Era ya tarde y Szayel estaba caminando como vago en las calles de Logue Town, puso su forma gyojin, sus tentáculos con capsulas de veneno hacían relucir en aquella esplendorosa noche, por lo que pronto, no mucho mas tiempo decidió ir al mar y perderse entre las aguas saladas y cristalinas de aquella ciudad, la luz de la luna se reflejaba en la superficie pero la silueta del mismísimo gyojin hacía lo mismo debajo del mar, aquellas gotas de veneno que parecían joyas moradas, brillaban al raz de la luna. Aquel de cabellos rosados se adentraba mas al mar hasta cuando no tuvo ni un solo cabello afuera de la superficie, pronto al estar debajo del agua comenzó a nadar hasta lo mas profundo que se podía, solamente nadaba sin parar hacia el fondo, sus lentes por suerte no se despegaban de donde estaban. Su visión era tan perfecta bajo el mar como siempre, así que se podía distinguir a los lejos un cofre, si era un cofre, el oji dorado únicamente se acerco mas al fondo hasta el.
Hasta que apareció un rey marino, algo desigual, tenía cuerpo horrible y sin sentido, era patético al ojo de este, solamente estaba con boca abierta mirando con "desprecio" al avispa de mar, únicamente le toco una parte de su cuerpo y no tardo en volver a la superficie mientras volvía a la orilla de la playa, para ver como es que moría cruelmente aquel rey marino. No tardó mucho en verse el cuerpo de dicho animal sobre la superficie del mar, con una mirada juguetona decidió buscar un lugar en el mar para dormir y el día siguiente volver a la ciudad para ver que hacer durante todo un día entero que de por sí le había llamado la atención por ser el inicio y el final según lo que le habían contado en la isla Momoiro. Pronto cuando volvió al mar encontró una cueva en la que conducía hasta un lugar que había mar, era agradable y completamente acogedor para este, parecía su habitación de la isla gyojin, una habitación amplia, muy amplia para su gusto, pero esa cueva era como una casa, pero daba igual si era eso u otra cosa, simplemente quería dormir en ese momento por la gran cantidad de cosas que había hecho a lo largo del día, en sí resumiendo en nada.
Habían pasado ya 8 horas después de aquel acontecimiento dentro de la cueva, decidió hacer un acto de felicidad al despertar, el poseedor de cabellos rosados decidió volver a la ciudad en donde había llegado hace unos días, el mar de ese día daba buena pinta estaba tibio y la luz del sol hacía ver claras las aguas de ahí, y como no quería causar un alboroto dentro de la ciudad, comenzó a camuflajearse como si fuera un humano nadando por el mar de ahí viendo a los peces que nadaba con una gran libertad por esa piscina tan grande cuyo nombre era el mar, en especifico el mar del Este o como decían los piratas de la época el East Blue.
Tras llegar a la superficie, se peino rápidamente hacia atrás únicamente dejando unos mechones en su cara y verse seductor ante los demás, obviamente no se iba a vestir de mujer como le gustaba en parte, ya que al estar en la isla Momoiro y ser contagiado por así decirse de ese fetiche aparte de ser homosexual, es decir, un travestí mas sin embargo no por ser gay tenía que ser travestí así que únicamente nada mas se convirtió en homosexual y prácticamente le atraían todos los hombres guapos que se le atravesaban y les coqueteaba, y si le agradaba lo haría de su harem, es decir, en su circulo de amistades. Dejando eso por detrás en ese momento caminaba de la nada hacía algún bar del lugar, para así poder tener su estomago lleno por fin, ya que no había comido desde días y como por arte de magia conseguía berrys para pagar su comida, aunque era demasiado obvio que el dinero no se conseguía por arte de magia si no es que lo robaba de los buques que navegaban cerca de Logue Town en un margen de alrededor de 3 kilómetros, y para este chico era demasiado fácil llegar hasta ahí, por la simple razón de que estuvo nadando sin parar por el mar de la Gran Línea junto con el Calm Belt y sin olvidar parte del East Blue, y por ello el chico estaba mas que ejercitado en las piernas y podría nadar mas rápido que una mismísima sirena, ya que según la información de los gyojines las sirenas eran mas rápidas que los tritones.
Volviendo a dejar eso de lado entró al bar en donde comió la última vez y en donde había demasiados hombres fornidos que le atraían pero en parte eran unos malditos cerdos y gritaban sin cesar mientras bebían como unos grandes ebrios, por lo que le daban algo de asco en vez de darle gusto verlos en su forma tan grotesca y pervertida. Sin mas el olor a tabaco y a alcohol inundaba sus narices lo que hizo tener una sonrisa alegre y a la vez picara, algo demasiado inusual en el, se acercó a la barra en donde el único hombre higiénico le comenzó a atender. Tras hablar un poco y a la vez coqueteandole al hombre ajeno, le trajo su comida y siguieron platicando demasiado sonriente, mientras que terminó de comer le dio el número de un den den mushi para que se comunicaran después, entonces en un movimiento en falso le dio un fogoso beso, para después salir de aquel bar y re dirigirse hacía el lugar en donde el día anterior se paso la noche, aunque lo bueno era que se había pasado el tiempo en el bar, tanto como para que las calles estuvieran absolutamente solas, así que sin mas volvió al mar y se encontró con el cofre en donde anteriormente se había encontrado para verlo mas de cerca lo llevó a la superficie y así mismo ver el contenido de este.
Al tomarlo en sus manos sintió un mal presentimiento pero no le hizo caso así que únicamente lo llevo a la superficie para abrirlo con una sonrisa ansiosa y poder tener en sus manos aquel preciado tesoro, lo mas posible es que sería oro, o mas bien millones de berries, cualquier cosa, en general, así que pronto, al abrirlo se quedo con cara de idiota al ver una simple fruta, al inicio no le dio mucho importancia pero despues su curiosidad fue fatal ya que al tener espirales no era algo muy usual en una fruta y muco menos de un color tan extraño como aquel que era de un color violeta o mas bien morado, era demasiado extraño, así que después la llevó a su boca la corteza de esta, la puso en su boca y le dio una gran mordida para después escupirla ya que era totalmente asquerosa sabía como una fruta demasiado amarga y al instante se sintió raro y sus uñas comenzaron a agrandarse como si fuera garras no sabía para que eran y en el primer humano que se encontró atacó con esas garras y se comenzó a retorcer, no sabía el por que así que fue al bar en donde había platicado con el hombre mas higiénico, y le dijo que si no le dejaba quedar con el obviamente sin compromisos, después de varios besos y un pequeño romance dentro del bar.