpados estos permanecían pegados, intentaba aunque sea exclamar palabra alguna, pero sentía su garganta cerrada, y sus labios sellados ¿sería inútil aunque sea pelear una última vez? La interrogante no se apartaba de su mente, y la cálida sensación de su pecho comenzaba a desvanecerse, tan fugaz como había sido su aparición.

Aquello ocasionaba un sobresalto en el joven, una preocupación aun mayor que en el momento de su ahogo, parecía un paro cardíaco, pues alteraba su estado, al menos su mente, ya que esto era lo único perceptible por él, pero podría ser aquel impacto lo necesario para hacerle despertar, pues rápidamente conjunto al susto, comenzaba a percibir aquellas pulsaciones que su corazón aun se encargaba de realizar, durante el bombeo de sangre, sentía aquellas ondas recorrer su cuerpo, como si se tratara de una máquina que estaba iniciándose poco a poco luego de un extendido tiempo de reposo.

Finalmente, la luz se dejó entrever entre las pequeñas grietas que se formaban frente a sus ojos, un fuerte impacto de la luz diurna ocasionó el malestar en el pelirrojo, quien intentó movilizarse, pero solo encontró un punto de impacto, no podía sentir que era lo que estorbaba su paso, más su visión yacía nublada, y su cuerpo débil por todo lo acontecido en la noche anterior, si bien él no estaba al tanto de su estado actual en el tiempo, sabía que por lo menos seguía con vida, ¿dónde más habría un sol lo suficientemente potente como para fastidiarle? Más tampoco esa era una preocupación, siquiera el hecho de saber en donde se hallaba lo era, pues lo primero que quería era confirmar que había sido de sus compañeros, un vano recuerdo le alertó de que habían logrado abandonar la nave todos juntos, pues les veía caer junto a él, pero desde aquel entonces no había noticia de aquellas personas.

Los puños del joven se movilizaron como por costumbre hacia sus ojos, no habían gafas que interrumpieran la acción, por lo que se restregaron contra los ojos, con el fin de aclarar su visión, pero fue entonces que pudo notar, solo uno de sus brazos realizaba aquella acción, pues el otro se encontraba atorado en aquel suave obstáculo que le había impedido moverse, o siquiera levantarse.

Intentando divisar aquel objeto con uno de sus ojos, el muchacho no pudo evitar llevarse una gran sorpresa, conjunto a un intenso tono rojo en su rostro, pues lo que yacía a su lado, aprisionándole contra el suelo, era nada más ni nada menos que aquella sirena de cabello bicolor, uno de sus brazos le cruzaba por el pecho, como si le hubiese estado abrazando, lo que dejaba al joven totalmente inmóvil, por la incomodidad, no por como ella se encontraba en sí, sino por la extraña cercanía que compartían, era demasiado cerca como para lo acostumbrado por el joven, pero procuró no enfocar su mente en ello, buscando priorizar el estado de su compañera, pues no parecía estar consciente, a juzgar por cómo su cuerpo yacía inerte, más tampoco podía sentirla sin vida, ya que aun podía sentir la respiración proveniente de ella, lo que ocasionó que en un afán de despertarla, el aproximarse más, llevando su mano libre hacia la frente de la joven, mientras susurraba de manera tímida y nerviosa. -O...oye...¿es...tas... b..bien? –
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Kaine
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyMar Sep 04, 2012 9:43 am

El agua era su elemento y pese a eso su cuerpo no había podido resistir todo aquel cansancio; Sus brazos, su cola, incluso su cabeza estaban agarrotados por todo aquel esfuerzo que había tenido que realizar por culpa de desconocidos. Su descanso el día anterior había sido sin duda reparador, pero no tanto como para recuperar todas aquellas energías que a continuación perdería; Primero el problema con su ropa y las curas a aquella pequeña niña, después aquel chico de cabello castaño la había raptado y llevado a hacer frente a unos pervertidos para salvar a una joven, que sin duda, no tenía problema en defenderse sola, y finalmente para encontrar al chico de cabellos rojizos había tenido que llevar a tres personas sobre una barca y utilizar todas sus últimas fuerzas para alzarles y que pudiesen entrar en aquella embarcación.

Aquel era un pequeño resumen de su nueva vida, y quizás no sería comparable con sus siguientes aventuras, pero para una joven que había vivido recluida en un hospital eran demasiadas vivencias para dos días, asique su cansancio se había estado acumulando, principalmente mental, que después parecía repercutir en su estado físico. La mente de la joven se encontraba inconsciente mientras cortos sueños repletos de imágenes se agolpaban en su mente, derivados de cada uno de los recuerdos vividos hasta ahora, sobretodo de los últimos sucesos al salvar a aquel chico de cabellos rojizos pues, pese a que no estuviese segura de por qué no había nadado y luchado contra el agua, sabía que su estado no era del todo bueno y su oxigeno no podría hacer nada si el chico había tomado demasiada agua del mar, y aquello por si solo causaba demasiado problema del que ya de por sí podría haber tenido al no haberse opuesto al hundimiento.

Pese a aquellos pensamientos y sueños tan poco agradables en aquel momento se sentía bien, estaba a gusto y algo le proporcionaba un calor agradable, quizás incluso demasiado, pero después de haber estado sumergida en agua congelada era de agradecer un poco de calor, sobretodo en la parte inferior de su cuerpo que absorbía con más dificultad el calor, ya que sus escamas eran también un aislante del mismo y al igual que otros animales la protegía de un frio elevado.

Su conciencia volvía lenta y torpemente sintiendo como en su frente un nuevo calor externo y diferente le obligaba a despertar. En un comienzo en su mente no se hallaba ningún tipo de información sobre la textura que sentía en su cabeza, incluso escuchando una pregunta dirigida a ella y sin entender realmente que era lo que estaba sucediendo, mientras movía una de sus manos y la colocaba cerca de ella, como si intentase colocarse en una posición fetal sin poder mover su cola, ya que esta se encontraba hacia abajo en la arena -Si...- Su voz sonó somnolienta y su mente no terminaba de asimilar su situación pese a que la conciencia luchase por hacerse paso en el sueño.

Cuan rayo una imagen apareció en su mente; La playa, aquel lugar de arena donde había terminado llegando tras todo aquel problema sucedido con el barco, el pelirrojo, y el propio nado hacia tierra firme para salvarle -¡No!- Su espalda se irguió levente hacia arriba, impulsada por sus dos brazos estirados al haberse apoyado en la arena. Su rostro se mantuvo unos instantes mirando hacia la cálida arena y finalmente se movió para quedar hacia arriba, mientras movía su gran aleta caudal para sacudir la arena que había llevado hasta ella la marea y las pequeñas olas -Digo...- Su mano diestra se elevó para frotar levemente sus ojos y su rostro, intentando tomar aun más conciencia de la situación-Si- Sentenció finalmente mientras volvía a dirigir su mirada azulina hacia el muchacho.

Se mantuvo unos instantes observándole con ojos críticos, valorando su salud pues pese a que hubiese despertado nada confirmaba que estuviese bien realmente -¿Tu estas bien?- Su rostro se mantenía sin sonrisa y con una expresión preocupada, hasta que sus pupilas se dirigieron hacia las de él y esta cambió por una alegre, mostrando una sonrisa amplia y sincera -Me alegro de que hayas despertado- Pese a que aun se mantenía preocupada y levemente adormecida el solo hecho de que aquel chico hubiese despertado ya era una buena noticia, y no parecía tener nada grave, al menos lo poco que dejaba entrever de su cuerpo parecía mostrar solamente algunas contusiones, seguramente debido a aquellos combates con los bandidos.
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Kotaro
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyMar Sep 04, 2012 2:06 pm

El nerviosismo del muchacho se fue convirtiendo poco a poco en curiosidad, pues la joven no daba una respuesta clara, al contradecirse a sí misma, contestando con una afirmación, para luego denegar el hallarse bien, para finalmente volver a acotar lo mismo que en un comienzo, el sonrojo en el rostro del muchacho se desvanecía lentamente ante la duda por descubrir lo que motivaba a la muchacha a tal paradójica respuesta. Pero algo más ocupó su mente, pues no solo era extraño lo que ella mencionaba, sino también su forma de actuar, pues parecía sacudirse en la arena como pez recién sacado del agua, movimiento que dio pie al pelirrojo de apartarse de aquel sitio, si no quería recibir un golpe símil al que su compañero de cabello marrón había recibido al conocer a la sirena.

-Espero que sí – murmuró el muchacho en un intento de calmar su curiosidad, mientras trataba de sentarse con algo de dificultad, si bien su cuerpo no mostraba heridas abiertas, había un gran dolor apoderándose de la mayor parte de su ser, pues todas las hazañas del día anterior comenzaban a cobrarse poco a poco, provocando una incontable cantidad de quejidos por parte del chico, quien buscaba con sus manos aquellas gafas anaranjadas, en una acción involuntaria, pues era costumbre suya colocárselas y luego seguir con su trabajo, como si no importara su estado. Pero aquel objeto cristalino no se encontraba en donde siempre. ”Cierto... “ la mente del joven le recordó el haberla abandonado en el navío, aquel que buscó con la mirada sin éxito alguno, pero que llevaba al chico a enumerar los acontecimientos ocurridos a su alrededor.

Su espalda se recostaba contra una de las rocas de los al rededores, mientras visualizaba todo lo transcurrido como una película en su mente, ¿qué había acontecido realmente anoche? Era curioso, pues todo había salido de su zona de confort, una tranquilidad a la que él estaba acostumbrado, exigido a llevar todo más allá, incluso a tener que llevar a cabo un robo que finalizó en una batalla campal sobre el “botín”.

La mente del chico se detuvo, no pudo divagar mucho más, pues su compañera repitió la pregunta que él había realizado tiempo atrás, con tal de conocer su estado, el chico tomó su hombro diestro con la mano opuesta y luego divisó a la joven. -Fue una mala noche... Pero sobreviviré – Intentaba restar importancia a su estado, pues aun no había podido comprobar el estado del resto, lo cual llamaba poderosamente su atención, llevándole a rodear su mirada alrededor, con el mismo éxito que al buscar el navío. Pues al parecer habían naufragado en una de las esquinas de Fuschia, podía comprobarse aquella característica típica de la isla “la calma en el rústico ambiente”

-Supongo que tendremos que encontrar a los otros, esto ha salido muy mal – intentaba desplazar de su mente la idea de alguna pérdida que no fuera material, procurando mantener una sensación de esperanza, lo cual resultaba un tanto dificultoso para él, pues no era esa clase de persona, en general prefería valerse por sí mismo sin fuerza divina alguna ni participación del azar, pero por como las cosas se habían abarajado últimamente, no le vendría nada mal confiar en el sentido de supervivencia del resto.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyMiér Sep 05, 2012 1:29 pm

Mientras la joven observaba como su compañero se alejaba pudo escuchar como con cada movimiento en su rostro se formaba una mueca de dolor, al parecer, pese a que no mostrase ninguna herida que le impidiese el movimiento, podría haber algún problema en aquellos hematomas que dejaba entrever, aunque también estaba el caso de que simplemente se tratasen de agujetas, como ella misma sentía en la parte inferior de su cuerpo. Fuere como fuese se sentía culpable del estado del joven, era culpa suya que se encontrase así pues si no la hubiese tenido que defender, podría haber escapado más fácilmente. Tras aquello observó como el joven elevaba sus manos hacia algo inexistente en su cabeza, y la muchacha no tardó demasiado en percatarse de que se trataba de aquellas gafas de tonalidad anaranjada que solía llevar, o al menos la muchacha no le había visto sin ellas hasta aquel momento, por lo que sus ojos se dirigieron hacia los de él unos instantes para ver que, al igual que ella, eran de una tonalidad azulina.

Tras esperar a que el joven se acomodase junto a unas rocas la sirena preguntó sobre su estado, lo que fue respondido con una reacción al tomar su hombro diestro y con una respuesta clara de "no, pero da igual". La joven formó una mueca de preocupación y después se giró, quedando sentada hacia el mar, para a continuación quitarse aquella camisa manchada y atarla en su cadera, ya que de esta forma una vez que su cola se secase no tendría problema con estar desnuda, y en la parte superior aun mantenía aquel sostén que también llevaba siendo una sirena.

Mientras su cuerpo volvía a girarse escuchó un comentario por parte del muchacho sobre el buscar al resto, a lo que la muchacha respondió con una mueca un tanto extraña, mezclando también preocupación, resignación y comprensión. Pese a esto su primer movimiento fue el de separarse aun mas del mar, ayudándose con sus brazos hasta que se hubo acercado lo suficientemente al joven, momento en el cual movió su cola para flexionarla y poder sentarse sobre la misma, mientras su mirada se dirigía hacia el suelo -No sé si el resto estarán muertos- Hizo una pequeña pausa, a sabiendas de que no era algo demasiado alentador -Lo único que sé es que tu estas vivo, y que con tu estado es mejor que descanses- Suspiró suavemente, hasta finalmente volver a elevar su mirada hacia el rostro de él -Déjame ayudarte- Sus palabras no fueron demasiado reveladoras por lo que su rostro se mostró levemente coloreado -Quiero decir...Bueno, creo que será mejor que comience como es debido- Hizo una pequeña pausa, dudando de que el joven confiase en ella después de decirlo -Soy médico. Ya sé que soy una sirena, pero la razón por la que he venido aquí ha sido para poder estudiar a los humanos- Finalmente formó una mueca un tanto más pensativa, acotando levemente cohibida -¿Me permitirías curarte? O al menos asegurarme de que está todo bien realmente- Se acomodó un poco más sobre su cola, mientras sus manos se colocaban también sobre esta.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyJue Sep 06, 2012 1:35 pm

El pelirrojo pudo divisar como su compañera tomaba asiento por sobre su cola, un detalle que le llamaba la atención, pues desconocía que las sirenas pudieran realizar tal acción, de todos modos hubo algo que acató con más fuerza la atención del muchacho, pues la sirena ahora comentaba que quizás el resto podrían estar muertos, aquello ocasionó un vuelco en su corazón, pues en parte pasaría a ser el culpable de aquel trágico accidente, especialmente si habían ido a asistirle, aquello le había tomado por sorpresa, pues intentaba no pensar en ese detalle, pero su compañera se lo había recordado, fortaleciendo aun más las ganas del joven por ir a buscarles y confirmar su estado, pero la joven acotó que él debería descansar, ante lo cual no puso buena cara, pues no le gustaba el permanecer allí “reposando” cuando tenía cosas por hacer.

De todas formas aquello simplemente parecía ir de mal en peor, pues la muchacha se aproximaba con la idea de tratar al joven, acotando que le podría ayudar, junto con aquello enunció ser una especie de médico, curioso para una criatura de otra especie, pues ella buscaba tratar humanos, lo cual no convencía al muchacho, pues ahora se terminaría sintiendo una especie de conejillo de indias, lo que no daba mucha confianza al posible tratamiento que ella pudiera realizar, pero cierto era que por más que forcejara no podría mantenerse mucho tiempo, pues aun resentía las lastimaduras ocasionadas en el pleito nocturno. -supongo que tampoco me queda mucha opción – no había un gran animo por parte del joven, pero sinceramente ¿quién se encontraría animado de estar herido? Incluso sentía ansiedad por recuperar sus googles, algo que le comenzaba a estresar, pues sería imposible para él buscar el navío y hallar aquel accesorio.

-¿por qué tanto interés en los humanos?- formuló de la nada, mientras divisaba hacia el océano, desconocía cuantos misterios pudieran haber allí, pero seguramente resultarían mucho más fascinante que aquellos seres bípedos, al menos así resultaba para el pelirrojo, pues había impulsado a la raza humana como último ser interesante en su lista, claro que aquella lista componía los primeros diez lugares con maquinarias. De todas formas tampoco quería sonar quejumbroso, pues al parecer podría confiar en aquella sirena, ya que, si se mantenía con vida debía ser gracias a ella, después de todo había amanecido a su lado, y su último recuerdo había sido en el mar, así que atando cabos estaría en deuda con la joven sirena de cabello bicolor.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyJue Sep 06, 2012 7:20 pm

El rostro del joven parecía cambiar con cada una de sus palabras, y no era para menos, ya que estas eran sin duda desesperanzadoras. De todas formas aquella joven sirena siempre había sido sincera y aquel no iba a ser el momento para dejar de serlo, y su inseguridad y dudas también se hacían patentes en cada una de sus frases por lo que aun no estaba nada asegurado, y quizás aquello también podría convencer al joven sobre su tratamiento. Tras acomodarse sobre su propia cola la muchacha explicó un poco sobre ella misma, comentando así el hecho de que ella tenía como profesión el ser médico y que si había ido allí era para poder estudiar a los humanos. Lo cierto es que aquella información no era tan importante ni requerida, ni si quiera lo necesitaba para tratar a aquel chico, pero él había desconfiado de ella el día de su encuentro por lo que lo más apropiado era mostrar su intención desde el principio, aunque esta no fuese una razón tan fácil de asimilar y mucho menos dejaba de ser egoísta.

Tras aquellas explicaciones el joven dio el visto bueno a la revisión que ofreció la muchacha, en un tono poco animado, aunque al menos se había resignado a ella, por lo que sonrió mientras acotaba -Vale, desvístete- Se mantuvo silente unos instantes, pensativa, hasta que se percató del error de sus palabras y descendió su rostro al instante mientras su mano diestra se colocaba frente al mismo -Quiero decir, quítate solo la parte de arriba- Su rostro volvió a ascender y le observó unos instantes, acotando ante posibles quejas -Sino no podré revisar las heridas- Su dedo índice se colocó sobre sus labios, pensativa, hasta comenzar a darse la vuelta con leves saltitos debido a su cola, para de esta forma dar más intimidad al joven.

Tras aquello el joven preguntó a la muchacha por su curiosidad por los humanos, a lo que ella le observó el rostro unos instantes, pensativa sobre sus palabras, y quizás incluso buscando una explicación que ni si quiera ella misma podía describir realmente -Bueno...- Sus manos se colocaron unos instantes en su propio regazo, hasta acotar un tanto distante -¿No es normal sentir curiosidad por algo que no se conoce? Toda mi vida he estudiado a tritones y sirenas... Los humanos han sido como leyendas, al igual que para vosotros nosotros somos los seres sacados de historias fantásticas- Su mirada se mantuvo ausente, hasta que tras unos segundos volvió a elevar su rostros y observar al joven con una pequeña sonrisa -Tu eres medico también, ¿No? Arreglaste a ese Baz...mmm...¡Bazeth!- Se alegró por recordar el nombre, aunque en su mirada volvió a aparecer aquella duda sobre el bienestar de todos ellos, pues si ellos habían muerto...Todo sería su culpa, por haberles llevado allí, por no haberles salvado.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyVie Sep 07, 2012 3:59 pm

Tras una “breve” conversación, el joven pelirrojo finalmente se había dado por vencido, optando por dejar a aquella sirena tratarle sus heridas, no conocía mucho las propiedades curativas que pudieran tener aquellos seres, e incluso no era muy apto en las ramas de la medicina, por lo que ya de por si no sabía bien como debía ser tratado. Estaría plenamente en las manos de aquel ser marino, y a saber que pudiera suceder a razón de ello.

La primer “orden” por parte de la joven era que se desvistiera, parecía lógico hasta cierto punto ya que así podría examinar el estado del chico, pero aquello había diseñado en el rostro del muchacho una confusa expresión, no podía alegar nada, encima la forma tan confiada en la que ella lo había mencionado, no le daba espacio a él de malpensar siquiera de los motivos, por lo que llevó débilmente sus manos hasta sus pantalones, dispuesto a descenderlos con lentitud, hasta que escuchó como la muchacha agregaba que bastaría con las prendas superiores.

El rostro del chico se giró perplejo, era imposible saber el estado de sus piernas pues los pantalones le cubrían, pero seguramente debía ser por la inexperiencia de la joven con aquellas extremidades, pues según había percibido ya, la mayor parte del tiempo se mantenía acompañada de aquella cola. -De acuerdo – con lentitud, tomó su abrigo, para dejarlo caer, procuró no hacer mucho escándalo por librar finalmente aquellas alas en su espalda, ya estaba acostumbrado a someterles con sus prendas, pero a lo que no se acostumbraba era a explicar la presencia de ellas, por lo que intentó restar importancia, hasta no mostrarlas mucho, siguiendo con aquella rasgada polera a rayas que siempre vestía, mientras dejaba ambas prendas a un lado.

Notoriamente expresó el malestar en su brazo diestro, cada que alzaba sus manos para desvestirse, más sumado a ello no mostró otra clara señal de daño, aunque aun sentía aquella pesadez en el cuerpo. Una vez finalizado aquel “rito” el chico miró a su compañera, procurando obtener su atención visual, para no tener que develar aquella característica de su espalda, mientras mantenía la conversación iniciada con la joven, ella había dado un buen punto hacia el interesarse por lo desconocido, más había formulado una oración que había descolocado al muchacho, al llamarle a él también médico. -Lo que hice con Bazeth es algo totalmente distinto. – no se le daba bien el tener que explicar su oficio, pues normalmente con el título le bastaba, de todas formas buscó las palabras en su mente, mientras se mantenía pensativo, y finalmente agregó -Podría decirse que soy médico de maquinas, y aparatos, lo que llaman comúnmente como mecánico. No sé cómo tratar un ser vivo, lo más cercano es Bazeth, y solo porque es mitad humano, mitad robot, lo comúnmente conocido como Cyborg. – Finalizando aquella explicación, el muchacho divisó como la joven atendía a sus heridas, formulando pequeñas muecas de dolor sobre todo al contacto con las partes más implicadas.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptySáb Sep 08, 2012 7:03 am

Tras aquella orden no demasiado adecuada la joven se dio la vuelta, quedando de espaldas al muchacho para que este tuviese más intimidad a la hora de quitar sus prendas mientras había acotado un “De acuerdo”, para sorpresa de la sirena. Lo cierto es que no esperaba que el chico actuase tan obediente, no porque le conociese lo suficiente como para poder hacerse una idea de su personalidad, pero hasta aquel momento había actuando un tanto “libre”, por así decirlo. De todas formas eso le llevaba a pensar que el dolor podría ser bastante peor del que aparentaba, y quizás por eso hacía caso a las palabras de la muchacha, aunque no era algo malo, se alegraba de poder mostrar un poco mas de confianza.

Cuando dejó de escuchar los movimientos del joven volvió a girar sobre sí misma, observando su rostro con una leve sonrisa que se amplió al descender su mirada, con ojillos brillantes y sus mejillas levemente coloreadas al ver el torso desnudo del chico -Los humanos sois tan fascinantes…- Musitó mientras se acercaba aun mas y su mano diestra se colocaba en el pecho, descendiendo lentamente hasta su ombligo, donde se detuvo una vez mas y su mirada volvió a dirigirse a los orbes azulinos de él -Y está claro que sois más suaves que los tritones- Lo cierto es que en aquellos momentos estaba disfrutando como un niño y su caramelo, aunque tras unos segundos apartó una vez más su mano para observarle.

Tras la pregunta formulada sobre el trabajo del joven la sirena le observó con curiosidad, escuchando una negación ya que según había dicho, lo hecho con aquel otro pelirrojo era distinto. De nuevo se encontraba con aquella incógnita que también había sido causada por las respuestas del chico de cabello castaño. Tras unos segundos en los que el chico se mantuvo silente ella se aproximó de nuevo para comenzar a presionar sobre algunos puntos en el cuerpo del joven; Tenía que comprobar si algo funcionaba mal dentro de su cuerpo, pues lo más doloso del exterior eran aquellos hematomas que coloreaban algunas zonas de una tonalidad morácea, pero con ellos no corría ningún tipo de peligro.

Finalmente la explicación del pelirrojo llegó a sus oídos, acotando una vez más aquello sobre maquinas, y sobretodo fue pronunciada de nuevo aquella palabra: “Cyborg”. La muchacha no respondió inmediatamente sino que se mantuvo centrada en la revisión de las extremidades del joven, hasta que finalmente se detuvo y volvió a sentarse sobre su cola -Pero las personas no pueden ser maquinas, eso no existe, el cuerpo no funciona igual que un aparato- Su sonrisa había desaparecido para mostrar una leve mueca curvada hacia abajo, era extraño que todos comentasen la existencia de aquellos seres cuando incluso ella misma había visto a aquel Bazeth, y ni si quiera parecía una maquina. Era raro, pero ni mucho menos comparable a aquellas maquinas.

Tras unos instantes de platica la joven sintió como su cola quedaba seca completamente, y como por ello comenzaban a aparecer sus piernas. Lo cierto es que no dio demasiada importancia a ello y por eso se mantuvo haciendo pantalla con su cuerpo a estas nuevas extremidades.

Cuando por fin sitió que sus piernas reaccionaban a sus mandatos la joven volvió a mirar hacia el pelirrojo, musitando un -Ahora queda lo más difícil- Su rostro viró para dirigirse hacia la arena, buscando algún palo que pudiera haber sido llevado por la marea. Para su fortuna y no muy lejos de su posición, un pequeño trozo de madera redondeado parecía haber sido arrastrado desde aquel barco de la noche anterior. Lo tomó y arrancó una pequeña porción de tela medianamente limpia de la maltrecha camisa que se mantenía atada a su cadera, ladeada para impedir miradas a lugares íntimos, rodeando el palo con aquella tela.

Una vez tuvo hecha aquella pequeña capuza su mirada observó hacia los ojos azulinos de él, quizás pidiendo permiso, mas no esperó respuesta ya que a continuación movió una de sus piernas y la pasó sobre las dos de él, dejando caer su peso sobre ellas mientras sus propias piernas se mantenían flexionadas hacia atrás, impidiendo así que él pudiese moverlas. Tras esta acción acercó el objeto que había creado hacia la boca del joven -Muérdelo- No esperó ningún tipo de queja pues en cuanto tuvo ocasión lo introdujo en la boca de él, y tras acercarse un poco mas sus manos se dirigieron hacia el hombro herido.

No fue mucho el tiempo que tardó en arreglarlo, lo cierto es que para no dejar dudas en aquel joven sus manos, en cuanto habían tocado el hombro, habían reaccionado de manera rápida y precisa, colocando aquellos huesos con un sonido bastante doloroso -Ya está…- La muchacha sabía aquello no era como cualquier herida, y pese a que seguramente una vez arreglado le doliese menos, el problema en la colocación era el propio dolor que ocasionaba, por ello se había sentado sobre él y apegado a su cuerpo, limitando de esta forma sus movimientos para que el dolor no fuese tan intenso, y en parte también permitiendo que el pelirrojo se desahogase.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptySáb Sep 08, 2012 7:43 pm

Cada acotación enunciada por la sirena, coloreaba de una poderosa tonalidad sonrosada las mejillas del pelirrojo, pues no estaba acostumbrado a tales comentarios como los que ella realizaba al observarle, incluso sentía cierta incomodidad al percibir como tocaba su cuerpo, intentando disimular su estado al desviar su mirada hacia el océano, le era imposible emitir palabra alguna, más solo podía dejar a la joven hacer su trabajo, procurando no dificultarle las cosas para que pudiera acabar lo más rápido posible y así lograr dar inicio a la búsqueda de lo que quedara de aquella tripulación.

La plática que de a poco iba desarrollándose entre ellos dos ayudaba un poco a mantener la mente del muchacho, y su imaginación, ocupadas, a su vez que provocaba el correr del tiempo a una manera un poco más acelerada, lo que resultaba de ayuda, pues así podría superar con mayor facilidad aquella situación. De paso podría conocer más sobre aquella sirena, así como ella se informaba más sobre él, basándose principalmente en aquel oficio que cada uno poseía, siendo de interés en común de ambos la funcionalidad de ciertos seres, tanto como para ella los seres humanos, como para él aquellos elaborados por la mecánica.

Pero he ahí el problema, pues la joven no podía comprender una conjunción de ambos mundos, tal y como mencionaba en sus palabras, ante lo cual el chico se colocó dudoso, si bien aquellos seres mencionados como cyborgs eran como leyendas, también lo resultaban las mujeres con extremidades de peces, pero si algo le estaba demostrando el mundo era que en aquella era todo resultaba posible. -Pues, por muy raro que suene, es posible, beneficiar el estado de un ser vivo con partes mecánicas, trozos de metal que conjunto a los músculos y huesos logran dar vida a un ser ya sea para intensificar su andar, como para mantenerle con vida. Es algo que ayuda cuando las labores de un médico no logran dar resultado – inmediatamente el muchacho dio con lo que había mencionado, sin percibir si aquello pudiera o no afectar a su compañera, lo que le llevó a acotar -Claro, que tampoco es una respuesta certera, siempre puede haber fallos, tanto de un lado como del otro –

La conversación mantenía su curso, sumando el hecho del carente conocimiento de la joven, junto a la dificultad del muchacho por darse a entender, más hubo una breve interrupción que otorgó una pausa a las explicaciones, siendo la chica quien acotaba que ahora daría inicio a la parte más difícil de su labor, aquello no tranquilizó al muchacho en lo absoluto, mientras llevaba su mirada a inspeccionar cada movimiento que la joven realizaba, no sabía que esperar, pero lo cierto era que le había puesto nervioso aquel comentario, más resulto incomprensible para él el notar como la chica tomaba un trozo de madera allí dispuesto, pues a saber que menjunje o qué clase de trabajo haría con aquel objeto.

No obstante las dudas formuladas en la mente del chico parecerían disiparse con la misma velocidad con la cual se habían formado, pues la muchacha le devolvió la mirada, para aproximarse a él, fortaleciendo el sonrojo, no solo por la postura que había tomado, sino también por la cercanía a la que se hallaba, podía sentir su cuerpo recostado contra el suyo, y eso era lo más cercano que cualquier otra persona había estado conscientemente de él. Aquello llevó al chico a alzar su rostro, como si intentara así ganar algo de distancia, amplificando la sensación de querer apartarse al escuchar como ella ordenaba que mordiera aquel trozo de madera envuelto en un trozo de su ropaje.

Sonaba a una escena militar, cuando debían amputar una extremidad, y pese a conocer aquel hecho meramente por relatos, no estaba dispuesto a comprobarlo de primera mano, por lo que llevó su extremidad siniestra hacia el hombro de la muchacha, procurando apartarle un poco mientras dejaba su brazo diestro reposar para no forzarle. -N..no creo que haga falta – intentó no mostrarse descortés con la chica, pues aun estaba en sus manos, pero no le costaría nada buscar alguna otra alternativa, quizás podrían hallar una manera de realizar un tratamiento de mayor comodidad, y sin riesgo alguno, pero fue entonces cuando el chico cayó en su propia trampa, pues momento aquel en el cual procuró abrir la boca para nombrar una alternativa, sintió como su compañera introducía aquel trozo de madera entre sus labios, sujetándole para que él no lo dejara caer.

Pero tras un breve momento, el chico dejó de forcejar, para sujetar aquel aditamento con sus dientes de manera más firme, pues sintió cierto movimiento en su brazo, recolocando su hueso, lo cual otorgaba un dolor mayor a la incomodidad al mover aquella parte de su cuerpo, si no pudo gritar, fue debido al trozo de madera que se hallaba mordiendo, pero estaba casi seguro que una o dos lagrimillas habían escapado en aquel momento, llevando rápidamente su brazo hacia el hombro “restaurado” como un acto reflejo para “comprobar” que aun estuviera allí, pues por hinchazón y el dolor ahora le resultaba casi imposible el percibir aquella extremidad del todo.

-No eres muy suave con tus pacientes, ¿eh? – el chico finalmente había escupido aquella tablilla de madera, divisando con mala cara a la sirena, si bien no estaba de acuerdo con el tratamiento, solo el tiempo le confirmaría si iba a dar resultado o no, pero había otro factor que aun le estaba molestando un poco, pues aun sentía el peso de la muchacha sobre sus piernas, no porque le causara molestar aquello, sino por la distancia acortada que había entre ellos dos, ocasionando que su mano volviera a dirigirse al hombro de la muchacha, como si buscara extender el espacio entre ellos dos.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyDom Sep 09, 2012 10:41 am

Mientras la joven comprobaba el estado de aquel pelirrojo la conversación no dejaba de variar, aunque finalmente se centró en un tema en común, o mejor dicho, un problema en el que sus dos opiniones chocaban. Era sobre la existencia y la posibilidad de vida de un ser que fuese mitad maquina; Para la joven sirena era algo imposible, pero no era él el único que lo había nombrado por lo que las dudas asolaban su mente, que siempre intentaba buscar una razón mucho más coherente -¿Entonces en qué medida una persona…es una persona? Cada órgano, hueso, cada músculo…Todo forma parte de una persona. Si es reemplazado por una maquina ¿también cuentan con sentimientos y emociones?- Aquellas reflexiones eran un tanto extrañas de escuchar, quizás demasiado intimas para que pudiesen entenderse del todo, pero no por ello pudo mantenerse callada y su rostro ausente denotaba aquel tono de pensamiento en alto.

Tras aquello el movimiento de la joven fue el de colocarse sobre el chico, él no parecía muy convencido, incluso intentando evitarlo con sus palabras, aunque lo cierto es que a ella tampoco le importó, pese a sus movimientos la sirena introdujo aquel trozo de madera en su boca y con un movimiento preciso le colocó el hombro, algo que fue acogido con un movimiento rápido del chico al llevar su mano sana al hombro ahora arreglado.

La muchacha observó sus movimientos y revisó una vez más su estado, comprobando que todo estuviese bien, más fue interrumpida de sus pensamientos al escuchar la voz del muchacho, comentando la falta de “tacto” con sus pacientes. Esto formó en la sirena una sonrisa divertida aunque antes de llegar a responder sintió como la mano del chico volvía a colocarse en el hombro de ella, que observó unos instantes, hasta final entender.

El movimiento de la chica fue el de apoyar sus manos a uno de los lados de él para de estar forma pasar una vez más sus piernas a un lado, sentándose sobre ellas como había hecho anteriormente con su cola. Era una postura más incómoda, y en el rostro de la muchacha podía notarse, aunque finalmente halló una posición que mantuvo -No es que sea suave o no, es que tu eres un quejica- El tono burlesco apareció en sus palabras, aunque finalmente volvió a observarle y sonrió de forma leve -Mientras descanses te recuperarás rápido, la mayor parte de las heridas son de golpes y la propia fatiga, pero no hay nada serio o que te ponga en peligro- Un leve suspiro abandonó sus labios; Quizás de alivio, quizás por el propio cansancio. Para finalizar sus ojos volvieron a dirigirse hacia el hombro de él, comprobando su estado -¿Te duele algo más?- sus ojos azulinos se dirigieron a los de él, formando una vez más una pequeña sonrisa -Prometo no hacerte más daño- Aquello había sonado en un tono satírico por lo que la veracidad era un tanto dudosa.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyDom Sep 09, 2012 8:04 pm

-Claro que si, obviamente todo depende en que porción del ser es librada de su carne para otorgar la maquinaria, pero la esencia de la persona permanece, recuerdos, ideología, forma de ser, todo sigue en la persona, es como si usaras una armadura. Tu cuerpo cambia, pero en el interior sigues siendo la misma persona. – Era una de las pocas veces en las cuales el chico se mantenía en un debate que no se acaloraba o acababa a los golpes, pero ni aunque quisiera aquello podría ser posible, pues su hombro permanecía herido por el encuentro ocurrido la noche anterior, motivo que llevaba al joven a mantenerse calmo y quieto mientras era examinado por nada más ni nada menos que un médico proveniente de las profundidades del océano, una joven sirena quien se encontraba de practicante con su cuerpo.

Aquel detalle pasó a cobrarle factura, pues él había sido quien de una u otra forma terminó aceptando, llevándole a padecer un dolor aun mayor al que ya tenía gracias a los golpes y eventuales hematomas, pues lo que no esperaba era la reacomodación de su hombro, suceso que la muchacha llevó a cabo sin previo aviso, más solo se había encargado de que el chico tuviera objeto alguno para desahogar su dolor, aunque era difícil saber el verdadero fin de aquello, si por el joven, o por no ser ella quien absorbiera el desahogo del muchacho.

De todas maneras aquel movimiento pareció funcionar, pues poco a poco el dolor punzante desaparecía, claro que aun quedaba aquella sensación de dolor involuntario en su cuerpo, sin importar si yacía quieto o se movía, el malestar frecuente se cernía en la zona, pero era de suponerse que no pasaría a estar como nuevo de la nada, razón que mantuvo al chico observando a su “enfermera marina” procurando que esta tomara distancia. Habían varios motivos para aquello, pues no le gustaba tanto la proximidad con otra persona, y ahora que sabía de que era capaz la muchacha, no quería arriesgarse a otra de sus “mágicas soluciones”.

Tras un leve forcejeo entre paciente y médico, la chica finalmente tomó asiento a un lado del muchacho, no parecía muy cómoda con su nuevo asiento, pues su piernas mostraban una postura diferente a la que su cola le había otorgado, provocando en la chica un pérdida de altura, mientras ella respondía al comentario que el chico había realizado. Aludiendo al joven de ser un quejica, el chico simplemente bufó y desvió la mirada, mencionando entre dientes un breve comentario, que parecía ser más una burla a una queja. -No me quejaría tanto, si supieras tratarme adecuadamente – Su cabezota forma de ser le había hecho formular de aquella manera el agradecimiento por haberle tratado, más la chica no por eso detuvo su diagnóstico, mencionando que probablemente lo que el joven padecía sería un conjunto entre las heridas provocadas y aquel agotamiento acumulado que se había comenzado a formar hacía tan poco, pero que pesaba incluso más que el navío en el cual habían estado la noche anterior.

-Pero, no puedo descansar, aun debo buscar al resto, hay que ver si están bien, a demás falta mi... – la voz del joven enmudeció de repente, podría sonar materialista o hasta estúpido lo que estaba por acotar, pero para el muchacho resultaba totalmente importante aquel visor que solía llevar en su cabeza. Por no acabar la frase visó hacia el océano, notando las pequeñas olas impactar en la arena, seguramente aquel accesorio ya se encontraba enterrado en el lecho marino, y ni aun en su óptimo estado podría recuperarlo, pues claro el agua era terreno de perdición para él, claro que eso no evitaba que el chico se planteara algún método de recuperarlo, pero de momento parecía estar fuera de sus manos, más si estaría siendo vigilado por aquella sirena.

Desde sus pensamientos una voz irrumpió, la voz de la muchacha formuló una interrogante por si había otro sitio que provocara dolor al muchacho, y a continuación otra oración se hizo escuchar, eso ocasionó en el chico una leve sonrisa, seguramente aquella sirena había aprendido a ser un poco más suave con sus pacientes, pero aunque así fuere, no podía percibir dolor mayor al que su hombro le había ocasionado, por lo que negó con la cabeza, mientras sus ojos otorgaban aun aquel ambiente melancólico. -Estoy bien, supongo que es como dices, solo debo descansar – el tono del muchacho había tomado cierto volumen desesperanzado, lo cual conjunto a su rostro no demostraban realmente funcionamiento en la labor de la muchacha, aunque claro que no era por el tratamiento en sí.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyMar Sep 11, 2012 5:38 pm

La joven sirena se mantuvo unos instantes en el silencio, pensando sobre aquellas palabras pronunciadas por el muchacho y analizándolas desde su punto de vista, hasta que finalmente comprendió del todo y afirmó -Entonces no existe gente que pueda funcionar como una máquina, ¿No? Es solo como poner unas vendas a una herida, aunque mucho más eficientes- Su rostro formó una sonrisa, comenzando a captar aquellas ideas que decía su compañero, y alegrándose por ello, ya que al parecer aquella “transformación” o “acoplación” de maquinaria a una persona también podría salvarles la vida, y sin duda para sus intereses médicos era una información valiosa.

Tras aquella atención medica, con todos sus pro y sus contra, pareció finalizar por parte de la joven sirena por lo que se apartó y sentó junto al muchacho una vez más, comentando sobre su personalidad quejica, algo que pareció enfadar al pelirrojo ya que apartó la mirada y bufó unas palabras contra ella, a lo que la joven movió su mano diestra rápidamente y golpeó el brazo del chico; No había sido fuerte, pero si sería notorio para él -Quéjate, quejica- Una risa suave pero burlona se dejó escuchar por parte de la sirena, esperando aquel contraataque por parte de su compañero.

No tardó demasiado en decir al chico sobre su análisis, comentando que no había ninguna herida grave, por lo que solo debía descansar. Como era de esperarse la queja no tardó en producirse, aunque la sorpresa fue al escuchar como no había terminado de pronunciarla cuando se detuvo, a lo que ella le observó con curiosidad -¿Qué te falta?- Sabiendo de que se quejaría de su curiosidad, o quizás solo negaría, una idea vino a su mente -Aun estas bajo mis cuidados médicos, asique quizás pueda ayudarte. Ahora soy como tu enfermera personal- Aquella última frase contuvo una tonalidad burlesca, bromeando sobre aquel puesto aunque hablando en serio sobre sus cuidados.

Finalmente la joven sirena preguntó a su compañero sobre alguna herida o dolor mas, por si su vista, tanto en la parte inferior y superior de su cuerpo había fallado. El pelirrojo negó con la cabeza aunque tardó unos instantes en responder, con un tono bastante triste según la muchacha, quien le observó seria, aunque realmente sin saber que decir -¿De verdad estás bien?- Su torso se flexionó un poco, intentando que su mirada lograse contactar con la de él.
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MensajeTema: Re: Perdición en el lecho marino   Perdición en el lecho marino EmptyVie Sep 14, 2012 12:12 am

La joven sirena parecía ir poco a poco captando la idea de lo que el muchacho le iba presentando según la descripción dada por los “humanos” más si bien la idea iba siendo aclarada, a esta aun le faltaba un poco para dar los puntos finales, pues el chico tuvo que negar con su cabeza tras lo enunciado por la muchacha, acotando con aire dudoso, más aun rememoraba algunos detalles compartidos en sus propias investigaciones. -Hay veces en las que las modificaciones son tantas que el ser en sí adquiere habilidades que una persona normal no posee, podrías decir que sería un humano con cualidades de robot, pero claro, aun precisarían aquella fuerza que les permitiera vivir, siendo así los “limitantes” de los cuales pocos podrán escapar – Si bien el chico no era de hablar mucho o de socializar, habían temas que para él resultaban interesantes, denotándose al mostrar cierto aspecto de admiración, como ahora bien se ejemplificaba.

Si bien la conversación era llevada de forma pacífica, había una discusión interna por otra temática, pues a pesar del buen trato que estaban teniendo, la muchacha había logrado incrementar el dolor del joven en breves ocasiones, llevando eso a una clase de pleito “amistoso” claro que para el pelirrojo aquello parecía un poco más serio, pues él resultaba víctima de las dolencias, sobre todo al percibir un golpe por parte de la muchacha, la cual le daba más motivo a quejarse, ante lo cual el muchacho se colocó tenso, padeciendo el dolor que le recorría su cuerpo enteramente, y apartándose con suma lentitud de la muchacha, mientras mordisqueaba su labio inferior con tal de no darle el gusto a la joven de cabello bicolor.

Tras un breve lapso la conversación se desvió, llevando al chico a hacer una alusión a aquel visor perdido, pues no había mencionado en su totalidad la pérdida, más si él tenía pensado el ir a recuperarlo, pero para ello debería apartarse de la sirena, ya que lógicamente esta no le dejaría ir a buscarlos por su estado, aunque ni en el perfecto estado podría hacerlo si tenía como obstáculo el océano.

La muchacha mostró interés en la pérdida del joven, consultando más sobre este y agregando que podría aportar su ayuda también, pues ahora resultaba ser su enferma personal, el chico mostró cara de pocos amigos ante el comentario, y luego dejó escapar un nuevo suspiro, intentando restar importancia a aquello, si le llegara a contar, quizás quedaría en ridículo, pues podría sonar estúpido el estar padeciendo la pérdida de un objeto así, de todas formas la muchacha continuó insistiendo, ya que el pelirrojo no mostraba aires muy animados, ante lo cual acotó. -¿No notas nada diferente? – le costaría dar la iniciativa, pero tal vez, y a pesar del corto tiempo juntos, la chica sería capaz de percibirlo también.
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