Una visita inesperada

En ese maldito momento odiaba todo, la cama del hospital, a Greta, los guardias en la puerta, el dolor de mis manos, a mí mismo y por sobre todo… a esa niña… “Esa pequeña morirá en mis manos no importa que” Pensaba mientras el dolor era insoportable incluso con los calmantes, solo esperaba que los antibióticos surtieran efecto y no se infectara la quemadura, por lo que eso se volvería un asqueroso infierno sin fin.
No podía creer todavía que mi mayor hobby, la cosa con la que me distraía, divertía y relajaba en mis momentos más difíciles ya no podría hacerlo, maldigo este maldito poder combinado a mis estupidez sobre-humana. Solo una cosa me reconfortaba y era en lo que pensaba, al mismo tiempo que me hacia sufrir porque pensar en ella sabía que no podríamos estar juntos, la hermosa joven que conocí en Loguetown, la mujer que robo mi corazón y que lo tendrá por siempre.
Un par de lagrimas recorrían mis mejillas cuando recordaba sus ojos y el haber actuado tan estúpidamente aquella única vez que nos encontramos y por lo que seguro me odiara siempre.

No solo se había perdido sino que daba vueltas en circulo como una enegrúmena, odiaba esa estúpida debilidad suya, era inútil y problemática.
Había pasado cinco veces por frente al mismo bar, y había visto cinco veces la misma calle.

Saltó de un banco a un balcón, y una vez allí trepó hasta finalmente llegar a la azotea de dicho edificio, adoraba los sitios altos y allí nunca se perdía.
Miró con calma toda la villa, divisó el hospital en la lejanía y un inusual movimiento allí ¿Habría pasado algo?
Saltó de tejado en tejado, dirigiendose allí, de todas formas no tenía nada mejor que hacer.
Una vez frente a a las puertas del edificio saltó del tejado hasta la calle y se encaminó hacía allí, todo parecía normal... era muy extraño, sus ojos nunca le fallaban.

Miró el edifio con cierto recelo, nunca le habían gustado los hospitales. Y cuando pensaba marcharse vio cierto y conocido sombrero pirata tirado en una de los jardines.
Se acercó a recogerlo y se dio cuenta, ese sombrero era de...

-¿Yotta?

Nunca se separaba de su preciado sombrero y encontrárselo tirado en una esquina como si de basura se tratase no era para nada normal. ¿Se habría metido en algún lio y había acabado en el hospital?
Entró al edifió y preguntó a una enfermera que estaba tras el mostrador de recepción si Yotta estaba ingresado allí.

-Sí, está en el ala de quemados, planta cuatro, habitación 401 - respondió tras mirar unos registros.

No tardó en llegar, y tampocó tardó en identificar la puerta de su habitación, pues solo una era custodiada por dos centinelas marines. Era lógico, era un pirata, y al ir a un hospital prácticamente se estaba entregando. Pero ¿Tan graves eran sus quemaduras para que hubiera tenido que ir a un hospital?
Intentó entrar pero como supuso la detuvieron.

-No puedes pasar, es un prisionero y están restringidas las visitas. - no le gustaba su tono. Habría que improvisar.

-¿Es que no sabes con quién estás hablando? - cruzó los brazos y frunció en ceño, aprovechandose de su imponente presencia. -Soy la enviada del almirante para interrogar al prisionero, dejáme pasar.

-Lo siento señorita, pero tendrá que enseñarme el permiso.

-¿¡Pérmiso!? - alzó la voz. -Si no me dejas pasar tu y tu compañero os pasaréis el resto de vuestra vida fregando cazuelas en las cocinas del cuartel - vio al hombre tragar grueso, y con un movimiento de mano la invitó a pasar.
Entró falsamente indignada, con la barbilla alta y el ceño fruncido y una vez cerraron la puerta volvió a su apariencia normal.
Ojeó la habitación y lo vió allí, sentado en la camilla, con la cabeza gacha, las manos vendadas y sollozando ¿Estaba llorando?

-Vaya, estas horrible. - bromeó con una sonrisa, intentando llamar su atención.

Seguía allí sentado pensando en toda la porquería que estaba soportando en esos momentos cuado de repente escucho algunos gritos y quejas desde el otro lado de la puerta de lo que solo entendió de una voz femenina y extrañamente familiar 'enviada del almirante' e 'interrogar al prisionero', ahora puesta la guindilla en la punta del pastel.

"Joder, encima de todo seguro me vienen a decir que estoy condenado a la orca por atacar a un CP, vaya suerte la mía..." Pienso mientras veo como la puerta se abre de par en par.
Quedo realmente sorprendido al observar quien es la que entra por aquella puerta, era la dueña de mis penas y alegrías, jamás pensé volver a verla en vemos términos y esto me lo confirmaba.

Enjuago mis lagrimas antes de contestarle, no me gustaba nada que me viera así... Menos por segunda vez... Odio mi suerte y mala estrella.
-Pues si es normal en mi, pero tuve momentos peores no te preocupes- Digo con la mirada desviada y la cabeza gacha todavía -No creía volverte a ver sin tener que pelear por mi vida-

Estaba más abatido de lo que esperaba, y por alguna razón no le gustaba en absoluto verlo así.
Se aceró a paso lento a su cama, moviendose de manera gracil y elegante.

No la miraba, así que simplemente le puso su preciado gorro en la cabeza. Debía sentirse indefenso y humillado, no quería verlo así.

-No vuelvas a perderlo. - le sonrió con dulzura, sentándose al borde la cama.

Suspiró.

-No vengo a detenerte, ni a interrogarte, fuera tuve que improvisar porque esos dos payasos no me dejaban entrar a verte. - le guiñó un ojo.

Nunca solía mostrarse tan amigable con nadie, pero por alguna extraña razón se sentía tranquila a su lado.

Escuche los pasos de ella acercándose y sin esperarlo siento que me pone algo en la cabeza.

- ¡Mi sombrero! Muchas gracias, pensé que había sido consumido por las llamas y lo había perdido para siempre- La miro con una sonrisa y descubrí que también me sonríe por lo que me sonrojo... Y bastante

-¿De verdad? Y yo que pensaba mis días estaban contados ya- Escucharla decir eso me anima mucho a decir verdad - Giro otra vez el rostro mirando hacia adelante cuando me guiña el ojo a causa de la vergüenza y me pongo mas rojo todavía -Entonces ¿A que debo te hermosa presencia? Aparte de devolverme mi sombrero por lo que estoy muy agradecido-

Lo vio sonrojarse furiosamente, una escena que le pareció bastante graciosa y adorable. Parecía que ya estaba más animado.

-Estaba de paso, vi tu sombrero sin tu cabeza debajo frente al hospital, me preocupé, y aquí estoy. - dijo con naturalidad.

Se fijó en sus manos, estaban vendadas y por la cara de tonto que tenía en ese momento el hombre debía estar atiborrado de calmantes.
Cogió con suavidad una de sus manos, mirándola de cerca. Quizá no debería hacer eso, era torpe como ella sola y todavía alargaba su estancia en el hospital.

-¿Cómo te las has quemado?

Estaba extrañado por lo que escuchaba -¿Preocupado por mi? Apenas y nos conocemos... Pero gracias, muchas gracias eso me pone feliz -Digo con una sonrisa de tonto.

De pronto siento como ella toma una de mis manos, veo las estrellas, planetas, constelaviones, recuerdo a mis antepasados y los de ella, pero no digo nada y la dejo hacer ya que no puedo mentir, me gustaba tenerla a mi lado.

-¿Como sabes que me las queme y no las perdí? Fue en un incendio aquí cerca, hace nada uno o dos días como mucho, ¿Tu cuando llegaste?-

Lo sabía, no debía tocarle las manos, ahora se acordaría de ella y de su familia el resto de su vida.

-Lo siento. - dejó consuavidad su mano sobre la cama.

Y ahora que lo pensaba, era la primera vez en mucho tiempo que se disculpaba con alguien.

¿Como sabes que me las queme y no las perdí? - dijo

Eso era bastante obvio.

-Porque estás en el ala de quemados, si las hubieras perdido no estarías aquí.

¿Un incendio? De haber sido un incendio no habría tenido mayores problemas para escapar ¿pero quedarse y esperar hasta que se le quemasen las manos? De todas formas, ya había cotilleado bastante.

-Llegué ayer, me trajeron unos pescadores. - como siempre, despues de seducirlos.

-Ok tienes razón es bastante obvio...- Digo otra vez avergonzado, tenía una facilidad por ponerme en ridículo yo mismo impresionante.

-jajaja Seguro que respiraste hondo inflando pecho y lo pediste por favor haciendo ojitos de cordero- Hablo mientras le guiño el ojo y río, ya tenía mucho mejor humor gracias a ella, no pensaba que tenerla junto a mi fuera tan acogedor y complaciente.

-Me alegra que vinieras y no a por mi, ¿Quien es tu presa aquí o viniste de turista?-

Esbozó una sonrisa amable y cariñosa.

-Eso solo lo hacía cuando era pequeña. - rió al recordarse a ella misma haciendole ojitos a su padre para que la llevara consigo en uno de sus viajes. -Pero ahora te sorprenderías de las armas que tiene una mujer. - le dedicó una sonrisa pícara y volvió a reir, ya debía parecerle una loca desquiciada al pirata.

Lo cierto que no estaba allí de paseo, estaba buscando a ''La bruja'' que ya se le había escapado varias veces.

-Estoy persiguiendo a una pirata.

-Ya no hay muchas cosas que me sorprendan linda, mas de una vez e sido engañado por esas "armas"- Sus ojos se desvían un segundo viendo el tremendo cuerpo de la chica -Se nota que tu vienes muy bien equipada para eso, aunque tu mayor virtud son tus hermosos ojos avellanados y tu larga cabellera, muchos mas de un pretendiente abra caído rendido a tus pies, incluyéndome yo mismo- Agrego esto ultimo en un tono mas bajo y como quien no quiere la cosa.
Era extraño, desde que había llegado ya no sentía dolor, no pensaba en mi pasión por la cocina destruida, en nada, me había olvidado por completo de todo en el mundo y solo quería que esta conversación amigable no terminara jamas.

-¿"Una pirata"? Yo pensé que andarías detrás de algún reconocido destructor de vida, desalmado y horrible pirata hombre- Digo en tono de ironía ya que casi todos los piratas somos de esa clase -Dime ¿Quien es la que me roba el placer de estar en tus pensamientos?- Que mas daba expresarme así con ella, total... ya me había confesado aquella ves cuando nos encontramos.

No pudo evitar sonrojarse ante el escrutinio y las palabras del pirata, nunca se había llevado bien con los alagos.

-Una mujer puede llegar a ser mucho más peligrosa que un hombre. - sonrió levemente. -Se la conoce como ''La bruja'', aunque se llama Norcissa... es muy escurridiza.

Guardó silencio unos segundos.

-Sabes que cuando te den el alta te arrestarán ¿verdad - sabía que no lo había dicho con mucho tacto, pero lepreocupaba que la marina lo arrestase, por alguna extraña razón le preocupaba

Un leve escalofrió recorre mi espalda cuando escucho a la hermosa caza-recompensa

-¿Norcissa? ¿Esa misma Norcissa dueña de los DemonFire?- Digo sorprendido –Yo fui su cocinero un tiempo, es egocéntrica, narcisista, sádica y posesiva, además de que tiene muchas caras cuídate si te la encuentras, como bien dices ella es mucho más peligrosa que cualquier hombre- Comento serio, había sido poco tiempo pero su intención de arponearme y la actuación antes de que me abandonara en Sheltown eran cosas de cuidado.

-No tienen pruebas de que yo haya hecho nada, simplemente me rescataron de un incendio y es todo lo que saben- Si pudiera mover mis manos están estarían apretadas y cerradas fuertemente –Simplemente que traten de detenerme, el hospital y este pueblucho arderán en llamas peores que las del infierno, esa niña del gobierno me las pagara por mis manos y terminara muerta por mi mismo- Se nota la furia contenida que tenia por la pequeña.

Eso no se lo esparaba, de hecho, de todo lo que había supuesto que diría auqello no entraba en sus planes.
Sabía como era aquella pirata, la llevaba persiguiendo más tiempo del que alcanzaba a recordar y el saber que Yotta ya no estaba aliado con ella le aliviaba, así sabía que cuanda la encontrase no tendría que luchar contra él.

Le sonrió ampliamente.

-Lo tendré en cuenta.

Pudo notar el rencor en la voz del hombre y fue más que obvio que clamaba venganza... algo que tenía todo el derecho a reclamar. Ya no era cuestión de orgullo, quizá no del todo, sino que él debía sentir que le había arrebatado mucho más de lo que se podía ver a simple vista.

-¿Porqué ya no estás en los Demonsfire? - quizá no venía a cuento, pero tenía curiosidad.

-No tengo idea si te digo la verdad- Comento ya mas sereno, ella no tenía la culpa de nada y no merecía verme así -En un momento estaba lo mas bien comprando los suministros con la capitana y termine de cocinarles un banquete, y al siguiente el barco estaba abandonado sin explicaciones de nada mas que un par de cartas diciendo qe se iban- Me encojo de hombros como si no fuera anda importante -En fin, ese mismo fía tuve un pequeño encuentro con alguien muy interesante de quien conseguí cierta información peligrosa y al mismo tiempo muy útil y como no había mas nada para mi en esa ciudad decidí volver a viajar solo como es mi costumbre-

"Joer... Que ganas de beber un trago, malditos antibióticos y malditos médicos que no terminan de entender que no bebo a escondidas... Odio los hospitales" Hace días que mi régimen dietario era agua y verdura, decían que debía dejar de encontrar la manera de beber porque los medicamentos no harían efecto bla bla bla, tampoco seria tan estúpido de delatarme como usuario de fruta para que me encadenen como a un perro.

-¿Que planeas hacer una vez la encuentras a Norcissas?-

Técnicamente, lo habían abandonado y viniendo de Norcissa no le extrañaba, no creía que alguien como ella tubiera honor, aunque para él parecía carecer de importancia así que prefirió no comentar nada al respecto.

-Capturarla. - estaba extrañamente seria, capturarla era más fácil de decir que hacer. -Y entregarla a la marina, pero no tardaría en escaparse.

La teorñia era muy bonita, pero estaba prácticamente segura que lucharían hasta que alguna de las dos cayera y no volviera a levantarse.

-¿Qué harás tu cuando te den el alta?

-Mucha suerte con eso- Digo en tono medio burlón -La necesitaras-

-No tengo idea, lo primero seria salir de aquí y ¡visitar la primer taberna que me encuentre! Aquí estoy mas aburrido que una almeja- Ya no sabia de que hablar con la joven, en cualquier momento aparecía Greta para seguir torturándome y un escalofríos recorre mi espalda solo de pensarlo.

-¿Como te ha ido desde aquella vez que nos encontramos y yo quede en ridículo? ¿Que a sido de ese tipo-sapo?-

-No creo en la suerte. - poder derrotar a Norcissa no era cuestión de suerte sino de habilidad y poder en su estado más básico. -Pero gracias.

Rio ante el comentario del hombre y esbozó una sonrisa alegre, quizá de las más bonitas y sinceras desde que dejó a cierto peliazul.

-No me quejo. - lo cierto era que no le iba muy bien, no encontraba ningun pirata a quién cazar ni una buena pelea, su vida se estab volviendo muy monotona, pero no era cuestion de aburrirlo con sus historias.

Kaeru... lo cierto era que nada más llegar a la Villa lo había perdido de vista, quizá debía ir a buscarlo.

-Provablemente por ahí jugando con los niños.

-Me alegro que te ande yendo mejor que a mi por lo menos ajajaajj- Era un poco dificil estar peor que yo mismo en estos momentos pero no importa.

-¿Ese bicharraco feo jugando con niños? Mas bien asustandolos con comérselos me parece a mi pero me importa poco- Esa estúpida rana todavía tenia varios asuntos pendientes conmigo, eso me daría también escusa para encontrarme con la chica.

Ok, como es mi costumbre pensaba tentar a la muerte como siempre, acercándome a la hermosa joven le robo un suave beso -Nunca un beso sabe mejor que cuando es robado, perdona pero tenia que hacerlo, hace tiempo que me estaba conteniendo-

No puedo evitar sonreír ante las palabras de Yotta. Entendía que no le cayera muy bien Kaeru teniendo en cuenta su primer y particular encuentro, pero el rencor con el que hablaba de él era incluso infantil, algo que le hacía demasiada gracia.

-Pero... - pero algo que no estaba planeado calló sus palabras.

Debía reconocer que no se lo esperaba, pocas personas le habían robado un beso y habían conservado los dientes.
Y aunque Yotta era diferente no sabía como actuar, por primera vez en mucho tiempo, Erza Scarlet estaba en blanco.
Simplemente se quedó allí, sonrojada y con una cara de sorpresa que rara vez se había visto en ella

-¡¡Ohhhh!! ¡Mira que mona! Así que la dura Scarlet también puede verse así de linda, no me lo esperaba- Sonrió ampliamente, ver aquella reacción de ella me resultaba extraña y muy agradable -Sinceramente ya creía alargada varios meses mi estancia en este horrible hospital, pero veo que soy capaz de dejarte en ese estado de embobada-

-Hermosa di algo ¡No me dejes en suspenso!- Quería saber cual seria la reacción de Erza antes de continuar haciendo cualquier cosa y esta vez si asegurarme que mis "vacaciones" se alargaran todavía mas.

Se sonrojó aun más con las palabras de Yotta, y formó un infantil puchero inflado en coraje y vergüenza ¿Qué demonios le estaba pasando? Nunca sus emociones se habían descontrolado tanto, dudaba que esa expresión la hubiera visto nadie más que su hermano.

-¿¡Que haces!? - esgrimió un perfecto y brutal bofetón a mano abierta a su mejilla, con desproporcionada fuerza.

Tenía una cómica e infantil expresión de vergüenza mezclada con una de coraje y cierto enfado por su osadía. No había permitido que nadie la besara despues de que se marchó abandonando a... él.

A partir de ese momento todo pareció avanzar como en cámara lenta, vi como el leve sonrojo que tenía Erza pasaba a ser un rojo fuerte por mis palabras, vi su puchero con los cachetes inflados como una niña pequeña y también vi como su mano se dirigía hacia mi lentamente en una cachetada que trasformo mi sonrisa en una silueta irreconocible por el golpe.
Mientras volaba contra la pared di varias vueltas en el aire dejando la impresión de mi tan bonito rostro para siempre marcado en la pared del hospital.
Pocos segundos después de el grito y el tremendo ruido que hizo mi cabeza contra la pared escuche la puerta abrirse y entrar a los guardias preguntando que había pasado, posiblemente con las armas preparadas, sin poder moverme todavía por el dolor se armo un silencio que duro un par de minutos antes de que escuchara las carcajadas de los marines y retirarse de la habitación entre bromas y burlas.

-Creo... Que te pasaste... Un poco...- Digo levantándose como puedo con la cara toda inflamada y la marca de su mano en ella -Solo te di un pequeño beso...-

Quizá si que se había pasado un poquito. El pobre había dado varias vueltas de campana hasta darse de morros contra la pared en una cómica y dolorosa pose.
Entraron los marines que custodiban la puerta alertados por el ruido, y despues de hecharse unas carcajadas y burlarse de Yotta se marcharon.

Se lavantó de la cama y se acercó a él con velocidad y con una extraña cara de angustia.

-Lo siento. - normalmente no solía preocuparse por los que había zurrado.

Pero a los que había zurrado no solían tener fuerzas para quejarse, y además Yotta ya estaba de por sí herido.
Le cogió en rosto con cierta suavidad y le miró la mejilla, se acordaría de ella y de su familia mas tiempo del que pensaba.

-Si si... No pasa nada...- Como pude me senté con las piernas cruzadas, ya sabia yo que hacer esas cosas me traerían problemas... Pero que bien se sentía -Ya sabia que algo así pasaría pero ya no podía evitarlo, sabes muy bien lo que siento por mas rato que paresca- Trate de sonreír un poco para dejarla mas tranquila pero simplemente me dolió la mandíbula y quedo en una mueva extraña.

-Aghhh... Joer... Que daño... Creo que me acordare de ti por el resto de mi vida de seguro por esto- Dejo escapar un suspiro y continuo -¿Al menos me ayudarías a levantarme para volver a acostarme?-