"Menuda lata..." Fue lo primero que se me pasó por la cabeza. Estaba cansado después de tanto jaleo, y lo único que me apetecía era coger aquel barco y largarme de aquella isla que tantos recuerdos me traía. Pero entonces recordé cuan solo me sentí cuando llegue a la isla y como mi maestro me ayudó. Wataru era ahora mismo la única persona que estaba a mi lado aunque fuera por conveniencia y además me había salvado la vida. En cierto modo sin el no habría podido llevar a cabo mi venganza y bueno, aquel niño tritón tampoco se merecía lo que un desalmado le hiciera. "Vayamos pues, además, esto me servirá de entrenamiento y quizá consigamos alguna recompensa"- dije sin mucho entusiasmo. Salte por el lateral del barco al puerto y la mirada de una mujer anciana sorprendida me recordó que el color de mi piel seguía sin ser normal. Oculte mi rostro bajo mi capa y enfundé las manos en mis guantes, decidido a recabar información y terminar con este contratiempo lo antes posible. El mejor sitio al que podriamos ir a por información seria al centro del pueblo, concretamente a alguna taberna o quizá el cuartel de la guardia de la ciudad. "Wataru, no tenemos mucho tiempo a si que hemos de darnos prisa en encontrar el escondite del pirata. Sígueme iremos al centro del pueblo y allí conseguiremos más información. Y sobre todo, pon cara de mala leche, eso nos ahorrara mucho tiempo"
Inmediatamente después ambos nos dirigimos raudos a la posada "huracán", que por lo que sabía era la más frecuentada y por ende donde más rumores corrian. La gente aun hablaba de lo sucedido días atrás, estaban contentos, pero a la vez preocupados por la cantidad de piratas que circulaban por los mares ultimamente. Además me habia fijado que el hecho de ocultarme bajo una capa a plena luz del sol no ayudaba precisamente a pasar desapercibido, y eso me irritaba...me irritaba mucho.