Una tarde cerca de la Villa Orange, hace algunos años, un chico no muy grande y joven, de unos 15 o 16 años de edad, se encontraba entrenando en la mitad del bosque, sin ningún acompañante por el momento, no realizaba un entrenamiento excesivo o exagerado como otros lo hacen, simplemente golpeaba el tronco de un árbol continuamente, dándole puñetazos sin cubrir sus brazos con ningún tipo de material, él creía que esto además de aumentar su fuerza física, también mejoraría su resistencia y la dureza de los huesos de sus puños, también acostumbraba a patear el tronco algunas veces, incluso lo hacía sin usar algún calzado en algunas ocasiones. Cerca de ese lugar se encontraba una gran casa de madera, a simple vista parecía un dojo de artes marciales, pero era simplemente el hogar del jóven y un hombre viejo que lo había recibido como si fuera su hijo, este salió de la casa y caminó en dirección hacia el jóven con un par de tazas de té. ~ Daisuke. Deberías descansar más, estás entrenando demasiado y eso podría traerte algunos problemas para tu salud. Toma un poco de té y descansa por ahora, luego podrás continuar con tu entrenamiento. ~ El jóven simplemente lo observó por un momento, sin cambiar la expresión de su rostro, ésta mostraba una gran indiferencia, cómo si no le importara lo que le estuviera diciendo, o como si no lo hubiera escuchado. ~ Maldito viejo... Me trata como si fuera mi padre. A veces creo que estaría mejor sin él. ~ Pensó el chico. Al ver la muerte de sus padres, empezó a ver el mundo de otra forma, de una manera mucho más sádica y cruel. El hombre de edad más avanzada o "el viejo", como Daisuke solía llamarlo, era un ermitaño, vivía solo en mitad del bosque hasta que Daisuke llegó a su casa, desde entonces lo ha estado entrenando. Cuando era más joven fue un miembro importante de los marines, en especial por su fuerza y su habilidad de combate cuerpo a cuerpo. Al ver a Daisuke de pequeño, supo que tenía un gran potencial, así que decidió entrenarlo por si algún día quería lograr algo importante, sabía que no podía ni debía escoger su futuro por él, así que nunca le dijo nada sobre ser un marine, ya que pensaba que tal vez podría molestarse y huir.
Después de un rato, Daisuke se detuvo y se acercó al viejo, después se sentó en el suelo y empezó a tomar algo del té que le había traído, estaba acostumbrado a hacer eso todas las tardes o incluso en las mañanas, era como una rutina que tenía para descansar, meditaba un poco mientras lo hacía, también le agradaba hablar con el viejo cuando era posible, no quería sentir que estaba solo. De pronto el viejo se levanto, con una mirada de preocupación. ~ Alguien se acerca. ~ Dijo el viejo de repente, Daisuke se sorprendió y le preguntó. ~ ¿De qué estás hablando?, nadie se acerca nunca a este lugar, está muy alejado del pueblo, no hay nada importante alrededor. ~ Contestó con algo de rabia en sus palabras, no le gustaba la idea de que alguien perturbara la tranquilidad que tenía y a la que estaba acostumbrado como su modo de vida. ~ 1... 2... 3, son 3 piratas, parece que vienen en busca de algún tipo de tesoro, parece que no se dieron por vencidos y se adentraron al bosque... Bueno, te dejo. ~ Dijo el viejo mientras entraba a la casa. ~ ¿Qué?, ¿de que hablas?, ¿me dejarás aquí solo a mi suerte con esos piratas? ~ Le decía con mucha rabia, se sintió, abandonado de alguna forma. Por un momento se quedó en shock, por eso, no sabía que le pasaba, era una sensación que no recordaba, no estaba acostumbrado a eso. ~ Eso que sientes, es miedo. Aunque, la verdad, no tienes ninguna razón para sentir eso, esos piratas, creo que son algo débiles... Eres fuerte, tu puedes con ellos. Jaja. ~ Dijo el viejo justo antes de entrar en la casa, Daisuke pudo notar una sonrisa en su rostro y en ese momento, la sensación desapareció. Daisuke se levantó y empezó a caminar en la dirección en la que se encontraban los piratas. Se detuvo detrás de un arbusto, quería observar a los piratas primero, eran sólo tres, no pudo distinguir muy bien cómo eran, pero no se veían nada musculosos, la única defensa apreciable que tenían eran sables, cada uno tenía algún tipo de sable, aunque estos no median más de 1 metro, parecían de un manejo fácil para cualquiera, lo cual dificultaría un poco la pelea. Uno de los tres piratas llevaba un cofre, éste cofre era muy pequeño, no era mucho más grande que la cabeza de una persona normal. ~ Tenemos que llevar este cofre con el jefe, pero primero hay que inspeccionar el área, por si hay algo más por aquí. ~ Dijo uno de los piratas, al parecer, el cofre que llevaban era un tesoro que había encontrado cerca del lugar, Daisuke nunca lo había visto, así que tal vez estaba muy escondido. Daisuke salió de los arbustos y le dijo a los piratas. ~ ¿Qué buscan aquí?, ¡no encontrarán nada más que frutas y animales, en este lugar no hay ningún tipo de tesoros, así que mejor váyanse de aquí..! ~ Les dijo Daisuke con un cierto tono de molestia en su voz. ~ ¿Ah sí?, bueno, entonces explícanos, ¿si no hay ningún tesoro aquí?, ¿cómo es que hemos encontrado éste cofre aquí?. No puedes engañarnos, nosotros somos piratas, piratas reales, no estamos jugando, así que es mejor que nos digas donde están los tesoros o tendremos que matarte... ~ Le contestó uno de los piratas con una sonrisa macabra en su rostro. Un momento después, los otros dos piratas (los que no tenían el cofre), corrieron hacia él, con sus espadas en sus manos. ~ ¡Morirás! ~ Gritaron los piratas mientras corrían hacía él, para después atacar con sus espadas en un par de estocadas, ambas se dirigieron a la parte superior de su cuerpo, una espada estaba dirigida al cuello y la otra se acercaba más al torso. Daisuke sonrió por un momento y después realizó un extraño movimiento, inclinó su cuerpo hacía atrás casi completamente, evadiendo las espadas, en un instante estiró sus brazos hacia arriba y sujetó sus brazos fuertemente con sus manos. En un movimiento rápido realizó una voltereta hacia atrás y al quedar nuevamente de pie, los piratas se encontraban en el suelo con sus brazos (cada uno con el que sostenía la espada) arriba, sus brazos se encontraban a punto de quebrarse, Daisuke se paró en sus espaldas y cruelmente movió sus brazos hacia atrás, rompiendo los huesos de los brazos de los piratas, también presionó fuerte con sus pies en sus espaldas, tal vez en ese momento ellos ya estaban muertos.
Daisuke se dio media vuelta y se agachó para ver si los piratas aún se encontraban con vida y, en efecto, los piratas aún respiraban aunque con algo de dificultad. Daisuke sonrió y susurro cerca de los oídos de los piratas para que lo escucharan. ~ ¿Pueden escucharme?, me sorprendería si pudieran, pero esto es lo que se merecen, tal como ustedes lo dijeron son piratas, piratas reales y esta es la realidad que ustedes se merecen. ~ Decía mientras sonreía el jóven. ~ ¡Maldito! ~ Gritó el último pirata, Daisuke se había olvidado completamente de él, pudo escuchar cómo se preparaba para disparar algún tipo de arma, una pistola quizás. ~ ¡Muere..! ~ Daisuke cerró los ojos, pudo escuchar un disparo, pero no se sentía diferente, tal vez ya estaba muerto pero no sintió nada, o tal vez el pirata falló su disparo. Al abrir los ojos se encontraba en el mismo lugar, se levantó y se dio media vuelta para ver que había pasado, se sorprendió al ver al último pirata muerto, alguien le había disparado justo en la cabeza, atravesando su cerebro y matándolo al instante. Volteó hacia todos lados, pero no pudo ver a nadie. ~ Te dije que eras fuerte. ~ Dijo el viejo que había aparecido detrás de Daisuke sin que él lo notara, tenía una pistola en la mano, así que no había ninguna duda, él había salvado a Daisuke una vez más. ~ Volvamos a casa. ~
Al día siguiente Daisuke iba a salir a entrenar recién se había despertado, como cualquier otro día, pero, antes de siquiera poder salir, el viejo lo llamó. ~ ¡Daisuke ven aquí!, ¡tengo algo que mostrarte! ~ Gritó el viejo en un tono un tanto feliz. En ese momento Daisuke salió, mostrando indiferencia, como de costumbre. ~ ¿Qué pasa ahora? ~ ~ ¿Así que ya estabas despierto?, bueno, me alegro de no haberte despertado. ~ Dijo el viejo mientras reía. Poco después sacó una extraña fruta con espirales en ella, la saco de una caja un tanto grande. El chico rápidamente notó la fruta y la miró fijamente por algunos segundos, para después decir mientras apuntaba hacia ella. ~ ¿Qué es eso?, ¿una piña? ~ El viejo lo golpeó con gran fuerza en la cabeza. ~ ¿Por qué me golpeas?, maldito viejo. ~ Gritaba Daisuke con gran fuerza y enojo. ~ Esto no es una fruta común como las que tu comes, esto, es una Akuma no mi. ~ ~ ¿Akuma no mi? ~ Dijo Daisuke mostrando algo de interés. ~ Así es pequeño, es uno de los tesoros del mar... ~ ~ No me digas pequeño... ~ El viejo lo golpeó nuevamente. ~ ¡Concéntrate! ~ Gritó después de ser interrumpido. ~ ¡Está bien, pero deja de golpearme! ~ ~ Bueno, ¿en qué estaba?, ah sí, estas frutas son tan raras que son pocas las personas que han visto una personalmente, incluso se piensa que no son más que leyendas y cuentos infantiles. Dicen que cuando una persona se come una de estas frutas, nunca más podrá volver a nadar, pero a cambio de eso, se obtienen poderes extraordinarios. ~ ~ ¿Y eso qué tiene que ver conmigo..? ¿No estarás pensando que yo me comeré eso..? ¿O sí? ~ ~ Oh, claro que no, ¿cómo puedes si quiera pensar en eso?, estas cosas son... El viejo saltó hacia Daisuke y lo sujetó con fuerza sólo con uno de sus brazos, imposibilitando el movimiento de la mayoría de su cuerpo, excepto las piernas, aunque sentía mucho dolor como para intentar liberarse. ~ ¿Qué estás haciendo? ~ Gritaba Daisuke muy molesto. El viejo sonrió y tomó la fruta con su otra mano. Daisuke se molestó más y gritaba con más fuerza. ~ ¡Deja de jugar y suéltame!, ¡no me comeré esa fruta!, ¡ni siquiera sé lo que me podría pasar!, ¿qué tal si muero o me convierto en un monstruo? ~ Daisuke seguía intentando convencerlo, pero el viejo lo obligó a comerse la fruta sin que Daisuke pudiera negarse. Finalmente lo soltó, pero Daisuke ya se había comido la fruta. ~ ¿Y bien?, ¿cómo te sientes? ~ Daisuke estaba tosiendo, como si intentara vomitar la fruta. ~ ¡Sabe horrible! ~ Es todo lo que Daisuke pudo decir, en ese momento, aún no experimentaba ningún cambió. Al pasar unos minutos, Daisuke empezó a sentirse mejor y se sentó con el viejo a hablar un rato, no tenía ganas de entrenar. ~ No puedo creer que me hayas hecho comerme esa fruta ~ Decía Daisuke aún molesto, ~ Oh, vamos, no pasó nada, te encuentras bien, ¿o no?, además quería ver que pasaba. ~ Decía el viejo mientras se reía. Daisuke empezó a molestarse más. ~ ¡Sí, pero no era tu decisión si debía comerme esa fruta, ahora no podré volver a nadar nunca más! ~ Al decir esto, los colmillos de Daisuke empezaron a crecer, su piel se empezó a volver amarilla y empezaron a salir manchas negras en todo su cuerpo. Poco a poco sus huesos empezaron a cambiar de forma también, en unos pocos segundos paso de ser una persona común y corriente, a un animal salvaje, un leopardo. El viejo rápidamente lo encerró en una jaula, para que no hiciera un desastre en la casa. A los pocos minutos, Daisuke volvió a su estado humano y estaba un poco confundido. ~ Así que este es el poder de la Akuma no mi ~ Murmuró Daisuke, pensando en lo que había pasado hace poco.~ La Neko Neko no mi. Si algún día llegas a mantener un control sobre la fruta, podrás convertirte en un leopardo o en un hombre-leopardo cuando quieras. ~ Decía el viejo mientras tomaba un poco de té y reía. ~ ¿Qué quieres decir con "Si algún día"?, ¡Yo la dominaré a la perfección!, pero primero... ¡Sácame de esta maldita jaula! ~ Gritaba Daisuke algo enojado, ya quería empezar a entrenar sus nuevas habilidades y demostrar lo que valía.
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